Asistimos nuevamente a
una impúdica subasta de promesas electorales que de antemano sabemos -los que ya
peinamos canas- que no se cumplirán. El desprestigio y la falta de formalidad
de la clase política española es generalizado. La memoria es el mejor antídoto contra
la ingenuidad.
¿Se acuerdan del
aborto libre de Aido? ¿la alianza de civilizaciones?, ¿la memoria histórica?
¿Educación para ciudadanía?. Todos los "logros” del proyecto sectario de zp
han sido consolidados por el Pp. En
otros países alguno no podría volver a presentarse por engañar y mentir de
forma descarada.
Pero si lo del Partido
popular es obsceno, lo del resto es aún peor. Ayer me desayuno con la
intención de Ciudadanos de regular los vientres de alquiler y apoyar el cambio
de sexo en menores de edad. Un verdadero asco. Y qué decir del Psoe, que sigue
anclado en un antifranquismo retrospectivo, sin un discurso que ofrecer a la izquierda.
Y si nos vamos a los
partidos que más se aproximan a lo que uno defiende, nos encontramos con que
con tal de salir en los medios, son capaces de fichar a toda la carcundia de
los realitis de Telecinco.
El panorama es
desolador. Lo peor de todo es que, cada día que pasa, uno se siente más bicho
raro en esta sociedad en la que cualquier disparate se convierte en verosímil.
Es evidente que no
podemos confiar en los partidos para cambiar la sociedad, ya que éstos tienden
a adaptarse como un guante a las tendencias de cada momento. Nuestra es la
misión de cambiar a la sociedad, influir en ella, dar testimonio para que ésta
haga cambiar a los partidos. Cada cual en su puesto, con la palabra y con la
acción y, sobre todo con el ejemplo. De los partidos, nada bueno se puede
esperar si no somos capaces de levantar conciencias adormiladas y reivindicar
los valores de la familia, la vida, la patria y la verdadera libertad.
LFU