"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO
13 de julio de 2009
El PSOE y el asesinato de José Calvo Sotelo
"El espacio disponible no nos permite detenernos en la actuación de Calvo Sotelo tras su regreso a España, ni tan siquiera en los famosos debates que protagonizó en las Cortes durante las sesiones de 1936. En su última intervención parlamentaria, acaecida el 1 de julio, las constantes interrupciones e insultos le obligaron a abandonar el uso de la palabra, y fue ese mismo día cuando pudo escucharse decir al diputado del PSOE, Angel Galarza: «Pensando en Su Señoría, encuentro justificado todo, incluso el atentado que le prive de la vida». Reprendido por Martínez Barrio, quien mandó retirar la amenaza del Diario de Sesiones, Galarza respondió: «Esas palabras, que en el Diario de Sesiones no figurarán, el país las conocerá y nos dirá a todos si es legítima o no la violencia».
La noche del 12 de julio, cuando se dirigía hacia el madrileño cuartel de Pontejos, caía asesinado el teniente de Asalto José Castillo, que se había distinguido en la represión violenta de varias manifestaciones derechistas. Según la versión que ha quedado en el imaginario colectivo, la indignación de sus compañeros de cuerpo fue tal que optaron por trasladarse al domicilio de Calvo Sotelo y asesinarle como represalia. Pero no fue así.
La furgoneta número 17 no salió de Pontejos a las órdenes de un oficial de Asalto, sino a las de Fernando Condés, capitán de la Guardia Civil e instructor de la motorizada (grupo de acción socialista que servía de escolta a Prieto). Dentro de la misma, además de varios guardias de Asalto, iba al menos media docena de militantes del PSOE, y una vez efectuada la detención no fue un guardia de Asalto, sino un guardaespaldas de Prieto, Luis Cuenca, quien le asesinó a sangre fría.
Sin embargo, lo peor, lo que demuestra hasta qué punto el régimen republicano había dejado de ser un Estado de Derecho, es lo sucedido posteriormente. A las ocho de la mañana uno de los asesinos informaba del crimen al diputado del PSOE y director de El Socialista, Julián Zugazagoitia, que llamó de inmediato a Prieto para ponerle en antecedentes. Media hora más tarde, otro diputado socialista, Vidarte, recibía una llamada de Condés, que se había refugiado en la sede del PSOE en la calle Ferraz, adonde le convocó con urgencia para informarle de primera mano.
Indalecio Prieto, plenamente consciente de que Calvo Sotelo había sido asesinado por miembros de su escolta, compareció el día 15 ante la diputación permanente de las Cortes y calificó el hecho de «desmán de la fuerza pública». Al salir, encontró a Condés junto a la redacción de El Socialista y le recriminó su conducta.
Merece la pena recapitular sobre lo que llevamos escrito. Amenazado de muerte por el diputado socialista Angel Galarza (que posteriormente, siendo ministro de la República, no dudó en afirmar que «el asesinato de Calvo Sotelo me produjo un sentimiento [...] el sentimiento de no haber participado en su ejecución»), Calvo Sotelo fue sacado de su casa por militantes del PSOE, protegidos por guardias de Asalto que, tras asesinarle, contaron el crimen al menos a tres diputados socialistas que en vez de denunciarles optaron por encubrirles. No creo que sean necesarias muchas más reflexiones para convencernos de la anormalidad del régimen republicano en 1936, anormalidad que había sido denunciada múltiples veces por José Calvo Sotelo.
Cabía que ante el asesinato de uno de los jefes de la oposición el Gobierno tomara medidas extraordinarias para mantener el orden y detener a los culpables. Tal vez fuera la última oportunidad de evitar el alzamiento, pues es posible que muchos militares lo habrían considerado innecesario si el Gobierno hubiera encabezado una reacción ejemplar. Fue una ocasión perdida. En los días inmediatos al crimen, las clausuradas no fueron las sedes del PSOE, sino las de Renovación Española, cuyos militantes, así como los de otros grupos de derechas, fueron encarcelados a mansalva mientras los asesinos de su correligionario se paseaban impunemente por las calles de Madrid."
