"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

8 de febrero de 2009

Málaga y Utrera Molina. Ya no queda recuerdo de tu olvido. (Cena homenaje 6 de febrero de 2009)


La noche del viernes tuvo el sabor intenso de lo irrepetible. Cerca de 600 malagueños respondieron con emocionante ilusión a la llamada de unos cuantos amigos de los de toda la vida, para demostrar a Pepe Utrera, en comunión con el poeta Manuel Alcántara y otros tantos, que Málaga no ha sucumbido a las garras del odio, del rencor y de la ingratitud. Fue el reencuentro de un hombre con la tierra que le vio nacer, que fue testigo de su trayectoria política de servicio a España y de sus desvelos por aquellos que no podían congraciarse con su patria porque carecían de pan y de justicia. El cálido abrazo de un paisaje que fue el de su primer amor y el de su primer dolor.

Fue una noche inolvidable que se encargó de borrar de un plumazo décadas de amargura en las que sólo el cariño de los que nada tenían que agradecer se encargaba de llenar el vacío de un olvido mecido en el viento de la indiferencia. Una noche en la que los que llevamos con orgullo su apellido sentimos de nuevo palpitar el corazón al ritmo de las olas que rompen "en el pecho del viejo acantilado".




Fue un derroche de amor, de lealtades y de lágrimas. Lágrimas de emoción y de alegría por un reencuentro durante tanto tiempo esperado. Y no fue una noche de reproches. Para nadie. A los que quisieron herirle nada les habría gustado más que recibir otro tanto en estériles improperios. Pero su odio sólo ha generado un torrente de cariño arrebatado que se desbordó en una noche mágica, que quedará para siempre en lo mejor nuestro recuerdo.



No quisiera citar a nadie porque sería injusto olvidar a otros. Mis hermanos y yo tenemos desde el viernes una deuda eterna de gratitud con la tierra de nuestros padres, con una Málaga que ayer dejó de ser madrastra para convertirse en una madre amparadora y agradecida. Pero para madres, la mía, que como malagueña ha sufrido más que nadie las espinas de su tierra y que ha vuelto a sentir de nuevo la alegría de sentirse otra vez acorde con su propia sangre.



Nada más. Sólo me queda recoger aquí, para los que no tuvieron la fortuna de estar allí, las palabras de agradecimiento (al menos las que preparó, para servir de base a su discurso) de nuestro padre, y anunciar que espero poder colgar también en breve la película de una noche tan especial.

Un abrazo y mi eterna gratitud para quienes hicieron posible una noche para el recuerdo.


LFU


Intervención de José Utrera Molina

Para dar vida a la vida, Dios ha creado la palabra. Y la palabra es siempre el sostén y la sangre del recuerdo. La palabra se corta en el fuego, se construye en el aire y se edifica en el cristal. Es todo y es nada, pero la palabra hoy a mí, me ha ofrecido el regreso a mi antigua alegría, que empieza concretamente a borrar con fuerza los restos de las penas antiguas.

Las palabras, unas veces te estallan en el corazón de la melancolía y te ayudan a vivir entre otras cosas el trozo lejano y tembloroso de la niñez; otras veces, son el único refugio del sentimiento, cuando la dictadura del silencio termina y en ocasiones constituyen la modesta acción humana que hace marchar las ruedas de nuestra propia historia e impulsar las rutas del camino y pienso que sin ellas no podría liberar mi conciencia que aún se vería atrapada por la pereza, por el vacío o por la nada.

Debo confesar que hablar esta noche supone para mí un penoso sacrificio. Creo recordar que afirmé con motivo de la presentación de la reedición de mi último libro, que yo soy ya un octogenario superviviente con canas y arrugas que comprende que la vejez tiene connotaciones poco gratas o tal vez demasiado tristes que exigen contra nuestra voluntad poner lágrimas donde ayer sólo había palabras, situar temblores donde en el pasado sólo existía la firmeza, cantar la nostalgia desalojando de las estancias del ayer cualquier nube oscura y a veces, sin pretenderlo en modo alguno, certificar la penosa derrota de la esperanza. En definitiva, me acomete sin embargo el temor de que la emoción acabe por ahogar mis palabras y me haga naufragar en el silencio.

