"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO
14 de abril de 2016
Antonio Fernández Asencio. Un auténtico SEÑOR
La imagen, la noticia, admite poca glosa.
Cuando el odio, la indignidad y la cobardía parecen dominar el paisaje que nos rodea, aparecen gestos de nobleza extraordinaria que nos reconcilian con el género humano.
El de Antonio Fernández Asencio, renunciando a tan merecido reconocimiento por un imperativo de lealtad y de justicia, por sí solo limpia el aire sevillano de la turbia atmósfera de rencores y cobardías que han estrenado la primavera para ensañarse con un hombre bueno como mi padre, que tanto hizo por Sevilla.
La Avenida de Utrera Molina ya no llevará su viejo nombre, pero para siempre estará unida ya al gesto noble de un SEÑOR, epítome de la dignidad y de la hidalguía.
Gracias de todo corazón
Luis Felipe Utrera-Molina Gómez
8 de abril de 2016
Las chicas de los mandiles
Recientemente, un brutal atentado contra la comunidad de las Hermanas Misioneras de la Caridad se saldó con la muerte de 4 religiosas (2 ruandesas, una india y una keniana), el chófer y dos colaboradores de la institución en Aden (Yemen). En España, apenas tuvo trascendencia, no ocupó las portadas de periódicos y telediarios. No hubo lazos azules, ni rojos, ni verdes. Era más importante el estúpido teatro de nuestra indigente clase política. Pero hoy quisiera compartir con los lectores de este blog la reflexión que he encontrado en Facebook escrita por Toño Casado, con mi agradecimiento y mi oración por estas mártires que se dieron a sí mismas por los más necesitados.
LFU
LAS CHICAS DE LOS MANDILES
Los mandiles. Llevaban los mandiles puestos. Mandiles manchados de sopa o de verduras, de manos de los niños o de los viejos, manchados ahora de la propia sangre, como un extraño collage de menestra y salsa de tomate, que no es tomate, que es de verdad. Cuatro mujeres que hicieron de su vida dar dignidad y besos a cucharadas, con las caricias y la sonrisa y el trabajo incansable de recoger los platos y hacer las camas y las vendas y los orinales. Monjas, sí, de esas de las que mucha gente se ríe porque piensan que son tontas porque hablan con voz de monja o que se pierden la vida esta loca que llevamos, que igual no tienen movil ni van a los centros comerciales ni ven gran hermano ni practican sexo. Jóvenes mujeres aparentemente frágiles que nunca descansan. Estas si que vivieron el día y el año y la vida de la mujer trabajadora.
Estas tontas monjas si que supieron ser felices sin libros de autoayuda del vips. Estas pobres monjas si que fueron valientes, cuidando de los más pobres en una tierra de islamistas fanáticos que van arrasando el mundo como la peste negra. ¿Quien es el heroe que se queda cuidando de cuatro viejos cuando sabes que vienen los demonios a cortarte la cabeza y grabarlo en HD para atemorizar al mundo?. Me río de las tetas al aire de femen o las amigas de la Rita, me parto de los semáforos con falda de valencia y me escojono de tanto progreHippi que no le falta un detalle de sus diseñadas vidas haciendo padrenuestros feministas. Estas chicas muertas les restriegan, nos restriegan, los mandiles ensangrentados en la cara. Servir hasta la muerte. Ayudar hasta el último momento. Y eso porque su fe era su energía y Jesús y su compromiso por un mundo más bueno las hicieron cristianas y monjas, sí; monjas con delantal. Para siempre. Como tantas mujeres que sostienen el mundo. Madres, abuelas, niñas, monjas; asesinadas, golpeadas, violadas, pero fuertes, lo más hermoso de este muchas veces podrido mundo.
Contemplo mi delantal en la cocina y se que ya no volverá a ser el mismo. Ni yo tampoco.
