"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

9 de febrero de 2012

Caso Garzón. Una Sentencia impecable.

Del Fundamento de Derecho Decimosegundo de la Sentencia del Tribunal Supremo de 9 de febrero de 2012 (dictada por unanimidad de la Sala Primera de lo Penal):

"3. En la conducta del acusado, pues, la injusticia consistió en
acoger una interpretación de la ley según la cual podía intervenir las
comunicaciones entre el imputado preso y su letrado defensor basándose
solamente en la existencia de indicios respecto a la actividad criminal del
primero, sin considerar necesario que tales indicios afectaran a los letrados.
Lo cual resulta inasumible desde cualquier interpretación razonable
del Derecho, al conducir directamente a la autorización normalizada de la
intervención de las comunicaciones entre el imputado en prisión y su
letrado defensor, reduciendo así con carácter general el derecho de defensa
exclusivamente con base en la gravedad del delito investigado y en los
indicios existentes contra el primero, que son precisamente los que
determinan su permanencia en prisión provisional. Bastaría entonces para
justificar la supresión de la confidencialidad en las comunicaciones del
imputado con su letrado defensor con basar la prisión provisional en el
apartado 2 del artículo 503 de la LECrim (evitar el riesgo de que el
imputado cometa otros hechos delictivos). Esta forma de actuar causaría
una destrucción generalizada del derecho de defensa, que no tiene cabida
en la Constitución.

4. En el caso, el acusado causó con su resolución una drástica e
injustificada reducción del derecho de defensa y demás derechos afectados
anejos al mismo, o con otras palabras, como se dijo ya por el instructor,
una laminación de esos derechos, situando la concreta actuación
jurisdiccional que protagonizó, y si se admitiera siquiera como discutible,
colocando a todo el proceso penal español, teóricamente dotado de las
garantías constitucionales y legales propias de un Estado de Derecho
contemporáneo, al nivel de sistemas políticos y procesales característicos
de tiempos ya superados desde la consagración y aceptación generalizada
del proceso penal liberal moderno, admitiendo prácticas que en los tiempos
actuales solo se encuentran en los regímenes totalitarios en los que todo se
considera válido para obtener la información que interesa, o se supone que
interesa, al Estado, prescindiendo de las mínimas garantías efectivas para
los ciudadanos y convirtiendo de esta forma las previsiones
constitucionales y legales sobre el particular en meras proclamaciones
vacías de contenido.

La resolución es injusta, pues, en tanto que arbitrariamente
restringe sustancialmente el derecho de defensa de los imputados en
prisión, sin razón alguna que pudiera resultar mínimamente aceptable."

(...)

III. FALLO

Debemos condenar y condenamos al acusado Baltasar Garzón Real como
autor responsable de un delito de prevaricación del artículo 446.3º, en concurso
aparente de normas (artículo 8.3) con un delito del artículo 536, párrafo primero,
todos del Código Penal, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la
responsabilidad criminal, a la pena de multa de catorce meses con una cuota
diaria de 6 euros, con responsabilidad personal subsidiaria conforme al artículo
53 del Código Penal, y once años de inhabilitación especial para el cargo de juez
o magistrado, con pérdida definitiva del cargo que ostenta y de los honores que
le son anejos, así como con la incapacidad para obtener durante el tiempo de la
condena cualquier empleo o cargo con funciones jurisdiccionales o de gobierno
dentro del Poder Judicial, o con funciones jurisdiccionales fuera del mismo, así
como al pago de las costas procesales, incluidas las de las acusaciones
particulares. Sin condena en cuanto a responsabilidad civil."

Definitivamente, hoy es un gran día para el Estado de Derecho.

Y, por cierto, el decano del Colegio de abogados de Madrid y el Consejo General de la Abogacia, ha han quedado como Cagancho en Almagro. Cobarde, Lamentable y vergonzoso.


LFU

8 de febrero de 2012

Leguina descubre a Garzón

Se puede decir más alto, pero no más claro. Podéis leerlo pinchando aquí

Chapeau, Sr. Leguina y gracias por decir nada más y nada menos que la Verdad.

