«(…) Franco se encontraba mucho mejor, y aunque no recibía oficialmente visitas, si se reunía con algunas personas de su entorno. Hacía en Madrid mucho calor y a él le gustaba sobre todo dar largos paseos por el jardín del Pardo. El día 4, cuando le acompañaba, llegó el Príncipe de España. Vinieron también doña Sofía y los niños. Franco habló con ellos con gran cariño. Le oí decir:
-Aquí estoy un poco solo, por eso me gusta que me vengan a ver.
Efectivamente, por aquél entonces en el palacio no había nadie de la familia. Sus nietos estaban en el pantano y el Caudillo –yo lo notaba- se encontraba un poco huérfano de cariño. En un aparte, don Juan Carlos me interrogó sobre el estado clñínico de Su Excelencia y aprovehcé para responderle:
-Una de las cosas esenciales que precisa es afecto, el cariño de todos a los que él considera su familia y, pienso que entre ellos incluye a Su Alteza y a sus hijos.
-me parece muy bien, yo haré lo que pueda –me aseguró el Príncipe.
Luego añadió:
-Todo lo que tengo, se lo debo a él. (…)»
«Los últimos 476 días de Franco». Dr. Vicente Pozuelo Escudero. Ed. Planeta. 1980. Página 47
-Aquí estoy un poco solo, por eso me gusta que me vengan a ver.
Efectivamente, por aquél entonces en el palacio no había nadie de la familia. Sus nietos estaban en el pantano y el Caudillo –yo lo notaba- se encontraba un poco huérfano de cariño. En un aparte, don Juan Carlos me interrogó sobre el estado clñínico de Su Excelencia y aprovehcé para responderle:
-Una de las cosas esenciales que precisa es afecto, el cariño de todos a los que él considera su familia y, pienso que entre ellos incluye a Su Alteza y a sus hijos.
-me parece muy bien, yo haré lo que pueda –me aseguró el Príncipe.
Luego añadió:
-Todo lo que tengo, se lo debo a él. (…)»
«Los últimos 476 días de Franco». Dr. Vicente Pozuelo Escudero. Ed. Planeta. 1980. Página 47