5 de abril de 2016
"Ignorante Ingratitud con Utrera Molina". Por Julio Domínguez Arjona
IGNORANTE INGRATITUD CON UTRERA MOLINA Mayo 1968 . El gobernador civil de Sevilla Utrera Molina inaugura 552 viviendas del Polígono San Pablo |
JULIO DOMÍNGUEZ ARJONA 5 de Abril de 2016
Ayer leo uno de los grandes logros del pleno del ayuntamiento de Sevilla, que no se han enterado que la Guerra Civil acabó con la derrota del bando republicano, y han aprobado este lunes por unanimidad la nominación de cinco calles en tres distritos de la ciudad, en un acuerdo que supone la retirada de la calle hasta ahora dedicada a José Utrera Molina, uno de los últimos ministros de Franco aún vivos. Dos de estos cambios, el de la avenida de Utrera Molina y el de la calle Tomás Murube, se corresponden con sendos cambios en el nomenclátor en aplicación de la ley de la memoria histórica.-
En cuanto a Tomas Murube, les contaré : El 28 de julio de 1936 ( 10 días después del alzamiento nacional ) en La Roda de Andalucía fue derribada una avioneta en la que iban los AVIADORES CIVILES, miembros del Aero Club de Sevilla , Tomás Murube y Sebastián Recasens, que fueron hechos prisioneros por los rojos y fusilados. Don Sebastián Recasens Méndez Queipo de Llano, era estudiante de Medicina y piloto aviador civil. Murió a los 21 años. Don Tomás Murube y Turmo, de 31 años de edad, era piloto aviador civil y ganadero de reses bravas . No eran pilotos de combate pues carecían de formación para ello, ni pilotaban aviones de combate . Ya le quitan las calles hasta a los asesinados, eso si, legítima y democráticamente .- Lo de Utrera Molina es mas complicado. El varias veces Excmo Sr Don José Utrera Molina nació en Málaga, el 12 de abril de 1926, es decir durante la Guerra Civil era un peligrosísimo niño de 10 años , y D.m. el martes de Feria cumplirá 90 años .- Entre otros muchos cargos, miren ustedes por donde entre 1962 y1969 fue Gobernador Civil de Sevilla, le tocó bailar con la mas fea de las consecuencias del devastador desbordamiento del Tamarguillo en 1961 . Gracias a este señor y a la Obra Sindical del Hogar, de una forma fascista e intolerante entre 1963 y 1968 coincidiendo con su mandato como gobernador se levantó el Polígono de San Pablo . Entre los años 1964 y 1966 se edificó el barrio A con 2.006 viviendas, rotulándose las calles con nombres folklóricos de cantes del flamenco .; y el barrio B 1.920 viviendas con nombres de cantaores de flamenco, ( que seguro que si lo investigan habrá algún falangista entre ellos incluso anterior a la creación de la Falange ) .- Tambien se edificó el barrio E con 1.498 viviendas rotuladas de una forma social y políticamente incorrecta con nombre toreros, y el barrio D entre 1963 y 1968 , estamos hablando de 5.424 viviendas , ademas de locales comerciales, ambulatorios , colegios, iglesias, zonas de recreo, etc ; y todo eso no para los privilegiados del régimen franquista, sino para la población mas desfavorecida que vivían de una forma legitima y democrática hacinados como conejos en corrales de vecinos, familias enteras en una sola habitación; hacían pipí y popó en un agujero en el suelo, con el resto del vecindario, y todos calzaban alpargatas . El romanticismo de los corrales de vecino, no iba mas allá de las sevillanas del Pali .- Bloques enteros, barrios enteros, marcados con el yugo y las flechas, por solo haberle dado una vivienda digna por primera vez en su vida a sus habitantes . ¿Cuantas generaciones de sevillanos han vivido en una vivienda social gracias a Utrera Molina ? Este señor de una forma fascista obligó a este sector de la población a vivir en dictatoriales pisos con duchas, ascensores, dormitorios para los niños, y cuarto de baño. Se necesita ser malo para fastidiar a mas de 5.500 familias, ya que desde la era Queipo de Llano , no se había construido tanto en Sevilla .- Es por ello que este recuerdo del fascismo hay que borrarlo completamente, no solo quitarle el nombre a su autor, sino que hay que demoler todo el Polígono San Pablo, hay que tirarlo al suelo para que el frente popular de podemitas, comunistas, socialistas ( ¿ cuantas viviendas sociales han construido los rojos en Sevilla a lo largo de la historia o en los felices y efímeros años de la II República ? , creo que una o ninguna ) y nuestro vergonzantes acomplejados peperos ( los de ciudadanos nucna se saben si van o vienen ) construyan un nuevo barrio acorde con la selectiva ley de la memoria tan histórica, como con amnesia parcial .- Felicitemos a nuestros ediles por este gran logro social, y a buen seguro que las legiones romanas de los que están en el paro, y a punto de perder una vivienda que no pueden pagar, se sentiran mucho mas tranquilos de que le hayan quitado el nombre a un hombre tan malvado que en siete años levanto un barrio entero de protección oficial, pero de verdad , como las 150 viviendas que también les dio por construir en Felipe II, que también habría que demolerlas .- Así era como se hacia auténtica política social (antes de que se inventara el nombre), y no el postureo de progrerío barato que tenemos ahora . Se podrán borrar nombres, fruto de la ignorancia e ingratitud , pero sus buenas y grandes obras siempre nos quedarán .- |
28 de marzo de 2016
Sevilla palpita todavía en mi corazón. Por José Utrera Molina
Aún en pie y punto de cumplir 90 años, no me
falla, gracias a Dios, la memoria y soy aún consciente de los viejos dolores y
las ilusiones maltrechas. Usted sabe que yo fui durante cerca de ocho años
gobernador de Sevilla. Recuerdo que siendo Gobernador Civil de Burgos, me
hicieron el ofrecimiento del gobierno civil de Sevilla. Inicialmente me negué a
aceptar este cargo porque sabía su tremenda dificultad y el hecho de ser
malagueño podía suponer una dificultad añadida a mi nombramiento. No fue así.