No obstante, creo que tengo la obligación de aceptar este riesgo y que comprendo que la palabra, esta especie de aire estremecido, es el único medio adecuado de expresar mi gratitud.

Recuerdo ahora también lo que un filósofo francés escribió en cierta ocasión. Manifestó que había padecido desde edad muy temprana la odiosa esclavitud del agradecimiento.

Yo afirmo por supuesto a una abismal distancia de aquél genio literario lo contrario, es decir, que yo considero la gratitud como la gracia de una intimidad satisfecha, como la refrescante oxigenación de la memoria y el orgullo consolador de un sentimiento. En definitiva, un aire de paz tranquilizante en cuyo seno llegan a desvanecerse los dolores viejos, las amarguras antiguas, los recuerdos ingratos quitándole el lugar a la tentación de la venganza y de la ira.

Y he de empezar por mostrar mi reconocimiento a todos los que habéis acudido a esta cena de hermandad, celebrada en torno a un escrito profundo, definitivo y conmovedor que Manolo Alcántara, -mi gran amigo y mejor poeta- me ha dedicado recientemente con escandalosa y valiente generosidad. Le dije, cuando conocí el contenido de su artículo mágico, sonoro y doliente, que por primera vez me faltaban palabras para demostrarle todo lo que sentía – y era cierto - porque en el extenso diccionario de nuestra Lengua, no llegaba a encontrar aunque mi empeño era muy fuerte, frases y acentos que pudieran mostrar de forma inequívoca cual era la verdadera temperatura de mi sentimiento y el misterioso volumen de todo lo que en su presencia se estremecía en mi interior.

Gratitud a Julián Sesmero, a quien conozco y admiro desde hace muchos años, sobre todo en aquella época en que yo creía en el mar, en las rosas, en la rectitud de los caminos y cuando mi corazón tenía tantos sueños que me parecía imposible que salieran venciendo tantos párpados cerrados y aún no me cercaba la huella miserable de los días ennegrecidos por la maldad entre otras cosas, porque la aurora tenía demasiada claridad y su luz lo abarcaba todo.

Gratitud a tantos amigos y camaradas cuya enumeración haría interminable este acto, pero cuyo recuerdo aún saltan en mi memoria a veces a cada instante, rompiendo mi soledad, con la seguridad de que su aliento con su recuerdo encendido, habrán de acompañarme hasta el último día de mi vida.

Y por último, he de manifestar que la intención de mis palabras que sólo son ya un encuentro con mi sombra, no contienen acusación alguna, no son la expresión de argumentos defensivos, ni tan siquiera el producto de una queja, ni tampoco la señal de un justo rencor y ni mucho menos la expresión tardía liberadora de un oscuro resentimiento o la huella de una agravio contenido -son en primer término, la afirmación de mi identidad-. Soy el que fui y espero que Dios me ayude a no cambiar en el corto espacio que le resta a mi vida. Mi credo es muy sencillo y no me avergüenzo de haberlo ejercido, creo como ayer que la Patria es un destino, que la Nación es una forma de integración histórica y que la política no puede ser jamás objeto de tráfico o juego de mercadería y mucho menos, de oportunismo disfrazado de sonriente y falsa bondad. En definitiva, siempre he pensado que la desgracia de los decadentes es la pérdida de la fe en su propio pasado.