Alfonso Bullón de Mendoza y Gómez de Valugera, catedrático de Historia Contemporánea y autor del libro José Calvo Sotelo (EL MUNDO, 13/07/06)
[José Calvo Sotelo fue asesinado en Madrid el 13 de julio de 1936]
8 de julio de 2009
Honduras, ¿quienes son los golpistas?
Me llega por un conducto fiable la siguiente carta del hermano marista D. Antonio Rieu, cuya identidad he podido contrastar, que constituye un testimonio directo de lo que, al parecer, acontece en Honduras. Es la visión sencilla de una realidad que va vislumbrándose a medida que pasan los días y se va resquebrajando la versión políticamente correcta de los acontecimientos. Por cierto, que a S.M. el Rey tras sus precipitadas declaraciones, sin duda sugeridas desde Moncloa, pueden empezar a recordarle desde Honduras aquella célebre interjeción ¿Por qué no te callas?
Testimonio de un Hno. Marista que reside en Honduras. Esto puede hacernos reflexionar sobre cómo nos dan las noticias, según conveniencia.
Queridos familiares y amigos:
Escribo estas líneas con una manifiesta indignación por las informaciones que están circulando por Europa, por España sobre la situación que está viviendo Honduras.
Siento que se está mandando una información tendenciosa y espero llamar a la Embajada de España dentro de unos minutos para preguntarles cómo es posible que ellos permitan una tan falsa información en España!!!! La Embajada tiene que saber todavía mejor que nosotros lo que está pasando y ¿entonces? ¿Cómo podemos ser tan papanatas!!!
Aquí no ha habido un golpe de estado. Aquí ha habido un Presidente que nos llevaba acelerada e inexorablemente a ser un nuevo país que entraba en el área "chavista" y por tanto, marxista y dictatorial a ejemplo de su mentor Hugo Chávez.
Mel Zelaya, nuestro ex-Presidente quería, antes de terminar su mandato, cambiar la Constitución para poder perpetuarse él en el poder, como han venido haciendo exactamente Chávez, Evo, Correa, Ortega .... Infringió las leyes que le dio la gana para poder llevar esto a efecto a través de una llamada "encuesta" que debía realizarse ayer y que camuflaba sus manifiestas intenciones. El Congreso le dijo que no era legal. Todas las altas instancias judiciales le dijeron que no era legal, su propio Partido le dijo que no era legal (¿se dice en Europa que su partido político rompió con él?), pero siguió despreciando a todos y constituyéndose en norma suprema a ejemplo de su padre espiritual Hugo Chávez. Todas las instancias del país estaban en su contra: el Comisionado para los Derechos Humanos, el Congreso, toda la Judicatura, la Fiscalía, todas las iglesias católicas y protestantes, el partido y los mismos alcaldes de su partido político y al final, hasta el ejército.
A pesar de recibir la prohibición expresa, por inconstitucional, de realizar esa mal llamada encuesta, prohibición emanada de los más altos tribunales de justicia, él siguió adelante porque se tenía que perpetuar fuese como fuese en el poder y además no decepcionar las ansias expansionistas de Chávez. Dio orden al General Jefe de las FF.AA. para que distribuyese las urnas, pero éste había recibido orden de los jueces de no hacerlo por la razón de siempre: ilegalidad manifiesta. El general se negó con documento al apoyo y aquí empezó a explotar la situación porque nuestro sujeto Presidente veía que se le escapaba la ocasión ya que termina su mandato dentro de seis meses. En un abuso más de poder destituyó al general por desobediencia, cosa que repudió el pleno del Congreso y las más altas instancias judiciales demostraron la nulidad de esa destitución. El Congreso le invitó a que rectificase y el señor Mel dio una imagen esperpéntica, junto con un reducido grupo de seguidores yendo a recuperar las urnas para distribuirlas en coches particulares .... Ni había mesas constituidas, ni había listas de votantes ...
El Congreso a la unanimidad menos 4 votos (los dos grandes partidos se unieron para no aceptar la dictadura que se nos venía encima) aprobaron su destitución por desobediencia a la Constitución y los jueces dieron orden a las FF.AA. para que le arrestasen y le sacasen del país. Las FF. AA. se ejecutaron. ¿Es esto un golpe militar? En ningún momento el ejército ha tomado el poder ni ha pegado un solo tiro. Siguiendo la Constitución el Congreso nombró al nuevo Presidente ad ínterin por seis meses y siguen los tres poderes institucionales en pleno funcionamiento: el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial. ¿Es esto un golpe de Estado?
