"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

11 de mayo de 2013

Sevilla, esencia española. Por José Utrera Molina

(Artículo publicado en el ABC del 11 de mayo de 2013)


SEVILLA, ESENCIA ESPAÑOLA


Frecuento, porque hay una especie de fuerza mayor que me lo exige, el repaso de mi larga memoria sevillana y he de escribir aquí, libre de toda perniciosa nostalgia yalejado de mi apasionada devoción por ella, que lejos de desvanecerse en el tiempo,recorre el corazón alumbrado por una luz amorosa y nueva.

Entiendo que un pueblo no es en modo algunoel entorno amurallado por el tiempo que encierra unos hechos históricos determinados, que en el caso y la referencia que hoy hago al referirme a Sevilla, cobra un fulgor que ilumina la existencia completa de la vida española.

Yo tuve la ocasión de servir a Sevilla durante más de ocho años. De todo mi quehacer político recuerdo con especial relieve esta etapa en la que sin duda -con más o menos éxito-, puse siempre mis entrañas, mis esperanzas y mi corazón adivinando las glorias de su futuro. En la vida política, la palabra recuerdo cobra una inusitada valoración. Nos concede la gracia de ser millonarios de todos los rincones de nuestraalma que aún palpitan frente a la vejez y que no se desvanecen con el peso atosigante de las horas. A veces, este recuerdo es lacerante y duro; en otras ocasiones,  aliviador yreconfortante y constituye trozos de nuestra vida que no se pierden en las tinieblas del olvido.

Si algo ocurre notable en mi propia vida, es la gracia de mantener el recuerdo de mi etapa sevillana, tal vez la más fértil y apasionada de todas las que he vivido en distintos puestos de servicio. Sevilla me reconforta enciende mis recuerdos. No son sus calles, sus avenidas, sus edificios y la histórica envergadura que se refleja enmuchos rincones de la ciudad. No son pues las estrechas calles o la visión completa de una ciudad enlazada por un río que constituye sin duda su alma. Pero hay algo que se antepone al paisaje urbano, que incluso nos hace olvidar puentes, calles estrechas, iglesias incomparables y lugares de indescriptible bellezaLa realidad a que me refiero,es la más importante de todas, el hombre.

Creo firmemente que el hombre sevillano ofrece una profundidad de vida que da consistencia a los valores de la ciudad. He escuchado sus palabras, y en ocasiones hecreído penetrar en sus secretos, en la justificación de su entorno, en la significación desu gloria, pero una conversación con gentes que han vivido el dolor y la esperanza de sus propias existencias, apoyando sus pies sobre esa tierra, constituye una notable  excepción, que al menos a , me ha ayudado muchísimo a entender el fondo y la categoría de lo que Sevilla supone y significa.

Pues bien, hace unos días tuve la suerte de mantener, de nuevo, una conversación con Pepe Luis Vázquez. Estoy seguro de que España entera le recordará como uno de los toreros de mayor clase y estilo. Está actualmente ciego, pero conserva una memoria excepcional, mantiene en su cabeza fechas, sucedidos y palabras que engloba en el inmenso espacio de lo que fue su vida profesional.  Confieso que en algún momento de nuestra entrevista brotaron las lágrimas en mis ojos, porque contemplar su figura con los ojos perdidos, pero con el alma abierta confesando nuestra ya larga amistad, era un privilegio que recordaré toda mi vida. Presente estaba su mujer de siempre, Mercedesque le ha cuidado con la sensibilidad excepcional con la que los sevillanos hacen las cosas, en el triunfo, en la gloria y al fin, en la retirada. Pepe Luis no ha perdido nada de su ayer y lo que los ojos le niegan, el corazón lo suple. Tiene fechas y referencias a contenidos que es muy difícil que se mantengan claros en el tiempo. Le pregunté cuál había sido la fecha de su debut en Málaga, que yo lejanamente recordaba puesto que solo era un niño. Rápidamente me contestó. «Fue una corrida mixta; dos matadores y dos novilleros; matadores, Marcial Lalanda y Cagancho y el hijo de nchez Mejías y yo.»

Continuamos hablando de todo lo que Sevilla había significado para mí. Los golpes de afectos continuados, los apoyos que evidenciaban un gran alto grado de sensibilidad, degenerosidad y sobre todo de aliento. En ese momento de la conversación intervino Mercedes, su mujer y me dijo: “Le pido a José Luis que recite los versos que yo le digotodas las noches. Yo me quedé estupefacto y le dije que no sabía que le tenían que recitar para que se durmiera. Él, entonces me contestó: para que me que duerma nopara seguir soñando. Pepe Luis me contesto con voz propia, sin ninguna quebradura,algo que todavía conservo en mi memoria. Entonces se produjo una situación patética,porque haciendo un supremo esfuerzo Pepe Luis me relató estas palabras

“Dime dónde va a llegar 
este querer tuyo y mío. 
Dime dónde va a llegar,
estoy perdiendo el sentío,
cada día te quiero más”.

Al escuchar estas últimas palabras confieso que quedé aprisionado por la emoción cuando el tono de su voz apenas se quebraba.