Hubo un tiempo, en que la provincia de Málaga creyó oportuno y generosamente que yo era acreedor de ser hijo predilecto suyo. Las palabras que resonaron aquél día en el Teatro Cervantes pronunciadas por el Presidente de la Diputación, estaban llenas de un afecto exagerado, posiblemente de una gratitud excesiva o de una ponderación de méritos sin apoyos suficientes o lo que es peor, eran el producto de una lisonja acomodaticia. Hoy aquellas palabras, constituyen sin duda el recuerdo de una claridad abandonada. Declaro por tanto que mis palabras -las mías-, no van a descalificar a nadie, puesto que más bien tendría que agradecer que el despojo de que he sido objeto ha producido milagrosamente un efecto contrario.

Las voces que yo creía muertas, han resucitado; las amistades que yo creía perdidas han recobrado una nueva fuerza; las miradas que yo estimaba eran ya indiferentes, han cobrado un fulgor extraño, animado y vibrante; las luces que yo creía apagadas, arden todavía aquí, y Málaga, que estaba alejada del espacio de mis más elevados sentimientos, retorna y su imagen vuelve a mí con sus plazas, sus rincones y sus calles como agarrándose a mi garganta, haciendo imposible incluso, que pueda decir todo lo que ahora siento e impidiendo por tanto, que me estalle el peso del alma en la sangre.

Y es que están aquí en Málaga y sería un grave pecado olvidarlo, las cenizas de mis padres, de mis hermanos, de mis amigos más entrañables y hoy siento que todos ellos me gritan desde sus tumbas y que parecen que se asoman a una balconada irreal y misteriosa, que me reconocen y que me miran y que me ofrecen desde el más allá sus manos invisibles y cordiales con las que me abrazaron tantas veces poniendo en vilo mi emoción y mi entereza. Siento pues, que tantos muertos no han desaparecido del todo y que el mar que en alguna ocasión yo creía que había perdido su color, de verlo y sentirlo tan lejano y oscuro, se vuelve hoy azul y transparente, cuando el viento en la copa de los pinos hace oír de nuevo el ruido de las olas. El aroma del aire que yo creí desvanecido, invade mi alma y llena de gozo todo mi ser completando y resumiendo el perfil de toda una vida. Los montes, que cercan el espacio del acontecer de esta tierra y que yo en mi infancia, recorrí tantas veces, se alzan sobre sus sombras, mientras que sus viejas piedras me saludan reconociéndome otra vez y llamándome familiarmente por mi nombre.

Creo pues, que amo profundamente a mis raíces y a mi tierra, con las que hoy me reconcilio. Confesar un amor, es siempre una ventura del alma porque a veces el hombre cree que ama y luego advierte entristecido, que sólo se quedó en la promesa de hacerlo. Yo aquí, ante vosotros, proclamo mi amor por Málaga, que ayer tal vez fuese maltratado y hoy lo hago en viva comunión con mi mujer, junto a ella, que siempre supo hacer el milagro de convertir mi desesperación en esperanza, mis muchas sombras en luces iluminadoras, mi paso cansado por la edad, por la fatiga y por el desengaño, por un vigor nuevo. Ella ha contribuido a que yo pudiera subir los caminos empinados de lo imposible, sin mirar hacia atrás, sin apoyarme en bastón alguno recogiendo el eco de las voces que parecían perdidas en el mañana.

En esta noche malagueña que sin duda marca un hito en la azarosa historia de mi vida, próximo ya a conocer otras fronteras y menos años, os doy las gracias a todos, singularmente a mis hijos, a mis nietos como no podía ser de otro modo y singularmente a mi yerno Alberto que me ha ofrecido con generosidad su abrazo, su entendimiento y su paz y como en tantas ocasiones se ha mostrado como un admirable ejemplo de caballerosidad y de dignidad inigualable y esto lo ha hecho aquí, junto a mí, en Málaga, en la Málaga que pobláis todos vosotros y que se alza esta noche ante mis ojos como fuente de su viento, como encendida realidad de mis sueños recobrados y que representa una cuerda mágicamente anudada entre el amor de ayer y la dicha de hoy y que resuena fuertemente en mi corazón junto al eco de las viejas campanas, cuyo sonido no se ha extinguido aún, aquellas que yo personalmente hice sonar con mis manos en la antigua iglesia de la Victoria, mi vieja parroquia, en los días limpios y lejanos de mi infancia primera.

