"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

19 de noviembre de 2010

Testamento


En la víspera del aniversario de la muerte de Francisco Franco, nada mejor que divulgar, de nuevo, su testamento político. El testimonio postrero de fe y de amor a España de quien ha sido uno de los mejores gobernantes de su Historia, por el desarrollo y la paz que logró para nuestra patria.

“Españoles: Al llegar para mí la hora de rendir la vida ante el Altísimo y comparecer ante su inapelable juicio pido a Dios que me acoja benigno a su presencia, pues quise vivir y morir como católico. En el nombre de Cristo me honro, y ha sido mi voluntad constante ser hijo fiel de la Iglesia, en cuyo seno voy a morir. Pido perdón a todos, como de todo corazón perdono a cuantos se declararon mis enemigos, sin que yo los tuviera como tales. Creo y deseo no haber tenido otros que aquellos que lo fueron de España, a la que amo hasta el último momento y a la que prometí servir hasta el último aliento de mi vida, que ya sé próximo.

Quiero agradecer a cuantos han colaborado con entusiasmo, entrega y abnegación, en la gran empresa de hacer una España unida, grande y libre. Por el amor que siento por nuestra patria os pido que perseveréis en la unidad y en la paz y que rodeéis al futuro Rey de España, don Juan Carlos de Borbón, del mismo afecto y lealtad que a mí me habéis brindado y le prestéis, en todo momento, el mismo apoyo de colaboración que de vosotros he tenido.

No olvidéis que los enemigos de España y de la civilización cristiana están alerta. Velad también vosotros y para ello deponed frente a los supremos intereses de la patria y del pueblo español toda mira personal. No cejéis en alcanzar la justicia social y la cultura para todos los hombres de España y haced de ello vuestro primordial objetivo. Mantened la unidad de las tierras de España, exaltando la rica multiplicidad de sus regiones como fuente de la fortaleza de la unidad de la patria.

Quisiera, en mi último momento, unir los nombres de Dios y de España y abrazaros a todos para gritar juntos, por última vez, en los umbrales de mi muerte, "¡Arriba España! ¡Viva España!"

17 de noviembre de 2010

Apocalipsis 3:15-17


Apocalipsis 3:15-17 - 15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. !Ojalá fueses frío o caliente! 16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca

Confieso que es lo primero que me ha venido a la mente al leer la nota del Arzobispado de Madrid sobre la situación del Valle de los Caídos, que reproduzco a continuación. Con todo respeto, muy tarde y muy mal, Eminencia.


La resistencia de la Comunidad Benedictina y el acoso intolerable que viene sufriendo desde hace muchos meses, merecía mayor firmeza y compromiso de la jerarquía eclesiástica. Hasta que no decidieron salir con el Santísimo a la calle y los fieles han llenado el Valle, hartos del abuso de poder gubernamental, se ha echado en falta el respaldo de la jerarquía eclesiástica que, con esta nota, se ha retratado de forma blanda y contemporizadora. Como dice mi buen amigo Guillermo, cuando ven que el que arriesgó triunfa no han tardado mucho en uncir su tiro al carro del posible vencedor.....


LFU


Nota de prensa del Arzobispado de Madrid sobre el culto en la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos

«Ante los últimos hechos acaecidos en la Abadía Benedictina de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, las diversas valoraciones al respecto difundidas en los medios de comunicación y las numerosas consultas dirigidas al Arzobispado de Madrid, resulta necesario aclarar lo siguiente:

1. Por Convenio suscrito en 1958 entre la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos y la Abadía Benedictina de Santo Domingo de Silos, la Orden Benedictina tiene encomendada la libre organización del culto en la Basílica del Valle de los Caídos, sin injerencia de la autoridad civil, que sólo puede intervenir cuando así lo requiera el orden público.

2. Tal disposición es totalmente conforme con la garantía del libre y público ejercicio del culto, que el Acuerdo suscrito en 1979 con el Estado Español reconoce a la Iglesia Católica, y con la ley de Memoria Histórica que reconoce el carácter exclusivo de culto y enterramiento de ese lugar sagrado.

