"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO
3 de mayo de 2013
La llamada del Alcázar
Ayer estuve con mi familia, de nuevo en el Alcázar, por primera vez desde la apertura del Museo del Ejército. Pude comprobar de primera mano, lo que otros me habían dicho: se trata de un museo descafeinado, pues la frialdad y el minimalismo han despojado al museo del aroma de gloria y heroísmo que se respiraba en el caserón del Buen Retiro, estando impregnado todo él del terrible mantra de lo políticamente correcto.
Consecuentemente, todo lo relacionado con la gesta heroica del asedio del Alcázar de Toledo ha quedado absolutamente postergado, cuando no dolosamente ocultado. Tuve que preguntar -en unión de un grupo de militares- cómo acceder al Despacho del Coronel Moscardó, que puede visitarse por los que quieran hacerlo aunque no figura en la guía. Desde luego no era nada fácil y no existe indicación alguna para acceder a dicha estancia.
Al encontrarlo, noté como también la maldita ley de memoria histórica y lo políticamente correcto había dejado su miserable impronta en ese templo de la dignidad. La placa de mármol que reproducía la conversación entre Moscardó y su hijo (en la foto de arriba puede apreciarse) ha sido sustituida por las únicas fotografías de todo el edificio en las que se muestra cómo quedó el Alcázar tras su terrible asedio por el ejército rojo.
En otro lugar, en tamaño mucho más reducido, han colocado una placa de plástico en la que se refleja la mención a la llamada en el diario de operaciones, más aséptica y sin invocaciones a la patria y a Cristo Rey para hacerla mas "digerible" por el espectador progre. Todo con olor a antiséptico de hospital.
En cualquier otra nación, esto sería absolutamente impensable e intolerable. Pero España es diferente. Aquí toda villanía se justifica y se soporta por la mayoría sin protesta. Pero yo me niego a asistir impasible a este asesinato de la historia propiciado por Aznar, el instigador del traslado del museo al Alcázar, a Zapatero y a Chacón, artífices de haberle robado el alma al mejor museo del ejército del mundo entero y a todos los militares que se han prestado a esa villanía, pisoteando su propia dignidad.
Me quedo con aquella memorable conversación, de la que hubo muchos testigos y que debería emocionar a muchas generaciones de españoles independientemente de su credo o religión, tal y como fue retratada por el gran Augusto Genina:
Honor y Gloria a los heroicos defensores del Alcázar. LFU
1 de mayo de 2013
Un Estado fallido
La realidad termina poniendo a cada uno en su sitio. Una de las cosas que sólo se adquieren con los años es una cierta perspectiva para juzgar las situaciones sin impaciencias ni improvisaciones.
Sólo los que no quieren ver, se empeñan en defender un Estado de las autonomías, el de la Constitución de 1978, absolutamente fallido. No sólo ha logrado multiplicar por tres el número de funcionarios que había en España en 1976, incrementando exponencialmente un gasto público que termina por ahogar a la clase media a base de subidas impositivas a las que ya se ha alistado hasta la derecha liberal. Lo peor, con mucho, es que ha dinamitado la unidad nacional, creando abismos de separación entre las diversas regiones de España, subvencionando a los partidos separatistas que en treinta y cinco años de manipulación y corrupción por partes iguales, han enseñado a dos generaciones de españoles a odiar a su patria.
Los que, como mi padre, advertían en 1978 sobre las catastróficas consecuencias del título VIII de la Constitución ven ahora con profunda tristeza lo acertado de sus sombríos pronósticos, que entonces les condenaron al ostracismo.
Aquí ya no valen los parches. Sólo vale una total refundación del Estado si no queremos asistir al desgarro de ver como desaparece la patria que nos vio nacer.
LFU
23 de abril de 2013
El “antifranquista” Miguel Ángel Rodriguez
Aunque me declaro alérgico a las tertulias televisivas, su
insoportable omnipresencia en casi todos los canales dificulta la labor de evitarlas,
por lo que el pasado domingo caí en la tentación de ver una durante un rato,
animado por la siempre interesante presencia de Pío Moa y también de mi joven
amigo Blas Piñar que, como decimos por el sur, no da puntada sin hilo.
Resulta regocijante contemplar como Pío, con su aplomo, seguridad,
valentía y ausencia de complejos logra sacar de sus casillas no sólo a la caverna
social-comunista –de la que procede- sino también a los papanatas de la derecha
liberal a los que la sola mención del nombre de Franco les produce sarpullidos y
entusiastas adhesiones a los más rancios postulados de la izquierda.
