Como seguramente ningún medio de comunicación dedicará una sola línea a la efemérides, quiero recordar que hace 106 años, el 24 de abril de 1903 nació José Antonio Primo de Rivera. Su verbo, su estilo, su valentía, fue una brisa de aire fresco y limpio que removió las conciencias adormecidas de una nación inmersa en una atmósfera turbia, ya cansada, como de taberna al final de una noche crapulosa.
Fue despreciado por muchos, entre otros, por los que no podían mirar a España de frente, incapaces de superar la miopía de su partidismo.
Su sangre joven, derramada por el odio y la incomprensión, fue semilla fecunda de esperanza y de valor entre una juventud que ofreció su vida por una España grande, unida y libre.
Su memoria permanece viva entre quienes seguimos soñando con la patria el pan y la justicia para todos, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.
José Antonio, ¡Maestro!...¿En qué lucero,
en qué sol, en qué estrella peregrina
montas la guardia? Cuando a la divina
Bóveda miro, tu respuesta espero.
Toda belleza fue tu vida clara.
Sublime entendimiento, ánimo fuerte,
y en pleno ardor triunfal temprana muerte
porque la juventud no te faltara.
Háblanos tú... De tu perfecta gloria
hoy nos enturbia la lección el llanto;
mas ya el sagrado nimbo te acompaña
y en la portada de su nueva historia
la Patria inscribe ya tu nombre santo...
¡José Antonio! ¡Presente! ¡Arriba España!
MANUEL MACHADO
noviembre de 1936