3. El Arzobispado de Madrid ha seguido con atención las conversaciones entre los representantes de la Abadía y del Patrimonio Nacional y, por su parte, ha mantenido contactos con estas instituciones y últimamente también, de forma cercana, con la Delegación del Gobierno en Madrid, con el fin de que el culto pueda seguir celebrándose sin riesgo para los fieles que accedan a la Basílica. Así, el interés primordial de este Arzobispado ha sido, en todo momento, ayudar a la Comunidad Benedictina a llevar adelante su misión, de modo que los fieles que desean acudir a ese lugar sagrado para celebrar el culto divino puedan hacerlo libremente y de manera segura.

4. El Arzobispado de Madrid continuará colaborando para que se solucionen cuanto antes los problemas de seguridad en el acceso a la Basílica, de modo que los fieles puedan volver a participar del culto que se celebre en el interior ya desde las próximas fiestas de Navidad.»

15 de noviembre de 2010

Acoso al Valle de los Caídos. La tentación de la autocomplacencia










El domingo amaneció el día frío, lluvioso y con niebla. Todo invitaba a guardar algo más de cama, y desayunar tranquilamente, pero muchos decidimos dar testimonio de nuestro compromiso con la fe y la justicia acudiendo al Valle de los Caídos para arropar a la Comunidad Benedictina con nuestra presencia y nuestra oración. Salí de casa a las 10.15 para llegar con holgura a la misa anunciada para las 11. Pero todas mis previsiones se fueron al traste al comprobar que eran muchos miles los que habían vencido la pereza y habían decidido estar allí. Ante los anuncios del colapso de la carretera de La Coruña, el Abad decidió retrasar la misa a las 12 iniciando el rezo del Santo Rosario para dar tiempo a los miles de fieles atrapados en el monumental atasco.
Fue impresionante y emocionante, pero tal vez insuficiente. Las estimaciones más razonables hablan de entre 3.000 y 5.000 personas, que son muchas teniendo en cuenta las condiciones climatológicas adversas.

Pero me resulta dificil entender qué hace falta para que los católicos se movilicen, de verdad, ante un atropello tan flagrante como éste.
¿Dónde estaba el Cardenal Arzobispo? ¿Donde los obispos auxiliares? ¿Dónde los movimientos y Concregaciones religiosas, Opus Dei, Regnum Christi, Comunión y Liberación, Camino Neocatecumenal?. ¿Habrían actuado así de haberse cerrado la Catedral de La Almudena?

Para dar la respuesta hay que mirar al odio de la izquierda y a los complejos de la derecha hacia un lugar que alberga la Cruz más grande del mundo y los restos de más de 40.000 españoles que murieron defendiendo su ideal. Y es que allí está enterrado Francisco Franco, el blanco de todo el odio y rencor acumulado de la izquierda y el nombre a esquivar a toda costa por la derecha. Treinta y cinco años después de la muerte de Franco, hay demasiado idiota acomplejado temeroso de contaminarse de «franquismo» por subir al Valle de los Caídos, uno de los templos más impresionantes del mundo dedicados a la exaltación de la Santa Cruz.

El mismo sábado, los voceros de la izquierda volvían a asustar a la gente alertando de la prevista concentración de "neonazis" y "fascistas" el domingo en el Valle. Y seguro que más de uno ha sido sensible a la vieja trampa. Entre los miles de fieles que acudimos a la Santa misa no hubo un sólo grito, ni una sola estridencia, ni el más mínimo rastro de nazis ni de fantasmas. Pero entre las ausencias, muchas de ellas destacadas, sobraba el miedo y faltaba la vergüenza.

Ayer no se trataba de recordar a Franco, cosa perfectamente legítima, por cierto. Sino de acudir a misa para dar testimonio de cristianos ante una repugnante injusticia de un gobierno sectáreo y anticlerical que ha cerrado un templo alegando excusas inventadas. Pero muchos aún no se han dado cuenta.