(Como por alguna razón extraña el blog ha "desaparecido" de la red, copio a continuación una copia almacenada en el caché del artículo aún a riesgo de que me pase lo mismo)

LFU


ACLARACIÓN

Ante la confusión –bastante interesada- en torno a los procesos penales abiertos contra el juez Garzón, y con el objeto de aclarar -si es que ello fuera necesario- mi anterior entrega titulada “El cántaro y la fuente”, añadiré lo que sigue:
Es bien sabido que Baltasar Garzón tiene abiertos tres procesos en el Tribunal Supremo, a saber: 1) Por ordenar escuchas a los abogados defensores en el asunto Gürtel sin ser éste un caso de terrorismo, 2) por haber obtenido financiación de un banco (el Banco Santander, contra el cual había un procedimiento en su juzgado) para unas conferencias que el juez impartió en los EEUU y 3) Por haber incoado y cerrado un procedimiento penal proveniente de unas denuncias sobre desapariciones forzadas bajo el franquismo.
Me fijaré, exclusivamente, en este tercer asunto, que es, de lejos, el que más confusión y más literatura viene produciendo.
Garzón abrió esta causa a finales de 2006 y la cerró el 18 de noviembre de 2008. ¿Qué hizo Garzón durante esos dos años? Nada durante el primer año y medio y durante el otro medio año solicitó información (providencias del 28 de agosto y del 25 de septiembre de 2008) sobre desapariciones y enterramientos clandestinos en toda España. Asuntos ambos que no son competencia de la Audiencia Nacional, cuyo juzgado número 5 ocupa Garzón.
Pese a esa evidente falta de competencias, el 16 de octubre de 2008, el juez Garzón dictó un auto declarándose competente y para declararse competente introdujo en el procedimiento un nuevo delito: un delito contra altos organismos de la Nación (delito para el cual sí es competente la Audiencia Nacional), en el cual estaría incurso el “Alzamiento Nacional”. En dicho auto suministraba los nombres y apellidos de los responsables del “Alzamiento Nacional”, afirmando allí, por dos veces, que todos los implicados estaban ya muertos, como, por otro lado, era público y notorio.
Pese a que la notoriedad de los fallecimientos exime de probar la muerte de los implicados, Garzón requirió los correspondientes certificados de defunción. Y aquí viene el truco. ¿Para qué pidió esos certificados? Para –eso dijo él mismo- declarar extinguidas esas responsabilidades, lo cual suponía (implícita pero indudablemente) la existencia de esas responsabilidades. Una declaración de responsabilidad que es ajena a la capacidad de cualquier juez instructor.
Cuando le llegaron los certificados de defunción, Garzón, mediante otro auto, hizo lo que ya había anunciado: declaró extinguidas las responsabilidades y el proceso volvió a su ser inicial: las desapariciones forzadas, para cuya investigación el juez Garzón carecía y carece de competencia alguna. Es decir, Garzón se declaró incompetente apenas un mes después de haberse declarado competente.
En resumen, ¿qué investigación ha realizado Garzón respecto a las desapariciones denunciadas? Ninguna. ¿Qué investigación ha ordenado respecto al “Alzamiento Nacional”? Ninguna.
Pero, ¿ha infringido Garzón en este asunto alguna norma jurídica? Según algunos prestigiosos procesalistas, Garzón, durante este viaje a ninguna parte, se ha saltado: a) la prohibición de incoar un proceso de inquisición general, b) la norma que señala las competencias de la Audiencia Nacional, c) el artículo 25 de la Constitución, d) más de una decena de preceptos del Código Penal, e) otros tantos artículos de la Ley de Enjuiciamiento criminal, etc., etc. Actuaciones antijurídicas que el Juez Campeador ha emprendido bien a sabiendas o bien por ignorancia culpable, es decir, prevaricando.
¿Con qué objeto se ha metido Garzón en este jardín?
Responder a esta cuestión no es fácil, pero conociendo al personaje, no es arriesgado suponer que pretendía abrir una causa general contra el franquismo (imitando a la que Franco abrió contra la II República) al amparo de la última moda ideológica, aquella que sostiene que la Transición fue producto de la cobardía, como lo fue la Ley de Amnistía de 1977. Ley que el mismo Garzón consideró aplicable cuando alguien quiso abrir un proceso penal a causa de los asesinatos cometidos en Paracuellos y en Torrejón a finales de 1936. Una Ley que según la moda revisionista hoy tan en boga no se aprobó en aras de la reconciliación nacional, sino para dotar de impunidad a los franquistas… y, claro, según los neo-antifranquistas (éste es el último carro al que se ha subido el juez estrella), ha llegado la hora, por fin, de hacer justicia.
¿Y quién está mejor dotado para hacer “Justicia universal” que el juez de marras?

7 de febrero de 2012

Valle de los Caídos. Toda la verdad

Aquí podéis ver íntegro el interesantísimo documental emitido hace días por Intereconomía Televisión sobre el Valle de los Caídos.

Vaya aquí mi homenaje emocionado al gran periodista y español Juan Blanco Ortega, cuyo testimonio aparece en el documental y que tanto ha aportado sobre la historia del Valle de los Caídos. Ayer, Juan rindió su vida ante el Altísimo tras una larga enfermedad que nunca le quebró el ánimo ni la dignidad, que supo mantener intacta a lo largo de su vida. Descanse en paz y brille para él la luz perpetua.

