"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

8 de septiembre de 2012

Mi adiós a Pepe Aranda



Le conocí hace dieciocho años, en Santa Margarita, cuando él era un joven de 82 y yo aun cursaba primero de realidades. Desde el primer dia admire en Pepe Aranda su fortaleza y extraordinaria vitalidad, la alegría que desprendía y el hecho de que siempre esperaba un porvenir que ayer, pocos días después  de cumplir el siglo -como el decía- se convirtió para siempre en gozosa eternidad. 


Caballero andaluz, apuesto y elegante hasta el final, se mostraba siempre orgulloso de su estirpe y agradecido a Dios por una vida que tan bien le había tratado. Creo que desde el principio establecí con el una especial conexión pues compartíamos un mismo ideal de azul y rosas y un inmenso amor dolorido por España. Era un verdadero privilegio hablarle de tu a un viejo falangista que pudiendo ponerse de perfil por familia y posición, eligió entregar su juventud a España cuando esta se lo demando. Me hablaba del extraordinario magnetismo de Jose Antonio y de los enfrentamientos en Las calles de Madrid con militantes de la izquierda. Alférez provisional y teniente de infantería, dos veces mutilado por la patria me hablaba de la dureza de Teruel y de la batalla del Ebro, pero lo hacia siempre como los buenos soldados, con orgullo pero sin odio y con el desgarro de haber tenido que vivir una terrible confrontación entre españoles.

Yo, que no tuve la fortuna de conocer la figura de un abuelo, he sentido siempre sana envidia de mi amigo Juan por la entrañable relación que les unía y al despedirme de el esta tarde en Córdoba he sentido una aguda punzada de dolor endulzada por saber que, de la mano de su añorada Lolita, habrá buscado ya su puesto en los luceros para hacer guardia con sus viejos camaradas. 

Hace tan solo unos días, frente al mar abierto, consciente de que le veía por ultima vez, pues adivinaba en su mirada una señal de metafísico agotamiento, quise que en mi teléfono sonaran vibrantes en su presencia, las notas del Cara al Sol. Me emociono verle erguirse, levantar el brazo y recitar de nuevo, sonriente, sus estrofas de amor y de esperanza. 

Querido amigo Juan, querido hermano. Siento tu dolor, pues se que Pepe Aranda era para ti mucho mas que un abuelo como para él eras mucho mas que un nieto. Y quiero unirlo esta noche al mio por la perdida de un viejo amigo, centenario y especial. Hubiera querido poner sobre su pecho las cinco rosas que tantas veces he visto poner a mi padre al pie de sus viejos camaradas. Pero estoy seguro de que a tu abuelo le gustara saber que esta noche no he querido cerrar los ojos sin cumplir el rito de despedida que tantas veces pronunciara él con los que le precedieron:

José Aranda Romero ¡PRESENTE!


LFU

6 de septiembre de 2012

"Un ejemplo conmovedor". Por José Utrera Molina

A continuación transcribo el artículo publicado por ABC en el día de hoy



UN EJEMPLO CONMOVEDOR

Vivimos un tiempo en el que el apresuramiento de los juicios es moneda común.

La protesta, la incomprensión y a veces incluso la ira, nublan no solamente el territorio de nuestro presente sino lo que es peor, enturbian y a veces hacen cenagosos y difíciles los caminos y las rutas del futuro. Nos atrevemos a vaticinar, a veces con aire insolente y dogmatico, determinadas cuestiones que requieren un análisis profundo. Creo que era Cicerón el que decía que el tesoro de un hombre no debía estar en la riqueza de los bienes sino lleno del sentimiento de la lealtad. He pensado en muchas ocasiones en el profundo significado de estas palabras y creo que tenemos el deber de preguntarnos hasta donde llega la audacia de nuestras opiniones y donde termina la sin razón de nuestros sentimientos. 