Otros muchos sí lo hicimos, y debemos seguir haciéndolo todos los domingos hasta que el Gobierno ceda. Ayer no tuvo más remedio que abrir el recinto del Valle, pero no debemos parar hasta que abra la Basílica de una vez. Lo de ayer fue un paso importante, pero no debemos caer en la autocomplacencia. Falta mucho camino por recorrer. Mientras tanto, aquí os dejo los vínculos de muchas informaciones sobre la misa de ayer.

LFU
ABC Multitudinaria asistencia a la misa en la explanada del Valle de los Caídos La presencia de miles de fieles obliga a Patrimonio a abrir el Valle de los Caídos
Unos 2.000 vehículos han colapsado las carreteras de acceso a El Escorial, provocando atascos de hasta 10 kilómetros >
EL MUNDO
LA VANGUARDIA
Videos:
Entrevistas a Antonio Torres y al Padre Abad

11 de noviembre de 2010

Las flechas de mi haz.....


Ignoro si el estilista de Victoria's Secret mantiene el puesto tras el desfile, o ha sido sometido a un intenso tratamiento de reeducación, pero estoy seguro de que la modelo representante de la Sección Femenina hizo las delicias de la vieja guardia....


(A veces es conveniente buscar sonrisas en medio de tanto desastre)


LFU

10 de noviembre de 2010

Las mentiras del Gobierno sobre la situación del Valle de los Caídos


Los hechos que se desprenden de la documentación existente son muy diferentes a las falsedades y ruedas de molino que se nos quieren hacer tragar a los españoles, creyentes o no, para justificar el cierre ilegal de un lugar de culto y religioso como es la Basílica Pontificia de la Santa Cruz, así como del recinto completo del Valle de los Caídos que también tiene la naturaleza de lugar de culto y religioso conforme viene a corroborar la misma Ley de la Memoria Histórica.

PRIMERA MENTIRA. En una primera fase, hace aproximadamente un año, se trató de justificar el entonces cierre unilateral de las instalaciones destinadas al culto y del conjunto del Valle de los Caídos, con el argumento falaz de la inseguridad supuestamente derivada de fallas en la estructura del interior de la Basílica, tal como se mencionó de forma expresa en carta firmada por el Subsecretario de la Presidencia y dirigida al Padre Abad, argumento que fue categórica y rigurosamente desmontado por los resultados del pormenorizado informe técnico que a petición del Padre Abad se realizó a los efectos, en el cual se concluyó que el tal supuesto riesgo es sencillamente nulo.

SEGUNDA MENTIRA. Ante la desfachatez del la primera mentira, intentaron una segunda. Ahora se trataba de unos supuestos indicios de que había riesgo de que se perpetrará un atentado terrorista en la Basílica. Alguien con un poco de sentido común en el Ministerio de la Presidencia debió poner el grito en el cielo, y pronto abandonaron tan peregrina como escandalosa idea.

TERCERA MENTIRA. Posteriormente , en escrito enviado ahora por Patrimonio Nacional, se vino a trasladar otro nuevo y supuesto riesgo a la escultura monumental denominada La Piedad, pieza religiosa de gran trascendencia para los católicos por su significado y por haber sido consagrada en su día y, por supuesto, para todas las personas de buena voluntad y sensibles al patrimonio histórico artístico de España.
De nuevo, diversos expertos en la materia, incluida la Fundación Juan de Ávalos, pusieron con toda la razón el grito en el cielo para denunciar esta nueva mentira y el destrozo que se pretendía hacer con dicha pieza escultórica religiosa.
Ese destrozo, evidente por las fotografías y al que se negaron algunos honestos técnicos del mismo Patrimonio, fue lo que de forma tan valiente como decidida impidió personalmente el Padre Abad, interponiéndose físicamente entre los operarios y la Piedad, de lo cual se guardó un audio completo de tal intervención.
Unos días antes, en una patética rueda de prensa dada por funcionarios de Patrimonio Nacional al pie de La Piedad, se trató de hacer creer a los medios de comunicación allí convocados que el Padre Abad y la Comunidad Benedictina habían dado su autorización para proceder a la supuesta restauración de la escultura.

