"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO
3 de noviembre de 2014
28 de octubre de 2014
La insoportable indolencia de un Presidente
De las tres definiciones que nos
da la Española (que no se afecta o
conmueve; flojo (perezoso); insensible, que no siente el dolor) todas ellas
son predicables del Presidente Rajoy, que parece decidido a pasar a la
posteridad más por lo que no ha hecho y por sus silencios que por sus concretas
realizaciones, decisiones y declaraciones.
Claro que es más fácil errar
cuando se habla que cuando se calla, pero el silencio de un gobernante que se
pone de perfil ante la gravedad de los problemas que aquejan a la sociedad
española resulta cada vez menos tolerable.
No le escuchamos una sola palabra
de político cuando aquella sentencia estrictamente jurídica y largamente
preparada del Tribunal de Estrasburgo sobre la doctrina Parot; ni una sola
palabra –más allá de lo de “sé fuerte
Luis”- sobre el cáncer de la corrupción que asola todo el espectro
político, empezando por el partido popular; con pocas palabras –y ciertamente
lamentables- despachó la retirada del proyecto de ley de reforma de la infame y
criminal ley Aido y tan sólo invitaciones al diálogo –y al manido consenso- han
salido de su boca ante la insoportable chulería de un presidente de comunidad
autónoma al que le importan un bledo las Sentencias del Tribunal Supremo y del
Tribunal Constitucional.
Vivimos cada día un episodio más
de la decadencia de un sistema que necesita urgentemente una regeneración y un
liderazgo fuerte. Sé equivocan aquellos que lo centran todo en la política
económica. Eso no basta. Hace falta política con mayúsculas, firmeza sin
complejos, recuperar los valores que siempre nos han hecho respetables en el
mundo y recuperar la confianza en la fortaleza de España como nación.
Nada de eso puede venir de quien
espera que el tiempo o la ventura le acaben solucionando la papeleta, de quien
le dice a todos lo que quieren oír, de quien ha abandonado los principios más
básicos del humanismo cristiano, de quien resulta incapaz de hacer honor a sus
compromisos y promesas electorales, ha tapado la suciedad que tiene dentro y
fía su estrella al descalabro de quienes pudieran hacerle sombra y, sobre todo, al miedo a quienes vienen a comerse los restos de una bacanal que ha durado ya demasiados años.
España, por su grandeza y por su
historia, merece un Presidente que crea en ella, que la ame y que la sirva con pasión y no
a un equipo de técnicos grises dirigidos por un aprendiz de brujo capaz de
vender su alma al diablo con tal de conservar el poder.
LFU
23 de octubre de 2014
De las tarjetas opacas
Confieso que me revientan los linchadores profesionales, los
oportunistas y los envidiosos encantados con la desgracia de los demás. Todo
este amplio y variado género –tan abundante en nuestra sociedad- ha salido con
el cuchillo en la boca para despellejar a los flamantes usuarios de las
tarjetas opacas de Caja Madrid/Bankia sin pararse a pensar que, la inmensa
mayoría de ellos, en circunstancias similares, habría quemado la dichosa
tarjeta sin pensar dos veces lo que estaba haciendo.
Dicho lo anterior, lejos de mí tratar de justificar a los
privilegiados que hicieron uso de la tarjeta confiando en que formaba parte de
su retribución y que el Banco pagaba por dichos ingresos a Hacienda. Desde luego, si los agraciados con la tarjeta
fueran personas sin formación, aunque la ignorancia de la ley no exime de su
cumplimiento, qué duda cabe que el reproche moral sería considerablemente menor
pues son pocos los que entienden algo de este galimatías en el que se ha
convertido la legislación tributaria. Pero si resulta que el usuario de la
tarjeta es nada menos que un ex ministro de Economía y Hacienda, la negligencia
en saber que hay que practicar retención por los ingresos que se perciben e
incluirlos en la declaración del IRPF es absolutamente imperdonable.
De ahí que, en la inmensa mayoría de los casos –sino en
todos- resulte absolutamente inexcusable el supuesto error padecido al no
tributar por dichos ingresos, puesto que dicho error podría haber sido fácilmente
evitable empleando una diligencia media, exigible en todo caso a miembros del
Consejo de Administración de una entidad financiera.