3 de febrero de 2012

¿Temer a Dios o al Demonio?



Soy seguidor desde hace años, del blog del Padre Fortea, con el que he tenido el privilegio de hablar en ocasiones suscitando mi admiración por su vastísima cultura, su serenidad de ánimo y su potente fe. Por casualidad he accedido a este video en el que con meridiana claridad y sin miramientos habla del Infierno, del demonio, de las posesiones, lanzando un mensaje nítido. Es más importante temer a Dios -que no es tenerle miedo sino amarle y reverenciarle- que al Demonio que se muestra impotente ante la fe.

Merece mucho la pena ganar 10 minutos y verlo hasta el final.

LFU

30 de enero de 2012

Miradlos bien


Pilar Bardem
Marisa Paredes
Lola Herrera
José Sacristán
Juan Diego Botto
Aitana Sánchez Gijón
Luis Eduardo Aute

Todos estos «personajes», en unión de Llamazares, Lara, Zerolo, Méndez y Toxo y del asesino convicto y confeso de sacerdotes Marcos Ana -interesante paradoja la del criminal tras la pancarta- han insultado a la Justicia, clamando impunidad para un presunto delincuente con nada menos que tres causas abiertas en el Supremo por prevaricación y cohecho, los delitos más graves que puede cometer un funcionario público en el ejercicio de sus funciones.

Jamás en los últimos cuarenta años hemos tenido que asistir a un espectáculo tan bochornoso y tan escasamente edificante desde el punto de vista democrático. No tengo duda alguna que el padrecito Stalin estaría muy orgulloso de todos éstos, sus aventajados discípulos, nunca suficientemente bien ponderados.

Definitivamente, en este país se ha perdido el norte.

LFU

Para reflexionar

25 de enero de 2012

Caso Garzón: Grave ataque al Estado de Derecho


No cabe duda de que Garzón es un astuto propagandista de sí mismo. Está consiguiendo con notable éxito darle la vuelta a sus procesos a base de denigrar gravemente al Estado de Derecho español, que parece no tener quien le defienda, salvo, curiosamente, sus acusadores, que ya han recibido lo suyo porque en este país no sólo parece que Garzón es inviolable, sino que la acusación particular debe reunir unos determinados requisitos ideológicos a gusto del matrix progre.

Repugna a cualquier jurista la imagen que del sistema judicial español está dando la izquierda mediática –tve incluida- empeñada en la perversión semántica de calificar el proceso como el de los “crímenes del franquismo”, cuando lo que se está dilucidando es la colosal, manifiesta y desvergonzada actitud de quien decidió prescindir absolutamente de la legislación procesal y sustantiva vigente, utilizando la justicia a su antojo para alimentar su ego, incrementar su caché y, de paso, procurarse el apoyo mediático de una izquierda que no ha sido capaz de salir del insondable pozo guerracivilista en el que la introdujo Zapatero. Se echa en falta que el Gobierno de España salga en defensa de su sistema judicial y del Tribunal Supremo poniendo los puntos sobre las íes.

La causa de prevaricación a la que se enfrenta Garzón estos días es, junto con la de las escuchas ilegales, la más claramente apreciable desde el punto de vista jurídico, puesto que la actitud del Juez fue contumaz, desafiante y orgullosa. Menos clara, por oculta, es la de los pagos del Santander, aunque es moralmente la que más daño puede hacerle, al cuestionar directamente su honorabilidad personal ante el olor del dinero.

Hasta el propio Garzón y sus defensores son conscientes de su culpabilidad, pues no hay más que ver cual ha sido la estrategia de la defensa en esta causa tanto por su defensa como por la fiscalía (¿): la célebre y lamentable doctrina Botín, que el propio Supremo ya se encargó de revisar con el caso Atucha, gracias, por cierto a la labor de Manos Limpias. El peso de la defensa se basa en argumentar la nulidad del proceso alegando que la acusación particular no puede por sí sola sustentar la acusación.

Las resoluciones de Garzón en este caso –recomiendo vivamente su lectura- son de aurora boreal. Por eso no se entendería su absolución, si no es en una indeseable clave política de evitar una tormenta mediática contra el Tribunal Supremo, que trataría de condenarlo por el primero escurriendo el bulto en el segundo. Esto no sólo sería muy lamentable para la salud de nuestro estado de derecho, sino que crearía un precedente peligrosísimo para el futuro.

Es hora de que el Tribunal Supremo esté a la altura de las circunstancias y resuelva en derecho y también de que el Gobierno salga en defensa de las instituciones judiciales ante el escarnio internacional al que están siendo sometidas por quienes tan escaso respeto demuestran por el imperio de la ley.

LFU