CUARTA MENTIRA. Pero aún suponiendo sin conceder que fuera necesario reforzar la seguridad de La Piedad, jamás aceptó Patrimonio Nacional ni el Ministerio de la Presidencia, a quienes el Padre Abad lo solicitó por escrito en numerosas ocasiones, el aportar y consensuar con los técnicos que asesoran a la Comunidad Benedictina, ningún plan de actuaciones técnicas, plazos de ejecución de la obra, ni nada de lo que suele ser lo normal y procedente en estos casos.
Sencillamente sólo querían y quieren tener una excusa para mantener cerrado sine die el Valle de los Caídos.
El entonces Subsecretario adscrito al Ministerio de la Presidencia, trató de amedrentar al Padre Abad, -en uno de sus muchos y desesperados intentos porque cediera la posesión del Valle de los Caídos-, exigiéndole que dejará de resistirse y que comprendiera que los católicos han dejado de existir en España. Curiosamente ayer el ministro José Blanco le enmendaba la plana al Santo Padre y a la Iglesia Española arguyendo que cada vez tiene menos seguidores.
Ante tanto desvarío, desfachatez y mentiras por parte del gobierno que nos ha tocado sufrir, no cabe sino acudir como se está haciendo a los Tribunales para que se de cabal cumplimiento a la ley, a los medios de comunicación nacionales y extranjeros para exponer y documentar la verdad y, por último, los católicos a la Santa Misa a que hemos sido convocados todos los domingos a las 11:00 h. a las afueras del recinto del Valle de los Caídos, todo ello con todo el respeto a la legalidad vigente y a los Guardias Civiles que no son responsables del las órdenes que reciben, aunque debieran tener en cuenta la manifiesta ilegalidad de las mismas, pues ésta podría alcanzarles en su día sin poder alegar "obediencia debida".

8 de noviembre de 2010

Viva Cristo Rey. Misa de campaña en el Valle de los Caídos







Ayer, mientras el Papa llenaba de alegría los corazones de miles de españoles en su visita apostólica a Barcelona, Jesucristo Rey del Universo salió al encuentro de los que le buscaban a las puertas de acceso al recinto del Valle de los Caídos, desafiando el cierre ilegal e injusto de Su casa por un gobierno que ha alcanzado cotas inimaginables de persecución y miseria contra una de las mayores Basílicas de la Iglesia Universal.

Si creía el gobierno que puede ponerle puertas a Dios, ayer tuvo su emocionante respuesta con el gesto valiente de toda la Comunidad Benedictina que custodia el sagrado lugar, llevando el Santísimo a las puertas del recinto para desafiar a la fuerza utilizada por el gobierno para impedir a los fieles que accedieran a la Basílica a celebrar la Eucaristía.

No recuerdo jamás una misa tan emocionante. A muchos de los que allí estábamos, se nos humedecieron los ojos al ver al Santísimo sobre una mesita que hacía las veces de Sagrario en medio de un pequeño pinar al borde de la carretera. No sólo bajó la Comunidad en pleno. También el Coro ¡y hasta el organista, con un pequeño órgano “de campaña”. Todo lo cuidaron, para que Dios estuviese como en su casa. Y es que esos pinares, en una fría y gris mañana de otoño se convirtieron en un emocionante y bello templo en el que todos nos sentíamos más cerca de Él.

Ayer éramos pocos, doscientos, tal vez. Pero mañana serán muchos más y así todos los domingos hasta que se haga justicia de una vez. Con un nudo en la garganta escuchamos la insólita homilía del Padre Santiago Cantero, quien nos recordaba el grito de Viva Cristo Rey con el que abrazaron la vida eterna tantos cristianos perseguidos por su fe. Y qué consuelo escuchar en la voz firme y decidida de un sacerdote recordarnos que nadie se acuerda a los clérigos acomodaticios que en tiempo de persecución pactaron con los verdugos para salvar la vida, mientras la Iglesia honra en sus altares a los que supieron morir sin renegar de su fe.

