Atendiendo a la petición de algunos de mis queridos lectores, he decidido colgar aquí la entrevista que Periodista Digital, hizo a José Utrera Molina hace una semana, una vez que ya ha sido eliminada de la página correspondiente.
LFU
"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO
13 de junio de 2008
12 de junio de 2008
Agustín de Foxá, proscrito por la progresía
De El Manifiesto extraigo un interesante artículo de José Antonio Navarro Gisbert sobre uno de los grandes genios literarios del Siglo XX, injustamente preterido por la España del pensamiento único, por el "delito" de haber apoyado, como muchos otros, a la España Nacional en la Guerra, y haber apoyado al Generalísimo en la paz. ¡Qué hubiera sido de Alberti si no llega a ser comunista!. Mi anécdota preferida de Foxá es la que protagonizó ante el Secretario del Tesoro de EE.UU. con ocasión de la negociación de un crédito blando en Dólares en los años 50. Al oir de éste un despectivo comentario del siguiente tenor: "Uds. los españoles, mucho meterse con los americanos pero hay que ver lo que les gustan los dólares", le contestó con su ingenio y rapidez característica "Si, también nos gusta mucho el jamón ibérico pero no por eso nos acostamos con los cerdos". Os dejo con el artículo:
LFU
Aún no apagados los ecos producidos por la ruidosa polémica que ha enfrentado a partidarios de la cocina tradicional, aunque abierta a prudentes innovaciones, y la deconstrutiva, que permite licuar la venerada tortilla española, es imposible resistir la tentación de evocar a algunos de nuestros honradores de mesas, que, además, en otros terrenos han alcanzado el laurel de la merecida fama. Sirva como ejemplo Agustín de Foxá, que alcanzó metas superiores en la poesía, el teatro, la novela, el ensayo y el artículo periodístico. Todo un personaje renacentista, que entre verso y verso, producto de una de sus correrías por el ancho mundo, trajo a España desde Italia el prosciutto de Parma con melón de Brindisi, que en nuestra restauración fue bautizado como «jamón serrano a la melonera.»
Como tantos escritores españoles sometidos al cinturón sanitario con que la izquierda excluye a cuantos no se avienen a los cánones dogmáticos dictados por los expendedores de pasaportes de progresía, Agustín de Foxá es hoy un proscrito arteramente condenado al olvido por los totalitarios bonzos del pensamiento único.
La obra de Foxá abarca diversos géneros literarios. En poesía cabe destacar La Niña del caracol (1933), El toro, la muerte y el agua (1936), El almendro y la espada (1940), Poemas a Italia, Antología poética (1933-1948), El gallo y la muerte (1949).
En teatro en verso produjo Cui-Ping-Sing (1940) y El beso de la bella durmiente. En prosa destaca Baile en Capitanía (1944) y Gente que pasa, premiada por la Real Academia Española. Su novela Madrid de Corte a Cheka, publicada por primera vez en 1938 constituye una de las obras de ficción, con evidentes rasgos autobiográficos, más reveladores acerca de la guerra civil española.
Su participación en la escuadra de poetas de José Antonio Primo de Rivera que dio a luz el Cara al Sol, no le ha permitido ser amnistiado por la nueva Inquisición que condescendió al librar de las llamas del infierno a Sánchez Mazas, Tovar, Dionisio Ridruejo y José Luis López Aranguren.
De su fabuloso ingenio, exuberante, culto y romántico nos ha quedado el perfil que Foxá dibujó de sí mismo: «Gordo; con mucha niñez aún palpitante en el recuerdo. Poético, pero glotón. Con el corazón en el pasado y la cabeza en el futuro. Bastante simpático, abúlico, viajero, desaliñado en el vestir, partidario del amor, taurófilo, madrileño con sangre catalana. Mi virtud, la imaginación; mi defecto, la pereza.» Su enjundia probada en su producción literaria no fue obstáculo para la elaboración de boutades espontáneas célebres. Como aquella en respuesta a un auténtico interrogatorio al que le sometió César González Ruano dentro de una serie de entrevistas que hicieron época a principios de los cincuenta: «A mí me gustan los duques, los millonarios y los señores»; y esta autodefinición: «Soy conde, soy gordo, fumo puros; cómo no voy a ser de derechas.»
