"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

8 de mayo de 2012

Los Franceses y su bandera








En estas últimas elecciones presidenciales francesas hemos podido comprobar cómo nuestros vecinos nos emulan en lo que al afecto a la bandera nacional se refiere. De arriba abajo, desde Le Pen hasta el PCF, vemos cómo la derecha se enorgullece de su bandera y la izquierda la esconde, la sustituye por la roja, blanca y roja, gay......... e incluso por la inefable republicana española, que es la que más se ve en las últimas manifestaciones de nuestra izquierda patria, que abomina cada vez más de nuestra bicolor.

Curioso paralelismo entre dos naciones tan diferentes....

27 de abril de 2012

Por caridad

Hay demasiada gente que está sufriendo y no podemos mirar para otro lado....porque nos rodean. Desde aquí os pido a todos que ayudéis a Cáritas, con dinero, con alimentos, con lo que sea y que recéis para que Él nos ayude a superar una crisis que nos ha cogido muy bajos de defensas. LFU

24 de abril de 2012

José Antonio



Nació para morir el 24 de abril de 1903. Murió para vivir siempre el 20 de noviembre de 1936.

Su corta pero intensa vida, su inigualable estilo, su coraje, su dolorido patriotismo y su sentido de la justicia social está condensado en la que para mí es su obra cumbre: su testamento, redactado con increíble serenidad y pulcritud literaria, pocas horas antes de caer fulminado por las balas de un pelotón de fusilamiento.

Siempre Presente.

LFU

18 de abril de 2012

«A quien se humilla Dios ensalza»

Tal escribió Miguel de Cervantes en El Quijote y viene al caso su cita tras la declaración del rey Juan Carlos. Humildad y agradecimiento son virtudes humanas tan fundamentales como harto infrecuentes y son muestra de sabiduría.

En este caso y aunque no le quedara otra, creo que el gesto es de agradecer. No está España para dar pábulo a acometidas republicanas y mucho menos si vienen promovidas por la izquierda sectaria y jacobina de siempre. El Jefe del Estado debe dar ejemplo y si no lo ha dado de austeridad y de oportunidad, al menos si lo ha dado de humildad, que falta hace.

Ojalá cundiese el ejemplo y, empezando por el mismo rey -que no solo debería pedir perdón por lo del elefante- fructificasen los actos de contricción.

LFU

16 de abril de 2012

Despropósito real


«Despropósito» es el término que define mejor el devenir de la familia real desde hace unos años y que está colocando a la Corona al borde del abismo, precisamente en el momento menos propicio para jugar con una institución vertebradora como ésta para la nación española.

Como defiende el maestro Enrique de Aguinaga en su libro "Aquí hubo una guerra" la verdadera transición de nuestra era contemporánea fue el franquismo. Una transición de la República a la Monarquía cuya extensión -provocada inicialmente por los despropósitos de D. Juan, dispuesto a aliarse primero con Hitler y luego con el liberalismo más rancio con tal de acceder al Trono- fue positiva tanto para España, que alcanzó cotas de paz, bienestar y desarrollo desconocidas hasta entonces, como para la propia Corona, que llegó sin prisas ni sobresaltos, de acuerdo con los mecanismos constitucionales de un Estado constituido como Reino desde 1947 y con la lealtad del ejército y las instituciones y el apoyo popular heredado de su predecesor en la jefatura del Estado, Francisco Franco.

Juan Carlos quiso no obstante desde el principio de su reinado sacudirse la legitimidad de su reinado en el régimen del 18 de julio y ampliar la base social de la Corona nadando entre dos aguas y tratando de asentar la Corona también en sectores de la izquierda, objetivo que logró temporalmente con su actitud en el 23-F (no digo cual) y su buena sintonía con los gobiernos de Felipe González. Ello le valió además, ganarse el apoyo de los medios que hasta ahora habían condescendido siempre con cualquier desliz del titular de la Corona.

Desafortunadamente, en los últimos años la Corona parece haber perdido el oremus. Los discutibles matrimonios de las infantas son fuente inagotable de erosión para la institución. El enfrentamiento abierto entre el Rey y la Reina – ella parece haberse hartado del descaro de la preferida y él le culpa de su excesiva tolerancia en la elección conyugal de sus hijos- y el escaso tacto de Su Majestad a la hora de manejar sus negocios personales y planificar sus aventuras cinegéticas (menudo 14 de abril), amenazan con socavar los escasos apoyos que sostienen a la institución, colocando al Príncipe Felipe en una peligrosa e incómoda tesitura.

El problema es que con la que está cayendo y conociendo al paisanaje que puebla la piel de toro, sólo nos faltaba el salto a la república para hundirnos en el abismo. Y es que quienes hablan alegremente de ello no han parado a pensar lo que sería tener a un Peces Barba cualquiera de Jefe del Estado. Para eso, sinceramente prefiero al Rey y más después de escuchar a al pobre Tomás Gómez cuyo alegato republicano puede causarle a la causa tricolor aún más daño que el que causó a la pobre Chacón con su postrero apoyo en el último congreso de Sevilla.

