"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

21 de noviembre de 2012

Me hallará la muerte. De J.M. De Prada


Ficha técnica
Fecha de publicación: 08/11/2012
592 páginas
Idioma: Español
ISBN: 978-84-233-3921-1
Código: 10010543
Formato: 13,3 x 23 cm.
Lomo 1246
Presentación: Rústica con solapas
Colección: Áncora & Delfin



«Me hallará la muerte...» escoge la gesta de la División Azul, en su faceta militar pero también de maniobra política interna y geopolítica, sirviendo como marco sociológico, político e histórico para concitar la atención de una ambiciosa y compleja trama. Se apunta así, De Prada, a la estela de otras novelas publicadas en los últimos años, que pese a la mayor o menor calidad de su factura, sin embargo han ganado el favor de muchos lectores. Entre ellas, merece la pena recordar, especialmente, la de José María Blanco Corredoira, la muy grata, sencilla y sólida "Añoranza de Guerra".

En lo literario, De Prada mantiene el buen oficio narrativo con momentos de prosa inspirada en las dos primeras partes de la novela que, sorpresivamente, hace aguas en la tercera parte, sin posibilidad de rescate, pues la ambiciosa historia trenzada hasta ese momento degenera en una suerte de folletín truculento con aspiraciones de novela negra, teniendo demasiado de lo primero y poco de lo segundo, salvo cumplir con alguna de las prescripciones canónicas del Código Hays, olvidando que el mal en muchas ocasiones es sutil y no siempre grosero y procaz.

Resulta contradictorio que la seriedad con que el autor inicia la novela, que revela un cuidado estudio del habla de la época y de sus estratos sociales, así como la preparación de una compleja urdimbre argumental con mezcla de géneros: del picaresco al épico, de la crónica histórica y social a la novela psicologista, de pronto se diluye para quedarse en una tentativa de obra mayor como si las prisas o un hito sobrevenido hubiese arruinado el esfuerzo previo invertido. Así, los personajes, inicialmente bien delineados, degeneran en alfeñiques sin consistencia y credibilidad, sometiéndolos a un maltrato insólito que no se compadece con los mimbres con los que se les presenta. Del mismo modo, el retrato de la España de la posguerra acaba resultando en exceso esquemático, de trazo grueso y desfigurador que no se compadece en absoluto, con la pretensión declarada de rigurosa documentación del autor al señalar: y la labor de documentación, a veces muy penosa. Y es que hablo de una época lejana pero lo suficientemente cercana para que las personas de cierta edad puedan notar que chirrían algunos elementos(El Cultural del diario El Mundo, 16 de noviembre de 2012). 

Por otro lado, tanto el reiterado abuso de procacidades, gratuitas en muchas ocasiones, como la repetición monótona de expresiones o frases hechas del texto como apostilla de la acción revelan ora una autocomplacencia acrítica en la reiteración ora una limitación, probablemente sobrevenida, para llevar a puerto seguro el proyecto de novela que en su inicio parece atisbarse.

Insistiendo en uno de los desequilibrios más notables de la novela, resulta especialmente inesperado, por tener el autor conocimiento y acceso directo a personajes que participaron en esa época, el trazo grueso con el que describe la posguerra española en general, y particularmente, la injusta y maniquea inquina con que despacha a la Falange y a los falangistas. Se ofrece un aguafuerte expresionista de la España de la posguerra en línea con el antifranquismo literario más ortodoxo, siendo no sólo un dislate nada original -ya Cela inauguró esa senda con «La Colmena»- sino que resulta incompatible con un análisis histórico mínimamente objetivo. Si el régimen descrito estaba habitado por fatuos idealistas, lameculos profesionales, corruptos uniformados y plutócratas en convivencia con el poder político, ¿cómo es posible que emergiera de él, una clase media que vertebró socialmente el país?, ¿cómo es posible que el sistema iniciado en 1978, recibiera una administración ligera de funcionarios y el sistema impositivo más benigno de Europa?, ¿cómo es posible que el ordenamiento jurídico existente, en el que Estado estaba sujeto a control, pudo ser homologado prácticamente en su totalidad para el inicio de la vida democrática?; ¿Cómo ese régimen vendido al capitalismo americano acabó prácticamente con la miseria secular de muchas partes de España, la infravivienda y el analfabetismo en menos de 40 años?.

