"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO
1 de marzo de 2016
29 de febrero de 2016
Nunca podrán quitarte la honra
Me dicen esta mañana que la Diputación de
Sevilla ha decidido con el voto a favor de los partidos de izquierda y la
abstención cobarde del Partido popular, retirarte los honores que esa misma
institución te concedió allá por el año 1979, por los servicios prestados a esa
tierra que está en lo más profundo de tu corazón.
Dicen que te retiran los honores como si pudieran hacerlo, como si en
esa institución quedase una brizna de honra que poder administrar. No hay honra
alguna en el odio de quienes pretenden insultarte sin conocerte. Y menos aún en
la cobarde y vergonzosa abstención del Partido popular. Porque esa abstención
no es sino un lavado de manos propio de aquél gobernador de Judea, cuyas
iniciales coinciden con las del partido que fundó Manuel Fraga.
Se contaron por miles las viviendas nuevas que entregaste a los más
humildes. Creaste barriadas nuevas, pasaste noches a la intemperie junto a
familias sin techo tras las inundaciones del Tamarguillo hasta conseguirles un
alojamiento digno, peleaste para recuperar empresas hundidas y conservar los
puestos de trabajo. Te entregaste en cuerpo y alma a los sevillanos, sobre todo
a los más humildes, le robaste horas a la noche, a tu salud y a tu familia para
estar disponible siempre a una Sevilla que, como sigues diciendo, es el paisaje
que mejor te sonríe.
No estés triste. Allí en Sevilla hay mucha gente que te quiere. Ya te lo
escribió De Prada hace unos pocos años cuando otra diputación, la de tu Málaga natal
decidió otro tanto de lo mismo: “Las mezquindades de los miserables no logran
sino aquilatar el honor de los hombres buenos».
Jamás el odio podrá borrar la huella de tu generosa entrega. Los que carecen de honor jamás podrán quitarte la honra. Porque tu honor y tu amor siempre han sido y será mucho más fuerte que el odio mezquino de unos y
la vergonzosa cobardía de otros.
Un beso fuerte, papá, de tu hijo sevillano, que te quiere, admira y siempre llevará con orgullo tu apellido.
Luis Felipe Utrera-Molina Gómez
24 de febrero de 2016
Hora expiatoria
Para los que afirman que la Historia no se repite, aquí una muestra de cómo la derecha acaba rindiéndose al compromiso utilitario dejando que la izquierda se dedique a hacer política.
80 años después, asistimos a los mismos errores de ayer.
«Nos llamaban ingenuos, locos o ignorantes, y ellos eran los listos. Ahora se ve quién ha acertado.
«Nos llamaban ingenuos, locos o ignorantes, y ellos eran los listos. Ahora se ve quién ha acertado.
El eje de nuestra previsión y de nuestra crítica procedía del razonamiento
siguiente: "Cuando las cosas fracasan por dentro acaban fracasando por
fuera". La derecha se apoyaba con aparente éxito en cosas exteriores:
dinero, propaganda, masa numérica, grandes diarios, etc., etc. En ella todo
acusa un mundo interior, un mundo moral íntimamente fracasado. Se ha ido
desprendiendo de todas sus raíces patrióticas y religiosas para ponerse al
servicio de intereses materiales y subalternos. En ninguna zona de derechas
aparece un clamor auténtico por la patria, el pan y la justicia. Los supremos
valores espirituales se convierten en verbalismos, en banderines de enganche
electoral, en pabellones para cubrir las mercancías. Sólo les une el miedo y el
egoísmo. Están ya derrotados en el fondo de sus almas. Perderán. Las derechas
se habían convertido en una enorme falsificación, mientras las izquierdas, con
todos sus yerros y pecados, eran auténticas, creían en lo que decían, ponían
pasión en aquello que decían defender.
La Falange fue la tremenda piedra de toque, la terrible piedra de parangón para
desenmascarar la verdadera conciencia de las derechas españolas.»
Rafael Sánchez Mazas
Rafael Sánchez Mazas
"Arriba" nº 33, 23 de febrero de 1936
18 de febrero de 2016
Líbranos del mal
La última blasfemia institucionalizada de hace unos días en
Barcelona ha puesto de manifiesto, una vez más, la confusión de los cristianos
ante el mal. Junto a loables reacciones
de firmeza en forma de querella criminal, fluyen por las redes sociales mensajes
melifluos en los que, ante los ataques y manifestaciones del odium fidei se “pide” respeto para
nuestra religión y nuestras creencias. Lo más insólito es que el destinatario
de ese mensaje es precisamente el mal, que sonríe complaciente.
