Con motivo de la próxima manifestación contra el aborto -yo no me manifiesto contra los matices de la nueva regulación- pensaba escribir sobre la dificultad que me supone hablarles a mis hijas del verdadero motivo por el cual su madre y yo (y ellas también), nos vamos a meter en una bulla el próximo día 17 de octubre. Sin embargo,el malagueño Jesús Cotta, a quien leo con habitualidad, se me ha adelantado en su blog Los días de mis noches, con una aplastante y reconfortante claridad. Por eso, me limito a reproducir sus palabras, con las que me siento identificado. LFU
«El niño pequeño y la moral adulta»
«Los niños pequeños entienden bien qué es mentir, robar y pegar, porque sienten a veces el impulso de hacerlo para conseguir sus objetivos o bien lo hacen. Pero les cuesta mucho entender qué es la separación de unos padres, el suicidio y el aborto, porque esos tres actos no sólo nunca les han tentado sino que ni siquiera se les ha ocurrido que se puedan hacer.
El niño se queda perplejo cuando se entera de que los padres de un amiguito suyo se han separado. No logra entender cómo los que se unieron para engendrarlo a él no forman ya esa unidad gracias a la cual él comprende el universo y se siente seguro en él. Tampoco entiende que alguien quiera poner fin a esa vida que es para él una fuente de maravilla y asombro. A pesar de ello, se me ocurren ciertos argumentos que pueden conseguir que un niño entienda por qué los mayores se separan o se suicidan.
Pero, ¿con qué argumentos morales puede uno justificar ante un niño el aborto? ¿Le habla uno de eugenesia? ¿Le cantamos las bondades del utilitarismo biológico? ¿Le decimos que es mejor que no nazcan niños enfermos? ¿Le dice uno: "Si tu madre te hubiese abortado, habría estado en su derecho" o "Lo que las madres llevan en la barriga no son bebés, sino ectoplasmas"? ¿Le decimos que los carniceros de las clínicas abortistas son médicos tan respetables como su pediatra?
Pocas veces he entendido mejor que hoy aquello de Sed como niños.»
Jesús Cotta Lobato
"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO
5 de octubre de 2009
2 de octubre de 2009
Madrid 2016. Un buen trabajo.
Escribo esta entrada de urgencia, treinta minutos antes de que el COI diga su última palabra sobre las candidaturas de Madrid y Río de Janeiro. Madrid se merece ser elegida, por el trabajo excepcional que ha hecho el equipo de Madrid 2016, pero la decisión está en manos de 94 hombres y mujeres que sólo responden ante su propia conciencia. Si finalmente resulta elegida, será un triunfo de toda España. Si no, tendremos la sensación del deber cumplido, podremos volver con la cabeza bien alta y al menos habrá servido para ver como una nación entera –menos los indeseables de siempre- aparca por un momento sus luchas cainitas para empujar con fuerza en la misma dirección.
Que Dios reparta suerte.
LFU
1 de octubre de 2009
La fuerza de la mentira. ZP quiere rendir el Alcázar de Toledo, 73 años después.
Decía Jean-Françoise Revel que la primera de las fuerzas que mueven al mundo es la mentira. Hoy varios medios de comunicación se hacen eco de la decisión del Ministerio de Defensa de eliminar, en el nuevo Museo del Ejército que tendrá sede en el Alcázar de Toledo, cualquier vestigio, rastro o mención del terrible asedio que sufrió la fortaleza desde el 18 de julio hasta el 28 de septiembre de 1936, una de las páginas de heroísmo más legendarias de la historia de España que alcanzó repercusión mundial.
En esto consiste la memoria histórica del infame y sus secuaces: en eliminar cualquier rastro material de aquella parte de la historia que les incomoda con el inicuo objetivo de que se diluya en las generaciones venideras, a las que se adoctrinará convenientemente utilizando la mentira como arma de propaganda. Es decir, un ejemplo palmario de nacional-socialismo en estado puro administrado en vena por un gobierno democrático en su origen, que no en su ejercicio.
Al contemplar con infinita tristeza las malvadas intenciones de los que pretenden borrar la historia con odio retrospectivo, viene a mi memoria la actitud digna, caballerosa y ejemplar de aquellos oficiales y soldados del ejército republicano que no dudaron en presentar armas ante el cadáver del Capitán Cortés muerto en la heroica defensa del Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza. Aquellos soldados, hermanos y enemigos, en un gesto de grandeza, supieron reconocer en las piedras derrotadas del Santuario el valor, la entrega y el heroísmo de sus defensores. En cambio, los que hoy se proclaman sus herederos, no contentos con vilipendiar a los que lucharon en el bando nacional, se afanan por esconder el rastro de la gloria como justificación de su infinita miseria.
Pues bien, por mí que no quede. A Dios gracias, Internet tiene también sus grandezas y una de ellas –y bien gorda- es que van a tener muy complicado ponerle puertas al campo. Y como muestra, el video que hoy sirve como homenaje a los héroes que hace setenta y tres años ofrecieron su vida por Dios y por España, entre las ruinas gloriosas de un Alcázar de Toledo que ni los bombardeos, ni los cañones, ni las minas, ni el hambre ni la muerte pudieron rendir, cuya memoria permanecerá viva para siempre en el corazón de muchos españoles de bien.
