Posiblemente me equivoque, pero para
mí que con tanto hablar de los pitidos y abucheos anunciados por el rancio
nacionalismo vasco y catalán, les están haciendo -y muy bien- el caldo gordo, que es lo que
buscan estos impresentables. Están que se salen porque jamás un altavoz tan potente les salió tan
barato.
Los nacionalistas son catetos por
definición y nada mejor que un cateto que ir a la capital y que se note y si no, véase la foto. Así
que a Esperanza Aguirre no se le ha ocurrido mejor forma de “zaherirlos” que
proclamar su deseo de que se suspenda el partido y se juegue a puerta cerrada.
Vamos, tanto como regalarles una portada gratis en el New York Times. Craso error, Presidenta.
Miren ustedes: si silban, lo
mejor es no hacerles ni caso. Se baja el sonido ambiente y que rabien. Ni
siquiera medio minuto de gloria y al día siguiente, en la prensa, silencio
total. Si quieren publicidad que se la paguen o que compren el Gara o el Avui
del Lara de La Razón.
Y si alguno se pasa en el insulto, para eso está el artículo
543 del Código Penal:
“Las ofensas o ultrajes de palabra, por escrito o de hecho a España, a
sus Comunidades Autónomas o a sus símbolos o emblemas, efectuados con
publicidad, se castigarán con la pena de multa de siete a doce meses.”
Para eso están las cámaras y la
Fiscalía General del Estado. Si alguno quema una bandera nacional o insulta a
nuestra Patria, deténgasele, (si es posible, con colleja) y procésesele, pero no le demos tres cuartos al
pregonero.
Al menos, es lo que yo,
modestamente, pienso.
LFU