"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

2 de diciembre de 2008

¿Fouchè o Martin Villa?



El Presidente de Sogecable (en la imagen, junto a Juan Antonio Samaranch) ha hecho unas declaraciones desde la atalaya de su eterna equidistancia. Yo creo que a quien habría que darle un título es a él: el de Duque de Otranto.

1 de diciembre de 2008

Si no Hijo Predilecto, al menos Tío Predilecto.

De los muchísimos testimonios de afecto, cariño y lealtad que mi padre está recibiendo estos días, de palabra y por escrito (algunos realmente emocionantes), me quedo con esta carta que un primo hermano mío ha enviado a un diario nacional, por el valor que tiene como testimonio de un hombre honesto de izquierdas, sin complejos y alérgico a la alienación del pensamiento único:

Como se sabe por diferentes comunicados de prensa de los últimos días, el grupo socialista de la Diputación Provincial de Málaga, que gobierna en la actualidad con el apoyo de Izquierda Unida, presentará en el próximo Pleno una moción para anular los títulos concedidos por el propio ente supraprovincial entre 1937 y 1975. En particular, se le quiere le quiere retirar el nombramiento de Hijo Predilecto y Medalla de Oro a D. José Utrera Molina.

El que una persona piense de forma distinta a otra, no debe privarle de reconocer los méritos del otro. Es lo que se llama ser objetivo. Y en éste caso no se está siendo objetivo. Dicho grupo socialista, basa su propuesta en la llamada Ley de Memoria Histórica (que a mí me parece un título redundante: no hay historia sin memoria), y justamente con esta mala interpretación de la misma, se quiere "desmemoriar" el país.

En particular, a pesar de que yo siempre haya optado por opciones de izquierda (como toda mi enorme familia sabe), eso no es óbice para que siempre haya tenido una gran admiración por la integridad y coherencia de mi tío Pepe. Por supuesto, doy fe que él hace otro tanto con los que no piensan igual que él. Tampoco es óbice para que me parezca un completo desatino la iniciativa. Seguro que no representa el sentir, ni de su opción política, y mucho menos de toda una ciudad como Málaga.

Por tanto, y como ha quedado refrendado en distintos artículos en prensa, me parece, el querer retirarle (sólo oficialmente, de otra forma no se puede) el reconocimiento a toda una vida de trabajo bien hecho y con una gran trascendencia social, no ya una injusticia como se ha dicho, sino una pamplina. Todas las personas tenemos nuestros aciertos y nuestros desaciertos en nuestras vidas, y hay que recordar que el reconocimiento se le concedió por sus aciertos!

Sin paliativos, una pamplina que en nada beneficia a nadie. Málaga no va ser más bonita, ni más rica, ni nos va a sacar de la crisis, ni va a ser más habitable, ni nada por el estilo. Los políticos deben gestionar para que la gente viva mejor, y ahí también entra el apartado convivencia. Los ciudadanos queremos que los políticos resuelvan los problemas reales, y no que los creen. Y tenemos que convivir todas las formas de pensar.

Ahora que estamos reivindicando nuestro pasado árabe, y que tenemos estatuas de Averroes, Avicena, y se reconoce el legado cultural y social de esa época, a nadie se le ocurre pensar que con ello se esté enalteciendo y queriendo volver al gobierno de los reinos de Taifas, ni al Reino de Granada. Simplemente, se distingue entre el tocino y la velocidad.

No sé si al final esa propuesta saldrá adelante o no, pero de lo que estoy seguro que cuando haya más perspectiva histórica se hará también igual con la historia reciente de este país. Cuando así sea, evidentemente será más difícil que se comentan desaciertos como éste.

Mientras tanto, va a ser "Mi tío predilecto".

GUSTAVO SÁNCHEZ GÓMEZ


Gracias, querido primo y que Dios te lo pague.

LFU

27 de noviembre de 2008

Málaga y Utrera Molina (II). Manuel Alcántara


La sinrazón del espíritu cainita de algunos y la injusticia produce en ocasiones reacciones de dignidad y coraje como la del gran poeta y escritor Manuel Alcántara quien en su artículo publicado el sábado en los 28 diarios provinciales del grupo Vocento, rindió un precioso homenaje a la amistad y al honor:

"Pepe Utrera"


HABLO del Excelentísimo señor don José Utrera Molina, con la excusa de que nos conocimos casi en el Antiguo Testamento, cuando yo tenía diez años y él doce, calle de la Victoria, arriba. Le llamo Pepe. Somos amigos de eso que se llama de «toda la vida», aunque ninguna de las dos haya llegado a su final y puedo decir algo de cómo era, o sea, de cómo sigue siendo. Ahora leo que la Diputación de su bien amada tierra de Málaga, que es la misma mía, quiere retirarle los honores que se ganó, luchando precisamente por ella.