Y ¿cómo los gobiernos democráticos de Europa pueden ser tan papanatas y no ver el régimen dictatorial de Chávez y su pandilla, que es al que íbamos nosotros de cabeza? Y cómo no ven que el señor Mel Zelaya estaba terminando de arruinar al país, sembrando el odio y .... sin haber presentado hasta la fecha los presupuestos del Estado para el año 2009 porque así malgastaba a su antojo el poco dinero que tiene el país? ¿Se puede ser tan ciegos? ¡No hay peor ciego que el que no quiere ver. Pero ¿por qué?
Y ya el eminente Hugo Chávez ha amenazado con invadirnos con su ejército para derrocar al nuevo Gobierno. ¿Y esa amenaza pública por la T.V. pasa desapercibida? ¿Quién le da el poder y el derecho de amenazar con una guerra a un país con el que EN PRINCIPIO él no tiene nada que ver? ¿O empieza a ver las orejas al lobo y que este "mal ejemplo de Honduras" pueda cundir y se le hundan sus ansias imperialistas? ¿Y eso no lo ve ni la UE, ni los EE.UU. ni España en particular? ¿Tanto les ciega el petróleo? ¿Dónde queda la defensa de los derechos humanos?
Termino porque tengo otras cosas que hacer, pero por favor, si podéis difundir esta versión hacedlo. Yo voy a llamar ahora mismo a la Embajada de España para decirles mi indignación.
Un fuerte abrazo
Antonio Rieu
Testimonio de un Hno. Marista que reside en Honduras. Esto puede hacernos reflexionar sobre cómo nos dan las noticias, según conveniencia.
Queridos familiares y amigos:
Escribo estas líneas con una manifiesta indignación por las informaciones que están circulando por Europa, por España sobre la situación que está viviendo Honduras.
Siento que se está mandando una información tendenciosa y espero llamar a la Embajada de España dentro de unos minutos para preguntarles cómo es posible que ellos permitan una tan falsa información en España!!!! La Embajada tiene que saber todavía mejor que nosotros lo que está pasando y ¿entonces? ¿Cómo podemos ser tan papanatas!!!
Aquí no ha habido un golpe de estado. Aquí ha habido un Presidente que nos llevaba acelerada e inexorablemente a ser un nuevo país que entraba en el área "chavista" y por tanto, marxista y dictatorial a ejemplo de su mentor Hugo Chávez.
Mel Zelaya, nuestro ex-Presidente quería, antes de terminar su mandato, cambiar la Constitución para poder perpetuarse él en el poder, como han venido haciendo exactamente Chávez, Evo, Correa, Ortega .... Infringió las leyes que le dio la gana para poder llevar esto a efecto a través de una llamada "encuesta" que debía realizarse ayer y que camuflaba sus manifiestas intenciones. El Congreso le dijo que no era legal. Todas las altas instancias judiciales le dijeron que no era legal, su propio Partido le dijo que no era legal (¿se dice en Europa que su partido político rompió con él?), pero siguió despreciando a todos y constituyéndose en norma suprema a ejemplo de su padre espiritual Hugo Chávez. Todas las instancias del país estaban en su contra: el Comisionado para los Derechos Humanos, el Congreso, toda la Judicatura, la Fiscalía, todas las iglesias católicas y protestantes, el partido y los mismos alcaldes de su partido político y al final, hasta el ejército.