Para llegar a esa posición había recorrido un camino que Foxá lo describe haciendo chanza de sí mismo: « Todas las revoluciones han tenido como lema una trilogía: libertad, igualdad, fraternidad fue de la Revolución francesa; en mis años mozos yo me adherí a la trilogía falangista que hablaba de Patria, pan y justicia. Ahora, instalado en mi madurez proclamo otra: café, copa y puro.»
Un talento inagotable
El asombroso fabulador que llevaba dentro y que sacaba a relucir en múltiples ocasiones le hizo un maestro en llevar la sátira a la vida cotidiana. Porque tanto como testigo de su tiempo alguna de sus andanzas adquieren todo el carácter de un brillante espectáculo. Como muestra: en plena guerra mundial, o medio plena puesto que todavía tanto Estados Unidos como Japón permanecían fuera de la contienda abierta, Foxá vivió una de sus experiencias en Roma, en la Italia recién entrada en el conflicto.
Para ilustrar el ambiente recurrimos a la licencia de una anécdota, para describir la dudosa eficacia de la nación trasalpina como aliado de Alemania. Se cuenta que conocida la noticia de la decisión de Mussolini de entrar en guerra por el Estado Mayor alemán, el mariscal Keitel fue designado para comunicar el hecho a Hitler. Dormía éste, y a requerimiento del mariscal fue despertado. « Mein Führer, Italia ha entrado en guerra.» Somnoliento, todavía sumido en su letargo, Hitler dijo displicentemente: «Mande dos divisiones.» «No, no, mein führer, es a nuestro favor.» «¡Entonces cuarenta, cuarenta!», se recuperó violentamente Hitler.
Esta anécdota que tenemos por apócrifa, o no, ¿quién sabe?, sirve para describir el ambiente en la turbulenta Europa de aquellos días, que repercutía en la España, que acababa de pasar de su neutralidad a la no beligerancia. Con el amo de Europa en los Pirineos la situación era angustiosa. Téngase en cuenta que un ilustre catedrático de Derecho Internacional Público se había referido a la situación de la guerra planteada para sostener que hablar de derecho, cuando las fronteras de Alemania estaban en el Cáucaso y en los Pirineos, no dejaba de constituir una humorada.
Pues bien, por aquellos días, uno de ellos, al llegar Foxá a la embajada de España en Roma, donde se desempeñaba como agregado cultural de lujo, el embajador requirió su inmediata presencia para comunicarle una decisión del Gobierno italiano mediante la cual se le declaraba persona no grata. La sorpresa de Foxá fue de tal grado que le movió a averiguar el motivo de tal situación. Resulta que la noche anterior, durante una recepción en la embajada alemana, se hallaba Foxá en animada conversación en un corro con jerarcas fascistas y mandos militares italianos, cuando la embajadora alemana se acercó al grupo y dirigiéndose a Foxá le espetó: «Y ustedes los españoles, ¿cuándo se deciden a entrar en guerra?» A lo que éste respondió tajantemente: «Embajadora, usted con sus palabras me demuestra el valor del pueblo alemán: ¿aún se atreven con otro aliado?». Omitimos por obvio el malestar que en jerarcas y mandos produjeron estas palabras. Sin embargo, la situación fue zanjada dejando sin efecto la declaración de persona no grata, para satisfacción de Foxá.
La agudeza de su ingenio alcanzó cotas altas en el mordaz soneto dedicado a Celia Gámez, que trascribimos: «Tú, que naciste en las porteñas hampas/ y del amor conoces los oficios,/ hermosa zorra de las anchas pampas/ que enamoras marqueses pontificios./Tú, que cantas esos tangos con ojeras/ repletos de memeces argentinas,/ y hablando con duquesas tortilleras/ confundes las Meninas con mininas./ Los prognatas toreros que complicas/ por ti se tornan en babosos toros;/ vas al teatro con señoras ricas,/ y estrenas obras con cretinos coros/ escritas para ti por los maricas/ que sueñan con los culos de los moros.»