Recordaba Moa con la parsimonia que le caracteriza, que la
ETA (si, la ETA) y los socialistas han tenido diversas cosas en común a lo
largo de su historia, entre ellas su carácter socialista y su condición antifranquista.
A pesar de lo incontestable de tal verdad -que no quita que existan diferencias
entre unos y otros- saltaron de sus asientos los cavernícolas de la izquierda
anatemizando al sosegado historiador por recordar una obviedad. Fue entonces cuando el aguerrido Miguel Ángel
Rodríguez (más conocido como MAR), abriéndose el pecho en generoso holocausto saltó de su asiento para pronunciar
una frase que quedará esculpida en el aire para la historia: “Quiero que conste
que yo también soy antifranquista”.
Olvidó el felón aclarar el carácter retrospectivo de su heroica
condición, pues nacido en 1964, no parece factible reconocer el marchamo de
luchador antifranquista a un retoño que tenía 11 añitos cuando Franco nos dejó.
Pero para los restos queda su inefable valor y gallardía al declarar, 38 años
después de la muerte de Franco y de su régimen, su condición antifranquista.
Conociendo al personaje, experto muñidor de alcantarillas y
sutil propagador de rumores y maledicencias, tengo para mí que de haber tenido Rodriguez
una edad lozana en vida de Franco, habría medrado en el movimiento y en su
contrario para ver por donde salía el sol con más fuerza y muy probablemente
habría servido al insigne estadista Suárez con camisa azul y también sin ella
en el rápido desmontaje de su trampolín. Lástima no haber podido comprobarlo.
En cualquier caso, confieso que tras escuchar la ardiente proclama
de Rodríguez apagué la televisión para no tener que escuchar más gilipolleces y
entregarme sosegado en los brazos de Morfeo.
LFU
12 de abril de 2013
La debilidad de Rajoy ante el nacionalismo.
Ahora que se acerca el doloroso e inexorable trámite anual de
hacer las cuentas con Hacienda conviene recordar cómo a Mariano Rajoy no le
tembló el pulso a la hora de hacer tabla rasa de todas sus promesas electorales
y subirnos los impuestos hasta niveles confiscatorios. Todo, porque, según él,
no había otra salida para afrontar la situación precaria en la que se
encontraban las finanzas del Estado.
Todo por España, nos decía, mientras metía la mano en nuestros bolsillos
cada mes con subidas de retenciones, IVA y demás impuestos.
Sin embargo, no se aprecia, ni por asomo, el mismo pulso en
el Presidente que todos quisiéramos ver ante la chulería constante y grotesca del nacionalismo catalán. Es una realidad que en una parte de España se vulnera
cotidianamente la ley por parte de la Administración y que toda referencia a un
estado de derecho resulta quimérica; es clamoroso el desafío constante del
gobierno autonómico a las instituciones del Estado, cumpliendo o no las
resoluciones de la administración de justicia según le convenga en cada
momento; y también lo es la quiebra económica de las finanzas del gobierno
catalán, que se ha dedicado a dilapidar sus ingresos manteniendo siete canales
autonómicos, embajaditas sin cuento y otras aldeanas zandarajas con una mano,
poniendo la otra para que España le ayudase a pagar la nómina de sus
funcionarios.
¡Ya está bien! Resulta absolutamente indignante tener que
apretarse el cinturón cada año para que a Mariano le salgan las cuentas y al
tiempo asistir a la desvergüenza de un gobierno golpista e insumiso que está
chuleando impunemente todos los días a España con mentiras y estupideces. Si no se le cayó la cara de vergüenza al subirnos
a todos los impuestos como lo hizo, que haga lo mismo plantando cara de una vez con todas las armas que tiene a su alcance al Gobierno
catalán o que se vaya, porque España no admite en este momento un gobernante pusilánime cuando está en juego su unidad. Y si el
gobierno no garantiza que se cumpla la ley, tal vez sea el momento de plantearse
una denuncia por delito de omisión del
artículo 11 del Código penal.
Es muy cómodo abusar de los silentes y callarse ante los vociferantes, pero eso sólo tiene un nombre: cobardía.