Refiero esta anécdota como compensación de las muchas que retengo y que hacen referencia a la actitud llena de caballerosidad, generosidad y hondura de cómo se comporta el pueblo sevillano.

En estos momentos en que España sufre la amenaza de una desintegración, estoy seguro que Sevilla puesta en pié, reclamará lo que no es tan sólo su legado histórico, sino su heroica aportación a una España unida por encima de las diferencias y de los enfrentamientos.

Cuando me despedí de él me dijo tan solo: Gracias José, me has traído la paz que siempre necesito. Yo le contesté: “La paz me la has traído tú y la memoria de nuestra amistad perdurará para siempre.

Creo que al referir esta anécdota, completo no un suspiro de admiración sino un golpe que recibo en el pecho al recordar todo lo que Sevilla ha significado para mí y que ofrezco a mis lectores como una muestra de un sentimiento inextinguible que me compensa, que me eleva y que adquiere en el tiempo la fortaleza de lo verdadero. A esto añado siempre mi recuerdo agradecido a Dios, que me permitió, a través del conocimiento de los hombres, vivir parte de su historia, tener vivamente en pié la memoria sevillana confundida junto al olor del azahar y la visión esbelta de sus viejas y enhiestas palmeras.

JOSÉ UTRERA MOLINA

6 de mayo de 2013

Bendita sea tu pureza


Bendita sea tu pureza 
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea 
en tan graciosa belleza.
A ti celestial Princesa, 
Virgen Sagrada María,
yo te ofrezco en este día, 
alma vida y corazón.
Mirame con compasión
no me dejes Madre mía
(échame tu bendición)
Amén


(El último inciso, apócrifo, pertenece al devocionario familiar, pero siempre pensé que cierra mejor la oración)


Feliz y fervoroso mes de Mayo a todos

LFU

3 de mayo de 2013

La llamada del Alcázar

 


Ayer estuve con mi familia, de nuevo en el Alcázar, por primera vez desde la apertura del Museo del Ejército. Pude comprobar de primera mano, lo que otros me habían dicho: se trata de un museo descafeinado, pues la frialdad y el minimalismo han despojado al museo del aroma de gloria y heroísmo que se respiraba en el caserón del Buen Retiro, estando impregnado todo él del terrible mantra de lo políticamente correcto.

Consecuentemente, todo lo relacionado con la gesta heroica del asedio del Alcázar de Toledo ha quedado absolutamente postergado, cuando no dolosamente ocultado. Tuve que preguntar -en unión de un grupo de militares- cómo acceder al Despacho del Coronel Moscardó, que puede visitarse por los que quieran hacerlo aunque no figura en la guía. Desde luego no era nada fácil y no existe indicación alguna para acceder a dicha estancia.

Al encontrarlo, noté como también la maldita ley de memoria histórica y lo políticamente correcto había dejado su miserable impronta en ese templo de la dignidad. La placa de mármol que reproducía la conversación entre Moscardó y su hijo (en la foto de arriba puede apreciarse) ha sido sustituida por las únicas fotografías de todo el edificio en las que se muestra cómo quedó el Alcázar tras su terrible asedio por el ejército rojo.

En otro lugar, en tamaño mucho más reducido, han colocado una placa de plástico en la que se refleja la mención a la llamada en el diario de operaciones, más aséptica y sin invocaciones a la patria y a Cristo Rey para hacerla mas "digerible" por el espectador progre. Todo con olor a antiséptico de hospital.

En cualquier otra nación, esto sería absolutamente impensable e intolerable. Pero España es diferente. Aquí toda villanía se justifica y se soporta por la mayoría sin protesta. Pero yo me niego a asistir impasible a este asesinato de la historia propiciado por Aznar, el instigador del traslado del museo al Alcázar, a Zapatero y a Chacón, artífices de haberle robado el alma al mejor museo del ejército del mundo entero y a todos los militares que se han prestado a esa villanía, pisoteando su propia dignidad.

Me quedo con aquella memorable conversación, de la que hubo muchos testigos y que debería emocionar a muchas generaciones de españoles independientemente de su credo o religión, tal y como fue retratada por el gran Augusto Genina:  


Honor y Gloria a los heroicos defensores del Alcázar. LFU

1 de mayo de 2013

Un Estado fallido



La realidad termina poniendo a cada uno en su sitio. Una de las cosas que sólo se adquieren con los años es una cierta perspectiva para juzgar las situaciones sin impaciencias ni improvisaciones.

Sólo los que no quieren ver, se empeñan en defender un Estado de las autonomías, el de la Constitución de 1978, absolutamente fallido. No sólo ha logrado multiplicar por tres el número de funcionarios que había en España en 1976, incrementando exponencialmente un gasto público que termina por ahogar a la clase media a base de subidas impositivas a las que ya se ha alistado hasta la derecha liberal. Lo peor, con mucho, es que ha dinamitado la unidad nacional, creando abismos de separación entre las diversas regiones de España, subvencionando a los partidos separatistas que en treinta y cinco años de manipulación y corrupción por partes iguales, han enseñado a dos generaciones de españoles a odiar a su patria.