4 de febrero de 2009

Como el cemento armado



Esta es la cara dura del infame, hace tan sólo un año, engañando sin inmutarse con tal de ganar las elecciones. Los ecalofriantes y trágicos datos del paro del mes de enero y las sombrías perspectivas económicas de España para los próximos años ponen al descubierto su desverguenza y la absoluta impotencia del ejecutivo ante una situación a la que en absoluto es ajena. Y la prueba está en el resto de los paises de nuestro entorno. Lo triste es que las encuestas nos demuestran que, todavía hoy, hay muchos millones de compatriotas que siguen dispuestos a creerle....lo que nos confirma que, como dice mi querido Gabirol, ZP no es sino el síntoma de una sociedad enferma y anestesiada.

LFU

2 de febrero de 2009

La España insolidaria


No me cuento entre los ingenuos que pensaban que el Tribunal Supremo frenaría las ansias (des)moralizantes del gobierno que padecemos, a través de la inicua asignatura denominada “Educación para la Ciudadanía”. Desde la desdichada Ley Orgánica del Poder Judicial de 1985 que retorcía ad nauseam el artículo 122.3 de la Constitución, socialistas y populares se han servido de dicho poder del estado a su antojo sin el más mínimo rubor. El fallo del Tribunal Supremo es, por tanto, un reflejo de la lamentable politización de la justicia al servicio de la mayoría parlamentaria.

Pero el problema no es solo la existencia de una ley injusta –que lo es, no ya porque contravenga el derecho de los padres contenido en el artículo 27.3 de la Constitución, sino por que además se contrapone a la ley natural- sino la absoluta falta de solidaridad de una gran parte de la sociedad católica española que ha preferido mirar para otro lado, mientras unos cuantos miles de españoles decidían actuar en consecuencia con sus principios optando por la objeción de conciencia. Me refiero a quienes desde la tranquilidad de tener a sus hijos a buen recaudo en colegios privados y centros concertados de carácter religioso, han seguido la cobarde e insolidaria estrategia de la FERE: Estad tranquilos, que nosotros daremos la asignatura conforme a nuestro ideario. Eso, y a los que tienen la desgracia de tener que llevar a sus hijos a la escuela pública, que les vayan dando.

Este tipo de actitudes son muy propias de esa España que se deja avasallar y absolutamente inimaginable en la España “progresista” que no duda en echar mano de la insumisión, si hace falta, por muchísimo menos. Es difícil entender que en un tema tan grave como el de la educación de nuestros hijos, haya tanta gente que haga dejación de su responsabilidad y decida meter los pies en el brasero mientras contempla indiferente cómo echan a los leones a la mayor parte de los niños de la sociedad en la que sus hijos van a tener que vivir.

!Flaco favor le estamos haciendo a nuestros hijos si aguantamos impasibles que la mayor parte de su generación sea presa del nefasto adoctrinamiento preconizado por el infame!. Al final, como decía ayer Juaristi en un magnífico artículo, no nos quedará otro recurso que la desobediencia civil.

LFU

29 de enero de 2009

Pax marxista

"El significado de paz es la ausencia de oposición al socialismo."

Karl Marx (no lo sabe usted bien D. Carlos......en España gozamos hoy de una verdadera pax
marxista)

"la crisis actual demuestra la debilidad del capitalismo y otorga actualidad a Marx".
"Yo no trabajo, yo milito"

"yo hago dinero para servir a mis ideas"

Jaime Roures, ex militante de la Liga Comunista Revolucionaria y de la IV Internacional, Presidente de Mediapro y vocero del infame, en su patética entrevista al diario Liberàtion.

