TÍTULO: Somewhere
AÑO: 2010
DURACIÓN: 98 min.
DIRECTOR: Sofia Coppola
GUIÓN Sofia Coppola
MÚSICA Phoenix
FOTOGRAFÍA Harris Savides
REPARTO Stephen Dorff, Elle Fanning, Chris Pontius, Michelle Monaghan, Kristina Shannon, Karissa Shannon, Alden Ehrenreich, Lala Sloatman
PRODUCTORA Focus Features / Pathé / Medusa Film / Tohokushinsha / American Zoetrope
WEB OFICIAL http://www.somewherethemovie.com
PREMIOS 2010: Festival de Venecia: León de Oro - mejor película
SINOPSIS Johnny Marco (Stephen Dorff) es un actor de gran éxito cuya vida de excesos y lujo cambia por completo cuando, sin previo aviso, se presenta su hija de once años (Elle Fanning), fruto de un matrimonio fracasado. Johnny es una estrella de cine que vive en un lujoso hotel de Hollywood, conduce un ferrari y sale con bellas mujeres sin comprometerse con ninguna.
Como “peros” que legítimamente se pueden poner a esta película cabe enumerar: el estilo deliberadamente moroso y reiterativo que ayuda poco al desarrollo de la historia; que ésta se parece demasiado a la mejor acabada y con más ritmo “Lost in translation”; que la intención moralizante es tan obvia que acaba empalagando, que el humor de la directora aparece aquí menos sutil, menos punzante que en otras ocasiones. Todas estas objeciones, con ser ciertas, no apagan el fogonazo de belleza que sucede en la película.
Sucede en la película la aparición de la hija preadolescente del protagonista y la pantalla se llena: de la ternura que sólo las hijas tienen; de la dulzura, ingenuidad e inteligencia que la feminidad infantil atesora en su transición a ser mujer, y su presencia, suave y discreta, silencia, apaga la sordidez de la vida de un padre en disolución, y naturalmente provoca una crisis para su padre treintañero y perpetuo adolescente cuya fibra moral queda resucitada. Todo ello por asistir a la irrupción de la belleza irreversible de tener una hija, de sentirse padre.
César Utrera-Molina
SINOPSIS Johnny Marco (Stephen Dorff) es un actor de gran éxito cuya vida de excesos y lujo cambia por completo cuando, sin previo aviso, se presenta su hija de once años (Elle Fanning), fruto de un matrimonio fracasado. Johnny es una estrella de cine que vive en un lujoso hotel de Hollywood, conduce un ferrari y sale con bellas mujeres sin comprometerse con ninguna.
Como “peros” que legítimamente se pueden poner a esta película cabe enumerar: el estilo deliberadamente moroso y reiterativo que ayuda poco al desarrollo de la historia; que ésta se parece demasiado a la mejor acabada y con más ritmo “Lost in translation”; que la intención moralizante es tan obvia que acaba empalagando, que el humor de la directora aparece aquí menos sutil, menos punzante que en otras ocasiones. Todas estas objeciones, con ser ciertas, no apagan el fogonazo de belleza que sucede en la película.
Sucede en la película la aparición de la hija preadolescente del protagonista y la pantalla se llena: de la ternura que sólo las hijas tienen; de la dulzura, ingenuidad e inteligencia que la feminidad infantil atesora en su transición a ser mujer, y su presencia, suave y discreta, silencia, apaga la sordidez de la vida de un padre en disolución, y naturalmente provoca una crisis para su padre treintañero y perpetuo adolescente cuya fibra moral queda resucitada. Todo ello por asistir a la irrupción de la belleza irreversible de tener una hija, de sentirse padre.
César Utrera-Molina