Otra cosa es el espectáculo bochornoso y muy probablemente
delictivo –o cuando menos merecedor de una sanción por la escrupulosa Agencia
de Protección de Datos- de hacer
públicos los gastos realizados por cada uno, ya fuera en lenocinios o en establecimientos
de arte sacro. Esto era absolutamente innecesario
salvo para echar más leña al fuego y alimentar las fauces revolucionarias de
Podemos. Que cada uno pague lo que deba,
con las sanciones que correspondan y si la cuota pasa de 120.000, procédase por
delito fiscal, pero no hay derecho a que además le desnuden a uno en la plaza
pública para regocijo de los linchadores de cada aldea.
Yo que Goirigolzarri y los que desde arriba le amparan estaría algo inquieto pues la venganza
es un plato caliente que se sirve frío y hay que estar limpio como una patena (cosa rarísima tanto en la banca como en la política) para aguantar la resaca que más pronto que tarde, acabará llegando. Al
tiempo.
LFU
13 de octubre de 2014
El ébola en una sociedad enferma
La llamada “crisis del ébola” ha puesto de manifiesto, una
vez más, las miserias morales que aquejan a nuestra sociedad. Ha bastado un solo
caso de contagio secundario en España para que afloren los más bajos instintos
de nuestros conciudadanos, a los que les importa una higa que en África hayan
muerto ya más de 8.000 personas por el virus, hombres, mujeres y niños.
Más parece que Dios, como siempre, escribe derecho con
renglones torcidos. Parece claro que si
no hubiésemos repatriado a esos dos misioneros y no se hubiese producido el
contagio en un país del primer mundo, las farmacéuticas no se habrían visto
obligadas a apretar el acelerador con la producción en masa de los medicamentos
adecuados para su tratamiento.
¡Que se mueran ellos!. Total, a quién le importan 8.000
negros más o menos…Y a los que sí les importan, a esos misioneros que entregaron
su vida por sus semejantes, ¡que se queden también allí, y no pongan en peligro
nuestras preciosas vidas, pues ya sabían a lo que se exponían!. Y la enfermera
contagiada, una genocida peligrosa.
A este grado de miseria moral hemos llegado y este tipo de
argumentos, edulcorados con una pátina de political
correctness, los he escuchado yo de
personas que no se sitúan ni mucho menos, en ámbitos de marginalidad.
Mientras en poco menos de 24 horas se recogieron más de 300.000
firmas para salvar a un perro que había estado expuesto al virus, Médicos sin
Fronteras sigue pidiendo ayuda para su operativo de emergencia en los países
afectados, pero no han recibido ni una pequeña parte de los apoyos que recibió
el perro.
Estos son algunos de los síntomas de una sociedad gravemente
enferma.
LFU
9 de octubre de 2014
Cobardes y acomplejados
Decía Gonzalo Fernández de la Mora en su colosal libro de memorias "Río Arriba", que era habitual que los regímenes acomplejados arremetiesen contra sus predecesores, tanto más cuanto más eminentes habían sido éstos.
Viene al caso la cita al hilo de la noticia de que el Parlamento gallego -que no debe tener mucho que hacer- aprobará mañana, con el voto favorable del PP, una declaración de condena al 18 de julio y al régimen capitaneado por Francisco Franco, a los 39 años de su desaparición.
Es natural. Que un enjambre de politicastros abrazafarolas incapaces de garantizar una mínima eficacia a sus conciudadanos se una entusiasta en la condena al gobernante más honesto y eficaz que ha conocido la historia reciente de España es un timbre de honor para aquél régimen que, con todos sus defectos, se engrandece día a día en la comparación con la nefasta II restauración, que amenaza con destruir lo que se construyó con el esfuerzo y la sangre de tantas generaciones de españoles.
Que los diputados del Partido que fundó Manuel Fraga, tantos años ministro de Franco se revuelquen en ese repugnante y ridículo aquelarre retrospectivo con nacionalistas, comunistas y socialistas, es un paso más en la esquizofrenia de un partido del que muy probablemente hoy abominarían la totalidad de sus fundadores.
Alguna vez pensé que Feijóo era un político distinto, con personalidad y visión de futuro. Pero su bochornoso complejo ante los nacionalistas, su abierto apoyo de la abominable ley del aborto, su infame imposición en los colegios de la ideología de género y, por último, su entusiasmo en condenar 40 años después a los que hicieron posible el progreso y la democracia en España frente a los que preconizaron la revolución bolchevique, quemaron iglesias y asesinaron a millares de religiosos, le define como lo que es. Un cobarde y un peligroso acomplejado.
