"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

24 de abril de 2009

En el CVI aniversario de su nacimiento






















Como seguramente ningún medio de comunicación dedicará una sola línea a la efemérides, quiero recordar que hace 106 años, el 24 de abril de 1903 nació José Antonio Primo de Rivera. Su verbo, su estilo, su valentía, fue una brisa de aire fresco y limpio que removió las conciencias adormecidas de una nación inmersa en una atmósfera turbia, ya cansada, como de taberna al final de una noche crapulosa.

Fue despreciado por muchos, entre otros, por los que no podían mirar a España de frente, incapaces de superar la miopía de su partidismo.

Su sangre joven, derramada por el odio y la incomprensión, fue semilla fecunda de esperanza y de valor entre una juventud que ofreció su vida por una España grande, unida y libre.

Su memoria permanece viva entre quienes seguimos soñando con la patria el pan y la justicia para todos, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.

José Antonio, ¡Maestro!...¿En qué lucero,
en qué sol, en qué estrella peregrina
montas la guardia? Cuando a la divina
Bóveda miro, tu respuesta espero.

Toda belleza fue tu vida clara.
Sublime entendimiento, ánimo fuerte,
y en pleno ardor triunfal temprana muerte
porque la juventud no te faltara.

Háblanos tú... De tu perfecta gloria
hoy nos enturbia la lección el llanto;
mas ya el sagrado nimbo te acompaña

y en la portada de su nueva historia
la Patria inscribe ya tu nombre santo...
¡José Antonio! ¡Presente! ¡Arriba España!


MANUEL MACHADO
noviembre de 1936


23 de abril de 2009

Azulejos rojos




Sevilla es de nuevo noticia en España por otra genial idea de quien hace y deshace en su Ayuntamiento, que responde al nombre de Antonio Rodrigo Torrijos y que, desde luego, Sevilla no se merece.

Empezó derramando su odio el robusto edil comunista espurgando el callejero de Sevilla, en busca de cualquier nombre que oliese a uniforme o hubiera tenido alguna relación con el régimen que gobernó España entre 1939 y 1975. Consiguió eliminar desde generales de la Guerra de Cuba hasta toreros algo escorados a la derecha. También le tocó el turno a mi padre, quien durante los siete años de Gobernador civil dejó en Sevilla lo mejor de su vida, pues debe saberse que nadie que oliese a azul y a rosas merece reconocimiento alguno en las calles hispalenses.

Llegó al cénit de su miseria el infame concejal, cuando tras conocerse la sencilla petición de mi padre al Alcalde de conservar los azulejos de la calle que lleva su nombre y reiterar su profesión de amor a esa tierra, declaró que "llegó a querer tanto a los sevillanos que los tenía por docenas en la Gavidia y en la prisión Sevilla 1 (...) yo puedo dar fe de que en su época se produjo de manera extensiva y amplia la tortura"; El Sr. Rodrigo Torrijos solamente puede dar fe de su propia indignidad y de su colosal mentira, de la que algún día tendrá que dar cuenta oportuna. Otros muchos, como aquél padre de familia numerosa de cuya carta me hice eco hace algunos meses, pueden dar testimonio de su nobleza y sacrificio por Sevilla.

Y ahora le ha tocado al General Merry, cuyo heroísmo en la Guerra de Cuba le hizo acreedor de tener una calle en su ciudad, que va a ser sustituido por Pilar Bardem, cuyos méritos -los que ha tenido en cuenta Torrijos- se cuentan por pancartas, sectarios exabruptos y banderas rojas con la hoz y el martillo, y a la que Sevilla nada tiene que agradecer.

Se trata de una provocación más de tan chulesco y soberbio personaje -cuyo particular manejo de los fondos públicos en favor de grupúsculos de la más rancia izquierda constituye más que un desafío al calendario- que una ciudad como Sevilla no debería tolerar.

Sr. Alcalde: tenga un gesto último de dignidad y prescinda de tan nocivo compañero antes de que sea demasiado tarde y su envenenada impronta convierta los azulejos de sus calles en reclamos del odio, la revancha y la mediocridad. Es posible que le cueste el cargo, pero es seguro que Sevilla se lo agradecerá.




LFU

17 de abril de 2009

Una mirada limpia



La fotografía –de la agencia EFE- refleja el rostro de un sacerdote español, capturado por milicianos republicanos, instantes antes de ser fusilado en el mes de agosto del año 1936.

El autor de la instantánea es el fotógrafo alemán Hans Gutmann, que posteriormente se nacionalizó español y cambió su nombre por el de Juan Guzmán.