A pesar de recibir la prohibición expresa, por inconstitucional, de realizar esa mal llamada encuesta, prohibición emanada de los más altos tribunales de justicia, él siguió adelante porque se tenía que perpetuar fuese como fuese en el poder y además no decepcionar las ansias expansionistas de Chávez. Dio orden al General Jefe de las FF.AA. para que distribuyese las urnas, pero éste había recibido orden de los jueces de no hacerlo por la razón de siempre: ilegalidad manifiesta. El general se negó con documento al apoyo y aquí empezó a explotar la situación porque nuestro sujeto Presidente veía que se le escapaba la ocasión ya que termina su mandato dentro de seis meses. En un abuso más de poder destituyó al general por desobediencia, cosa que repudió el pleno del Congreso y las más altas instancias judiciales demostraron la nulidad de esa destitución. El Congreso le invitó a que rectificase y el señor Mel dio una imagen esperpéntica, junto con un reducido grupo de seguidores yendo a recuperar las urnas para distribuirlas en coches particulares .... Ni había mesas constituidas, ni había listas de votantes ...
El Congreso a la unanimidad menos 4 votos (los dos grandes partidos se unieron para no aceptar la dictadura que se nos venía encima) aprobaron su destitución por desobediencia a la Constitución y los jueces dieron orden a las FF.AA. para que le arrestasen y le sacasen del país. Las FF. AA. se ejecutaron. ¿Es esto un golpe militar? En ningún momento el ejército ha tomado el poder ni ha pegado un solo tiro. Siguiendo la Constitución el Congreso nombró al nuevo Presidente ad ínterin por seis meses y siguen los tres poderes institucionales en pleno funcionamiento: el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial. ¿Es esto un golpe de Estado?
Y ¿cómo los gobiernos democráticos de Europa pueden ser tan papanatas y no ver el régimen dictatorial de Chávez y su pandilla, que es al que íbamos nosotros de cabeza? Y cómo no ven que el señor Mel Zelaya estaba terminando de arruinar al país, sembrando el odio y .... sin haber presentado hasta la fecha los presupuestos del Estado para el año 2009 porque así malgastaba a su antojo el poco dinero que tiene el país? ¿Se puede ser tan ciegos? ¡No hay peor ciego que el que no quiere ver. Pero ¿por qué?
Y ya el eminente Hugo Chávez ha amenazado con invadirnos con su ejército para derrocar al nuevo Gobierno. ¿Y esa amenaza pública por la T.V. pasa desapercibida? ¿Quién le da el poder y el derecho de amenazar con una guerra a un país con el que EN PRINCIPIO él no tiene nada que ver? ¿O empieza a ver las orejas al lobo y que este "mal ejemplo de Honduras" pueda cundir y se le hundan sus ansias imperialistas? ¿Y eso no lo ve ni la UE, ni los EE.UU. ni España en particular? ¿Tanto les ciega el petróleo? ¿Dónde queda la defensa de los derechos humanos?
Termino porque tengo otras cosas que hacer, pero por favor, si podéis difundir esta versión hacedlo. Yo voy a llamar ahora mismo a la Embajada de España para decirles mi indignación.
Un fuerte abrazo
Antonio Rieu
6 de julio de 2009
"Cartas de la prisión y de los campos"
Título: Cartas de la prisión y de los campos.
Autor: Pavel Florenski.
Editorial: Eunsa. 2005. Colección Catedra Felix Huarte.
Traducción de Victor Gallego.
De los libros leídos en los últimos tres años, posiblemente éste resulte uno de los que me ha dejado una huella más profunda, un recuerdo difícil de extirpar, el de una vida atípica, no convencional y dramática, pero de una belleza indiscutible y riqueza imposible de medir: La del padre de cinco hijos, sacerdote ortodoxo y científico aventajado Pavel Florenski.
El ¿azar? en una tarde calurosa de primavera trajo a mis manos este libro mientras rebuscaba en una estantería semioculta de una librería. Del prólogo me fascinó de inmediato el relato de cómo se compuso el libro en la clandestinidad de la Rusia soviética. Por sí sola esa historia da, de largo, para una buena novela en la mejor tradición rusa.
Resulta insólito y a la vez formidable cómo el texto formado por las cartas escritas de Pavel Florenski a su familia, al mismo tiempo que relata con sencillez (y mucha cautela ante la censura del KGB) los pormenores de su vida de preso en el GULAG, está preñado de una variedad portentosa de sugerencias educativas, de reflexiones filosóficas y mensajes estéticos.