No tuve más remedio que aceptar por sentido de
la responsabilidad ante la insistencia de Franco y el 14 de agosto de 1962 tomé
posesión del gobierno civil de Sevilla. Fueron años de ejercicio de mi
responsabilidad, venciendo múltiples dificultades, pero al final puedo decir
que conté con el apoyo significativo de las gentes que trataba ante los
inmensos problemas que Sevilla tenía. Entregué, sin reservas, mi vida entera a
todo lo que Sevilla significaba. Sentí sus tradiciones, sus sensibilidades, sus
alegrías, sus dolores, su forma singularísima de ser y me convertí en un sevillano
más. Allí nacieron tres de mis ocho hijos y no hubo día, ni noche, ni madrugada
en que los problemas de Sevilla fuesen por mí olvidados. Estuve al pie del
cañón, tantas veces como la urgencia de los problemas me reclamaban.
No
voy a hacer la historia de todo lo acontecido en estos años que han sido para mí
la mejor referencia de mi modesta vida política. No recuerdo con tanta nitidez
ni mi paso por el Ministerio de la Vivienda, ni por la Secretaría del Trabajo,
ni por la Secretaria General del Movimiento. De aquella época han pasado 47
años. Cuando salí de Sevilla un
verdadero clamor y lo digo sin vanidad alguna sino con verdadero orgullo, me
acompañó en mi marcha. Llovieron las condecoraciones y las muestras de afecto
que posiblemente yo no merecía del todo, pero las recogí con un gozo infinito y
agradecido en mi alma. Siempre me he sentido orgulloso de que los sevillanos no
me habían olvidado. Centenares de cartas, llamadas y muestras de afecto las he
recibido en estos últimos años. Y es que Sevilla palpita todavía en mi corazón
de forma continua con un afecto inacabado y a veces con un entusiasmo
delirante.
Al
hilo de una querella argentina, que más que una acción judicial es una
iniciativa política dirigida por quienes en España fracasaron en una prevaricadora
instrucción penal, me retiran los honores que me concedió, en su día, la
Diputación de Sevilla. Me sobran esos honores pues siempre me ha bastado el
afecto probado de muchos sevillanos de bien, del pasado y del presente, que
fueron testigos de mi desempeño. Espero que algún día alguien reivindique lo
que fue una etapa limpia y esforzada con aciertos y errores pero siempre llena
de un amor inconmensurable a todo lo que Sevilla representa.
Sr.
Director, he querido explicarme al pueblo de Sevilla al que no olvido, con la
secreta ilusión de que habrá más de un sevillano que recordará conmigo la
alegría de aquel servicio prestado con amor.
JOSÉ UTRERA MOLINA
(publicado en ABC de Sevilla el 19 de marzo de 2016)
16 de marzo de 2016
Nietos de la ira
Una
de las notas más inquietantes que definen la actual coyuntura política viene
dada por el ambiente de crispación creado a raíz de la entrada de fuerzas de
ultraizquierda en el parlamento. Las
notas del “cambio progresista” aparecen así acompañadas de trazos gruesos,
estudiadas provocaciones y faltas de respeto al adversario que convierten la
nueva política en matonismo propio de repúblicas bolivarianas. Esta estrategia, en modo alguno espontánea,
provoca en una sociedad condicionada por las directrices de la “memoria
histórica”, el aventamiento de odios atávicos de impredecibles consecuencias a
medio plazo. El odio cainita que parece haber anidado en la generación de los
nietos o bisnietos de los que hicieron la guerra y que se proyecta sobre los descendientes
de sus enemigos, presenta así un carácter claramente recesivo, pues no anidó de
igual manera en las generaciones intermedias.