El Sacerdote de la imagen, según informa hoy el semanal Alfa y Omega, sería el beato Martín Martínez Pascual presbítero y mártir, miembro de la Sociedad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, que recibió en la misma persecución y en el mismo día -18 de agosto de 1936- la corona de la gloria, según datos de Santopedia, en la localidad de Alcañiz (Teruel) aunque el fotógrafo sitúa el lugar del fusilamiento en la localidad de Siétamo (Huesca), distante unos ciento cuarenta kilómetros de Alcañiz, diferencia que puede deberse al lugar de la sepultura o del Registro civil.

La fotografía la tenía en su despacho el Decano de la Facultad de Teología de San Dámaso, Pablo Dominguez, recientemente fallecido en accidente de montaña. Según informa Alfa y Omega, preguntado éste por la fotografía afirmó:

"La conseguí en Moscú, en un congreso. Me gustó y, al leer las frases del recuadro, me interesé mucho más. Es la fotografía -lo explicaba brillándole los ojos, se sentía emocionado y con ganas de imitarle; parecía que hablaba de sí- de un sacerdote español, el Beato Martín Martínez, operario diocesano, natural de Valdealgorfa (Teruel), diócesis de Zaragoza. Se la tomó un fotógrafo ruso -hoy sabemos que es alemán- que estaba entre los republicanos, durante la guerra civil española. Fijaos bien en su mirada firme, los brazos en jarras, seguro y valiente... Se la tomaron unos segundos antes de fusilarlo".

Sin duda, la enorme fuerza de la mirada del sacerdote a las puertas del cielo debió desconcertar a sus verdugos que esperarían de su víctima una actitud menos digna con la que tranquilizar sus conciencias adoctrinadas por los que ahora son llamados en colosal sarcasmo “luchadores por la libertad y la democracia”.

LFU

16 de abril de 2009

Intolerable acoso a un sacerdote


No me da la gana de poner un vínculo a una página facciosa como "El Plural" del sectario Sopena, pero no me resisto a reproducir literalmente la entrevista repugnante, acosadora, maleducada e intolerablemente intolerante que uno de sus sicarios le hace al párroco de la Iglesia de San Jerónimo el Real. Los titulares también son del mencionado panfleto.


"El párroco de los Jerónimos a El Plural: “Es que la Iglesia es así”

El cura que besó la bandera franquista: “No me arrepiento. Lo volvería a hacer”


JOSÉ MARÍA GARRIDO

En los últimos meses, la iglesia madrileña de los Jerónimos ha aceptado oficiar varias misas en honor a los "caídos por España" y de todos los miembros de la División Azul. El párroco de este templo, Julián Melero, fue el encargado de celebrar una de estas misas. Melero, que aparece en una fotografía besando la bandera franquista, explicó a El Plural por qué aceptan abrir de par en par las puertas de su iglesia a la extrema derecha.
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- En los últimos meses se han oficiado varias misas en honor a los Caídos de la división Azul en la Iglesia de los Jerónimos, ¿Por qué han decidido oficiar este tipo de misas? ¿No temen que haya gente que se moleste por la celebración de este tipo de actos en la Iglesia?

¡Bendito sea Dios y todos los Santos! ¿Cómo puede molestar a la gente que se rece? Si también vamos a prohibir que se rece en las iglesias, pues cuénteme usted.

- Que se rece no, pero se podría impedir la presencia de la extrema derecha o evitar que al lado del Altar mayor haya una bandera preconstitucional.

¿Pero tienen derecho a rezar, o no tienen derecho a rezar? Sean de la extrema derecha o de la extrema izquierda. Me da lo mismo. Simplemente sé que aquí se ha celebrado una misa (en honor a Francisco Franco y los Caídos por España). He visto que en esa misa estaba la bandera española, pero no creo que sea un deshonor que la bandera española esté en el altar.

- La bandera que estaba en el altar era la franquista.

Era la española señor.

- Era la franquista. Hay fotos.

Era la bandera española señor, ¿O es que España no ha existido hace 40 o 50 años? Digo yo, vamos, no lo sé.

- Al igual que el resto de los asistentes, usted también besó la bandera franquista.

Yo no celebré esa misa. Vino un sacerdote invitado a celebrar la misa y punto. Pero a mí no me molestaría besar la bandera española. Si la bandera tiene 10 centímetros más de amarillo que de rojo me trae sin cuidado. Son vicisitudes históricas que hay que asumir y punto. ¿O es que usted piensa fusilar a todos los que juraron bandera con la enseña que estaba legalmente establecida en tiempos de Franco? ¿Los va a fusilar usted?

- Yo no voy a fusilar a nadie.

Entonces, los va a descalificar, ¿Qué es lo que va a hacer?

- Yo lo único que hago es preguntarle. ¿Usted ofició una misa en honor a los “caídos por España” el pasado mes de febrero?

Pues es posible. Sí.

- Hay una foto en la que usted sale besando la bandera de España

No me arrepiento de ello. Lo volvería a hacer.