Sin merma de lo anterior, quizás lo más notable del libro, es su enorme carga subterránea. Es difícil hacerse cargo de la dureza de la vida del autor durante el periodo que recogen las cartas y del sacrificio que podía resultar el hecho de escribir una carta (en las islas Solovski) y que ésta, a través de las rendijas del sistema carcelario llegase a su destinatario. Parece un milagro que se escribiesen, que se expidiesen y llegasen a destino y luego que permanecieran ocultas hasta su publicación. Sobre todas estas circunstancias, a medida que se avanza en la lectura de las cartas se produce una suerte de precipitado: el de la doble condición de Padre que emerge en el libro. Pavel Florenski: padre de 5 hijos y sacerdote ortodoxo. Así la paternidad biológica (con sus consejos y sugerencias para sus hijos) y la espiritual (que lo impregna todo sin una sola invocación trascendente salvo la constante invocación a la belleza en sus distintas formas) se alzan discretas pero visibles, en una sutil victoria a un tiempo y a un estado, el soviético, que quiso empezar de nuevo la historia prescindiendo de tradiciones y paternidades. No lo consiguió tras 70 años de crímenes y mentiras, éste es un libro que así lo atestigua.
Por último, hay algo que no quiero silenciar. Si en la anterior recensión aparecía un retrato de Europa, el del europeismo de Zweig superficial, ligero y sujeto a modas. De este libro se deduce la existencia de una Europa distinta y con vocación de durar, aquella en la que un alma española puede conectar y reconocerse directamente y sin intermediarios con el alma de este hombre de la Rusia eterna.
CÉSAR U-MG
1 de julio de 2009
Afrenta injustificada. Utrera Molina responde al Ayuntamiento de Madrid
Utrera Molina saluda a Franco en 1969 en una audiencia como gobernador civil de Sevilla
José Utrera Molina nació en Málaga en 1926. Fue ministro de Vivienda y ministro secretario general del Movimiento con Francisco Franco.
Afrenta injustificada
Reproduzco a continuación el artículo que aparece publicado hoy en el Diario ABC de Madrid.
Miércoles, 01-07-09
ABC
He recibido la noticia del despojo que se hace por el Ayuntamiento de Madrid a Francisco Franco, con un sentimiento de tristeza infinita, de honda amargura y también de extraño estupor. Nunca creí que se vulneraran las leyes de la caballerosidad para lanzar un ataque a quien, ya muerto, respira aún junto al corazón de muchos españoles. Tengo que manifestar, por lo tanto, mi disgusto junto a mi sorpresa, y la tristeza y la amargura que me embargan, superan en este caso concreto a mi indignación, por motivos fácilmente comprensibles.
No voy a ejercer ninguna clase de condena, ni tampoco me voy a distinguir en un ataque alevoso a los que, a solicitud del grupo comunista, han perpetrado el hecho de privar a quien fue Caudillo de España de unos títulos que le fueron otorgados con plena justicia. Pero quiero recordar que esta medida constituye, además, un contrasentido, porque precisamente quien ha sido atacado con esta disposición, recibió del actual Rey de España las siguientes palabras de elogio en el acto de su coronación: «Una figura excepcional entra en la historia. El nombre de Francisco Franco será ya un jalón del acontecer español y un hito al que será imposible dejar de referirse para entender la clave de nuestra vida política contemporánea. Con respeto y gratitud quiero recordar la figura de quien durante tantos años asumió la pesada responsabilidad de conducir la gobernación del Estado. Su recuerdo constituirá para mí, una exigencia de comportamiento y de lealtad para con las funciones que asumo al servicio de la patria. Es de pueblos grandes y nobles el saber recordar a quienes dedicaron su vida al servicio de un ideal. España nunca podrá olvidar a quien como soldado y estadista ha consagrado toda la existencia a su servicio».
¿Cómo es posible, que a tenor de estas justas apreciaciones del Rey de España, se pueda herir con tanta furia a quien nos gobernó durante un periodo de paz constructivo y eficiente y a quien se debe, queramos o no, la restauración de la monarquía actual, precisamente en la persona de Juan Carlos I ?