LFU
Viene al caso la cita al hilo de la noticia de que el Parlamento gallego -que no debe tener mucho que hacer- aprobará mañana, con el voto favorable del PP, una declaración de condena al 18 de julio y al régimen capitaneado por Francisco Franco, a los 39 años de su desaparición.
Es natural. Que un enjambre de politicastros abrazafarolas incapaces de garantizar una mínima eficacia a sus conciudadanos se una entusiasta en la condena al gobernante más honesto y eficaz que ha conocido la historia reciente de España es un timbre de honor para aquél régimen que, con todos sus defectos, se engrandece día a día en la comparación con la nefasta II restauración, que amenaza con destruir lo que se construyó con el esfuerzo y la sangre de tantas generaciones de españoles.
Que los diputados del Partido que fundó Manuel Fraga, tantos años ministro de Franco se revuelquen en ese repugnante y ridículo aquelarre retrospectivo con nacionalistas, comunistas y socialistas, es un paso más en la esquizofrenia de un partido del que muy probablemente hoy abominarían la totalidad de sus fundadores.
Alguna vez pensé que Feijóo era un político distinto, con personalidad y visión de futuro. Pero su bochornoso complejo ante los nacionalistas, su abierto apoyo de la abominable ley del aborto, su infame imposición en los colegios de la ideología de género y, por último, su entusiasmo en condenar 40 años después a los que hicieron posible el progreso y la democracia en España frente a los que preconizaron la revolución bolchevique, quemaron iglesias y asesinaron a millares de religiosos, le define como lo que es. Un cobarde y un peligroso acomplejado.
LFU
4 de octubre de 2014
Luz del mundo. Benedicto XVI
Título: Luz del mundo.
Autor: Joseph Ratzinger. Benedicto XVI/ Peter Seewald
Editorial: Herder.
Año: 2010
Bajo un formato que ya como Cardenal de la IglesiaCatólica había utilizado Joseph Ratzinger –el de una larga entrevista hecha por un periodista– nos encontramos con la novedad absoluta de la primera entrevista/libro dada por un Papa de la Iglesia católica.
Sin duda, pocos títulos responden tan bien a su contenido como éste. Benedicto XVI aborda e ilumina con sencillez, rigor y claridad múltiples asuntos que dan respuesta a las preguntas más urgentes y también a las más habituales que pueden afectar y han afectado a la Iglesia Católica, desde siempre y aquellas que se han puesto de manifiesto durante su pontificado.
Las respuestas de Benedicto son siempre equilibradas, de una sensatez que te desarma. No hay disonancias, ni respuestas que no sean inteligibles. Leerle ha sido un ejercicio continuo de sorpresa, gratitud y serenidad. En pocas ocasiones he tenido, como leyendo a Benedicto, la experiencia intelectual de sentirme hijo: de sus consejos; de sus opiniones y sus juicios. En cierto modo, me ha sabido a poco. Tras acabar el libro he sentido la urgencia de leerle más y mejor, porque es difícil encontrar una paternidad como la suya, porque quiero seguir siendo hijo suyo.
César. Octubre 2014.
2 de octubre de 2014
Como niños
San Mateo 18,1-5.10
“En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Quién es el más grande en el Reino de los cielos?”. Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: “Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como este en mi nombre, me recibe a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo.”
Es el evangelio de hoy uno de mis preferidos, así que me permito compartir con vosotros esta reflexión.
Sólo
haciéndonos pequeños seremos grandes a los ojos de Dios. Sólo desde la humildad
del corazón puede el hombre hacer grandes cosas. Viendo cada día a nuestros
hijos pequeños nos damos cuenta cuánto nos cuesta abandonarnos a nuestro Padre
con la confianza y sencillez que ellos ponen en nosotros. Nosotros somos su
seguridad, su fortaleza. Nuestra alegría es la clave de su felicidad. Así
deberíamos vivir quienes nos llamamos cristianos. Y, sin embargo, nos empeñamos
cada día en poner nuestra confianza en dioses de barro, en becerrillos varios,
olvidándonos que la verdadera felicidad sólo se encuentra abandonándonos en la
voluntad de nuestro Padre como nuestros hijos hacen con nosotros.
Que tengáis un buen día.
LFU
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