
Esta imagen merece dar la vuelta al mundo para escarnio de la clase política española. Resulta indignante la falta de pudor de la que ha hecho gala el Senado con ocasión de la comparecencia del Presidente de la Generalidad de Cataluña.
Mientras se pide un esfuerzo ímprobo a los funcionarios, se congelan exigüas pensiones a nuestros mayores y se exige un plus de austeridad al conjunto de la Sociedad, el Senado -cámara inútil donde las haya- derrocha el dinero de todos en un paripé esperpéntico para que un cordobés se haga entender por un ceutí hablando en una lengua que, para más inri, no es la suya materna.
Era sumamente facil dar una lección de sentido común y dirigirse a los representantes del pueblo español en la lengua común de todos. Pero no, era preciso hacer de nuevo una estúpida demostración identitaria a costa de un erario público esquilmado, entre otras cosas, por la sangría que representa el sistema autonómico.
Estos políticastros miserables se merecen tener que salir a gorrazos de sus escaños. Ya no habrá Pavías que hagan el trabajo por todos, pero al pueblo le sobran motivos para acudir con cacerolas a la puerta de las Cortes para justicia y escarmiento.
LFU