Después de considerar estas regias palabras, creo que constituyen un grave motivo de reflexión para aquellos que estimamos que la Transición fue un periodo político abierto a la reconciliación de todos los españoles. Hoy, después de tantos años, resulta que se resucitan los odios, que se alientan las divisiones y que con una especie de artilugio dialéctico se cubre con la palabra «democracia», todo lo que es un verdadero disparate histórico y que constituye la posibilidad de abrir nuevas heridas en el ya torturado corazón de muchos españoles.
Yo declaro aquí, en este artículo, mi lealtad a Francisco Franco. Lo hago consciente de los ataques que aún he de recibir, de las injurias que van a cubrir mi nombre, de las patrañas que van a envolver la verdad que defiendo, pero entiendo, que esa lealtad jurada, me obliga hasta el último día de mi existencia. Me avergüenzo de que se hayan producido situaciones como las que describo, me duelen en el fondo de mi alma. Tengo pruebas fehacientes de haber ejercido antes de que lo proclamara nadie, una verdadera política de reconciliación. Entre otras cosas, porque en los dos bandos en conflicto tuve familiares muy próximos a los cuales consideré siempre equiparables en su buena fe y en su dignidad. Hoy me estremece que sean los herederos de los fusilamientos de Paracuellos y de tantos crímenes como España entera conoce, los que obliguen a un colectivo municipal a bajar la cabeza, o a hacer referencias a determinadas figuras envueltas en las brumas ciertamente acentuadas de la lejanía histórica.
Insisto en que pretendo única y exclusivamente emitir mi opinión sin ánimo de ofensa a nadie, sin pretender ninguna descalificación política. Allá cada uno a la escucha de los latidos de la propia conciencia. Cuando pase el tiempo, estoy seguro de que muchos de los que han votado una moción semejante, sentirán el escalofrío que produce el recuerdo de haber obrado injustamente, la vergüenza y el bochorno que suscita un ataque sin piedad a quien ya yace sepultado, aunque no en el olvido de muchos españoles que hoy reciben una afrenta injustificada.
JOSÉ UTRERA MOLINA
29 de junio de 2009
El Ayuntamiento de Madrid despoja a Franco de los honores que le concedió en vida 34 años después de muerto
El Ayuntamiento de Madrid, se ha sumado de forma unánime, al valentísimo gesto de retirarle a Francisco Franco, treinta y cuatro años después de su muerte, todas las distinciones y condecoraciones que en vida le tributó.
Sobra decir lo que le importa a Franco la medida, pero imagino que desde el más allá estará observando con una media sonrisa lo flaca que es la memoria de muchos y cuan grande las tragaderas de otros, siempre prestos a arrastrarse ante el ánimo de revancha de la izquierda, colocándose a la cabeza de la manifestación. Mientras tanto, grandes “demócratas” como Largo Caballero, Pasionaria, Allende y Pablo Iglesias, adornan tranquilamente, con la unánime complacencia de sus corajudos ediles, las calles de esta capital de la que hoy, como vecino y contribuyente, tanto me avergüenzo.
El pensamiento único nos dice que para ser demócrata hay que aceptar sin rechistar la versión de la historia de la izquierda y agacharse ante su “superioridad moral”. Pues así que se atraganten, señores del Partido popular. Ojalá la Historia les pase justa factura de su cobardía y de su eterno complejo de inferioridad.
Yo desde esta tribuna me limito a dejar en el aire mi protesta y mi desprecio por el gesto cobarde e inútil de un Ayuntamiento que hoy se ha puesto al servicio de la manipulación, de la revancha y la mentira.
LFU
26 de junio de 2009
Destellos de vida. Memorias
A petición de mi hermano, colaboro con su blog, en la idea de aportar una sencilla sección de recensión de libros, sin más pretensión que comentar libros que merezcan la pena con la comunidad de lectores que “arriban” a este sitio.
Autor: Destellos de Vida. Memorias
Titulo: Friderike Zweig.
Editorial: papel de liar.