En
una reciente columna, Herman Tersch recordaba en este periódico los
antecedentes familiares de Pablo Iglesias, hijo de un militante de la banda
terrorista FRAP y nieto de un comunista
condenado por “dar el paseo” al Marqués de San Fernando y a
su cuñado en noviembre de 1936. Siendo
esto así, no deja de asombrar que el líder carismático del nuevo totalitarismo
de corte bolivariano tenga la soltura de acusar en el Congreso de criminal a
Felipe Gonzalez y llamar “hijos del
totalitarismo” a todos los diputados del Partido popular haciendo alusión a la
condición franquista de los fundadores de su partido. Pero lo preocupante no es tanto que Iglesias
tenga esa desenvoltura como que dichas prácticas no hayan merecido la unánime
repulsa de los medios de comunicación social.
El
viejo maniqueísmo de la nueva izquierda, inoculado a la sociedad española
durante décadas con la venia de una derecha instalada el pragmatismo que carece
de un proyecto de futuro y de referentes en la historia, está dando sus frutos.
El resultado es una sociedad miope que
no ve mal alguno en la izquierda, porque el mal absoluto está encarnado en una
derecha que se avergüenza de serlo. Así,
la violencia o mera intimidación –puramente marginal- procedente de grupos de ultraderecha
es convenientemente amplificada por su condición de “agresión fascista”,
mientras que la cada vez más generalizada violencia e intimidación de los
círculos y organizaciones del ámbito de Podemos en juntas de distrito,
universidades, iglesias. etc. es escandalosamente ignorada por los medios
cuando no justificadas como reivindicaciones de la laicidad, de los “derechos de
las mujeres”, de las “víctimas del franquismo”, y demás eufemismos
genuinamente “progresistas”.
Resulta
desalentador que a estas alturas de la historia, con tantos problemas sociales
de urgente solución, anden ahora los políticos echándose a la cara las culpas
de sus mayores e impregnen la vida política de un cainismo atávico. Pero esta es la consecuencia de la caja de
pandora que, de forma colosalmente irresponsable, abrió en su primera
legislatura un gobernante nefasto llamado Rodríguez Zapatero, imponiendo una
versión sectaria de la historia y convirtiendo la memoria en un garrote
sectario y letal. Los que hemos conocido
a los que lucharon, sabemos lo que les costaba recordar, que les dolía en el
alma haberse enfrentado a tiros con sus hermanos, que habrían dado su vida por
no vivir aquella tragedia. La guerra fue para ellos la mejor vacuna para curar el
odio que los enfrentó. Educaron a sus hijos en el perdón y el abrazo, en la
superación de aquella dolorosa fractura, porque lo importante era mirar al
futuro y sacar adelante una España rota y desangrada.
Justo
es decir que la resurrección del odio viene de un solo lado de la mesa. Los caínes
de la nueva izquierda utilizan el mismo lenguaje incendiario de sus abuelos
antes de que se pusieran a matarse por los campos de España. Es el lenguaje rancio de la “libertad” (Caín)
contra el “fascismo” (Abel), porque para ellos “fascista” no es sino el término
que define a quien osa desafiar le pensamiento único de la izquierda.
Los
nietos de la ira no hacen justicia a sus abuelos. Por el contrario, su odio rescatado, su
sectarismo disfrazado de “progreso” deshonra su memoria y parece desahuciar a
España de un futuro necesitado de paz y concordia. Los errores del pasado deben servir de lección
para que las nuevas generaciones no repitan los mismos yerros de sus mayores. Y
España, tan rica en potencialidades de todo orden, no puede regresar al pozo
insondable del odio, precisamente cuando los españoles están pidiendo a gritos el
entendimiento, como fórmula indispensable del verdadero progreso.
Hoy
más que nunca debemos reivindicar la grandeza de España y lo que nos une frente
a lo que nos separa. Frente al odio y el sectarismo estériles, el orgullo de
pertenecer a una nación milenaria por tantas razones envidiada. Si nos
empeñamos en manipular la historia y en utilizarla como arma arrojadiza, sólo
conseguiremos división y pobreza, que harán las delicias de los enemigos de una
España que debe saber mirar al futuro sin repetir los errores del pasado.
