"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

16 de abril de 2010

Más Memoria histórica

Hoy tengo que dar las gracias a Y yo me la llevé al Río, por rescatar del arcano de la memoria un magnífico texto del Teniente General Guttiérez Mellado, -del que confieso nunca imaginé que suscribiría con entusiasmo texto alguno- que merece la pena leerse con atención:

«La guerra acabó con una victoria por la que no se va a pedir ahora perdón, como pretenden algunos; lo que no supone que no merezcan comprensión y respeto los que lucharon limpiamente al otro lado. El régimen que surgió legitimado con la victoria no puede ser juzgado hasta que desaparezcan quienes vivieron aquella etapa en la vida de España; cuarenta años de historia no constituyen una etapa transitoria para volver a empezar e ignorar este periodo, y querer basar cualquier actividad política en lo que pasó en la guerra es no querer que la paz siga imperando en España. El respeto a la memoria de Franco ha de ser aceptado por todos y es piedra de toque para que la paz sea posible... El olvidar nuestra guerra y mirar hacia adelante no supone entreguismo, claudicación ni humillación para ninguno, sea cual fuere el bando en que luchó, sino, al contrario, paz donde antes hubo lucha; convivencia pacífica en vez de posiciones agresivas y permanente cooperación en vez de acciones contrapuestas; relaciones políticas normales contra la dialéctica de la violencia. Todo ello encuadrado en un mapa político nuevo que permita las discrepancias ideológicas pero exigiendo y respetando unas reglas de juego iguales para todos.»

Teniente General Manuel Gutiérrez Mellado, 1977.

13 de abril de 2010

Aquelarre por Garzón en la Complutense

(fotografía tomada de Libertad Digital)

Retomando el hilo de mi anterior entrada, muy difícil se lo están poniendo a los magistrados del Supremo para modificar su criterio tras la vergonzosa mascarada protagonizada hoy por los sindicatos apesebrados UGT y CCOO y lo más granado de la izquierda sectaria y guerracivilista, encabezada por el patético Carlos Jiménez-Villarejo quien, entre otras barbaridades difícilmente igualables, acusó al Tribunal Supremo de ser el órgano de expresión del nuevo fascismo español, de complicidad con la tortura y de favorecer la delincuencia organizada, llegando a afirmar en el éxtasis de su intervención que "es incompatible con la democracia que se puedan aceptar querellas de partidos de extrema derecha" (sic). ¡Y el señor fiscal se ha quedado tan ancho!

Desconocía que el tío de la Trini padeciera trastornos psicológicos tan pronunciados, pero sus familiares deberían procurar reservarle para mejor ocasión, evitando sus desvaríos totalitarios con tanta publicidad.

De los sindicatos, ¡qué vamos a decir a estas alturas! Cuatro millones y medio de parados y se convierten en paladines del nefasto juez, como si su inocencia estuviera entre las principales preocupaciones de los que están pasando hambre y necesidad. Hace falta ser golfos.

La escenografía no podía ser más patética. Gritos de ¡No pasarán!, banderas de la Segunda República y añoranzas de la Escuadrilla del Amanecer, García Atadell, Carrillo y la Checa de Fomento. Sólo faltó que salieran de allí desfilando a tomar la Acorazada Brunete. Y atención al retrato de Garzón a lápiz de diez por cinco metros, con estilo de cartel de guerra de la CNT de los años 30, que pronto nos hartaremos de ver serigrafiados en camisetas, que lo del Ché está ya un poco demodé.

Y es que la cabra siempre tira al monte. El acto de esta mañana es la demostración más palpable del carácter totalitario, antidemocrático y sectario de la izquierda de España. Jamás en los últimos 35 años se ha producido un ataque más frontal, una presión más revolucionaria contra el Poder Judicial. La izquierda, esta izquierda jacobina y cainita, sólo quiere la democracia para lo que le interesa, pero no puede evitar que se le note su ramalazo estalinista que hoy, de nuevo, ha vuelto a reverdecer entre los muros de una Ciudad Universitaria que hoy se ha llenado de cieno, de ridículo y de vergüenza.