- Pero comprenderá que haya gente católica que se pueda molestar al ver esta fotografía, en la que usted besa la bandera franquista

Y que le voy a hacer. Para mí no es ningún deshonor.

- Por tanto, ¿usted es partidario de que la Iglesia dé cabida a la extrema derecha?

La Iglesia tiene que dar cabida a todos los hombres de buena voluntad, respetando las ideologías de cada uno y sus puntos de vista. Si se reúnen para rezar por sus caídos me parece bien. ¡Por Dios, un respeto por lo menos a los muertos! Rezar a los muertos es digno, humano y cristiano.

- ¿Y que a la salida de la misa se cante el Cara al sol, también es cristiano?

En eso yo ya no he tenido nada que ver. Pero supongo que estamos en una democracia y que podrá haber gente que tenga recuerdos y que quiera hacerlo. ¡Así que déjeles en paz! ¿No cantan otros la Internacional?

- ¿Seguirán oficiando este tipo de misas en el futuro?

¡
Ah, por supuesto!

- ¿Aunque acuda gente como Blas Piñar o la Duquesa de Franco?

¡Ah!, ¿Qué pasa? ¿Qué les tenemos que fusilar, meter en la cárcel, o borrar del registro civil? ¿No tienen derecho a manifestar sus creencias y sus principios, y sus ideologías? ¿No estamos en una democracia?

- ¿Pero no le parece un poco exagerado que, por ejemplo, en la misa, a la hora de la consagración, suene el himno nacional?

Yo no sé si usted es muy viejo o muy joven, no lo sé. Pero interpretar el himno nacional en la consagración ha sido una tradición universal, de siglos, o de decenios.

- ¿Y cantar La muerte no es el final durante la comunión, también ha sido una tradición universal?

Se lo vuelvo a repetir, ¿usted es dictador o demócrata?

- Demócrata.

Pues ya está, respete lo que quieran hacer. Usted no lo haga, ¿A usted le obligan a venir, a este tipo de actos? ¡Pues respete a los que quieran hacerlos!

- Yo, como periodista me limito a informar.

Pues informe, pero no califique, porque usted está calificando, no informando. Y a mí me está poco menos que inculpando de que en esta iglesia se han celebrado este tipo de misas. Es como si viene usted y me pide que celebre una misa para celebrar las bodas de oro de su padres o para que sus niñas hagan la primera comunión. Es que la Iglesia es así, y todo lo que sea rezar y ponernos en manos de Dios, que buena falta nos hace, está bien.

jmgarrido@elplural.com"



Este es el estilo de la más rancia izquierda española, la centinela de la tolerancia y de las esencias democráticas. Hace setenta años este sacerdote hubiera sido asesinado por su valentía. Hoy, afortunadamente, no llegarán a tanto pero ya le han colgado el sambenito en su portada que viene a ser un remedo de la columna diaria en la que el miliciano Alberti señalaba en el Madrid de 1936 los objetivos de sus facciosos conmilitones. Ya veremos las consecuencias. Por el momento, sólo quiero dejar constancia de dos de los comentarios de los lectores del panfleto, todos demócratas de toda la vida, escogidos cuidadosamente para no herir la sensibilidad de nadie, porque la mayoría (van por 102) son absolutamente obscenos:

"Cada dia entiendo mas porque mataron curas en la guerra civil. . . y conste que no mataron desgraciadamente a mas. Estos son la representacion maestra del que ellos llaman el "Diablo"

"Este CURA ademas de Fascista es un HIJO DE PUTA ASESINO
"

Esto pasa en la España de 2009 y pasa gracias al odio resucitado por el infame que padecemos. En todo caso, mi enohrabuena a D. Julián Melero, el párroco de la Iglesia en la que aprendí a rezar y me casé.

LFU

13 de abril de 2009

La importancia del rito



El jueves Santo volví a ser fiel a mi cita con el Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Sra. de la Soledad en Málaga. Pude contemplar, desde un lugar privilegiado, la salida de los titulares de la Cofradía con mi hija mayor y envuelto en toda la emoción y solemnidad del ya viejo ritual legionario y marinero.

Suena el himno nacional y se agitan las campanillas. Siento un escalofrío que termina en la garganta y ya se escuchan los compases de El Novio de la Muerte cantado por los legionarios que escoltan a su Cristo protector. Vendrá después la Salve marinera, y la Estrella de los Mares saliendo en medio de una inmensa devoción. Huele a incienso y azahar. A primavera en España. Y todo invita a la oración. A dar gracias por estar allí y a pedir, porque te sientes mucho más cerca del cielo.

Y estando allí, recordé la importancia del rito y los versos del poeta:


Exaltación del rito

Quien no comprende la razón del rito,
quien no comprende majestad y gesto,
nunca conocerá la humana altura,
su vano dios será la contingencia.
Quien las formas degrada y luego entrega
simulacros neutrales a las gentes
para ganarse fama de hombre libre,
no tiene dios ni patria ni destino.

