"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

4 de junio de 2008

“Borja”: el valor del sacrificio



Hace algún tiempo y merced a la generosidad de un buen amigo, cayó en mis manos un libro que me impactó fuertemente. Confieso que comencé su lectura por compromiso –el libro era la biografía de un tío abuelo de mi amigo- pero a medida que pasaba las páginas, éstas terminaron por atraparme e impresionarme.

“Borja” es un libro viejo, difícil de encontrar y editado en el año 1941, que narra la corta vida del joven cadete de la Academia de Caballería Francisco de Borja Arteaga y Falguera, Marqués de Estepa y octavo hijo de los Duques del Infantado, que en el verano de 1936, tras verse obligado a cruzar la frontera francesa con su madre y hermanas para ponerlas a salvo de las hordas rojas que acechaban el Castillo de Requesens, no dudó un instante cual era su deber, pues su conciencia no le permitía permanecer ajeno al destino que se estaba fraguando en España. Cruzó de nuevo la frontera hacia Navarra y, tras obtener la estrella de seis puntas de Alférez de Caballería, se alistó en el 5º Batallón de Arapiles de la 3ª Brigada de Navarra.

Borja es una biografía apasionada escrita por la hermana del protagonista, Sor Cristina Arteaga y Falguera, a la sazón superiora de las Jerónimas en España y actualmente en proceso de beatificación, cuyo mayor interés lo constituyen las cartas del cadete a su madre, de las que caben destacar dos significativas: La primera, en el mes de febrero de 1937, desde el frente de Bilbao y tras expresar su intención de pedir su traslado al Tercio, le dice

Yo considero que por mi posición, en ausencia de mis hermanos que aún no han podido ocupar su puesto y siendo hijo de mi padre, tengo el deber de dar ejemplo y de estar en el puesto de máximo peligro”

La segunda, verdaderamente emocionante y ya célebre, fue escrita la noche antes de caer fulminado por las balas del enemigo en la durísima batalla de las faldas de Peña Lemona, a las puertas de Bilbao, el 5 de junio de 1937. En la mañana de ese día, el Regimiento de Arapiles junto con el Tercio de Requetés de San Ignacio inició en vanguardia la épica batalla de Peña Lemona que culminaría con la toma y liberación de Bilbao, encontrando Borja la muerte junto con cientos de sus bravos camaradas. La carta fue encontrada en el bolsillo de la guerrera del caído, tras decirle a su Pater: No tengo remedio, estoy preparado y confesado, vaya a asistir a mis compañeros. La carta dice así:

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DIOS y ESPAÑA
Faldas de Peña Lemona, a 3 de junio de 1937


Queridísima Mamá:

Quisiera escribirte una larguísima carta, pero no puedo ni me siento capaz de hacerlo.
Esta carta es una despedida, pues creo que esta tarde Dios me llamará.
No entro en los detalles de los que ya te enterarás.
Lo único que quiero es decirte que tengas valor y que no llores por mí, pues estaré mucho mejor que en esta tierra.
Es duro el sacrificio, pero Dios y España nos lo exigen y no podemos regateárselo.
Dale un abrazo muy fuerte a Papá; dile que quisiera evitarle este nuevo disgusto, pero no puede ser.
Te abraza fuertemente tu hijo que te espera allá arriba. Adiós y Viva España.

F. Borja


Todo un ejemplo de fe y de patriotismo, que no debe caer en el olvido y ha de servir de ejemplo a una generación de españoles que desconoce por completo el verdadero valor del sacrificio. Del sacrificio de los que, en uno u otro bando, dieron su vida por España.

En el LXXI aniversario de su muerte, y sin disculpas que valgan,¡Arriba España!