LFU

12 de abril de 2010

La Izquierda busca la condena de Garzón


Cualquiera que –como el que escribe- haya vestido la toga unas cuantas veces, sabe muy bien que una de las reglas de oro del derecho procesal –o, mejor dicho, del ejercicio del derecho de defensa- es no encabronar gratuitamente al juzgador, porque al fin y a la postre y más para bien que para mal, estamos tratando con personas y es conveniente no predisponerlas en nuestra contra.

Dicho esto, no dejo de preguntarme qué hay detrás de la insólita estrategia que está siguiendo la izquierda en su defensa del nefasto Juez Garzón, y es que, con amigos como éstos, Garzón no está muy necesitado de enemigos.

Quizás tiendo a sobrevalorar la maestría de la izquierda en el campo de la agitación y propaganda, pero sinceramente me escama tanta torpeza y me huelo que alguien de la propia izquierda está maniobrando de forma maquiavélica para acabar de una vez por todas con Garzón, un tipo ciertamente desaconsejable en el que nadie con mediano juicio puede confiar.

Y es que a nadie con un mínimo sentido común se le ocurre defender la inocencia de una persona tratando de desprestigiar a la acusación –véase en este caso Falange Española de las JONS y Manos limpias-, poniendo a parir al Tribunal Supremo, órgano encargado de su enjuiciamiento y querellándose contra el magistrado instructor. Y como le faltaba la guinda al pastel, los sindicatos no encuentran mejor cosa –con cuatro millones de parados- que llamar a manifestarse a sus vagos y maleantes en defensa del juez mártir, que para algo les pagamos todos su sueldo. Lo han hecho todo, todo, menos defender con argumentos la inexistencia de delito o la ausencia de responsabilidad criminal. Y esto empieza a oler a podrido.

Yo si fuera el abogado de Garzón me echaría a temblar. Si a la argumentación impecable, precisa e incontestable del juez Varela –para más inri, hombre de izquierdas- sólo son capaces de increpar a los querellantes por su ideología y proclamar que el fascismo se ha adueñado del Tribunal Supremo por querer sentar en el banquillo a un juez que ha dado muestras más que demasiadas de su sectarismo, falta de vergüenza y sobrada ineptitud, el destino del reo es más negro que la túnica de los nazarenos del Gran Poder.

Creo que la Falange y Manos Limpias han hecho un verdadero favor al Estado de derecho dando el primer paso para acabar con la increíble impunidad de tan nefasto funcionario. Pero alguien desde la izquierda o, al menos desde el sector más taimado de la misma, se ha aprestado de inmediato, con el insólito circo que ha montado, a mover los hilos necesarios para que acaben de darle la puntilla.

LFU

7 de abril de 2010

Crimen en Seseña. La hipocresía de una sociedad decadente.

Estremecedores resultan los detalles que se van conociendo del terrible crimen de Seseña. Y muy preocupantes las reacciones de políticos y contertulios, discutiendo si se debe o no legislar en caliente y si conviene endurecer las penas o rebajar la edad penal.

Y es que lo verdaderamente preocupante no es la mayor o menor dureza de las penas, sino el modelo de sociedad que, desde el poder político y mediático están creando desde hace décadas en toda Europa. La educación en valores como el cumplimiento del deber, el sacrificio, el orden o la disciplina desaparecieron para dejar paso a una cultura proteccionista y hedonista en la que el valor de la tolerancia se ha prostituido con la ausencia de referentes de un comportamiento moral de acuerdo con el derecho natural, que ha sido totalmente proscrito y desterrado de la enseñanza. La crisis de la familia, célula natural en la que el individuo encuentra su seguridad, está dejando una sociedad desestructurada y sin referentes morales válidos que han sido los que han cimentado la civilización cristiana, la más avanzada de las que existen en la tierra.

Los niños y los jóvenes necesitan ejemplos edificantes que poder imitar, pero los niveles de audiencia televisiva nos abren los ojos a la espeluznante realidad de una sociedad de adultos más preocupados por la vida sentimental de Belén Esteban o la paternidad de mengano y de zutano y por los resultados de la liga que por saber dónde y con quien están sus hijos, qué mensajes están recibiendo a través de la televisión y qué hacen en su tiempo libre.