(Sin comentarios)

LFU

27 de enero de 2009

De cojos y mentirosos

Confieso que ayer cometí el imperdonable error de desperdiciar algo de mi tiempo contemplando la infame verborrea de nuestro presidente en televisión española. Digan lo que digan, me quedo con su respuesta balbuceante al espectador progre-radical que le acusó de vender armas a Israel con las que se estaban matando niños pelstinos. Con aplomo bastante descriptible, y tras adornarse con algún rodeo, contestó más o menos que "el importe de la venta de armas a Israel no es significativo, no más de un millón de euros" y que "los datos de los que disponemos me permiten afirmar que en estos ataques no se ha utilizado armamento español". ¡Y quedóse tan ancho!

No sé por qué pero algo me dice que resulta inverosímil que en los contratos de ventas de armas entre España e Israel -hoy ya se ha aclarado en algún medio que ascienden a 4 millones de euros- se establezca como cláusula de salvaguarda el que éstas no se utilicen contra los palestinos. Es algo así como venderle armas a los talibanes prohibiéndoles que las utilicen contra Estados Unidos. Y algo me dice que ZP se echó un presidencial pegote al decir que la información de la qu disponía le permitía afirmar que las armas españolas no se habían utilizado. Seguro que es mentira, y como antes se coge a un mentiroso que a un cojo, espero que los periodistas hagan biensu trabajo.

Aunque, a decir verdad, de nada servirá, a la vista de la interminable lista de monumentales mentiras que no le han pasado la más mínima factura.

Una pérdida de tiempo.

LFU

23 de enero de 2009

Málaga y Utrera Molina (y VII). Debate en Ardales


Hace algunos días, con ocasión de una entrada sobre el Presidente de la Diputación de Málaga, Salvador Pendón, refería como dato curioso que éste fuera destituido de la Alcaldía de Ardales –de la que había sido titular desde 1987- gracias a una moción de censura presentada por Izquierda Unida que contó con el apoyo del tercer grupo con representación en el consistorio, los dos concejales de Falange Auténtica.

Pues bien, hace pocos días, tuve la fortuna de leer la carta que el portavoz del grupo falangista en el Ayuntamiento de Ardales, D. Francisco Ortiz Lozano dirigió a mi padre refiriéndole la defensa que habían hecho de la trayectoria de José Utrera Molina en el pleno del Ayuntamiento del 29 de diciembre pasado y el debate que a continuación se produjo entre Salvador Pendón y él.

El gesto de por sí era emocionante y la intervención de este modesto concejal de Ardales, de una nobleza y valentía sublime. Junto con mi hermana Reyes, decidimos escribirle para mostrarle nuestro agradecimiento y recibimos una carta primorosamente escrita de la que quiero resaltar un párrafo:

He recibido carta de vuestro padre, cuyo dulce y al mismo tiempo solemne verbo, sin dejar por ello, paradójicamente, de ser un tratado de sencillez y concisión, ha logrado emocionarnos a mí, a mi mujer (de humildísima familia de jornaleros y apolítica), a mis hermanos y a los camaradas a quienes se la he leído. Si él dice que guardará mi carta porque no hay título (honorífico, político) comparable a las letras que le envié, yo tengo que decirle que por la misma razón guardaré su carta con el mismo respeto con el que se abraza contra el corazón un códice; entre mis papeles más queridos; y que enseñaré a mis dos hijas, con esa carta como documento y como ejemplo, lo que es la grandeza de la amistad, el cariño y la camaradería...

A continuación, paso a transcribir el texto de la intervención del Sr. Ortiz Lozano en el Pleno del Ayuntamiento de Ardales del 29 de diciembre de 2008 y del debate mantenido a continuación entre el Sr. Ortiz y el Sr. Pendón:

3) Sobre el señor José Utrera Molina.