Mis simpatías por la figura de Juan Carlos son perfectamente descriptibles. Pero pensando en España y sólo en España, espero que se toque a rebato en la Corona, dejen de una vez de dar tan lamentable espectáculo y se acerquen a la triste realidad de una sociedad a la que la ruina económica ha cogido baja de defensas como consecuencia de una terrible decadencia moral. Aún están a tiempo de enderezar el rumbo. Mientras Garzón, Bardem, Tomás Gómez y Willi Toledo enarbolen banderas republicanas estoy dispuesto a que me nombren gentilhombre de cámara. Pero no nos lo pongan tan difícil.

LFU

11 de abril de 2012

Necesidad de liderazgo

Cuando todo se tambalea, cuando la nave zozobra es necesario más que nunca que una mano firme agarre el timón y que la tripulación sienta la fuerza, seguridad y el empuje de su capitán. En la guerra, como en los mercados, las naves sin timonel acaban a la deriva y son blanco idóneo del enemigo y la especulación.

España asiste atribulada a una serie de turbulencias de difícil comprensión para la mayoría. No llegará al 1% de la población el porcentaje de españoles que tengan una somera idea de lo que significa la prima de riesgo o el diferencial con el bono alemán. Lo único que perciben es que las cosas no van bien y quieren poder confiar en quien tiene las riendas de la nave.

Para que los mercados recuperen la confianza en España, es preciso que antes España confíe en quien la gobierna. Y eso no se consigue adoptando perfiles bajos, lanzando globos sonda, dejando que cada uno hable por su cuenta y el gobierno y el partido que lo soporta parezca un gallinero. Hoy más que nunca hace falta un liderazgo en España que demuestre firmeza y aporte seguridad y eso se echa en falta en Mariano Rajoy, que está como desaparecido.

Resulta conveniente jubilar de una vez al sociólogo de cabecera y agarrar el toro por los cuernos, diciendo claramente lo que se quiere y se va a hacer, porqué y para qué. Sin globos ni contradicciones. Y que los españoles que no saben lo que es el Ibex o la prima de riesgo sepan de una vez que mientras ellos duermen, hay alguien que maneja la nave con firmeza y sin titubeos.

LFU

10 de abril de 2012

El obispo de Alcalá y la homosexualidad

Transcribo a continuación el magnífico artículo de Francisco José Fernández de la Cigueña ayer en su blog en Intereconomía, que clarifica de forma cristalina y sin ambajes cual es la postura de la Iglesia sobre la homosexualidad, ante la manipulación que desde los medios de la izquierda se ha hecho de las palabras de Monseñor Reig y la que desde El Mundo se hizo de las palabras de Mons- Mtnez. Sistach.

O lo que la Iglesia sostiene

No voy a salir en defensa de Don Juan Antonio Reig, obispo de Alcalá de Henares, por haber expresado la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad. Expuso lo que la Iglesia sostiene. Y eso los católicos no lo defendemos. Lo profesamos.

Trinidad Jiménez ha dicho que eso es preconstitucional. Y tiene razón. Preconstitucional de nuestra actual Constitución y hasta de la de Cádiz. La Iglesia no acepta el ejercicio de la homosexualidad. Sostiene que es pecado. No que sea pecado ser homosexual sino practicarlo. También dice lo mismo de la heterosexualidad fuera del matrimonio. También es pecado.

Y la Constitución no es apenas nada para la Iglesia. Ha habido muchísimas. Y ninguna varió su doctrina. La Constitución de la Iglesia es Jesucristo. Y a Él es a quien tiene que obedecer.

El cardenal de Barcelona no se ha desmarcado del obispo de Alcalá ni ha acudido a apagar ningún fuego. Piensa lo mismo y lo dice. Tal vez con menos claridad pero en la misma línea. Hay que respetar a la persona del homosexual. Y a toda persona. Un homosexual puede llegar a santo. Como un heterosexual. Pero no por practicar su tendencia. Como el heterosexual tampoco salvo que la practique en el matrimonio.

Pues esa es la doctrina de la Iglesia. La que propone. Monseñor Reig no ha dicho nada nuevo. ¿Ha hablado de infiernos terrestres? Pues los hay. Muchos. En una tendencia y en la otra. El mundo de los chaperos, como el de los puteros, es bien triste. En los que los utilizan y en el de los utilizados. No resiste la menor comparación con el de aquellos que llegan al final de sus días amándose y rodeados del amor de sus hijos y de sus nietos. Claro que el matrimonio no es ninguna panacea. Requiere vivirlo en el amor. Y para ello ayuda mucho la gracia de Dios.

La Iglesia viene enseñando lo mismo desde que Cristo la fundó. Y el obispo de Alcalá no ha hecho más que exponer esa doctrina. ¿Qué a algunos les molesta? Es problema suyo. Por ser homosexual no se deja de ser católico. Practiquen o no practiquen su tendencia. Ahora, si no les gusta lo que la Iglesia manda, y que si no se sigue tampoco excluye de la Iglesia y el problema se resuelve en el confesonario, donde te perdonarán hasta más de setenta veces siete, con comprensiva aceptación de las debilidades humanas, pues fuera tampoco pasa nada. Hasta que llegue el juicio de Dios. Y en él ninguno podemos entrar. Porque nos supera con muchísimo.

F.J.Fernández de la Cigoña