A propósito de este soneto conviene hacer una reflexión. A la mala leche le pasa como al colesterol: lo hay del bueno y del malo. Foxá, como Quevedo, sin duda el más mordaz de los escritores españoles, el producto lácteo lo había convertido, como el colesterol bueno, en remedio eficaz para hacer más placentero el tránsito por la vida.
Si pudiera terciar en el tema planteado estos días sobre los tópicos que nos acechan, pudiera recordarnos Foxá algunas de sus palabras: «…el romanticismo es el liberalismo en literatura. Es el individualismo que lleva a la anarquía.» José Antonio Navarro Gisbert
Como tantos escritores españoles sometidos al cinturón sanitario con que la izquierda excluye a cuantos no se avienen a los cánones dogmáticos dictados por los expendedores de pasaportes de progresía, Agustín de Foxá es hoy un proscrito arteramente condenado al olvido por los totalitarios bonzos del pensamiento único.
La obra de Foxá abarca diversos géneros literarios. En poesía cabe destacar La Niña del caracol (1933), El toro, la muerte y el agua (1936), El almendro y la espada (1940), Poemas a Italia, Antología poética (1933-1948), El gallo y la muerte (1949).
En teatro en verso produjo Cui-Ping-Sing (1940) y El beso de la bella durmiente. En prosa destaca Baile en Capitanía (1944) y Gente que pasa, premiada por la Real Academia Española. Su novela Madrid de Corte a Cheka, publicada por primera vez en 1938 constituye una de las obras de ficción, con evidentes rasgos autobiográficos, más reveladores acerca de la guerra civil española.
Su participación en la escuadra de poetas de José Antonio Primo de Rivera que dio a luz el Cara al Sol, no le ha permitido ser amnistiado por la nueva Inquisición que condescendió al librar de las llamas del infierno a Sánchez Mazas, Tovar, Dionisio Ridruejo y José Luis López Aranguren.
De su fabuloso ingenio, exuberante, culto y romántico nos ha quedado el perfil que Foxá dibujó de sí mismo: «Gordo; con mucha niñez aún palpitante en el recuerdo. Poético, pero glotón. Con el corazón en el pasado y la cabeza en el futuro. Bastante simpático, abúlico, viajero, desaliñado en el vestir, partidario del amor, taurófilo, madrileño con sangre catalana. Mi virtud, la imaginación; mi defecto, la pereza.» Su enjundia probada en su producción literaria no fue obstáculo para la elaboración de boutades espontáneas célebres. Como aquella en respuesta a un auténtico interrogatorio al que le sometió César González Ruano dentro de una serie de entrevistas que hicieron época a principios de los cincuenta: «A mí me gustan los duques, los millonarios y los señores»; y esta autodefinición: «Soy conde, soy gordo, fumo puros; cómo no voy a ser de derechas.»
Para llegar a esa posición había recorrido un camino que Foxá lo describe haciendo chanza de sí mismo: « Todas las revoluciones han tenido como lema una trilogía: libertad, igualdad, fraternidad fue de la Revolución francesa; en mis años mozos yo me adherí a la trilogía falangista que hablaba de Patria, pan y justicia. Ahora, instalado en mi madurez proclamo otra: café, copa y puro.»
Un talento inagotable
El asombroso fabulador que llevaba dentro y que sacaba a relucir en múltiples ocasiones le hizo un maestro en llevar la sátira a la vida cotidiana. Porque tanto como testigo de su tiempo alguna de sus andanzas adquieren todo el carácter de un brillante espectáculo. Como muestra: en plena guerra mundial, o medio plena puesto que todavía tanto Estados Unidos como Japón permanecían fuera de la contienda abierta, Foxá vivió una de sus experiencias en Roma, en la Italia recién entrada en el conflicto.
Para ilustrar el ambiente recurrimos a la licencia de una anécdota, para describir la dudosa eficacia de la nación trasalpina como aliado de Alemania. Se cuenta que conocida la noticia de la decisión de Mussolini de entrar en guerra por el Estado Mayor alemán, el mariscal Keitel fue designado para comunicar el hecho a Hitler. Dormía éste, y a requerimiento del mariscal fue despertado. « Mein Führer, Italia ha entrado en guerra.» Somnoliento, todavía sumido en su letargo, Hitler dijo displicentemente: «Mande dos divisiones.» «No, no, mein führer, es a nuestro favor.» «¡Entonces cuarenta, cuarenta!», se recuperó violentamente Hitler.