“Siendo la Diputación un organismo supramunicipal, este grupo municipal de Falange Auténtica desea hacer uso dentro del turno de Ruegos y preguntas para manifestarse totalmente en contra de que la Diputación le haya retirado los títulos honoríficos, dignamente ganados, al ex-ministro malagueño José Utrera Molina. Si en el pleno de la Diputación, José Utrera Molina, que ahora tiene 82 años, no tiene representación para tener la oportunidad de defender su inmensa labor, ni tampoco ningún diputado ha tenido el coraje de hacerlo, ni pudieron opinar ninguno de los miles y miles de españoles en general y de malagueños en particular que se beneficiaron con su trabajo vocacional por el bien público, este grupo municipal de Falange Auténtica, tiene a honra defender públicamente su persona, gracias a nuestra representación en el municipio malagueño de Ardales.

José Utrera Molina no participó en la guerra porque entonces era un niño, y en su vida política, como subsecretario y como ministro, entre los años 1969 y 1975, sólo destacó, ni más ni menos, por su ingente cantidad de trabajo al servicio del pueblo. Resumidamente:

Extendió y aumentó notablemente los beneficios de la Seguridad Social a los trabajadores del mar, mejorándolos a los del campo;

Promovió varias leyes en pro de la justicia social y la seguridad e higiene;

Promovió la construcción de viviendas gratuitas y de protección oficial al ritmo realmente vertiginoso de inaugurar 2.500 viviendas diarias durante varios meses, erradicando la mayor parte del chabolismo en Sevilla y Málaga (desapareciendo el chabolismo de El Ejido y de las playas de San Andrés), y disminuyéndolo en gran medida en Madrid y Barcelona, pasando 90.000 familias de las chabolas a habitar las nuevas casas en muy poco tiempo;

Aumentó la aportación del Estado a todo tipo de asistencia social;

Edificó residencias sanitarias de la Seguridad Social hasta no quedar ni una sola capital sin ellas;

Se realizaron bajo su iniciativa innumerables cursos gratuitos de PPO (Promoción Profesional Obrera) a lo largo y ancho de cientos o miles de pueblos, incluido Ardales;

Creó numerosas universidades laborales con becas de gratuidad para hijos de obreros y construyó numerosos institutos de BUP de nueva planta;

Creó el Plan de Prevención de Accidentes Laborales cuando eso no existía en España;

Abordó, junto al ministro Licinio de la Fuente, el primer intento, aunque fallido, de reconocimiento a la huelga en muchísimos años;

Aumentó el papel decisivo del trabajador en los convenios laborales con la Ley de Relaciones Laborales;

Promovió la Ley del Suelo para proteger el derecho a la vivienda;

Promovió la restauración y embellecimiento de pueblos y ciudades con su arquitectura en peligro mediante el plan “Bajo un nuevo sol, cien pueblos de España”;

Obligó a un mayor control de las construcciones con la ley de Calidad de las edificaciones;

Creó numerosos polígonos industriales en varias ciudades, entre ellas, el aumento y terminación de tres polígonos en Málaga (Alameda, Cártama y Guadalhorce), y tres polígonos en Sevilla;

Y, por último, desde su área se promovió la Ley de Igualdad Jurídica para la Mujer, que por fin le reconocía personalidad decisiva en los actos contractuales, de compraventa y en todo tipo de escrituras notariales, sin tener que depender del permiso del marido o del padre, y que fue aprobada a principios de 1975.

Nos mostramos en desacuerdo con esta visión de la Memoria Histórica demostrada por la Diputación, pues los casos de cada persona deben estudiarse en consonancia a los hechos y no al sectarismo. Las personas que actuaron y trabajaron pública y políticamente durante el franquismo no tienen que ser condenadas por esa sola circunstancia.

Así no se superan los enfrentamientos del pasado, sino que se mantienen y se prolongan. Esta forma de entender la Memoria Histórica, además de injusta, es muy peligrosa. Porque así tampoco valdrían, por ejemplo, los premios literarios concedidos durante 40 años. O también habría que censurar a todos los alcaldes de Ardales durante el franquismo que tanto dieron y gratis por su pueblos, como Francisco Sánchez Andrade, Antonio Zurita Martín, Domingo Lería de la Rosa o José Núñez León, por poner unos ejemplos. O también habría que quitarle el título de heredero a título de rey y el título de príncipe concedido a nuestro actual Rey en 1969.