LFU

28 de mayo de 2008

General Miguel Altura Martínez. Ha muerto el último héroe de Krasni Bor



En el día de hoy, 28 de mayo de 2008, ha regresado a la casa del Padre el General de Brigada de Infantería, Medalla Militar Individual, D. Miguel Altura Martínez. Alistado con el empleo de Teniente de Infantería en la División de Infantería nº 250"División Azul" luchó heróicamente durante un año por las estepas rusas contra el ejército rojo hasta caer prisionero en las inmediaciones de Krasni Bor (Kolpino) el 16 de febrero de 1943. Junto con los Capitanes Palacios y Oroquieta, el Teniente Rosaleni y otros oficiales sufrió cautiverio durante 11 años en distintos campos de concentración rusos en los que estuvo a punto de dejar la vida por mantener la dignidad de su úniforme, por defender su fe y su bandera que es la mía. Fue brutalmente apaleado y condenado a trabajos forzados por negarse a trabajar y promover una huelga de hambre. Regresó finalmente a España en el buque Semíramis junto con los demás compañeros de cautiverio 2 de abril de 1954, manteniendo hasta el último día de su vida su amor a España y su fidelidad a la Falange.


Tengo el honor de tener entre mis pertenencias una breve narración de su cautiverio dedicada de su puño y letra, de la que extraigo nada más que el principio:



"Al ser hecho prisionero fui conducido a las líneas rusas pasando por varios puestos de mando donde se me interrogó y registró, desposeyéndome de todo lo que llevaba. En uno de los puestos de mando, un capitán ruso me vió la medalla de la Virgen del Pilar (me la entregó mi madre al salir para Rusia) que pendía mi cuello, me la arrancó de un tirón y la arrojó a la nieve, pero al caer vio que la cadena y medalla relucían, la cogió y al ver que eran de oro se la metió en el bolsillo, me dio una bofetada y en ruso me dijo "cerdo fascista".




Mi General: Ahora que por fín estarás haciendo guardia junto a los luceros con tus camaradas caídos en Rusia, estoy seguro de que la Virgen del Pilar te habrá dado su maternal bienvenida. Ruega por España.


Camarada Miguel Altura Martínez: ¡Presente!

LFU

21 de mayo de 2008

La crisis del PP

Algunos de mis lectores, con mayor o menor acierto, me han pedido que me pronuncie sobre la crisis del Partido Popular. No tengo inconveniente en hacerlo. No soy partidario -en el sentido literal de la palabra- y contemplo por tanto al Pp desde fuera pero con el lógico interés que me suscita lo que acontece en el único partido que hoy por hoy, puede mover la silla del infame.

Sé muy bien que será muy difícil que alguna vez pueda identificarme con un partido que hace sólo unos días votó en Cádiz a favor de la valentísima propuesta de retirar la medalla de Oro concedida a Francisco Franco a los treinta y tres años de su muerte y que se muestra favorable a mantener la actual legislación despenalizadora del aborto. Pero soy consciente también de la composición sociológica de la sociedad española, de que los problemas que afectan hoy a España no son contingentes sino estructurales y de que, dentro del Partido Popular, hay también gente que merece mucho la pena y que tiene una idea de España asimilable a la mía. Y mentiría si negase que prefiero ver en el gobierno a Mariano Rajoy que al presidente que padecemos.

Por eso espero que, sea quien sea el equipo que salga del Congreso de junio, tenga las ideas muy claras en cuanto al modelo de Estado y defienda sin complejos la unidad de España. No debe olvidarse que el equipo que tome las riendas del Pp tiene por delante, en un cortísimo plazo, tres pruebas decisivas que habrán de marcar sus posibilidades electorales y, por tanto, su permanencia: las elecciones gallegas, las vascas y las europeas. Asimismo tendrá enfrente al tándem mediático Jiménez Losantos-Pedro Jota, empeñados en dirigir las riendas del partido. Si no consigue superar con éxito dichas convocatorias, y la embestida mediática del "fuego amigo" alentado desde dentro, se abrirá necesariamente una segunda crisis, que esta vez espero que no llegue demasiado tarde para España.

Sin embargo, los últimos acontecimientos relacionados con la presidenta del Partidor Popular Vasco -verdadero ejemplo de coraje y valentía en territorio hostil- y el sonoro silencio que guarda la dirección del partido ante la falta de confianza mostrada por ésta en cuanto al mantenimiento por el partido de una postura firme de defensa de la unidad nacional frente a los nacionalismos disgregadores, empiezan a sembrar la zozobra entre propios y ajenos. Es necesario que Mariano Rajoy deje de escurrir el bulto y haga frente a sus sistemáticos descalificadores reafirmando su defensa de la unidad de España y su firmeza frente a las fuerzas centrifugadoras que la amenazan.