LFU
30 de septiembre de 2009
Ha muerto el Teniente General Gavilán
José Ramón Gavilán Ponce de León, un as de la aviación española y Teniente General en la reserva del Ejército del Aire, falleció el pasado sábado 19 de septiembre.
Falangista de la primera hora, fue enlace de Mola, en los días que precedieron al Alzamiento Nacional. Participó también en un comando secreto para la liberación de José Antonio Primo de Rivera de la cárcel de Alicante y facilitarle su huida en un barco alemán. Tras luchar como alférez provisional de Infantería en la Ciudad Universitaria de Madrid, durante la Guerra Civil se enroló en la recién creada Arma de Aviación. Allí luchará, con el empleo de teniente con la 3ª Escuadrilla Azul en el frente ruso, consiguiendo nueve derribos. De vuelta a España, creó la Escuela de Reactores, siendo el primer piloto español en volar en uno de ellos.
Entre otras condecoraciones, le fueron concedidas la Gran Cruz del Mérito Aeronáutico, del Mérito Militar, del Mérito Naval, 1 Cruz de Guerra y 3 Rojas del Mérito Militar, Laureada colectiva de la Ciudad Universitaria, Cruz de Hierro de 1ª y 2ª clase, y Cruz del Águila alemana con espadas.
Su vida da un giro cuando es elegido 2º jefe de la Casa Militar del Generalísimo y como tal vive en primera línea el asesinato de Carrero Blanco, la elección de Arias Navarro y la agonía y muerte de Francisco Franco, de la que fue testigo directo de excepción.
Sus memorias publicadas en el año 2005 por La Esfera de los Libros, constituyen una fuente indispensable de consulta para el estudio de nuestra historia más reciente.
Tuve el honor de tratar al General Gavilán en los últimos años en el Patronato de la Fundación Francisco Franco y de que me dedicase su libro de memorias en su domicilio.
Descanse ya en paz el bravo piloto, el fiel falangista y el gran soldado español.
José Ramón Gavilán Ponce de León
PRESENTE
P.D.- El funeral por su eterno descanso tendrá lugar el miércoles 30 de septiembre a las 19.00 horas en la Parroquia del Buen Suceso (c/Princesa, 43) de Madrid.
29 de septiembre de 2009
Adivina adivinanza
¿Qué periódico nacional con serios problemas económicos está echándole una manita al Gobierno a costa del principal partido de la oposición?
¿Qué partidas presupuestarias han aumentado en grado tal, que han prolongado el mutismo de los sindicatos mayoritarios e incrementado sensiblemente su cariño por el presidente?
Maldito parné……
LFU
¿Qué partidas presupuestarias han aumentado en grado tal, que han prolongado el mutismo de los sindicatos mayoritarios e incrementado sensiblemente su cariño por el presidente?
Maldito parné……
LFU
25 de septiembre de 2009
Francisco Rivera «Paquirri». Brindar por España
Mañana sábado hará veinticinco años que un toro de Sayalero y Bandrés de nombre «Avispado» le arrancó trágicamente la vida a un torero poderoso y de raza que ocupa ya un lugar de honor en el escalafón de la historia de nuestra fiesta. Recuerdo, de pequeño, aquellos carteles tan repetidos de Paquirri, Manzanares y Capea en la feria de Málaga y la imagen que tengo de Francisco Rivera es la de la fortaleza, el dominio y la honestidad. Recuerdo la consternación que me causó su muerte, no sólo por sus caracteres de tragedia, sino por el dolor que adiviné en mi padre y en mi hermano José Antonio, que tantas tardes le había acompañado por las plazas de toda España y sentía por él una sincera amistad.
Hoy, cuando su vida y su muerte se recuerda por los cuervos rebuscando en el morbo de su intimidad, yo quiero rendirle mi modesto tributo reproduciendo a continuación el artículo que mi padre, José Utrera Molina escribió una tarde de julio de 1978 bajo la emoción de un gesto noble, valiente de todo un torero y un caballero español. LFU
«Brindar por España»
Creo, y lo proclamo con el dolor que siento, que no puede existir una amargura más lacerante ni una angustia más profunda que la de contemplar, cercana e irreparable, la pérdida de la sagrada unidad de España, la ruptura de su ser nacional, la vergonzosa aniquilación de su integridad, la mutilación próxima de su cuerpo físico y hasta, incluso, el secuestro de su alma metafísica.
Pues bien, el espectáculo bochornoso de esta entrega increíble, la sonoridad culpable de tantos silencios, la falta significativa de palabras de compromiso, tuvo el jueves una notable excepción. Una excepción que, lejos de ser una anécdota, adquiere valor de verdadera y esencial categoría.