Esta anécdota que tenemos por apócrifa, o no, ¿quién sabe?, sirve para describir el ambiente en la turbulenta Europa de aquellos días, que repercutía en la España, que acababa de pasar de su neutralidad a la no beligerancia. Con el amo de Europa en los Pirineos la situación era angustiosa. Téngase en cuenta que un ilustre catedrático de Derecho Internacional Público se había referido a la situación de la guerra planteada para sostener que hablar de derecho, cuando las fronteras de Alemania estaban en el Cáucaso y en los Pirineos, no dejaba de constituir una humorada.
Pues bien, por aquellos días, uno de ellos, al llegar Foxá a la embajada de España en Roma, donde se desempeñaba como agregado cultural de lujo, el embajador requirió su inmediata presencia para comunicarle una decisión del Gobierno italiano mediante la cual se le declaraba persona no grata. La sorpresa de Foxá fue de tal grado que le movió a averiguar el motivo de tal situación. Resulta que la noche anterior, durante una recepción en la embajada alemana, se hallaba Foxá en animada conversación en un corro con jerarcas fascistas y mandos militares italianos, cuando la embajadora alemana se acercó al grupo y dirigiéndose a Foxá le espetó: «Y ustedes los españoles, ¿cuándo se deciden a entrar en guerra?» A lo que éste respondió tajantemente: «Embajadora, usted con sus palabras me demuestra el valor del pueblo alemán: ¿aún se atreven con otro aliado?». Omitimos por obvio el malestar que en jerarcas y mandos produjeron estas palabras. Sin embargo, la situación fue zanjada dejando sin efecto la declaración de persona no grata, para satisfacción de Foxá.
La agudeza de su ingenio alcanzó cotas altas en el mordaz soneto dedicado a Celia Gámez, que trascribimos: «Tú, que naciste en las porteñas hampas/ y del amor conoces los oficios,/ hermosa zorra de las anchas pampas/ que enamoras marqueses pontificios./Tú, que cantas esos tangos con ojeras/ repletos de memeces argentinas,/ y hablando con duquesas tortilleras/ confundes las Meninas con mininas./ Los prognatas toreros que complicas/ por ti se tornan en babosos toros;/ vas al teatro con señoras ricas,/ y estrenas obras con cretinos coros/ escritas para ti por los maricas/ que sueñan con los culos de los moros.»
A propósito de este soneto conviene hacer una reflexión. A la mala leche le pasa como al colesterol: lo hay del bueno y del malo. Foxá, como Quevedo, sin duda el más mordaz de los escritores españoles, el producto lácteo lo había convertido, como el colesterol bueno, en remedio eficaz para hacer más placentero el tránsito por la vida.
Si pudiera terciar en el tema planteado estos días sobre los tópicos que nos acechan, pudiera recordarnos Foxá algunas de sus palabras: «…el romanticismo es el liberalismo en literatura. Es el individualismo que lleva a la anarquía.» José Antonio Navarro Gisbert
9 de junio de 2008
José Tomás: Yo estuve allí
Tuve la suerte de sentir la emoción de su quietud; de la largura y profundidad de sus naturales; de ver citar de frente, con la muleta adelantada. Arrastrar la franela por el albero sometiendo la embestida; templar; cargar la suerte; aguantar impasible la embestida; matar entregándose a la fiera; despreciando el dolor y hasta la muerte.
Como alguien ha escrito, unos lo vieron y otros no quisieron verlo. José Tomás fue el arte en estado puro; fue emoción y fue verdad. Queda ya para el recuerdo. Una emocionante y fría tarde de junio en la que la lluvia dejó paso a las lágrimas y los olés salieron desde lo más profundo de nuestras entrañas.
Cortó cuatro orejas,…..como si no hubiera cortado ninguna. Y es que resulta imposible encerrar tanta emoción en la estadística.
Gracias, Maestro.