En una primera aproximación a este libro, el lector encuentra una historia, aparentemente más indicada para estudiosos que para lectores de Stefan Zweig y de la literatura en lengua alemana de la primera mitad del siglo XX. Como libro de memorias, la autora, primera mujer de Zweig, fuera de algunas pinceladas de su procedencia familiar y formación, se ocupa de relatar el encuentro, idilio, su relación formal y profesional, la convivencia y posterior ruptura con el escritor austríaco hasta el momento de su muerte. Resulta un poco fastidioso, el tono justificativo que la autora adopta en buena parte de su narración, la cursi reivindicación de sus veleidades literarias y la prolija relación de méritos, conocidos y amistades que se atribuye, como si el lector necesitara de ello para continuar con la lectura, cuando lo cierto es que su presencia junto a Stefan Zweig, su relato minucioso de su vida diaria y social de esa época, en definitiva, su condición de testigo, resulta un aliciente para entender mejor no sólo al otrora famosísimo (y ahora parcialmente reivindicado) Zweig sino también resulta un testimonio directo y muy descriptivo de la vida de la elites intelectuales europeas de antes de las Segunda Guerra Mundial.
A medida que avanzan las memorias, se empieza a traslucir un fenómeno que resulta interesante ver cómo tiene una cierta correlación con el presente. Me explico, la autora (más la autora, todo hay que decirlo) y Stefan Zweig, resultan el paradigma de un cierto hombre moderno, del “progresista” que desde que se inicia la edad contemporánea ha tenido diversas pieles, pero una esencia compartida. Así aparecen Stefan y la autora como una pareja no convencional sin “ataduras”; como unos convencidos del pacifismo, ella, medio vegetariana y amante de los animales, ambos siempre condescendientes con la tradición de la que provienen de la que si bien no aborrecen (la judía para Stefan y la cristiana católica para Friderike) consideran con un adorno del pasado, como una realidad superada en sus vidas llenas de aspiraciones superiores. A este respecto, resultan dolorosas por patéticas algunas anécdotas o expresiones de uno y de otro, que revelan con cierta crueldad (la de la realidad que no admite apaños) cómo ese panorama de ideales progresistas resultaron puras abstracciones que no resistieron las pruebas que la vida reservaba para cada uno de ellos.
Con todo, salvo del libro dos cosas: el retrato que emerge de Stefan Zweig; un tipo de exquisita y superior sensibilidad pero de no menor egoísmo personal; mujeriego impenitente pero siempre dependiente de una figura femenina protectora; depresivo y suicida mórbido; generoso en lo material y protector del talento ajeno; un hombre mimado por sus extraordinarios dones personales, la fortuna y las musas pero de débil consistencia espiritual que no pudo hacer frente a su patológica tendencia al suicidio; en segundo lugar, resulta un hallazgo el relato final de la trayectoria vital de Joseph Roth, con su conversión desde su judaísmo natal al catolicismo, que dejó como fruto extraordinario, la última obra inquietante y genial de Roth, La Leyenda del Santo Bebedor.
Como coda final, hay algo que planea sobre el libro y la época que refleja, que bien puede volver a ser de actualidad en un cierto tiempo. Me refiero a que Zweig, Roth, y un montón de intelectuales que aparecen citados en las páginas, se dieron cuenta que había sido un error fatal acabar con una de las antiguas formulaciones políticas de Europa, el Imperio Austrohúngaro. Sólo tras su destrucción apreciaron los beneficios que la tradición y los siglos de estabilidad les habían dado. Me pregunto, si no volverá a pasar algo semejante cuando España y no sé si también Europa hayan cambiado tanto, que aquellos que no tuvieron reparo en facilitar su demolición vuelvan a mirar con nostalgia aquello que les dio todo y, sin embargo, dejaron destruir.
César U-M
24 de junio de 2009
En la muerte de Luis Teigell
Luis Teigell, otro de los bravos combatientes de aquella heróica división del ejército español que causó admiración y respeto en las estepas de Rusia, monta ya guardia junto a los luceros. Un buen amigo me envía las palabras que pronunció su hijo ante el panteón que rinde homenaje a los caídos de la División y junto al que aparece su padre en la fotografía de cabecera:
Familiares, amigos, camaradas, hijos de camaradas: en nombre de mi familia, os doy las gracias, de corazón por vuestra presencia hoy aquí.
Quiero expresar unas breves palabras de recuerdo, emocionado, a vuestro camarada Luis, mi padre, en esta mañana tan hermosa.