LFU
11 de marzo de 2016
"En defensa del Ejército". Por José Utrera Molina
Reconozco que el asombro casi ha
desaparecido de mi esfera mental acostumbrado a contemplar la política española
como una sucesión inagotable de mediocridades, impulsos irracionales, odios contenidos y rencores ocultos.
El último episodio, por ahora, de
esta decadencia nacional lo constituye la intolerable ofensa de la alcaldesa de
Barcelona a nuestras fuerzas armadas. Desconoce esta “preclara” política
catalana –o lo conoce demasiado bien- que un pueblo no puede vivir sin su Ejército,
que vertebra y encarna siempre las mejores virtudes de su identidad nacional. Una
nación sin ejército no es nada. La sangre derramada, la abnegación, el
sacrificio personal, el espíritu de servicio y la ofrenda de una vida
rechazando la comodidad, son señas de identidad de quienes visten el uniforme
militar.
Nunca me he sentido más hombre ni
más español que cuando he vestido ese uniforme y no puedo permanecer callado cuando
se le ofende porque hay juramentos que obligan hasta el último día. La ofensa
incalificable de esta alcaldesa alcanza límites insospechados, bravuconerías de
burdel, desprecios de almas insanas. Como español, me siento orgullosamente representado
por el ejército y me siento insultado sin poder responder adecuadamente a tanta
desfachatez.
¿Qué clase de vergüenza le queda
a la Sra. Colau para desairar así una institución que a todos nos representa? ¿qué
clase de gobierno, qué clase de medios de comunicación tenemos incapaces de
responder a esta mezquina ofensa con una condena rotunda?. ¿Imaginan las
consecuencias de una ofensa igual en Estados Unidos, en Francia o en Gran
Bretaña?
No nos equivoquemos. Vejando a
ese uniforme no se pretende otra cosa que insultar a toda una nación, porque
saben bien que su sola existencia garantiza todavía que España no pueda
desaparecer del todo. Porque entre sus paredes se sigue pronunciando el nombre
de España con unción y se cultivan el honor, la disciplina y la lealtad. Confieso
que me siento abrumado por el desengaño porque nunca creí que llegáramos a contemplar
la institucionalización de la chulería, la normalización de la zafiedad. No es
posible permanecer indiferente ante tales hechos y no entiendo la indulgencia
ante tanta provocación.
Sé que los muertos de mi propia
familia, que son muchos y que honraron ese uniforme, me agradecerán que
pronuncie mi grito de rebeldía y de indignación. Dios que ve y contempla a un
pueblo como el nuestro a punto de desustanciar su historia juzgará algún día a
quien se ha caracterizado por su indignidad y su desprecio ante el baluarte de
un ejército al que yo desde estas páginas rindo mi homenaje y ante el que me
cuadro con la misma emoción que lo hice cuando tuve el honor de vestir su
uniforme.
Sé que muchos soldados habrán
sentido como yo ante tamaño desafuero un estremecimiento cordial. Nuestro
corazón apenas es capaz ya de resistir la infamia de tantos insultos
continuados, de tanta falta de dignidad por quién se ha permitido ofender a
vivos y muertos de una institución que en todo momento, con gallardía y
limpieza ha estado dispuesta a darlo todo por salvar el honor de España.
JOSÉ UTRERA MOLINA
Cabo honorario de la
Legión
10 de marzo de 2016
Utrera Molina y el honor de Sevilla. Por Reyes Utrera
EL HONOR DE SEVILLA
Los
hombres y mujeres de Sevilla,
estudiantes y obreros, pobres y ricos, comerciantes, agricultores y ganaderos,
los círculos y las cofradías encontraron siempre abierta la puerta de un
gobernador que no cejó ni un solo día en la tarea de buscar soluciones a los
que acudían a él con el corazón atribulado. Su labor como gobernante no tuvo
más fallos que aquellos que la realidad imponía a sus desbordados deseos de
buscar lo mejor para Sevilla y para los sevillanos.