LFU
10 de abril de 2013
4 de abril de 2013
La imputación de la Infanta. Una mala noticia para España
La alegría por el mal ajeno es el mismo pecado que la
envidia pero al revés, ya que ésta implica tristeza por el bien del otro. Esta es la
primera razón por la que no me alegro de la imputación de la Infanta Cristina.
La segunda, algo más egoísta, es porque tras leer el auto
del Juez Castro de su contenido podría deducirse que el juez de alguna forma ha
cedido a la presión mediática y social con el objeto de que no pueda
sospecharse de la existencia de un trato de favor por consideración a la
persona de la Infanta, lo que, de ser así, sería ciertamente preocupante.
Una cosa es el reproche social que puede merecer la Infanta
por haber cerrado los ojos o mirado para otro lado ante el inusual aumento
de su patrimonio merced a la actividad profesional de su marido y haber descuidado
la obligada discreción de un miembro de la familia real mudándose a una
vivienda tan señalada y otra muy diferente es el reproche penal que
dicha conducta debe merecer conforme a la ley.
La tercera, porque a pesar de lo escaso de mis fervores
dinásticos, creo en el valor que tiene la Corona en estos momentos de
decadencia de España, como depositaria de una tradición secular de la historia
de España y en su papel vertebrador, alejado de los caprichosos dictados del
sufragio universal que tanto daño han causado en los últimos años. Y no nos engañemos, los ataques a la Corona
son alentados por los mismos que añoran la tenebrosa II República, celebraron la
maldita Ley de memoria histórica y se mostrarían conformes con la
desintegración de nuestra nación.
Y la cuarta, por la pésima imagen que todo esto proyecta de
España hacia el exterior en un momento ciertamente delicado en el que
necesitamos más que nunca ofrecer una imagen de fiabilidad para atraer la inversión
exterior.
Que se me entienda bien. Todo esto tiene un origen que no es
otro que el nada ejemplar comportamiento de SM el Rey durante muchos años en el
terreno económico –en lo personal no entro- de lo que saben mucho algunos
entrañables amigos suyos que pasaron por la cárcel. Que el Rey tuviera fieles
escuderos no implica que toda su familia pudiera cubrirse con el mismo paraguas.
Y todos sabemos que hasta en las mejores familias los niños acaban emulando a sus padres. Es evidente que en esa familia ha sobrado desahogo y ha faltado ejemplaridad.
Por estas cuatro razones, como cristiano y como español, no puedo
alegrarme en absoluto de la imputación de la Infanta, que es una pésima noticia para España.
LFU
3 de abril de 2013
"La hora de la Monarquía". La obra cumbre de Luis María Anson, el gran fabulador.
El célebre fabulador Luis María Anson alcanzó la cumbre de
la mentira con su fábula histórica “Don Juan” en el que se inventó sin rubor
una historia reciente de España absolutamente delirante que únicamente encuentra acomodo en la retorcida mente del atrabiliario y rijoso académico.
Pero mucho antes de alcanzar la cima de su popularidad, dejó
escrito un libro excepcional “La Hora de la Monarquía”. (Ediciones Prensa
Española 1958), dedicado a su entonces maestro Eugenio Vegas Lataipe, en el que
abomina de lo que ahora defiende con ardor, la monarquía liberal, defendiendo
la monarquía católica representativa, del
que merece la pena extractar algunas afirmaciones que seguramente harán la
delicia de muchos.
Entre todas ellas, resulta especialmente profética la
siguiente: “En España la alianza de la Monarquía con el liberalismo o el
izquierdismo significaría, en un plazo más o menos corto, indefectiblemente, la
anulación y eliminación de la Monarquía. Por eso sobra la miopía política de
algunos monárquicos que propugnan la colaboración con los grupos liberales o
izquierdistas”.
Visto lo visto,
parece que lleva camino de no equivocarse….pero no se pierdan las que siguen:
“Yo quiero afirmar que si se entiende por democracia el gobierno del
pueblo por el propio pueblo, la lucha de partidos, el ateísmo en el Estado y el
sufragio universal, soy radicalmente antidemócrata”
“para algunos el
totalitarismo es lo contrario al liberalismo. Y, sin embargo, tienen una misma
e idéntica esencia”.
“dentro de ese
concepto de liberalismo (negación del orden divino) tan liberal es el Dictador
ruso como la Asamblea francesa. El error está en el poder humano sin límites,
en no aceptar, en negar la ley cristiana, revelada como fundamento de la
sociedad”.