El escritor Juan Manuel de Prada ha escrito sobre Utrera Molina:

“Los malagueños .../... recordarán que fruto de esos desvelos es el impulso de la Seguridad Social en su provincia, la fundación de residencias de ancianos, la lucha contra el chabolismo, la institución de una Universidad Laboral...”

El periodista Antonio Burgos ha escrito:

“Sevilla se caía.../... (y Utrera Molina) se dedicó a apuntalarla. Pero con nuevas viviendas, miles y miles de viviendas. No viviendas "dignas", que ya sabemos lo que eso significa, sino hermosas viviendas, barrios enteros de espléndidas viviendas. Estaba convencido de que la mejor manera de dignificar a las personas era dándoles un hogar. Se entregó a ello con tal entusiasmo que ahí está la Sevilla actual, que ya se ha olvidado de aquella Sevilla cochambrosa de los años 60”.

Y el eminente poeta y periodista Manuel Alcántara ha dicho estas palabras, con la que queremos terminar nuestro ruego:

“¡Qué razón tenía don Gregorio Marañón cuando me dijo que «las guerras civiles duran un siglo»! Hace falta que se liquiden tres generaciones para que la llamada «memoria histórica» no chorree sangre. Pero él (se refiere a Utrera Molina) no es culpable de nada, porque le bombardearon la infancia. Mira, Pepe: te podrán quitar los honores, pero no el honor.”.”
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

A continuación, tuvo lugar un debate entre el Portavoz del Grupo Municipal Socialista –y Presidente de la Diputación provincial de Málaga-, Salvador Pendón y el portavoz de Falange Auténtica, D. Francisco Ortiz Lozano:

El portavoz del grupo municipal socialista, Salvador Pendón, pidió la palabra para, en primer lugar, decir que esta intervención podría haberla hecho el Sr. Ortiz mediante una carta al director de un periódico, pero no en un ayuntamiento, porque no entiende qué tiene que ver una decisión de la Diputación en este pleno, si no es por encontrarse él presente y realizarse en referencia a que él, además de concejal de Ardales, es presidente de la Diputación.

La segunda cuestión planteada por Salvador Pendón fue la de decir que no niega, ni criticó en la Diputación, los posibles méritos del señor Utrera Molina, pero que en aquellos años que van de 1969 a 1975, cuando éste visitaba Málaga, acudía al edificio de la Aduana, y es muy probable que mientras estaba arriba, en los calabozos de abajo la policía de una dictadura que mató a miles de personas, torturaba a los luchadores por la libertad en un clima de terror policial. Y que aunque Utrera Molina no participara directamente en esto, obtuvo sus honores en una dictadura que ejercía el terror, pues simplemente impedir la libertad es ejercer el terror.

Y por último, Salvador Pendón replica que más valdría que se reivindicara la memoria del presidente de la Diputación republicano que fue asesinado por los fascistas y la recuperación simbólica, al menos, de la memoria de los funcionarios republicanos que fueron represaliados.

Casi textualmente, el portavoz de FA le contesto: “Traer este ruego a un pleno de Ardales no es por lo que dices. Lo hago en el ayuntamiento de Ardales porque nuestro partido, que es un partido pequeño, no tiene representación en la Diputación ni en otro municipio. Pero es que además entendemos que la Diputación no es un órgano de gobierno ajeno a lo municipal, como pueda ser una consejería que surge de la Junta de Andalucía o de un ministerio del gobierno de la nación, sino que la Diputación es un órgano supramunicipal, surge de abajo a arriba de los ayuntamientos de la provincia y va de arriba a abajo en muchas de sus funciones; por lo tanto consideramos perfectamente legítimo poder manifestarnos en este ayuntamiento que forma parte de la Diputación malagueña”.