Hace
45 años, Sevilla entendió que, con buena o mala fortuna, un hombre joven se
entregó apasionadamente a un servicio en el que dejó lo mejor de su vida. Desde
aquel 14 de agosto -fecha que cada año recuerda con lágrimas en sus ojos-, en
que iniciara su andadura en tierras hispalenses, supo identificarse plenamente
con el sentir y el espíritu sevillano. Vivió horas de esperanza y muchas de zozobra,
sufriendo como suyos los problemas de los sevillanos. En Sevilla dio la medida
de su hombría y de su humanidad sin ningún puritanismo frío, y sin otra sonrisa
que la que sale de la pureza de intenciones. Y allí gobernó con la llama
intelectual y la acción decidida, como decía Ortega. Para comprobar todo esto
no tienen más que asomarse a la hemeroteca de aquellos años, como yo hago hoy,
al conocer hoy la indignidad cometida por la diputación hispalense.
Emotivas
visitas a viviendas en ruinas que se erradicaron y sustituyeron por nuevos y
decorosos hogares. Brenes y la Rinconada salen en la prensa por las mejoras en
urbanización y pavimento para sus términos municipales, También se reflejan los
continuos desplazamientos por Constantina, Carmona, Gerena, La Luisiana y
Olivares, necesitadas de urgentes mejoras. Durante su mandato, se inicio el
polo de desarrollo y la magna obra del canal de Sevilla-Bonanza que repercutió
notablemente en la estructura sociológica de la provincia y sobre todo en la
mejora de su bienestar. Nunca estuvo ajeno a los difíciles problemas de
Villanueva del Río y Minas, y con resueltas y decisivas decisiones solucionó
muchos de los problemas que angustiaban a los hombres que trabajaban en las
minas. Por ello fue reconocido como hijo adoptivo de Villanueva del Río y
Minas, también de Morón de la Frontera y de Utrera. Se crearon nuevos
ambulatorios y parques infantiles tan pioneros como el de tráfico. Pasó
noches a la interperie con los afectados por las inundaciones de 1962, y no
faltó nunca su aliento y compañía cuando la desgracia hizo acto de presencia en
accidentes mineros y de otra índole.
Mi
padre no cejo jamás en su lucha por dejar una Sevilla mejor que la que había
encontrado. No se conformó con lo preciso de su deber, con pasar desapercibido.
Se comprometió en cuerpo y alma, fomentó el acceso del pueblo a la cultura con
la creación de centros de estudios y universidades laborales que adecuaran la
formación de los hombres a la exigencia de los nuevos tiempos; luchó con
denuedo y fue su máxima preocupación la justicia social como base para la
convivencia, y no desfalleció en su lucha para que la juventud tuviese un papel
activo en la tarea integradora. En el ámbito puramente económico consiguió
subvenciones y auxilios económicos del orden de 170 millones de las antiguas
pesetas.
A
Sevilla, ciudad milenaria, de cultura vieja, excelsa sensibilidad e ingenio
fino, llegó un hombre bueno el 14 de agosto de 1962, estrenando una nueva
dimensión de su alma sensible. Luchó por ella con desvelo, escapando de la
gestión política para entrar en el terreno de la obra humanitaria. Hoy,
la Diputación de esta misma ciudad, cuyos nuevos integrantes distan mucho de
participar en lo que ha sido tradicionalmente la esencia hispalense, ha
decido retirar los honores que le había concedido a José Utrera Molina en
el año 1970, cuando se le otorgó la Medalla de Oro, “por sus excepcionales cualidades personales de
inteligencia y de carácter que han marcado un
estilo y acción difícilmente inigualables en el cumplimiento de sus funciones”.
Nadie
le regaló nada. Sevilla no le concedió la medalla de su provincia por adulación
o protocolo, sino como muestra de gratitud, por una exigencia de justicia. La
prueba es que fue el único gobernador de toda la era de Franco que recibió tal
distinción. Hoy, 45 años más tarde y a punto de cumplir 90 años, tiene que contemplar
con tristeza cómo otros sevillanos, quizás los nietos de sus testigos, sin
conocerle de nada, han decidido que todos sus desvelos y sus realizaciones
sociales no merecen reconocimiento alguno. Ninguna justificación han alegado
para aprobar la moción presentada por Izquierda Unida y Participa Sevilla, que
salió adelante con los votos a favor de PSOE y Ciudadanos, y con la cobarde y
miserable abstención del Partido popular.
Nadie
puede dar lo que no tiene. Los diputados provinciales de hoy podrán borrar
reconocimientos oficiales, pero jamás podrán administrar honores que les son
ajenos. Desgraciados ellos que no saben
que el honor es patrimonio del alma, y el alma sólo es de Dios.
Reyes
Utrera
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