Julio Martínez Mesanza (de su libro Europa)

2 de abril de 2009

Nostalgia cofrade




Me dicen que en Sevilla ya huele a azahar y me envuelve la nostalgia de una lejana adolescencia que pasó entre bullas, cornetas y tambores, impregnada de cera y de incienso y con la alegre emoción de cumplir sin desmayo el programa diario arrancado de las páginas del ABC. Eran semanas agotadoras que nacían en los asfixiantes traslados del viernes de dolores, culminaban con madrugadas de vigilia y de emoción, y que, invariablemente, morían con la feliz visión del Resucitado, siempre empañada de la amargura de la despedida. ¡Dichosos años en los que el cuerpo todo lo aguantaba!

Volveré pronto, si Dios quiere, de la mano de mis hijas. Tan pronto como su envergadura les permita salir airosas de las inevitables bullas y apretujones, insensibles a cualquier espacio vital. Mientras tanto, procuro matar el gusanillo desgastando la película de Gutiérrez Aragón y disfrutando de imágenes como ésta, que no me resisto a compartir con quien quiera dedicarle 5 minutos, implorando indulgencia plenaria a mis amigos de Málaga, cuya Semana Santa no quisiera desmerecer.

Que paséis una feliz semana.

LFU

1 de abril de 2009

En la muerte de Manuel Cantarero del Castillo


Reproduzco a continuación la necrológica que ayer publicaba el Diario Sur de Málaga, firmada por José Utrera Molina:

"Era mi amigo. También fue mi camarada desde mi más tierna edad, aunque nuestras vidas en ocasiones, discurrieran por vericuetos distintos. Nos conocimos en el colegio de Dña. Ángela, los dos teníamos siete años, habíamos nacido los dos en abril y teníamos por tanto la misma edad. Desde entonces, he tenido con él una profunda y entrañable amistad. Era un tipo irrepetible, un portento de imaginación, un hombre atrevido y audaz pero fundamentalmente una persona buena. Podría relatar muchas anécdotas que me vinculan a él pero me voy a referir a lo más importante. Ambos fuimos Jefes de Centuria, yo mandé la denominada Santa María y Cardenal Cisneros. Él, la que se denominaba Juan de la Cosa, muy entrañada en temas marineros y a su frente recorrió las tierras de Andalucía en una singladura inolvidable. Después anduvo por otros terrenos, pero puedo asegurar que su corazón, su noble corazón jamás dejó de ser falangista. Intentó a través de aquella agrupación denominada Reforma Social Española, extraer las raíces de nuestra doctrina y ponerlas al día. Fue un empeño tan audaz como baldío.

Con el tiempo y adscrito ya al Partido Popular fue diputado europeo. Allí me consta que desarrolló una gran labor, pero al final tropezó con el menosprecio injusto del Sr. Fraga que liquidó sus posibilidades de haber desarrollado allí una tarea que no dudo hubiese sido positiva. Me consta que fue para él un golpe mortal del cual no se recuperaría nunca.

Repito que Manuel Cantarero era una personalidad muy singular. Cuando conoció a su mujer, Hortensia, estaba yo próximo a él y recuerdo que se dirigió a ella y le dijo: “Me parece que me voy a enamorar de ti” y así fue. Durante más de 50 años estuvieron amorosamente unidos. Hortensia le ha cuidado heroicamente durante cerca de nueve años, sin un desmayo, sin una claudicación, sin una queja. Yo asistí a sus bodas de oro cuando ya empezaba su mente a estar lamentablemente demenciada.

Cantarero amó a su patria chica con delirio y con apasionamiento. Fue un malagueño integral. Nosotros convivimos en el Instituto de Málaga y él siempre recordaba los claustros de la Calle Gaona que permanecían todavía metidos en su corazón. Amaba el mar y por ello fue consecuente convirtiéndose en marino mercante. Tenía un sentido poético de la vida y era en definitiva un idealista nato. En ocasiones tuvimos alguna divergencia pero siempre nos unía el amor a las cosas esenciales y yo admiré siempre la firmeza de su talante y la dignidad de sus equivocaciones.

Ya no está con nosotros, a muchos su nombre apenas si le dirá nada, a otros nos habla de un tiempo común, de una comunión irrevocable, de unas esperanzas compartidas, de unas ilusiones insatisfechas, de un edén soñado. Estoy seguro que estará gozando de los aires de los valles tranquilos. Allí le habrá acogido Dios con su infinita misericordia y golpeará su hombro, empujándole para que no deserte de lo que fue su ocupación habitual, la contemplación de las estrellas."


JOSE UTRERA MOLINA