Se trata de hacer un retrato de la imagen de la actual juventud española. Hace ya muchos años tuve la inmensa fortuna de intentar educar en principios básicos e inmutables a una gran parte de jóvenes españoles. Afirmo que finalmente les contemplé convencidos. Que me miraron con gratitud y que pasados los años, bastantes recuerdan todavía la arisca verdad que a veces- según ellos me decían- lograban ponerles los vellos de punta. Quise cultivar la verdad en todas sus vertientes y no hubo para mí mayor ventura que encontrar en los ojos de mis oyentes un signo de venturosa gratitud. Puedo afirmar que una opinión mía sobre este trozo caliente de España que es la juventud, apenas si puede ser relevante y digno de reflexión para muchos. Para mí sí. Estimo que frente al bullicio de tanta insensatez como vemos en las calles, de tanta dejación de reglas elementales de convivencia, de tanta profanación insensata, existe por el contrario una minoría de jóvenes que poseen una fortaleza tan ejemplar que a los que ya peinamos demasiadas canas nos estremece de gozo y de alegría. No encuentro en las páginas de mi ayer intensamente vividas unos ejemplos tan escandalosos de abnegación, de virtud, de solidaridad y de entrega como los contemplo hoy con el gozo póstumo del que ya no va a ver o no va escuchar el eco de los pasos de las nuevas generaciones. No hablo de memoria sino de la contemplación de situaciones que en la época que viví junto a mis jóvenes camaradas no pude ni siquiera atisbar que hubieran de producirse. Cuando veo de cerca parejas de hombres y mujeres que sacrifican las horas alegres de verano para compartir la angustia dolorosa de los que menos tienen, cuando con un estremecimiento de emoción contemplo a quiénes cercanos a mí, huyen de la comodidad y de la ligereza y marchan a otros países para cuidar enfermos terminales, para acercarse a niños desvalidos, para alertar la proximidad de la muerte en enfermedades incurables y pasan sed, hambre y a veces un humano y natural desasosiego. Entonces, yo alzo el grito de mi alegría al saber que no todo se ha perdido. Afirmaba hace poco que no hablaba de memoria. Tengo dos nietos que han marchado hace muy poco al Camerún. Allí han permanecido durante cerca de un mes. Han conocido el hambre, la miseria y han contemplado con indignación la pasión y la frívola pasividad de una parte de la vida española que quieren cerrar los ojos ante situaciones tan dramáticas como éstas. 

He hablado de mis nietos y creo que he cometido un error. Ha sido un nieto mío, que se llama Ignacio, enriquecido por sus estudios, alabado por su constancia que acompañado por su novia Elisa que es una mujer fuera de serie, modelo de estudiante, llena de estilo y de elegancia han protagonizado esta etapa de vida juvenil marcada por los signos más patéticos del sacrificio. Cuando han regresado de aquel infierno les he preguntado con palpitante admiración lo que habían aprendido y me han contestado solo estas palabras: conocer el dolor muy de cerca y también la alegría con clamorosa proximidad a pesar de que estos últimos a penas ni tenían posibilidad de completar sus vidas con alimentos esenciales. Venían sin triunfalismo de apóstoles, sin orgullo ni pretensión alguna de ser ejemplares, pero en sus ojos, que eran parte de los míos, había un brillo infinito que llenaba los últimos resortes de mi alma clamando en medio de una esperanza rejuvenecida.

No toda la juventud española se ha afiliado al hedonismo, no toda ha perdido los resortes de la solidaridad sino que entregando sus vidas, sus voluntades, el tesón y el valor en ocasiones también han dado testimonio de su fe con el aliento de su ilusión no derrotada. Me he permitido romper la intimidad de mis alabanzas porque creo que son muchos los jóvenes que pueden acomodar sus vidas a ejemplos tan bellos y luminosos como hoy se producen a lo largo y a lo ancho del continente africano. Yo confieso haberme sentido orgulloso. Haber tenido en mis ojos a punto lágrimas antiguas, pero al final era tan resplandeciente la fe que contemplaba en ellos, la alegre disposición de sus jóvenes responsabilidades que sólo me ha quedado tiempo para bendecir a Dios y defender a los jóvenes que tienen el derecho de escribir nuevas páginas en la historia.  

JOSE UTRERA MOLINA

3 de septiembre de 2012

El regreso

Superada la siempre traumática experiencia de ponerse nuevamente la corbata por obligación, los que tenemos trabajo y por tanto hemos disfrutado de vacaciones, no podemos sino dar gracias a Dios por lo que hoy, más que derechos, constituyen privilegios.