He dicho breves, aunque de él podría pasar horas y horas hablando, de sus vivencias, de sus amigos, de sus anécdotas, de sus proezas, de sus poesías, de su entrega a sus pacientes. Pero todo eso ya lo sabéis los que le conocísteis, y es mejor que quede entre vuestros recuerdos.
¡Tantos años habéis escuchado a mi padre, aquí, frente a este monumento dedicado a una gesta juvenil que no por olvidada deja de ser la más fabulosa empresa, como a mi padre le gustaba decir, del heroísmo español más allá de nuestras fronteras desde los Tercios de Flandes!
Quiero sacaros de un error: os equivocáis los que pensáis que mi padre ya no está aquí; he de corregiros, hoy está entre nosotros, presente, como decimos en ese lenguaje joseantoniano que todos los que me escucháis habláis y comprendéis.
Y además seguirá estando presente: sus restos en este monumento, y su espíritu y su ejemplo en todos nosotros, y espero que en los que nos sucedan.
Y es que también estáis equivocados cuando lloráis y estáis tristes: Camaradas, hoy es un día alegre, mi padre ahora tendrá el privilegio de poder abrazar, por fin, a tantos y tantos camaradas con los que compartió ilusiones y rudezas en la mítica estepa rusa, y también tendrá la ocasión, vedada para nosotros, de montar la guardia en los luceros, en ese paraíso difícil, erecto e implacable que ya comparte con sus ángeles con espadas.
A mi padre, a vuestro camarada hacía tiempo que sus piernas ya le fallaban; seguramente estaban ahora doliéndose de los miles de kilómetros recorridos a pié por los campos de Polonia, por las llanuras y bosques de Rusia; y también se dolían de las largas caminatas por los montes de su querida tierra manchega, que tantas veces recorrió en sus alegres días de caza, en pos de las huidizas perdices; y también se dolían de la dureza de las selvas de la otrora Guinea española que como médico conoció, y que hoy uno de mis hermanos vuelve como médico a recorrer, dando lo mejor de sí a quien más lo necesita; y se dolían también por los tantos y tantos caminos de España que como educador de juventudes holló, con alegría en el corazón y con himnos y canciones en su pecho, campamentos juveniles, montañas nevadas, rutas imperiales, ecos de un tiempo tristemente ya olvidado.
¡Cómo no iban, años después, a flaquear sus piernas!
Ni él mismo, que tanto presumía de su fortaleza, y que seguramente se quedaba corto en ello, os lo puedo asegurar, nunca sospechó que llegaría a andar tantos caminos y llegar tan lejos y tan alto.
Sus piernas le fallaron, sí, pero, camaradas, como hijo suyo, me llena de orgullo comprobar que a mi padre nunca le flaqueó el corazón. La llama que en su pecho inflamó ese joven y prometedor abogado, enamorado del pan y la justicia, que fue José Antonio Primo de Rivera, fue tan intensa y cegadora que continuó ardiendo en su vida, con tal fuerza que, además de quemar y arrastrarnos con ella a más de uno, hicieron falta nada más y nada menos que 88 años para poder apagarla.
Y nuestro orgullo por mi padre se debe a que, al contrario que tantos otros, que bien pronto cambiaron esa noble y sencilla llama por el calor de cómodas y burguesas estufas eléctricas, que camaleónicamente adaptaron sus colores a los tiempos que corrían, a la par que sus ganancias aumentaban, al contrario de ellos mi padre se mantuvo fiel a sus creencias e ideales, contra todo y frente a todos, heroísmo que sin duda es más difícil de alcanzar (y por ello a menudo menos reconocido) que el de quien ve repentinamente segada su vida en el combate por una bala enemiga.
Mi padre murió como había vivido, de modo humilde y cristiano, rodeado de quienes le querían y rebosando por los cuatro costados de los mismos amores e ilusiones que tan temprano llenaron su vida, como estas cinco rosas, frescas y sin marchitar.
¿Acaso hay mayor ejemplo para un hijo? "
Ricardo Teigell Guerrero-Strachan
Panteón de la División Azul. Cementerio de La Almudena
Y, por último su testimonio. Descanse en paz.
Luis Teigell ¡Presente!
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