Y al mal no se le pide, se le combate. Con firmeza. Con la
misma que se usa contra aquellos miembros de la Iglesia cuyas conductas,
guiadas por el mal, nos hieren y escandalizan. Jesucristo no rogaba a Satanás,
le ordenaba y María aplasta a la serpiente. Los cristianos pedimos a Dios en el
padrenuestro que nos libre del mal porque somos conscientes de que necesitamos de
Su fuerza y de su espíritu para combatirlo.
Como decía el papa Francisco en su homilía de Santa Marta,
el mal crece, se contagia y finalmente se justifica. El mal no dialoga, ni transige.
Al mal se le combate con firmeza y con la ayuda de Dios. Como cristianos
estamos obligados a dar testimonio, a salir de nuestros complejos y a perder el
miedo a proclamar públicamente nuestra fe. El buenismo -que no es sino otra impregnación del mal en nuestra
sociedad- confunde firmeza con violencia, para tachar de intolerante a quien
defiende con convicción sus principios.
A Dios rogando y con el mazo dando. A Dios no le pedimos que
el mal nos respete, sino que nos libre de él.
Con la misma firmeza con la que combatimos el mal cuando está dentro de
la Iglesia debemos combatir el mal que nos ataca con el propósito de que poco a
poco nos retiremos a los cuarteles de invierno, para eliminar la presencia de
Dios en nuestra sociedad. Actitudes como la del obispo Osoro respecto al asalto a la capilla de la Complutense no ayudan en absoluto, Yo también tuve 19 años y no me dedicaba a asaltar capillas. Orgullo y compromiso, firmeza y alegría. Ahora más
que nunca estamos llamados los cristianos a dar testimonio de nuestra fe. Si
nos callamos, si nos acobardamos, si negociamos con el mal, habremos perdido la
batalla y no seremos dignos de la coda del padrenuestro: y líbranos del mal.
LFU
16 de febrero de 2016
¡Qué sabe nadie!
Hasta los más conspicuos informadores andan a tientas
lanzándose a la piscina del pronóstico político sin saber si hay agua debajo.
En realidad, el único que sabe lo que quiere es Pablo Iglesias y no estoy
seguro de que lo sepa del todo. Él tiene la llave del gobierno o de las
próximas elecciones, pero no creo que confíe demasiado en la cohesión interna de
sus 69 diputados, ni en la de sus grupúsculos de cara a unas nuevas elecciones.
Tampoco Pedro Sánchez. Ni sabe lo que quiere, ni sabe si
puede. No sabe si los suyos le van a dejar y tampoco que, si le dejan, quiera ser
un Presidente monigote en manos de un tahúr bolivariano.
Lo de Mariano es otra cosa. Alguien mece la cuna de su
despedida y cada vez que saca el gaznate le explotan varias portadas con casos
de corrupción o dimisiones envenenadas. Su dilema no es gobernar, sino cuando
irse con un mínimo decoro. Tan sólo un postrero gesto de altruismo puede
salvarle la cara y a su partido de unas elecciones que se presentan demoledoras,
ahuyentando el fantasma bolivariano y posibilitando el entendimiento del centro
izquierda. Tan sólo aquí podría poner alguna condición, pero su futuro político
es, quizás, lo único que se ve con nitidez.
Rivera está jugando bien sus cartas, con un estudiado
silencio-radio a la espera de aparecer como salvador de la patria.
Pero el único que sabe lo que va a pasar es Dios nuestro
Señor, al cual encomiendo mi Patria cada mañana. Lo que suceda es un misterio
que intentaremos descifrar con ayuda de la gracia.
LFU
5 de febrero de 2016
Alférez Provisional. Por Agustín de Foxá
AL ALFÉREZ PROVISIONAL
Aún con tu infancia prendida
En la sangre; aún colegial
De encerado y novia, y ya eres
Alférez Provisional…
En el parque del Oeste
El banco con la inicial
De ella grabada a navaja.
Vacación de pino y mar
Exámenes de septiembre,
Aulas de universidad,
Y tu alegría de mayo
Por la calle de Alcalá.
Aún conservan los juguetes
De tu infancia en el desván.
La bicicleta que usaste
A tu hermano servirá
Que ya va a calzar espuelas
El pie que empujó el pedal.
Unos pantalones largos
Sólo has podido estrenar.
Sólo una vez has besado
Y aún no sabes qué es amar;
Aún no has probado la vida
Y ya la vas a entregar
Te está embriagando tu sangre
Y la vas a derramar,
Como un vino que no aprecias
Por el prado y el trigal.
En cada casa habrá un sitio
Y una sombra en cada hogar.
La caja de los recuerdos
Con tu estrella de metal.
Vuestra juventud inmóvil
Y nunca envejecerá.
(En los ojos de tu madre
Serás niño hasta el final.)