No debiera olvidar el Pp que quien pretende agradar a todos siempre, acaba por perder la confianza de todos.

LFU
P.D. (23 de mayo de 2008). Esta mañana, tras mortificarme escuchando a Federico y sus mariachis convocando manifestaciones e insultando de forma procaz a todo el que no baila al son de sus soflamas, me hago la siguiente pregunta: ¿Alguien ha escuchado a Mariano Rajoy alguna declaración de la que se deduzca tan radical cambio de principios? ¿Es posible que Rajoy fuera bueno hace un mes y se haya convertido en un traidor, un tirano, y en algo mucho peor que Cándido Conde Pumpido? ¿Nos estamos perdiendo algo?. La verdad es que uno asiste atónito a la suicida voluntad de la derecha por inmolarse de la mano de extraños compañeros de cama sin acordarse de cual era el color de la ropa interior de algún periodista iluminado.

16 de mayo de 2008

Al hijo del Guardia Civil D. Juan Manuel Piñuel Villalón



Hace sólo dos días que unas alimañas destruyeron tus sueños de niño. Te han quitado en un minuto lo que más querías. Sientes la herida de su ausencia en tu corazón aunque no puedes entender lo que ha pasado. Tu mente virgen desconoce el odio que ha terminado con una vida de ilusión, de trabajo y de esperanza; un odio que ha decidido que crezcas sin el ejemplo, el apoyo y el cariño de un padre que vivía y respiraba por ti.

Yo, que sé lo que es tener la suerte de crecer a la sombra de un padre, de beber de su ejemplo, admirarle, quererle y sentir la seguridad de su presencia, maldigo a quienes te han privado de ese regalo. Maldigo a quienes han derramado la sangre de tu padre y a los que con su palabra y con su silencio, con su cobardía y su complicidad, han hecho posible que unos cientos, unos miles de niños como tú hayan crecido en una parte de España alimentándose con el odio a lo que tu padre representa. Porque a tu padre -como gritó uno de sus compañeros en su funeral- lo han matado por ser español.

Lo han matado por representar a la Nación más antigua del mundo que tan rápidamente algunos quieren romper. Lo han matado porque su uniforme representa el honor, la gloria y la historia de España, una historia que ellos han estudiado mutilada, manipulada y cercenada, con el silencio cómplice de una clase política alicorta incapaz de ver más allá que el miserable valor de la aritmética de unos cuantos escaños para tener el poder.

A tu padre lo ha matado el odio, pero ese odio ha sido alimentado desde los despachos hasta la escuela, de la televisión a los cuentos gracias a una palabra maldita que hace treinta años abrió la puerta a que ese odio se extendiese libremente: consenso. Por la indigna utilización que los políticos de entonces hicieron de tan noble palabra, España hizo dejación de su responsabilidad más crucial, la de velar por su unidad, dejando que otros, como tu padre, murieran por ella. Permitió que muchos niños como tú, en una parte de esta nación, se hayan educado durante decenios en el odio a España y a todo lo que representa y creciesen odiando el uniforme, hoy vacío, que alimentará tus sueños de niño. Esos niños de ayer, son los que hoy han matado a tu padre y también los que no sienten su muerte, porque son incapaces de sentir a España.

Hoy lloro y rezo por ti. Porque te han robado una niñez que nadie puede devolverte. Porque España, tu Patria y la mía, se ha roto un poco más con la sangre derramada de otro Guardia Civil.

LFU

13 de mayo de 2008

¿Por qué no te callas?

Es el primer pensamiento que se me vino a la cabeza al escuchar las palabras de Su Majestad sobre el infame presidente que padecemos.

Siendo la primera vez que Juan Carlos I se pronuncia sobre un presidente del gobierno en activo, el estreno no ha podido ser más pavoroso. Y si es verdad que después, se fue corriendo a decirle al Presidente "José Luis, que sepas que he estado hablando de tí", la situación se torna aún más indecorosa.