Resulta que Pepe Utrera es el único personaje de toda la lista de represaliados retrospectivos que puede sufrir la absurda venganza. A los otros desposeídos les traerá sin cuidado, ya que lo han dejado «entre la azucenas olvidado» o entre las trincheras o los hospitales. No combatió él contra nadie. Todo lo contrario: ayudó a construir algo en lo que creía. Le vi por tierras de Ciudad Real y Burgos, en jornadas maratonianas. Y luego en Sevilla, donde literalmente era adorado. Lo he visto siempre, ya que en mí no ha tenido un camarada, sino un amigo, que es categoría algo más definitiva. Hace falta ser brutos para intentar restarle a un hombre cabal lo que ha venido sumando a lo largo de los años. También hace falta ser ladrón para robarle a alguien los honores acumulados. Ser excelente es mucho más difícil que ser excelentísimo y me duele que este rencoroso propósito haya nacido en nuestra tierra. ¡Qué razón tenía don Gregorio Marañón cuando me dijo que «las guerras civiles duran un siglo»! Hace falta que se liquiden tres generaciones para que la llamada «memoria histórica» no chorree sangre. Pero él no es culpable de nada, porque le bombardearon la infancia. Mira, Pepe: te podrán quitar los honores, pero no el honor.

MANUEL ALCÁNTARA


No se puede decir más ni mejor.

LFU

21 de noviembre de 2008

Málaga y Utrera Molina. No te cambio tu olvido por mi pena.


La Diputación Provincial de Málaga, a propuesta del grupo socialista, se dispone a retirar los honores concedidos en 1975 al malagueño José Utrera Molina, mi padre. La única razón: su credo, su insobornable lealtad a un ideal que ha mantenido limpiamente a lo largo de su vida, sobre todo en un tiempo en el que tantos otros, que habían estado a su lado, se alistaron a las filas de la amnesia, el silencio y la deserción, para evitar el oprobio que esperaba a los que no estaban dispuestos a abjurar de sus principios.

Los abrazos se tornaron en olvidos, cuando no en desprecios. Solo quedaron los que rinden culto verdadero a la amistad, por encima de conveniencias. Los amigos del alma.

Su amor por Málaga, su eterna nostalgia del mar, se vio sólo correspondido por el testimonio de la sencilla gente a la que ayudó de forma entusiasta y desinteresada. Los ojos de agradecimiento de quienes lograron un empleo o cambiaron una existencia miserable en las chabolas de la playa de San Andrés por una vivienda digna, eran premio suficiente para quien siempre se rebeló contra la injusticia y utilizó el poder para transformar la realidad y mejorar la vida de sus paisanos.

Hoy, treinta y dos años después, el olvido ha dado paso a la sinrazón del odio. Podrán retirarle los honores y oropeles del ayer. Pero no podrán contagiar su noble corazón con la mugrienta grasa de su resentimiento. Y hay algo más que nunca podrán quitarle: el arrebatado y amoroso orgullo de quienes llevamos su apellido con la cabeza muy alta.

Dios ha querido que viva para contemplar la miseria de tantos enanos que se revuelcan en el fango de su propia iniquidad, pero también para ver que allí donde se ofenda a su limpio nombre habrá siempre, al menos, ocho voces que, como la mía, clamarán como una sola en defensa de su honor, de su vida y de su ejemplo.

Termino con ese soneto, dedicado a Málaga, que sus nietos más pequeños ya recitan, balbuceantes, bajo la mirada amorosa de un hombre esencialmente bueno.

MÁLAGA

No te cambio tu olvido por mi pena.
Vale más mi dolor; cuenta saldada.
Se lo digo en la noche a mi almohada
Y está mi corazón de enhorabuena.

Alguna que otra vez, un tenue velo
enternece el recuerdo. Aquella esquina
que ayer doblé impaciente, se ilumina
con las mismas estrellas en el cielo.

Me imagino que el mar no habrá cambiado,
que como siempre, romperá su espuma
en el pecho del viejo acantilado.

Mecido por las olas se ha dormido
mi ayer: la oscura desazón se esfuma.
¡Ya no queda recuerdo de tu olvido!

José Utrera Molina


Un fuerte abrazo, papá, desde el fondo de mi alma.