Desde la plaza de toros de Barcelona, un torero español, Francisco Rivera «Paquirri», tuvo el coraje, el valor y la gallardía de brindar, ante los micrófonos de radiotelevisión española, y, por lo tanto, ante millones de espectadores, por la unidad de la Patria, por la paz de España y afirmar, a continuación, que él ofrecería a gusto, si fuese necesario, la vida por ella.
Resulta estremecedor este bello gesto, limpio y antirretórico, del diestro de Barbate y contrastan sus palabras, pronunciadas con firmeza, con lentitud y sin cautela, sin timidez, pero también sin orgullo y, sobre todo, sin asomo de flamenquismo, con la jerga desvergonzada, con los términos ambivalentes, con las expresiones equívocas que hoy se alzan en la vida de Espoaña con la amenaza de liquidar para siempre cualquier asomo de dignidad y de hombría. No sé si «Paquirri» habrá dado en la arena una lección de arte taurino. Tal vez sus verónicas no tuvieron el temple de otras veces y sus manos no estuvieron bajas y seguras del todo, posiblemente ese natural de frente, abierto al compás, no haya estado engarzado esta vez con un pase de pecho largo, profundo y definitivo, quizás no cuadrara del todo, ante la arisca y descompuesta cabeza del toro, a la hora de clavar sus reiletes, pero lo que nadie puede negar es que, desde el centro del ruedo de España, un torero andaluz, que no es de derechas ni de izquierdas, sino, simplemente, español, escribió una lección de valor y de patriotismo espléndida y bella, una lección de dignidad, que contrasta con tantos envilecimientos, una lección de valor a los que tienen ya, incluso, miedo a la esperanza.
Decía Ortega y Gasset que sólo dos cosas pueden realizarse con garbo: la historia y el toreo. La historia hoy se hace sin gloria, con mediocridad y con miedo y, tal vez, un torero, en Barcelona, haya hecho, con garbo, la historia que otros están manchando sin compostura y sin honor.
JOSÉ UTRERA MOLINA
(«El Alcázar», 22 de julio de 1978).
Hoy, cuando su vida y su muerte se recuerda por los cuervos rebuscando en el morbo de su intimidad, yo quiero rendirle mi modesto tributo reproduciendo a continuación el artículo que mi padre, José Utrera Molina escribió una tarde de julio de 1978 bajo la emoción de un gesto noble, valiente de todo un torero y un caballero español. LFU
«Brindar por España»
Creo, y lo proclamo con el dolor que siento, que no puede existir una amargura más lacerante ni una angustia más profunda que la de contemplar, cercana e irreparable, la pérdida de la sagrada unidad de España, la ruptura de su ser nacional, la vergonzosa aniquilación de su integridad, la mutilación próxima de su cuerpo físico y hasta, incluso, el secuestro de su alma metafísica.
Pues bien, el espectáculo bochornoso de esta entrega increíble, la sonoridad culpable de tantos silencios, la falta significativa de palabras de compromiso, tuvo el jueves una notable excepción. Una excepción que, lejos de ser una anécdota, adquiere valor de verdadera y esencial categoría.
Desde la plaza de toros de Barcelona, un torero español, Francisco Rivera «Paquirri», tuvo el coraje, el valor y la gallardía de brindar, ante los micrófonos de radiotelevisión española, y, por lo tanto, ante millones de espectadores, por la unidad de la Patria, por la paz de España y afirmar, a continuación, que él ofrecería a gusto, si fuese necesario, la vida por ella.
Resulta estremecedor este bello gesto, limpio y antirretórico, del diestro de Barbate y contrastan sus palabras, pronunciadas con firmeza, con lentitud y sin cautela, sin timidez, pero también sin orgullo y, sobre todo, sin asomo de flamenquismo, con la jerga desvergonzada, con los términos ambivalentes, con las expresiones equívocas que hoy se alzan en la vida de Espoaña con la amenaza de liquidar para siempre cualquier asomo de dignidad y de hombría. No sé si «Paquirri» habrá dado en la arena una lección de arte taurino. Tal vez sus verónicas no tuvieron el temple de otras veces y sus manos no estuvieron bajas y seguras del todo, posiblemente ese natural de frente, abierto al compás, no haya estado engarzado esta vez con un pase de pecho largo, profundo y definitivo, quizás no cuadrara del todo, ante la arisca y descompuesta cabeza del toro, a la hora de clavar sus reiletes, pero lo que nadie puede negar es que, desde el centro del ruedo de España, un torero andaluz, que no es de derechas ni de izquierdas, sino, simplemente, español, escribió una lección de valor y de patriotismo espléndida y bella, una lección de dignidad, que contrasta con tantos envilecimientos, una lección de valor a los que tienen ya, incluso, miedo a la esperanza.
Decía Ortega y Gasset que sólo dos cosas pueden realizarse con garbo: la historia y el toreo. La historia hoy se hace sin gloria, con mediocridad y con miedo y, tal vez, un torero, en Barcelona, haya hecho, con garbo, la historia que otros están manchando sin compostura y sin honor.
JOSÉ UTRERA MOLINA
(«El Alcázar», 22 de julio de 1978).
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