Si el Rey era sincero al calificar a Rodríguez Zapatero como hombre honesto, íntegro y recto, malo. Si no lo era y sólo está pensando en salvar los trastos de la Institución que representa, aún peor.

Majestad: Un hombre íntegro no miente a su pueblo, y mucho menos de forma reiterada; Un hombre honesto (decente, decoroso según el Diccionario de la Real Academia Española) es incapaz de decirle a una víctima del terrorismo que comprende su dolor porque a su abuelo militar -a quien no conoció- murió en una guerra civil; Un hombre recto (Justo, severo e intachable en su conducta, según el Diccionario de la RAE) no es capaz de promulgar una ley que divide a los españoles entre buenos (los suyos) y malos (los míos) y reabre de nuevo las heridas de una contienda civil hacía tiempo superada; no es capaz de manipular la historia de forma maniquea derribando estatuas y placas de quien para él y los suyos, no las merece.

Majestad: Igual que hace tiempo en este humilde blog le aplaudí, hoy, con el mismo rigor de entonces, le manifiesto mi decepción y mi desprecio por unas palabras que considero indignas de un Rey de España y merecedoras del más absoluto de los reproches.

Y al infame le advierto: Igual que dice esto hoy, hace no muchos años, dijo lo siguiente de Francisco Franco: "Es de pueblos grandes y nobles el saber recordar a quienes dedicaron su vida al servicio de un ideal. España nunca podrá olvidar a quien como soldado y estadista ha consagrado toda la existencia a su servicio.". Lo puedes ver en el video, José Luis




LFU

8 de mayo de 2008

El F.C. Barcelona también tiene historia

En la ímproba y denodada voluntad de este blog de reivindicar la verdad histórica sin complejos, recurrir al material audiovisual es, a veces, fundamental para explicar a muchos incautos jóvenes víctimas de la LOGSE que en España también había vida antes de 1978.

En esta ocasión, la actualidad manda y tras la "humillación" deportiva del F.C. Barcelona haciendo el pasillo al Real Madrid en el Bernabeu, conviene recordar que el F.C. Bacrelona no ha sido siempre un club antipático fuera de Cataluña, ni tampoco una referencia del independentismo, como desgraciadamente lo es desde que el Sr. Laporta lo preside, empeñado en prostituir tan ilustre club convirtiéndolo en tribuna y trampolín político. Conviene recordar también cómo hubo una época en la que la exaltación de la cultura, de las tradiciones y de la lengua catalana no era incompatible con la conciencia de una unidad nacional.

Gracias a la labor de El Empecinado, podemos hoy demostrar que también para el Barcelona, hubo un pasado mejor.

LFU

7 de mayo de 2008

Calvo Sotelo no nació en 1978

Por su indudable acierto e interés, reproduzco a continuación un artículo de José Javier Esparza en El Manifiesto sobre la biografía del extinto presidente Calvo-Sotelo que, según las crónicas de su óbito pareciera haber nacido en 1978, pues se ha omitido tan intencionada como absurdamente, toda su biografía anterior al período constitucional. ¿Por qué? Porque en España seguimos padeciendo una manipulación escandalosa de la historia. Para la ESpaña oficial, no puede hablarse bien de nadie que haya tenido algo que ver con el régimen de Franco. ¿Qué pasará cuando muera el Rey?.

LFU


Un hijo de la meritocracia franquista

Lo que nadie ha contado sobre Leopoldo Calvo Sotelo


JOSÉ JAVIER ESPARZA

La muerte de Leopoldo Calvo Sotelo, presidente del Gobierno entre febrero de 1981 y diciembre de 1982, ha llenado las páginas de los medios de comunicación de oraciones fúnebres, algunas sinceras, otras hipócritas. Se ha hablado de él como de un héroe de nuestra democracia. Bueno: así será, si así se desea. Pero en el panegírico se está olvidando deliberadamente el único dato que realmente explica quién era Leopoldo Calvo Sotelo: un hijo de la meritocracia franquista.