LFU
Como alguien ha escrito, unos lo vieron y otros no quisieron verlo. José Tomás fue el arte en estado puro; fue emoción y fue verdad. Queda ya para el recuerdo. Una emocionante y fría tarde de junio en la que la lluvia dejó paso a las lágrimas y los olés salieron desde lo más profundo de nuestras entrañas.
Cortó cuatro orejas,…..como si no hubiera cortado ninguna. Y es que resulta imposible encerrar tanta emoción en la estadística.
Gracias, Maestro.
LFU
4 de junio de 2008
“Borja”: el valor del sacrificio
Hace algún tiempo y merced a la generosidad de un buen amigo, cayó en mis manos un libro que me impactó fuertemente. Confieso que comencé su lectura por compromiso –el libro era la biografía de un tío abuelo de mi amigo- pero a medida que pasaba las páginas, éstas terminaron por atraparme e impresionarme.
“Borja” es un libro viejo, difícil de encontrar y editado en el año 1941, que narra la corta vida del joven cadete de la Academia de Caballería Francisco de Borja Arteaga y Falguera, Marqués de Estepa y octavo hijo de los Duques del Infantado, que en el verano de 1936, tras verse obligado a cruzar la frontera francesa con su madre y hermanas para ponerlas a salvo de las hordas rojas que acechaban el Castillo de Requesens, no dudó un instante cual era su deber, pues su conciencia no le permitía permanecer ajeno al destino que se estaba fraguando en España. Cruzó de nuevo la frontera hacia Navarra y, tras obtener la estrella de seis puntas de Alférez de Caballería, se alistó en el 5º Batallón de Arapiles de la 3ª Brigada de Navarra.
Borja es una biografía apasionada escrita por la hermana del protagonista, Sor Cristina Arteaga y Falguera, a la sazón superiora de las Jerónimas en España y actualmente en proceso de beatificación, cuyo mayor interés lo constituyen las cartas del cadete a su madre, de las que caben destacar dos significativas: La primera, en el mes de febrero de 1937, desde el frente de Bilbao y tras expresar su intención de pedir su traslado al Tercio, le dice
“Yo considero que por mi posición, en ausencia de mis hermanos que aún no han podido ocupar su puesto y siendo hijo de mi padre, tengo el deber de dar ejemplo y de estar en el puesto de máximo peligro”
La segunda, verdaderamente emocionante y ya célebre, fue escrita la noche antes de caer fulminado por las balas del enemigo en la durísima batalla de las faldas de Peña Lemona, a las puertas de Bilbao, el 5 de junio de 1937. En la mañana de ese día, el Regimiento de Arapiles junto con el Tercio de Requetés de San Ignacio inició en vanguardia la épica batalla de Peña Lemona que culminaría con la toma y liberación de Bilbao, encontrando Borja la muerte junto con cientos de sus bravos camaradas. La carta fue encontrada en el bolsillo de la guerrera del caído, tras decirle a su Pater: No tengo remedio, estoy preparado y confesado, vaya a asistir a mis compañeros. La carta dice así:
+
DIOS y ESPAÑA
Faldas de Peña Lemona, a 3 de junio de 1937
Queridísima Mamá:
Quisiera escribirte una larguísima carta, pero no puedo ni me siento capaz de hacerlo.
Esta carta es una despedida, pues creo que esta tarde Dios me llamará.
No entro en los detalles de los que ya te enterarás.
Lo único que quiero es decirte que tengas valor y que no llores por mí, pues estaré mucho mejor que en esta tierra.
Es duro el sacrificio, pero Dios y España nos lo exigen y no podemos regateárselo.
Dale un abrazo muy fuerte a Papá; dile que quisiera evitarle este nuevo disgusto, pero no puede ser.
Te abraza fuertemente tu hijo que te espera allá arriba. Adiós y Viva España.
F. Borja
Todo un ejemplo de fe y de patriotismo, que no debe caer en el olvido y ha de servir de ejemplo a una generación de españoles que desconoce por completo el verdadero valor del sacrificio. Del sacrificio de los que, en uno u otro bando, dieron su vida por España.
