La desabrida reacción de los tres toreros citados ante la concesión a Francisco Rivera de la Medalla de Oro de las Bellas Artes es un gesto feo, presuntuoso e indigno del señorío que se presume a un matador de toros.
Vaya por delante que no soy precisamente un seguidor de Rivera y que creo que la elección de Cultura no ha sido la más acertada. Creí ver en él, de novillero, los mimbres necesarios de un torero de raza, valiente y con ramalazos de arte, pero su evolución posterior me decepcionó, catalogándole desde entonces como torero previsible y anodino.
Pero de ahí a negarle el mérito y el respeto que todo matador de toros se merece, hay un largo camino que desde luego no voy a recorrer. Al contrario de lo que han hecho tres toreros presuntuosos que no tenían necesidad alguna de hacerlo, rompiendo la inveterada tradición de caballeros que siempre adornó a los maestros de la tauromaquia.
¿Qué necesidad tenía Paco Camino a su edad de hacer esto? ¿Acaso se creen Morante y Tomás epítomes del arte de la tauromaquia para juzgar con tal severidad a un compañero?. Espero y deseo que el otro maestro de Camas, que de arte tiene algo que enseñales a los tres ctados, continúe sumido en el más absoluto de los silencios. Será un signo de caballerosidad y no sólo de amistad.
Sólo les falta ir de la manita a Tele5 para acabar de consumar un gesto tan feo como ignominioso, que ha roto una de las pocas tradiciones que se conservaban del señorío español.
LFU