El Sr. Pendón no repuso nada a dicha intervención.

Por parte del Portavoz de FA, Sr. Ortiz Lozano: “No mezcles unos tiempos con otros. Unos eran los de la guerra y la posguerra, en los que efectivamente hubo terror, torturas y matanzas por parte y parte; y otros muy diferentes los del período 1969-1975, en el que no digo que no hubiese algún caso aislado de lo que se dice, pero en cualquier lugar de España y, sobre todo, en Málaga, yo que tenía 12 años en 1969 y 18 en 1975, y me acuerdo perfectamente, no existía ese clima de terror policial que tú estás describiendo ni nada parecido, y menos cuando con ello se podría manipular la opinión del público joven de este pleno. En cuanto a que la falta de libertad era ya terror, lo mismo podría decirse ahora, cuando una persona del PP, en el País Vasco, no puede llevar a cabo con normalidad un mitin en la calle ni en un local porque son pisoteados y golpeados, cuando no peor, matados; o cuando alguien de Ciutadans de Catalunya no puede hacer propaganda porque son linchados por los separatistas, en un clima total de indefensión”.

El Sr. Pendón contesta que ahora las fuerzas de orden del Estado defienden al que va a manifestarse y detiene a los agresores.

El Sr. Ortiz le contesta: “No siempre ni mucho menos”.

Y finalmente, concluye el Sr. Ortiz: “Efectivamente, sí sería recuperación de la Memoria histórica la reivindicación y la devolución de la dignidad de aquellas personas de ambos bandos que, si de verdad eran víctimas inocentes, fueron matadas simplemente por sus ideas o cargos. En eso estaríamos totalmente de acuerdo. Pero eso no es lo que se está haciendo. La Memoria Histórica la entendéis como puro y duro sectarismo: como esto de tomar represalias, de hecho o sobre el papel, contra personas que no intervinieron en actos violentos y que sólo destacaron por su trabajo y honestidad, como José Utrera Molina”.

Y no hubo más intervenciones en este asunto.

A Francisco Ortiz Lozano y a Miguel Ángel Anaya Vera, bravos concejales de Ardales, mi admiración y mi profundo agradecimiento.

LFU

21 de enero de 2009

Dios vive en América





Mientras en el viejo –y casi podrido- continente nos debatimos entre si Dios existe o no y si nos debemos preocupar o no por Su existencia; se fomenta el laicismo y se reniega de las raíces cristianas de Europa, se promueve la eliminación de los crucifijos de lugares públicos y se expulsan los belenes de la fiscalía general del Estado, y se proclama sin rubor que el concepto de nación es discutido y discutible, los Estados Unidos de América dieron al mundo una lección de patriotismo y falta de complejos absolutamente colosal.

¿Se imagina alguien a un Presidente del Gobierno español acudiendo ostentosamente a misa antes de la investidura, rezando un padrenuestro minutos antes, haciendo ocho referencias a Dios en su discurso y terminando el mismo con un Dios bendiga a España?. Los medios tardarían segundos en crucificarle arrinconándole en el fanatismo y la carcoma religiosa.

No sé que nos deparará la era Obama. Muy probablemente las desmesuradas expectativas que se han puesto en él hagan que esté llamado a decepcionar; aunque no olvidemos que parte de una situación tan mala, que mejorar no resulta difícil. Pero de lo que no hay duda es que ni Obama ni cualquiera que le suceda pondrá en solfa jamás el concepto de nación ni apartará a Dios de su discurso, porque esa clase de complejos aún no hemos sido capaces de exportarlas los europeos.

Ayer sentí una envidia sana de esa gran nación y una pirandeliana angustia por la suerte de nuestra decadente civilización. Y a pesar de todo, el infame que padecemos -que no sabe cómo esconder la terrible estampa de su falta de respeto hacia la bandera de los Estados Unidos- sigue pensando que Obama es de los suyos…. ¡O tempora o mores!

LFU