Si nuestro sistema penal era válido para los menores hace veinte años, y ahora no, tenemos que preguntarnos si de verdad tenemos que cambiarlo o tenemos que tratar de transformar la sociedad. Yo me inclino por esto último.

Hay motivos de sobra para alarmarse y estar alerta ante la sociedad en la que están creciendo nuestros hijos. Y procurar cada día con nuestro ejemplo, darles a nuestros hijos, al menos, una mínima parte de lo que nosotros recibimos de nuestros mayores, esa generación «reprimida y puritana» que nos dejó una España mucho mejor que nosotros no hemos sabido defender.

LFU

5 de abril de 2010

Feliz Pascua de Resurrección

(Valle de los Caídos. Resucitado de Juan de Ávalos en el Cementerio de los monjes benedictinos)

26 de marzo de 2010

Semana Santa



A la belleza de estas imágenes del traslado del Cristo de la Buena Muerte a hombros de sus legionarios -que Dios quiera no tengamos que añorar dentro de poco tiempo- quiero acompañar las palabras que allá por el año 1957 pronunciase el autor de mis días en un vibrante pregón de la Semana Santa malagueña (que quien quiera puede escuchar en esta página de la Cofradía de Mena):

Pregón de José Utrera Molina (1957)

«El dolor de la liturgia se aminora porque consuela la alegría de saber que, a pesar de su muerte cercana, Cristo se quedará para siempre entre nosotros. Avanza y se aproxima el Jueves Santo, día solemne lleno de la majestad del dolor, reencuentro de la humanidad entera con Jesucristo.

Málaga se enfrenta sublimada, encendida, con el misterio de la Redención desbordando para ello el genio de su arte y su belleza. Málaga se pone en pie y contempla con el alma estremecida el drama del calvario, sintiendo como suyo el dolor religioso de estas tristes jornadas evocadoras.

No hay lírica mentirosa y barroca en la exaltación del fervor de nuestro pueblo. Hay una viva emoción teológica ante la presencia en las calles de las imágenes, ante el realismo dramático de los Cristos, ante el dolor y la amargura de las Vírgenes sollozantes.

Anochecido, sale de su templo el Cristo de los legionarios y sentimos al verlo el sudor de sus sienes, viendo en sus ojos, en su boca, en sus pómulos febriles el ansia y el esfuerzo por fijarse en todos los infortunios. Entre las sombras de la noche todos miran a Cristo, rezan ante la dramática expresión de su agonía. Agonía de hombre que padece la angustia de todas las muertes, todos al mirarle sufren con él, adivinando la fiebre que le hunde en el cuerpo las uñas de la fe, el vibrante escozor de la garra ardiente de las manos, el dolor de las arterias que ayer llevaban las dulzuras de la vida y hoy se convierten en dogales aprisionantes, ante trance supremo se pasar la soledad humana de la muerte. Al contemplarlo parece que nos habla queriéndonos decir que sólo saber vivir quien bien se muere. Entre una larga fila de enlutados penitentes, altos capirotes, hachones encendidos en la noche, el Cristo de la Buena Muerte camina, doblada la cabeza, lleno el rostro de paz, la desazón partida, vencedor por amor de la muerte, dulce muerte que ya no tiene el signo trágico de una guadaña ensangrentada por emblema, sino expresión de paz y reposo infinito.

Todas las miradas se concentran en el negro clavel de sus heridas, marchan atrás los soldados del Tercio legionario, lento y firme andar tras de su himno que es, sin duda, la marcha nupcial del legionario cuando quiere desposarse con la muerte. Avanzan con los rostros erguidos, alta la frente, dura la mirada, embriagados de banderas y de gloria. Ya entra la procesión por la calle de Larios y un escalofrío de emoción traspasa el alma, dulcemente mecido camina el Cristo ente banderas, guiones y estandartes, entre hombres rudos amigos del amor y de la muerte, entre un estruendo de tambores se escucha la romántica canción del legionario y entre músicas, plegarias y silencios, parece como si la muerte, por el borde de Dios fuera cantando.» JOSÉ UTRERA MOLINA

Que paséis todos una feliz Semana Santa y feliz Pascua de Resurrección.

LFU