Os dejo con el testimonio gráfico de un acontecimiento único, que nunca pensé que me tocaría vivir y con las valientes palabras del Padre Santiago Cantero OSB en una mañana que ya nunca jamás podré olvidar.

HOMILÍA - XXXII DOMINGO T. O. (CICLO C)

Queridos hermanos en Cristo Jesús:

Las lecturas de hoy resultan sugerentes sobre todo para dos aspectos de nuestra vida actual. Por un lado, nos encontramos en el mes de noviembre, dedicado a la intercesión por las almas de los difuntos: se abre con la solemnidad de Todos los Santos, que nos recuerda que todos estamos llamados a la santidad ante Dios y a la salvación eterna; y al día siguiente prosigue con la conmemoración de los Fieles Difuntos, que instituyó el abad cluniacense San Odilón a inicios del siglo XI.

Es precisamente en el segundo libro de los Macabeos donde se encuentran algunos de los textos en los que la Iglesia Católica fundamenta la creencia en el Purgatorio o unas penas purgatorias, que es un dogma de fe definido por el II Concilio de Lyon en 1274. Para pasar a contemplar la belleza infinita de Dios, las almas deben estar limpias de toda mancha dejada por sus pecados. Nosotros podemos ofrecer nuestras oraciones, penitencias, limosnas y sobre todo el Santo Sacrificio de la Misa para que las almas que se encuentran en ese estado puedan pasar a disfrutar de Dios.

En el texto que hoy se ha leído, contemplamos la firme esperanza de los hermanos Macabeos en el premio eterno por su muerte martirial en defensa de la fe. “Dios quiere que todos los hombres se salven”, dice San Pablo. Y Jesús nos habla de la inmortalidad, pues Dios “no es Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos están vivos”. Dios desea que todos podamos llegar a gozar de la visión de Él en el Cielo. La secta de los saduceos, que trataron de poner a prueba a Jesús, tuvo su origen precisamente en la época de los Macabeos: fueron los judíos helenizantes que colaboraron con las autoridades impías y aceptaron elementos provenientes del paganismo y del racionalismo. Serían unos de los responsables en llevar a Jesús al Calvario. Aquí entra la segunda consideración.

Los Macabeos son un ejemplo de martirio en tiempos de persecución religiosa. No tenían miedo a la muerte, porque creían en el premio eterno. Jesucristo ha culminado lo que ellos anticiparon y se ha convertido en el Gran Mártir de la verdad y del amor de Dios, la Víctima que se ha ofrecido al Padre para redimirnos del pecado y abrirnos las puertas del Cielo. Por eso todos los mártires han dado desde entonces su vida por Él y con Él.

Hoy vivimos tiempos difíciles para la fe en España y el testimonio de los mártires debe servirnos de estímulo frente a la adversidad. Ayer mismo celebrábamos la memoria de los mártires españoles del siglo XX. En el avión de venida, el Santo Padre Benedicto XVI dijo ayer que España está sufriendo una ofensiva laicista muy semejante a la de los años 30. Vosotros mismos lo podéis contemplar hoy en esta celebración, que a mí me recuerda a las misas del Beato mártir Jerzy Popieluszko en la Polonia de los años 80. Por ello, debemos mirar el valor de los mártires para llenarnos nosotros mismos de valor.

Traigamos a la memoria los cerca de 50 católicos asesinados esta semana en Irak por elementos islamistas. Ojalá los católicos españoles seamos capaces de decir con convicción lo que ha dicho el cardenal arzobispo de Bagdad: “No tememos la muerte”.

Es preferible una Iglesia mártir −y recordemos que la palabra mártir significa “testigo”− que una Iglesia connivente con el mal por temor a perder un bienestar temporal. A medio y largo plazo, la Iglesia que realmente pervivirá será la primera. Hoy no honramos a ciertos eclesiásticos que en los años de la persecución en México pactaron los denominados “arreglos” con el gobierno masónico, sino que veneramos como santos y beatos a los mártires cristeros, procedentes sobre todo del pueblo sencillo.