LFU

20 de noviembre de 2008

Una figura excepcional entra en la Historia: Francisco Franco



"Una figura excepcional entra en la historia. El nombre de Francisco Franco será ya un jalón del acontecer español y un hito al que será imposible dejar de referirse para entender la clave de nuestra vida política contemporánea. Con respeto y gratitud quiero recordar la figura de quien durante tantos años asumió la pesada responsabilidad de conducir la gobernación del Estado. Su recuerdo constituirá para mí, una exigencia de comportamiento y de lealtad para con las funciones que asumo al servicio de la patria. Es de pueblos grandes y nobles el saber recordar a quienes dedicaron su vida al servicio de un ideal. España nunca podrá olvidar a quien como soldado y estadista ha consagrado toda la existencia a su servicio. "


Juan Carlos de Borbón y Borbón, Rey de España.

¿Se atreverá garzón a procesarlo? ¿Comenzarán a retirarle retrospectivamente los honores concedidos los diferentes Ayuntamientos y Diputaciones?

Cosas veredes...

LFU

20 de noviembre



Te confieso que me horripila morir fulminado por el trallazo de las balas, bajo el sol triste de los fusilamientos, frente a caras desconocidas y haciendo una macabra pirueta. Quisiera haber muerto despacio, en casa y cama propias, rodeado de caras familiares y respirando un aroma religioso de sacramentos y recomendaciones de alma, es decir, con todo el rito y la ternura de la muerte tradicional. Pero ésta no se elige: Dios, quizá quiera que acabe de otro modo. El acoja mi alma (que ayer preparé con una buena confesión) y me sostenga para que la decorosa resignación con que muera no desdiga junto al sacrificio de tantas muertes frescas y generosas como tú y yo hemos conmemorado juntos.

(Carta de José Antonio a su amigo Rafael Sánchez Mazas. 19 de noviembre de 1936, víspera de su fusilamiento)

José Antonio Primo de Rivera


PRESENTE


LFU

17 de noviembre de 2008

En las catacumbas


En la España de las libertades del siglo XXI los homosexuales militantes pueden apropiarse de las calles de Madrid durante todo un día haciendo gala de un mal gusto insufrible, ofendiendo a la decencia y haciendo una exhibición pública de obscenidad.

Esa misma España asiste indiferente a los aquelarres nacionalistas en Cataluña y en el País Vasco en los que con una impunidad vergonzante se insulta a la patria, se queman sus simbolos y se pregona la secesión.

Pues bien, en esta misma España, en la que la libertad de expresión se ha convertido en dogma, el Parlamento aprobó, con la repugnante algarabía de la izquierda sectarea y la indiferencia acomplejada de una derecha inerme, una ley que, entre otras cosas, impide que unos cuantos miles de españoles, desafiando al pensamiento único, rindan homenaje a Francisco Franco, a José Antonio Primo de Rivera y a todos los caídos por España, en el monumento erigido como símbolo de la reconciliación entre los españoles. En efecto, a falta del preceptivo desarrollo reglamentario de la infame Ley de memoria histórica, el Gobierno por sí y ante sí, ha decidido que si quieren ir a rezar, que se abstengan de llevar una sola insignia, que destierren el color azul de su indumentaria, guarden sus banderas y se dejen registrar a la entrada por las fuerzas del orden, como si fueran vulgares delincuentes.

Mientras tanto, hace unos días y ante las cámaras de todos los medios de comunicación, las hordas de la Esquerra Catalana hicieron gala de todo su macabro ritual, con sus banderas inconstitucionales y sus gritos anti españoles en el mismo lugar que sirvió de sangriento paredón para miles de catalanes que cayeron por España mucho antes que Luis Companys, sin juicio alguno y cuya memoria por lo visto merece todo el desprecio de las instituciones públicas.

Hay desgraciadamente dos varas de medir. Y está claro que los que presumen de demócratas han decidido relegar a la clandestinidad a quienes osan denunciar su sectarismo sin límites y siguen fieles a un limpio ideal.

Pues bien. Quienes creemos en el poder de la oración, seguiremos acudiendo, mientras Dios nos de vida, a rezar por España bajo una colosal Cruz que nos recuerda el sufrimiento y la salvación. Sin banderas nacionales, sin insignias, sin recuerdos, pero con la cabeza bien alta, como homenaje a quienes hicieron posible una España mejor.

El infame nos ha convertido en españoles de segunda. Nos ha relegado a las catacumbas con el silencio escandaloso de la oposición. Pero se equivocan -y mucho- si piensan que han vencido. Todo lo que se construye sobre el odio acaba por consumirse y desaparecer. No conseguirán provocarnos, porque no somos como ellos. Cuanto más fuerte sea su odio, más grande será nuestra esperanza en un nuevo amanecer.

LFU