“el sufragio, los partidos sin límite, el parlamentarismo absoluto, eso
ya no quedan hombres inteligentes que lo defiendan”, porque “los delirios
liberales conducen primero a la mediocridad, luego a la corrupción, finalmente
a la anarquía y al caos”.
De hecho, la doctrina
liberal “no es nada que se pueda tomar en serio. Es, cuando mucho, el
oportunismo político, la incapacidad y la incompetencia y, eso sí,
indefectiblemente, la pedantería y la suficiencia”.
“el monárquico liberal
es un completo absurdo, aunque eso sí, un absurdo bastante frecuente. A la
larga tal vez sea más dañino para el país y para la propia Institución que el
mismo republicano”.
“La democracia
inorgánica, el sufragio universal, los partidos políticos y el parlamentarismo,
este es el atractivo y nefasto ropaje exterior que emboba a los ingenuos, a los
débiles mentales o a los que no han estudiado suficientemente”.
“Porque si el
liberalismo católico, en sí mismo, no es tan condenable como el socialismo,
resulta, sin embargo, mil veces más peligroso. Los enemigos son siempre
preferibles a los traidores”.
“En cuanto a la
libertad de enseñanza, nada existe más peligroso para el Catolicismo que este
principio, hijo bastardo de la Revolución laica”. Por ello, “donde no quede más
remedio, es evidente que habrá que aceptar la libertad de enseñanza, pero éste
no es el ideal de la Iglesia”. Porque lo ortodoxo es que “el error no tiene
ningún derecho” y “sólo puede haber libertad para la Verdad”.
la libertad de prensa
“ha de tener forzosamente unos límites”, de modo que “quienes han propugnado
una libertad absoluta de Prensa, han fracasado”
“la Monarquía liberal
es la táctica que emplean los republicanos para llegar más fácilmente a la
República”.
El monárquico Anson
propugna “la Monarquía pura, a la que hoy se llama representativa para diferenciarla
de sus varias adulteraciones históricas: la Monarquía absoluta, la Monarquía
liberal, la Monarquía electiva”.
“el derecho de sucesión no se funda solamente
en que el heredero se ha educado desde la niñez en su profesión, convirtiéndose
así en un ‘profesional’. Ni se basa tampoco en la permanencia de la Jefatura
suprema del Estado. La justificación más profunda de la función monárquica
consiste en que, en virtud de la herencia, el Monarca no ha de agradecer su
puesto a éste o al otro grupo, sino sólo a la voluntad del Todopoderoso”.
“si el fin del Estado es el Bien Común, el sistema político más
aceptable será aquel capaz de conseguir ese Bien Común de manera más perfecta.
De aquí nace una adhesión espontánea a la Monarquía representativa y una
repulsa completa de la República en cualquiera de sus formas, sobre todo en la
más pura, la liberal y parlamentaria, del sufragio universal y del partidismo
sin medida”, puesto que “pocos
principios revolucionarios existen en la actualidad tan desprestigiados, teórica
y prácticamente, como el del sufragio universal”. Nada peor: “el sufragio
inorgánico es un pésimo, un lamentable sistema representativo”.
“La
Monarquía en España o es católica o no puede existir porque la llamada
Monarquía liberal es el puente tendido hacia la República, es el pacto entre la
Institución y la Revolución”.
“O restauramos
íntegramente la Monarquía de Su Majestad Católica, o empujamos a la nación hacia
la República, hacia la Revolución y hacia el abismo”.
“En los países gobernados por un Estado católico, no se puede consentir
la existencia de ningún partido que propague principios religiosos, sociales o
políticos distintos a los de la doctrina católica”.
“En una Monarquía
católica es inadmisible la existencia de cualquier partido que, directa o
indirectamente, ataque o menoscabe los siguientes principios fundamentales: La
Religión Católica, la unidad nacional, la Monarquía representativa, la legitimidad
dinástica, la representación orgánica, los derechos y deberes de la persona y
el resto de los principios contenidos en las leyes fundamentales de la nación”.
Impresionante ¿no creen?. El caso es que anoche, en un
descuido, me pareció escuchar al gran fabulador hablar de la «atroz» dictadura de
Franco y del daño que éste hizo a la monarquía (supongo que se refería a la
designación de Juan Carlos como sucesor). Y, de repente, me vino a la memoria
aquél libro tan curioso que tan pocos conocen……
LFU
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