Como decía un primo mío, hoy es el mejor día del año, con todos los fines de semana y vacaciones por delante....

Laus Deo

3 de agosto de 2012

Nerja


No sobran las palabras, sino las ganas que las atenazan.... y es que no veo el momento de hacerme a la mar con mi pequeña barca.

Como decía José Antonio, vivamos en el mundo, pero tengamos nuestro mundo aparte, en un rincón del alma.... El mío está junto al mar, con los míos, en Nerja, donde las horas se detienen y toda pena encuentra consuelo.

Hasta la vuelta.

LFU

24 de julio de 2012

Belinha

Mi hermano César me ha recordado oportunamente que gracias a la noble y justísima iniciativa del Ministro de Justicia de la que me hacía eco en mi entrada anterior, dentro de no mucho tiempo habitará entre nosotros más personas como Belinha, capaces de generar tanto amor, tanta poesía.  Belinha es el nombre de un poema y el de la hermana disminuida del poeta Miguel D'Ors que lo compuso.




BELINHA
(1958-2005)

Para mi hermana Ana

Un oscuro designio de Quien es
el propio amor y toda la Justicia
te denegó la luz de la razón.
Algún día veremos que era bueno,
que fue un resorte decisivo para
la Gloria del Señor del Universo.
Hasta entonces guardemos estas cosas
en nuestro corazón –arca de fe-.

Pero ya algún atisbo me anticipa
la claridad final: esa carencia
tenía un reverso misterioso de
privilegio: que nunca hicieras mal
y tu paso dejara en esta vida
la misma estela pura que los ángeles.
Más: tu debilidad nos hizo ser
a cuantos estuvimos cerca de ella
mejores que nosotros. Y hoy que ya
vives la luz del rostro Eterno
a todos tus hermanos nos mejoras
un poco más con tu oración perfecta.

Acaso a ti, de todos la más pobre,
a la que todo lo necesitaba,
a la que en tanto tiempo llegó apenas
a balbucir “las vacas” y unos cuantos
nombres propios cercanos (eso sí:
uniendo con un raro instinto los
matrimonios), precisamente a ti,
nosotros, tus hermanos, los llamados
normales, los que siempre te mirábamos
con lástima, por una de esas bromas
de la Divina Providencia, acaso
cuando llegue la hora verdadera
te debamos la Bienaventuranza.
 

Miguel D'Ors
Pontevedra, 31-XII-06/1-I-07
Inédito recogido en El misterio de la felicidad.

23 de julio de 2012

El atroz aborto eugenésico

«No entiendo que se desproteja al concebido, permitiendo el aborto, por el hecho de que tenga algún tipo de minusvalía o de malformación. Me parece éticamente inconcebible que hayamos estado conviviendo tanto tiempo con esa legislación. Y creo que el mismo nivel de protección que se da a un concebido sin ningún tipo de minusvalía o malformación debe darse a aquel del que se constate que carece de algunas de las capacidades que tienen el resto de los concebidos.»


Alberto Ruiz-Gallardón, Ministro de Justicia en la entrevista concedida ayer a La Razón

Las declaraciones del Ministro constituyen un salto cualitativo en la defensa de la vida. Son un fuerte aldabonazo a las posiciones de la izquierda proabortista que, cautiva de sus dogmas, asume desde hace tiempo  aberraciones éticas como la eugenesia, que formó parte del corpus doctrinal del nazismo. 


Pero suponen un terremoto que promete avivar un amplísimo expectro de conciencias adormiladas que justifican hoy el crimen abyecto del aborto con tal de deshacerse de una carga "insoportable" como  el nacimiento de un niño con minusvalías, con el mismo razonamiento que llevaría a justificar la eutanasia para librarse de la "pesada" carga de unos padres ancianos y disminuidos. Es un atroz subproducto de una sociedad materialista  como la nuestra que abomina verbalmente del nazismo al tiempo que justifica ignorante sus prácticas en función de una concepción hedonista de la vida.


Dios quiera que no nos quedemos sólo en el titular y que se haga, por fin más pronto que tarde, una ley justa que proteja a los más débiles de entre los débiles. 


No creo que haya ninguna otra lucha que merezca más la pena.


LFU