En el LXXI aniversario de su muerte, y sin disculpas que valgan,¡Arriba España!
LFU
28 de mayo de 2008
General Miguel Altura Martínez. Ha muerto el último héroe de Krasni Bor
En el día de hoy, 28 de mayo de 2008, ha regresado a la casa del Padre el General de Brigada de Infantería, Medalla Militar Individual, D. Miguel Altura Martínez. Alistado con el empleo de Teniente de Infantería en la División de Infantería nº 250"División Azul" luchó heróicamente durante un año por las estepas rusas contra el ejército rojo hasta caer prisionero en las inmediaciones de Krasni Bor (Kolpino) el 16 de febrero de 1943. Junto con los Capitanes Palacios y Oroquieta, el Teniente Rosaleni y otros oficiales sufrió cautiverio durante 11 años en distintos campos de concentración rusos en los que estuvo a punto de dejar la vida por mantener la dignidad de su úniforme, por defender su fe y su bandera que es la mía. Fue brutalmente apaleado y condenado a trabajos forzados por negarse a trabajar y promover una huelga de hambre. Regresó finalmente a España en el buque Semíramis junto con los demás compañeros de cautiverio 2 de abril de 1954, manteniendo hasta el último día de su vida su amor a España y su fidelidad a la Falange.
Tengo el honor de tener entre mis pertenencias una breve narración de su cautiverio dedicada de su puño y letra, de la que extraigo nada más que el principio:
"Al ser hecho prisionero fui conducido a las líneas rusas pasando por varios puestos de mando donde se me interrogó y registró, desposeyéndome de todo lo que llevaba. En uno de los puestos de mando, un capitán ruso me vió la medalla de la Virgen del Pilar (me la entregó mi madre al salir para Rusia) que pendía mi cuello, me la arrancó de un tirón y la arrojó a la nieve, pero al caer vio que la cadena y medalla relucían, la cogió y al ver que eran de oro se la metió en el bolsillo, me dio una bofetada y en ruso me dijo "cerdo fascista".
Mi General: Ahora que por fín estarás haciendo guardia junto a los luceros con tus camaradas caídos en Rusia, estoy seguro de que la Virgen del Pilar te habrá dado su maternal bienvenida. Ruega por España.
Camarada Miguel Altura Martínez: ¡Presente!
LFU
21 de mayo de 2008
La crisis del PP
Algunos de mis lectores, con mayor o menor acierto, me han pedido que me pronuncie sobre la crisis del Partido Popular. No tengo inconveniente en hacerlo. No soy partidario -en el sentido literal de la palabra- y contemplo por tanto al Pp desde fuera pero con el lógico interés que me suscita lo que acontece en el único partido que hoy por hoy, puede mover la silla del infame.
Sé muy bien que será muy difícil que alguna vez pueda identificarme con un partido que hace sólo unos días votó en Cádiz a favor de la valentísima propuesta de retirar la medalla de Oro concedida a Francisco Franco a los treinta y tres años de su muerte y que se muestra favorable a mantener la actual legislación despenalizadora del aborto. Pero soy consciente también de la composición sociológica de la sociedad española, de que los problemas que afectan hoy a España no son contingentes sino estructurales y de que, dentro del Partido Popular, hay también gente que merece mucho la pena y que tiene una idea de España asimilable a la mía. Y mentiría si negase que prefiero ver en el gobierno a Mariano Rajoy que al presidente que padecemos.
Por eso espero que, sea quien sea el equipo que salga del Congreso de junio, tenga las ideas muy claras en cuanto al modelo de Estado y defienda sin complejos la unidad de España. No debe olvidarse que el equipo que tome las riendas del Pp tiene por delante, en un cortísimo plazo, tres pruebas decisivas que habrán de marcar sus posibilidades electorales y, por tanto, su permanencia: las elecciones gallegas, las vascas y las europeas. Asimismo tendrá enfrente al tándem mediático Jiménez Losantos-Pedro Jota, empeñados en dirigir las riendas del partido. Si no consigue superar con éxito dichas convocatorias, y la embestida mediática del "fuego amigo" alentado desde dentro, se abrirá necesariamente una segunda crisis, que esta vez espero que no llegue demasiado tarde para España.