Resulta triste y un poco absurda esta deriva del texto pues trasluce un rencor sin rebaja alguna hacia todos los protagonistas de ese pasado que pretende describir con verosimilitud. Nadie se salva. Los falangistas, una de dos: o eran unos tontos idealistas o unos aprovechados; los democristianos unos lamentables meapilas; y los tecnócratas del Opus Dei, una panda de sectarios, y así con todos… Esa pretensión descriptiva, demoledora e inmisericorde, parece destilar un prejuicio ideológico que sólo puede proceder de la indigesta asimilación de un tradicionalismo mal entendido cuya pugnacidad sin límite hace frontera con el nihilismo más extremo.

Esperamos, pues, que en la próxima novela, De Prada, retome su mejor pulso narrativo y lo ponga al servicio de causas artísticas más nítidamente provechosas, libre de absurdos ajustes de cuentas, estériles siempre, siendo seguro que el resultado literario mejorará, pues la grandeza de miras, él bien lo sabe, siempre redunda en el buen resultado de la obra literaria.

César Utrera-Molina Gómez

20 de noviembre de 2012

20 de noviembre


«No cejéis en alcanzar la justicia social y la cultura para todos los hombres de España y haced de ello vuestro primordial objetivo. Mantened la unidad de las tierras de España, exaltando la rica multiplicidad de sus regiones como fuente de la fortaleza de la unidad de la patria.»

Francisco Franco Bahamonde. Testamento político


«Ojalá fuera la mía la última sangre española que se vertiera en discordias civiles. Ojalá encontrara ya en paz el pueblo español, tan rico en buenas calidades entrañables, la Patria, el Pan y la Justicia.»


José Antonio Primo de Rivera. Testamento


Cada año que pasa, me reafirmo todavía más en mi convencimiento de que llegará el día en que España reivindique a estos dos ilustres hijos suyos como patrimonio común, por encima de coyunturas y banderías.

El tiempo trae consigo la justicia, deja pasar la tormenta y ve crecer los laureles.


LFU

14 de noviembre de 2012

Breves sobre la actualidad


Como últimamente no tengo un respiro en el trabajo, dejo algunas pinceladas sobre la más rabiosa actualidad:
  1. La unión entre dos personas del mismo sexo con vínculo de afectividad análogo al matrimonio no es un matrimonio, lo diga el Tribunal Constitucional o su porquero. Ya sabemos lo que da de sí la Constitución en los treinta y tantos años que ha venido siendo estrujada por un Tribunal político desprestigiado, carísimo y absolutamente prescindible. Así que me declaro insumiso ante el término y lo que es más importante, ante la discriminación que implica respecto del matrimonio natural, el de un hombre y una mujer, que es el que ha posibilitado que no se extinguiese nuestra especie.
  2. El supuesto derecho a adoptar debe decaer siempre ante el derecho de un niño a tener un padre y una madre y no dos madres, dos padres o tres padres y dos madres. Esto es de cajón y no es que dos padres, dos madres o lo que sean no puedan darle el mismo o más amor: lo que no pueden darle es la posibilidad de tener un padre y una madre, esto es, de poder interactuar con ambos a la vez. 
  3. Es absolutamente despreciable e intolerable que el Sr. Anson utilice la Real Academia para imponer su ideología/fantasía en el Diccionario. la definición del "franquismo" como régimen totalitario es mendaz, sectaria y no resiste un análisis mínimamente serio desde el punto de vista de la doctrina del derecho político.
  4. Me parece ridículo que crucifiquen al futbolista Susaeta con sus declaraciones sobre la "cosa". A un futbolista de 23 años educado en Vascongadas bajo el imperio de la LOGSE no se le puede exigir que se exprese con propiedad cuando le ponen delante una alcachofa. Bastante es que con la que está cayendo, el muchacho no haya mandado a la porra a España y haya expresado su deseo de formar parte de la selección de eso que llaman Euz....
  5. Por cierto, el futbolista Piqué ha hecho mucho más con sus declaraciones que el PPC (partido políticamente correcto) para combatir el secesionismo. Menuda ocurrencia la del autonomismo diferencial de la recauchutada y acomplejada candidata
  6. ¿Alguien puede decirle al Ministro de Estado Margallo que no se dice "latinoamérica" sino "Iberoamérica", sobre todo cuando tiene que hablar de la Cumbre Iberoamericana? ¡Qué cruz!
 Volveré