Por Agustín de FOXÁ
Gracias a La Gaceta recuperamos hoy estos espléndidos versos de Foxá, como desgravio y homenaje a los miles de jóvenes españoles que ofrecieron su vida por una España mejor luciendo en su pecho una estrella dorada sobre fondo negro. Podrán retirar monumentos y borrar las calles, pero jamás borrarán su recuerdo y ejemplo de hombres tempranos de una pieza.
LFU
3 de febrero de 2016
¿Qué es más fuerte, su amor o tu odio?
NOTA: A veces la realidad te estropea un artículo. O no. Al final han rectificado, pero ha sido por el clamor que ha provocado su villanía.
Todo un símbolo. El primer zarpazo del odio sectario de la
comunista Manuela ha derribado con nocturnidad y alevosía y sin el menor asomo
de legalidad, una lápida que recordaba en los muros del Cementerio de Carabanchel
Bajo el martirio de ocho jovencísimos carmelitas calzados fusilados en aquél
lugar el 18 de agosto de 1936 y beatificados en Tarragona el 13 de octubre de
2013: José Sánchez Rodríguez, de 18 años (fray Ángel María); Nicomedes Andrés
Vecilla (fray Bartolomé Fanti María), Ángel Reguillón Lobato (fray Ángel María,
los tres naturales de Pajares de la Lampreana, Zamora), fray Francisco María
Pérez y Pérez (de Ros, Burgos), de 19 años; fray Adalberto María Vicente Muñoz
(de Cuéllar, Segovia), fray Silvano María Villanueva González (de Huérmeces,
Burgos) y fray Aurelio María García Antón, de 20 años; más fray Daniel María
García Antón, de 22 (estos dos hermanos y de de Navacepeda de Tormes, Ávila).
Todos ellos se despidieron
cantando una Salve y abrazaron la palma del martirio perdonando y bendiciendo a
sus verdugos en un postrero gesto de amor, que no era sino el signo supremo del
triunfo final de unas vidas jóvenes consagradas a Dios y a los más necesitados.
Ocho décadas después, el odio se toma la
revancha amparándose en una legalidad
tan inicua y vergonzante como aquella con la que disfrazaban aquellos verdugos,
sus checas y sus comités de orden público sus crueles vejaciones y horrendos
crímenes. Una ley alentada por el odio de unos y mantenida por la cobardía de
otros, sigue amparando desmanes como éste ante la complacencia de muchos, el
silencio cobarde de otros y la impotencia de unos pocos.
¿Qué es más fuerte, Manuela, su
amor o tu odio? Tu odio tan sólo busca borrar las huellas terrenales del crimen
abyecto de un régimen de terror que jamás podrá olvidarse, es un odio estéril
que tan sólo busca esconder la verdad bajo un manto de silencio. Un odio que
persigue falsear nuestra historia común reescribiéndola bajo el dictado
sectario de quienes carecen de la suficiente humildad para reconocer los
errores de sus mayores. Su amor, sin
embargo, es señal de salvación, de entrega y de libertad. De una salvación que
también te busca a ti, porque aunque tú no quieras, Cristo y aquellos 8
carmelitas y los otros 7.000 religiosos masacrados por el odio a la fe murieron
también por ti. Su amor, Manuela, aunque quites las placas, aunque ordenases borrar
todo su recuerdo, es un ejemplar monumento del que todo español de bien debiera
sentirse orgulloso.
Has demostrado una vez más tu
pequeñez y la de quienes han alentado y consentido, por acción u omisión esta
iniquidad. Y lo has hecho recordándonos a todos el sacrificio injusto de unas
vidas que apelan a la conciencia de toda una nación que no quiso morir entonces
y no está dispuesta a sufrir de nuevo bajo el yugo de quienes tanto miedo
tienen a la verdad y a la libertad.
Pero no te daré el gusto de una
victoria. No estoy dispuestoa regalarte mi odio, pero tampoco mi indiferencia.
Como español, alzo mi voz para denunciar vuestra mezquindad y pedir a quien
pueda escucharlo que no dejen ni un solo día de recordar a sus hijos, a sus
amigos, a sus hermanos, la limpia lección de amor y de hombría que tratan de
borrar de nuestras calles. Como cristiano, te encomiendo a esos ocho
carmelitas, para que su bendita sangre derramada sirva para abrirte los ojos
antes de que sea demasiado tarde.
Si ellos perdonaron a sus
verdugos, yo también te perdono. Pero mientras Dios me dé vida, no dejaré de
luchar con mi pluma, con mi palabra y
con mi ejemplo para que el odio, la mentira y la cobardía no se apoderen de
nuevo del alma dolorida de España.
Luis Felipe Utrera-Molina Gómez
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