Pensando en el sentido de mi voto en las próximas elecciones, en el improbable caso de que, superando mi virulenta alergia a la “fiesta de la democracia”, me acerque a las urnas, se me ocurre que debería plasmar ya una serie de puntos fundamentales que determinen, en función de su cercanía a algún programa electoral, mi participación como votante en unos comicios. Se me ocurren a bote pronto algunos con carácter de mínimo (cuya enumeración no obedece a ningún criterio), que convierten en una quimera mi sueño electoral, pero espero de mis amables lectores la aportación de otros que enriquezcan el elenco hasta llegar, si podemos, a 27 (por aquello de molestar a la progresía con evocaciones como las de la foto que ilustra esta entrada).
- Reforma de la Ley electoral corrigiendo las distorsiones del sistema proporcional que favorecen a los partidos nacionalistas.
- Reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial en cuanto al sistema de elección del Consejo General del Poder Judicial que garantice su independencia respecto de los poderes legislativo y ejecutivo.
- Reforma del artículo 159 de la Constitución y del artículo 16 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional que modifique el sistema de nombramiento de sus magistrados, desvinculando dicho órgano del poder legislativo.
- Reforma del artículo 149 de la Constitución Española incluyendo la educación como competencia exclusiva del Estado.
- Derogación íntegra de la legislación despenalizadora del aborto (aclaro que, dejando a salvo la concurrencia de atenuantes y eximentes de nuestro Código penal en cada caso concreto, a mí me es igual si una mujer va a la cárcel por matar a su marido, a su hijo de tres años o a su hijo de tres semanas)
- Medidas de fomento de la natalidad y de ayuda a mujeres embarazadas con problemas económicos o de otra naturaleza para garantizar el derecho a la vida del nasciturus.
- Derogación íntegra de la Ley de Memoria Histórica
- Garantizar por Ley Orgánica el derecho de todos los españoles a elegir para sus hijos una educación en castellano; el derecho a utilizar el castellano en todas sus actuaciones con cualquiera de las administraciones locales, autonómicas y estatales, prohibiendo cualquier discriminación en cuanto al acceso al trabajo, la concesión de ayudas, becas o subvenciones, oposiciones, etc… por el hecho de no conocer la lengua vernácula de la región correspondiente.
- Exigencia de un título universitario de grado medio o superior para acceder a la Condición de Ministro del Gobierno de la Nación.
- Supresión del Ministerio de Igualdad.
¿Alguien da más?
LFU