Ayer cometí un error imperdonable. He pasado dos semanas en las que mi única visión televisiva ha sido la enlatada serie "The Unit" por cortesía de mi hermano César, excepcional serie sobre una unidad militar de élite plagada de valores como el patriotismo, la lealtad, la familia y la fe (tal vez por eso la Sexta la pone a las 00.10 de la madrugada, no vaya a ser que la vean los jóvenes) y me iba a la cama todos los días con el regustillo de no tener que aguantar la fetidez de nuestra televisión. Y ayer, terminada dicha serie, se me ocurrió ponerme a ver un nuevo capítulo de "Cuéntame...". Acabé con dificultades para conciliar el sueño.
El año que tocaba era 1975, aunque el capítulo era un refrito que abarcaba desde el asesinato de Carrero Blanco -tras el cual el miserable de Alfonso Guerra confesó que sintió una gran alegría (sic)- hasta la muerte de Franco (perdón, del "Dictador"). Intervenían diversos personajes de diversas tendencias recordando sus vivencias de la época (Fraga, Carrillo, Sartorius, Redondo, etc..), cada uno en su lugar, más o menos. Pero lo que más me llamó la atención y provocó que se me revolvieran las tripas fue la permanente presencia y comentarios de Juan Luis Cebrián. Su estampa (repanchingado para atrás en el asiento de su oficina, y corbata roja con nudo aflojado) tenía todo el tufillo del progre trasnochado. Su voz y su imagen, entreverada con imágenes repetidas una y otra vez de los grises en la universidad -la mayor parte de las cuales no correspondían a 1975- nos hacía imaginar al jóven Cebrián corriendo delante de los grises -hecho que, viendo el programa de ayer, se debía repetir todos los días en todas las ciudades de España- y sufriendo el temor de la persecución y la emoción de la clandestinidad.
Hace falta tener la cara como el cemento armado para decir lo que dijo y cómo lo dijo Cebrián ayer sobre el final del régimen de Franco, cuando precisamente él, hijo de un alto cargo de la Prensa del Movimiento (el falangista Vicente Cebrián), ostentaba en el año 1974 el cargo de Director de los Servicios Informativos de RTVE a los 30 años. ¡A los 30 años Cebrián era el jefe de los Servicios Informativos de la única Televisión de "la Dictadura"!. Que me lo expliquen. Si ahora el viejo Cebrián nos dice que el régimen se sustentaba en la represión, ¿qué papel jugaba él en un régimen como aquél, colaborando activamente desde tan alta poltrona?.
Cuenta el caradura de Cebrián con que el 90% de la población ignora esas menudencias de su pasado. Pues yo, que soy mucho más joven que él, no pienso cejar en el empeño de contar a os cuatro vientos lo mentiroso, lo hipócrita y lo sinverguenza que es el tipejo éste, que acabó su intervención con un rasgo de mala persona, calificando de ridícula la terrible agonía de un hombre de 82 años que para mí, seguirá siendo el mejor gobernante que ha tenido España desde Felipe II.
LFU