No tengamos miedo a defender la verdad de Cristo. San Juan Crisóstomo fue desterrado dos veces por denunciar públicamente la corrupción de la corte de Constantinopla, pero ante la persecución afirmaba: “Decidme, ¿qué podemos temer? ¿La muerte? ‘Para mí la vida es Cristo y una ganancia el morir’. ¿El destierro? Del Señor es la tierra y cuanto la llena’. ¿La confiscación de los bienes? ‘Sin nada vinimos al mundo y sin nada nos iremos de él’. Yo me río de todo lo que es temible en este mundo y de sus bienes. No temo la muerte ni envidio las riquezas. Yo leo esta palabra escrita que llevo conmigo: […] ‘Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo’”.

Evitemos el odio que pueda surgir en nuestro corazón hacia quienes persiguen la fe. Oremos por ellos y que el amor de Cristo venza el muro del odio. Pero, sin dejar de amarles, sepamos también mostrar nuestra firmeza, porque el Señor está con nosotros y tenemos que defender su heredad, de la que forman parte las iglesias y los lugares de culto. Que podamos decir con convencimiento las mismas palabras que el abad benedictino Santo Domingo de Silos dijera a un rey de Navarra en el siglo XI: “La vida podéis quitarme, pero no más”.

Quiero terminar extractando algunos preciosos versos de una canción que entonaban los cristeros mexicanos y que revelan el valor y el anhelo de eternidad que debemos tener. Dicen así: “El martes me fusilan / a las seis de la mañana / por creer en Dios eterno / y en la Gran Guadalupana. […] Matarán mi cuerpo, pero nunca mi alma. / Yo les digo a mis verdugos / que quiero me crucifiquen, / y una vez crucificado / entonces usen sus rifles. […] No tengo más Dios que Cristo, / porque me dio la existencia. / Con matarme no se acaba / la creencia en Dios eterno: / muchos quedan en la lucha / y otros que vienen naciendo. […] ¡Viva Cristo Rey!”

Que la Santísima Virgen nos alcance del Espíritu Santo el don de fortaleza y haga que la visita del Santo Padre traiga sobre nuestra querida y atribulada España frutos copiosos de una fe recia y de un espíritu ardiente.

5 de noviembre de 2010

6 de noviembre, día de los Mártires de la Guerra civil española



La Iglesia celebra mañana el día de los mártires de la Guerra civil española, recibiendo al Papa Benedicto XVI en Santiago de Compostela. Las cifras ponen de manifiesto la magnitud de la barbarie: fueron asesinados 12 obispos, más de 4000 sacerdotes, 2365 religiosos, 283 religiosas, y un número difícil de calcular de laicos católicos.

Hoy traigo aquí un ejemplo de familia cristiana propuesto por Benedito XVI, que fue martirizada por el odio y la sinrazón del marxismo.

María Teresa Ferragud, nacida en Algemesí en 1853, fue asesinada en Alzira en 1936 -a los 83 años- tras ver cómo martirizaban a sus cuatro hijas religiosas, que se habían refugiado en la casa familiar al comenzar la Guerra Civil. Los milicianos arrestaron a las cuatro hijas, pero la madre “quiso seguirlas para no abandonarlas” diciendo a los verdugos: “Donde van mis hijas voy yo”.

En 1931 al llegar la República, las 3 primeras hermanas, del Monasterio de Agullent debieron permanecer en su casa dos meses. Regresaron al monasterio hasta la revolución de 1936, cuando nuevamente se refugiaron en su casa de Algemesí, hasta que fueron detenidas el 19 de octubre de 1936 junto con su anciana madre, B. María Teresa Ferragud Roig y otra hija suya religiosa agustina, B. Josefa Massiá, estuvieron en prisión en el convento de Fons Salutis), y fueron asesinadas el 28 de octubre de 1936, día de Cristo Rey. Los milicianos quisieron dejar a la madre, pero ésta se opuso y quiso acompañar a sus hijas para animarlas en la hora suprema. Fueron martirizadas y asesinadas en Cruz Cubierta de Alzira.

La sangre de los mártires es semilla de cristianos.

Bienvenido a España, Santidad.

LFU