Fue presidente del Gobierno de la España democrática, es verdad. Antes había sido vicepresidente económico, ministro para las relaciones con la CEE y ministro de Obras Públicas con Suárez. Aún antes, ministro de Comercio con el gabinete de Arias Navarro, primero de la monarquía reinstaurada. Y antes todavía, procurador en las Cortes de Franco por el tercio sindical como representante de la industria química (1971-1975), consejero delegado de Explosivos Riotinto, presidente de RENFE (1967-1970)… Era ingeniero de Caminos. Se había doctorado en la Politécnica. Había militado en las Juventudes Monárquicas, en los Propagandistas cristianos, en el SEU falangista. Leopoldo Calvo Sotelo era un hijo de franquismo. En el mejor de los sentidos. Porque también en esto hay un sentido “mejor”.

Hubo tres franquismos, por lo menos. El franquismo del Soldado, hijo de la guerra civil; el franquismo del Misionero, nacido del fuerte aliento religioso del régimen, y el franquismo del desarrollista, crecido al calor del despegue económico e industrial. Este último franquismo, el del desarrollista, tuvo un sueño: dotar a España de una elite de hombres severos y justos, caballeros cristianos, de excelente formación técnica y moralidad romana, capaces de dirigir el país con ese criterio entre autoritario y paternalista que caracterizó a los últimos quince años del régimen. Era la España que Fernández de la Mora teorizó bajo la fórmula del “Estado de obras”. Y no se trataba sólo de economía: López Rodó hizo una ley de la Función Pública que garantizó –por primera vez en nuestra historia- la implantación de una burocracia del Estado eficiente, reducida, técnicamente experta y sometida a la ley. Era la España de la meritocracia: el poder del mérito.

A partir de los últimos años cincuenta y primeros sesenta, las grandes personalidades de la vida pública –esa gente que ocupaba ministerios, direcciones generales o la presidencia de empresas públicas- eran opositores con excelente calificación. El tipo humano que se proponía a la sociedad como modelo de jefe era ese señor estudioso y tenaz, con frecuencia antipático, pero fiable, con gafas de pasta y trajes de rigor escurialense. No era, probablemente, el tipo humano adecuado para la España del bikini y el turismo masivo, Massiel y los concursos de la tele; sin embargo, era el tipo humano que había construido precisamente ese mundo. El franquismo había criado a una elite que estaba cambiando el país; en ese país, curiosamente, pronto dejaría de caber esa misma elite.

Hoy está prohibido hablar bien del franquismo, destacar el menor aspecto positivo del antiguo régimen. Hay que acabar con eso, porque es mentira. El franquismo creó un sistema político incapaz de regenerarse, y hoy, seguramente, se nos haría insoportable vivir bajo un sistema igual; pero, en otros terrenos, el régimen de Franco tiene bastantes cosas que enseñarnos. Por ejemplo, no fue un régimen más corrupto que la actual democracia, al revés (veinte años de rigurosa investigación del nuevo régimen sobre los prohombres del régimen anterior no descubrieron el menor indicio de corrupción institucionalizada en la elite del poder). Del mismo modo, fue un sistema menos burocratizado que el actual (compárese el número de viejos funcionarios del Estado con el actual sistema de administraciones central, autonómica y municipal). Y sobre todo, fue un régimen que, con todas las reservas de tipo ideológico, normalmente promovió a los mejores, a los que habían demostrado aptitudes superiores en el estudio o en el trabajo. De esto último andamos hoy particularmente ayunos: no hay más que leer los currículos de los ministros del actual gabinete.

Esta generación última del franquismo, los hijos de la meritocracia, quedaron generalmente marginados en el nuevo sistema. Algunos de ellos todavía se sentaron en los consejos de ministros de la UCD; otros, en los bancos de la oposición de la vieja AP (empezando por el propio Fraga). Pero la mayoría fueron dejados de lado en un país que empezó a privilegiar, para la vida pública, al joven, al simpático, al “PNN” (como se decía de los ministros de Suárez) y, después, simplemente al demagogo de partido, al “trepa” de aparato, al profesional del voto. Calvo Sotelo no era el último mohicano, pero sí uno de los últimos representantes de una España en extinción.