Los que, como mi padre, advertían en 1978 sobre las catastróficas consecuencias del título VIII de la Constitución ven ahora con profunda tristeza lo acertado de sus sombríos pronósticos, que entonces les condenaron al ostracismo.

Aquí ya no valen los parches. Sólo vale una total refundación del Estado si no queremos asistir al desgarro de ver como desaparece la patria que nos vio nacer.

LFU

23 de abril de 2013

El “antifranquista” Miguel Ángel Rodriguez



Aunque me declaro alérgico a las tertulias televisivas, su insoportable omnipresencia en casi todos los canales dificulta la labor de evitarlas, por lo que el pasado domingo caí en la tentación de ver una durante un rato, animado por la siempre interesante presencia de Pío Moa y también de mi joven amigo Blas Piñar que, como decimos por el sur, no da puntada sin hilo.

Resulta regocijante contemplar como Pío, con su aplomo, seguridad, valentía y ausencia de complejos logra sacar de sus casillas no sólo a la caverna social-comunista –de la que procede- sino también a los papanatas de la derecha liberal a los que la sola mención del nombre de Franco les produce sarpullidos y entusiastas adhesiones a los más rancios postulados de la izquierda.

Recordaba Moa con la parsimonia que le caracteriza, que la ETA (si, la ETA) y los socialistas han tenido diversas cosas en común a lo largo de su historia, entre ellas su carácter socialista y su condición antifranquista. A pesar de lo incontestable de tal verdad -que no quita que existan diferencias entre unos y otros- saltaron de sus asientos los cavernícolas de la izquierda anatemizando al sosegado historiador por recordar una obviedad.  Fue entonces cuando el aguerrido Miguel Ángel Rodríguez (más conocido como MAR), abriéndose el pecho en generoso holocausto saltó de su asiento para pronunciar una frase que quedará esculpida en el aire para la historia: “Quiero que conste que yo también soy antifranquista”.

Olvidó el felón aclarar el carácter retrospectivo de su heroica condición, pues nacido en 1964, no parece factible reconocer el marchamo de luchador antifranquista a un retoño que tenía 11 añitos cuando Franco nos dejó. Pero para los restos queda su inefable valor y gallardía al declarar, 38 años después de la muerte de Franco y de su régimen, su condición antifranquista.

Conociendo al personaje, experto muñidor de alcantarillas y sutil propagador de rumores y maledicencias, tengo para mí que de haber tenido Rodriguez una edad lozana en vida de Franco, habría medrado en el movimiento y en su contrario para ver por donde salía el sol con más fuerza y muy probablemente habría servido al insigne estadista Suárez con camisa azul y también sin ella en el rápido desmontaje de su trampolín. Lástima no haber podido comprobarlo.

En cualquier caso, confieso que tras escuchar la ardiente proclama de Rodríguez apagué la televisión para no tener que escuchar más gilipolleces y entregarme sosegado en los brazos de Morfeo.

LFU

12 de abril de 2013

La debilidad de Rajoy ante el nacionalismo.


Ahora que se acerca el doloroso e inexorable trámite anual de hacer las cuentas con Hacienda conviene recordar cómo a Mariano Rajoy no le tembló el pulso a la hora de hacer tabla rasa de todas sus promesas electorales y subirnos los impuestos hasta niveles confiscatorios. Todo, porque, según él, no había otra salida para afrontar la situación precaria en la que se encontraban las finanzas del Estado.  Todo por España, nos decía, mientras metía la mano en nuestros bolsillos cada mes con subidas de retenciones, IVA y demás impuestos.

Sin embargo, no se aprecia, ni por asomo, el mismo pulso en el Presidente que todos quisiéramos ver ante la chulería constante y grotesca del nacionalismo catalán. Es una realidad que en una parte de España se vulnera cotidianamente la ley por parte de la Administración y que toda referencia a un estado de derecho resulta quimérica; es clamoroso el desafío constante del gobierno autonómico a las instituciones del Estado, cumpliendo o no las resoluciones de la administración de justicia según le convenga en cada momento; y también lo es la quiebra económica de las finanzas del gobierno catalán, que se ha dedicado a dilapidar sus ingresos manteniendo siete canales autonómicos, embajaditas sin cuento y otras aldeanas zandarajas con una mano, poniendo la otra para que España le ayudase a pagar la nómina de sus funcionarios.

¡Ya está bien! Resulta absolutamente indignante tener que apretarse el cinturón cada año para que a Mariano le salgan las cuentas y al tiempo asistir a la desvergüenza de un gobierno golpista e insumiso que está chuleando impunemente todos los días a España con mentiras y estupideces.  Si no se le cayó la cara de vergüenza al subirnos a todos los impuestos como lo hizo, que haga lo mismo plantando cara de una vez con todas las armas que tiene a su alcance al Gobierno catalán o que se vaya, porque España no admite en este momento un gobernante pusilánime cuando está en juego su unidad. Y si el gobierno no garantiza que se cumpla la ley, tal vez sea el momento de plantearse  una denuncia por delito de omisión del artículo 11 del Código penal. 

Es muy cómodo abusar de los silentes y callarse ante los vociferantes, pero eso sólo tiene un nombre: cobardía.   

LFU