LFU

7 de noviembre de 2012

Una mujer de éxito

Impresiona leerlo, por cuanto refleja de forma cruda y sin ambajes, la realidad de muchas vidas que sus protagonistas no han sabido vivir.

LFU

30 de octubre de 2012

El eterno femenino y la educación

Varón e inclinado hacia lo espartano, lo marcial y una cierta dureza en la educación de la prole, me encuentro, ¿casualidad?, educando a tres hijas: M. R. y V. que responden en diversos e inteligentes grados evasivos hacia esa, mi corriente educativa.  M. con su facciones regulares, frente florentinamente persuasiva, ojos entre marinos y aéreos y voz dulce, delimitó con apenas 5 años los definitivos confines de mi propósito educativo.  

Un enérgico regaño y castigo no ponía fin a su llanto, raro pero persistente cuando hace presencia, cuando me miró abriendo sus ojos arrasados en lágrimas y abrazándome me gritó: “¡necesito consuelo, no regaños!”. Luego el abrazo, los besos y la calma. Como el mar, también femenino, que también (y tan bien) nos revuelca y nos devuelve a nuestra exacta estatura y pretensión.

César Utrera-Molina

29 de octubre de 2012

Ser joseantoniano


En un 29 de octubre, a uno se le ocurre releer el discurso de La Comedia  y descubrir de nuevo su vibrante actualidad. Pero me topé hace unos días con una conferencia de Enrique de Aguinaga que definía, muchísimo mejor de lo que podría hacerlo yo, lo que significa ser «joseantoniano»:

«Si por joseantoniano se entiende la persona que, en el  estudio actualizado, por encima de  factores circunstanciales, secunda   el pensamiento  de José Antonio Primo de Rivera, en cuanto arquetipo español y paradigma de hombría,  me declaro joseantoniano.

Lo joseantoniano implica el conocimiento de  la obra escrita de José Antonio (no solo dos o tres frases sueltas), esa obra completa ante la que  Rosa Chacel exclama: Dos cosas son increíbles: una, que todo esto haya podido pasarme inadvertido a mi, en España; y otra, que España y el mundo hayan logrado ocultarlo tan bien...Leyéndole con honradez se encuentra el fondo básico de su pensamiento... fenómeno español por los cuatro costados.

Ser joseantoniano es saber que la recurrente y primeriza frase de la dialéctica de los puños y de las pistolas  (Teatro de la Comedia, 29 de octubre de 1933) se clarifica  inmediatamente , del modo que merece la pena transcribir al pie de la letra: La posición de Falange Española no es mantener el statu quo económico y social, con medidas coercitivas, por un procedimiento fascista, mussoliniano o hitleriano, o por un fascismo desvanecido o desvaído, ni tampoco propugnamos la revolución del puñetazo y de la pistola: vamos a una revolución más honda y trascendental no solo en la parte moral de los hombres sino en la política económica, aunque no se enteren los dirigentes socialistas ni dejen que se enteren las masas (Consigna, semanario FE, núm. 1, 7 de diciembre de 1933).

Ser joseantoniano es entender a José Antonio, por encima de cualquier bandería, como patrimonio de todos los españoles, fuente de ética, que nos propone, sobre las accidentalidades políticas, una profunda manera de ser, un estilo de vida, en el que la acción se somete a la inteligencia y se proclama el antiguo e ilustre sabor de la norma. Y todo ello, encuadrado en una portentosa personalidad, concentrado en una brevísima vida pública y culminado por un testamento estremecedor.»

Enrique de Aguinaga

Y yo, tras leerlo, no albergo ninguna duda de que que lo soy y conmigo, muchos miles de españoles que no saben que también lo son.

LFU