Sin embargo, los últimos acontecimientos relacionados con la presidenta del Partidor Popular Vasco -verdadero ejemplo de coraje y valentía en territorio hostil- y el sonoro silencio que guarda la dirección del partido ante la falta de confianza mostrada por ésta en cuanto al mantenimiento por el partido de una postura firme de defensa de la unidad nacional frente a los nacionalismos disgregadores, empiezan a sembrar la zozobra entre propios y ajenos. Es necesario que Mariano Rajoy deje de escurrir el bulto y haga frente a sus sistemáticos descalificadores reafirmando su defensa de la unidad de España y su firmeza frente a las fuerzas centrifugadoras que la amenazan.
No debiera olvidar el Pp que quien pretende agradar a todos siempre, acaba por perder la confianza de todos.
LFU
P.D. (23 de mayo de 2008). Esta mañana, tras mortificarme escuchando a Federico y sus mariachis convocando manifestaciones e insultando de forma procaz a todo el que no baila al son de sus soflamas, me hago la siguiente pregunta: ¿Alguien ha escuchado a Mariano Rajoy alguna declaración de la que se deduzca tan radical cambio de principios? ¿Es posible que Rajoy fuera bueno hace un mes y se haya convertido en un traidor, un tirano, y en algo mucho peor que Cándido Conde Pumpido? ¿Nos estamos perdiendo algo?. La verdad es que uno asiste atónito a la suicida voluntad de la derecha por inmolarse de la mano de extraños compañeros de cama sin acordarse de cual era el color de la ropa interior de algún periodista iluminado.
16 de mayo de 2008
Al hijo del Guardia Civil D. Juan Manuel Piñuel Villalón
Hace sólo dos días que unas alimañas destruyeron tus sueños de niño. Te han quitado en un minuto lo que más querías. Sientes la herida de su ausencia en tu corazón aunque no puedes entender lo que ha pasado. Tu mente virgen desconoce el odio que ha terminado con una vida de ilusión, de trabajo y de esperanza; un odio que ha decidido que crezcas sin el ejemplo, el apoyo y el cariño de un padre que vivía y respiraba por ti.
Yo, que sé lo que es tener la suerte de crecer a la sombra de un padre, de beber de su ejemplo, admirarle, quererle y sentir la seguridad de su presencia, maldigo a quienes te han privado de ese regalo. Maldigo a quienes han derramado la sangre de tu padre y a los que con su palabra y con su silencio, con su cobardía y su complicidad, han hecho posible que unos cientos, unos miles de niños como tú hayan crecido en una parte de España alimentándose con el odio a lo que tu padre representa. Porque a tu padre -como gritó uno de sus compañeros en su funeral- lo han matado por ser español.
Lo han matado por representar a la Nación más antigua del mundo que tan rápidamente algunos quieren romper. Lo han matado porque su uniforme representa el honor, la gloria y la historia de España, una historia que ellos han estudiado mutilada, manipulada y cercenada, con el silencio cómplice de una clase política alicorta incapaz de ver más allá que el miserable valor de la aritmética de unos cuantos escaños para tener el poder.
A tu padre lo ha matado el odio, pero ese odio ha sido alimentado desde los despachos hasta la escuela, de la televisión a los cuentos gracias a una palabra maldita que hace treinta años abrió la puerta a que ese odio se extendiese libremente: consenso. Por la indigna utilización que los políticos de entonces hicieron de tan noble palabra, España hizo dejación de su responsabilidad más crucial, la de velar por su unidad, dejando que otros, como tu padre, murieran por ella. Permitió que muchos niños como tú, en una parte de esta nación, se hayan educado durante decenios en el odio a España y a todo lo que representa y creciesen odiando el uniforme, hoy vacío, que alimentará tus sueños de niño. Esos niños de ayer, son los que hoy han matado a tu padre y también los que no sienten su muerte, porque son incapaces de sentir a España.
Hoy lloro y rezo por ti. Porque te han robado una niñez que nadie puede devolverte. Porque España, tu Patria y la mía, se ha roto un poco más con la sangre derramada de otro Guardia Civil.
LFU
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