"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

29 de julio de 2010

Muñoz Grandes contesta a Jon Juaristi




«Carta abierta al señor Juaristi»
jueves, 29 de julio de 2010

Desde hace años, leo con atención sus libros y escritos, siempre bien documentados, y muy especialmente aquellos orientados a informar sobre lo que acontece en nuestra querida tierra vasca. El día de Santiago me vi sorprendido por el juicio que emite sobre el ideal por el que luchó la División Azul, afirmando que "desgraciadamente, los divisionarios españoles no lucharon por la liberación de los pueblos oprimidos por el comunismo soviético, sino por el proyecto nazi, que incluía la esclavización de la población eslava y el exterminio de los judíos". Parece que basa su juicio, como "signo incontestable" de la adhesión al régimen nazi, en el solemne juramento de obediencia a Hitler que prestaron "todos los efectivos de la División, desde el General Muñoz-Grandes (mi padre) al último corneta" en el campo de instrucción de Grafenwöhr el 31 de julio de 1941, antes de partir para combatir el bolchevismo soviético en el frente oriental.
Ante tan seria afirmación, que rechazo totalmente, parece necesario que cualquier lector de su artículo conozca el texto íntegro del juramento que aquel día prestó la División, para que pueda formar su propia opinión. Dice textualmente así; "¿Juráis ante Dios y por vuestro honor de españoles absoluta obediencia al jefe supremo del Ejército alemán, Adolf Hitler, en la lucha contra el comunismo, y juráis combatir como valientes soldados, dispuestos a dar vuestra vida en cada instante por cumplir este juramento?"

Pienso que queda suficientemente claro que: 1) El juramento de obediencia se hace a Hitler como Jefe del Ejército en el que la División va a combatir, y no al Jefe del Partido Nazi, término que en ningún momento es usado. 2) La misión de la División se limita a la lucha contra el comunismo. En ningún momento osó Hitler cambiar de frente de combate a la unidad española ni, desde luego, se lo hubieran permitido sus Mandos.

Una última consideración: creo sinceramente que en el año 41 en España se desconocía el proyecto de exterminio del pueblo judío al que hace alusión. Mantengo las esperanza de que algún día nos unamos los españoles para rendir homenaje a todos los que, cualquiera que sea el bando en que militaran, cayeron en combate defendiendo con nobleza sus ideales. Entre ellos incluyo en muy primera línea a los 5.000 valientes que murieron en la estepa rusa.

Un atento saludo.

AGUSTÍN MUÑOZ-GRANDES GALILEA

28 de julio de 2010

Cataluña prohíbe los toros y se hunde aún más en el abismo


Lo siento por mis amigos catalanes –que los tengo y muy buenos- pero el ambiente en Cataluña, después de la disparatada decisión del Parlamento catalán de prohibir las corridas de toros, cabe describirse –parafraseando al “ausente”- como de taberna al final de una noche crapulosa.

Todos sabemos que no ha pesado la ridícula y absurda tesis animalista –aunque se tome como excusa- sino la deliberada voluntad de extirpar de la tierra catalana cualquier raíz que la identifique como lo que es, una parte inseparable de España.

Los catalanes y los que por azares de la vida pacen en Cataluña son hoy menos libres, pero sospecho que hay demasiados silencios e imperdonables contemporizaciones entre la sociedad catalana y los políticos empeñados en recluir a Cataluña en la cárcel hortera y excluyente de las más sórdidas inclinaciones racistas.

Desgraciadamente, los pueblos tienen los gobernantes que se merecen y éstos, cuando son pésimos como los que hoy padecemos, hacen lo posible para ahormar a la sociedad a su corta estatura con tal de perpetuarse en el poder. España está hundida en el cieno porque así lo quiso la mayor parte de nuestros paisanos y Cataluña se hunde más rápidamente porque además de empobrecerse cada día, padece la repugnante tiranía de los genios de la disgregación que se esconden bajo los hongos de cada aldea, que siguen en el poder gracias a una sociedad degradada y adormecida.

Ya es una desgracia que tengamos que pensar que “cuanto peor, mejor”, pero no se me ocurre ninguna otra solución que la de sufrir en las propias carnes las consecuencias de la irracionalidad para despertar del letargo en el que está sumida una sociedad que parece abocada irremediablemente hacia el abismo.

LFU

26 de julio de 2010

"Bella"


Anoche una película me volvió a reconciliar con el mundo. "Bella" es el nombre de una película pensada y realizada con amor. Es todo un canto a la vida, un revulsivo para conciencias adormecidas y una invitación a la conversión individual. La película, que gira en torno a una joven embarazada abocada por las circunstancias a terminar con la vida que lleva en su seno, es de una actualidad pavorosa y huye de fáciles demagogias.

Su propósito es salvar muchas vidas y me consta que ya lo ha conseguido; que cualquier mujer embarazada que quiera abortar y vea la cinta, quede tocada en su corazón y cambie su decisión.

Pero la película y lo que en ella acontece va más allá del valioso mensaje en favor de la vida. La impresionante fuerza de sus protagonistas nos lleva a dar un sobrecogedor paseo por el verdadero valor de la familia, de la humildad, de la entrega y del perdón. Es un prodigioso canto al amor, sin mojigaterías.

El argumento de la película podría resumirse en una frase: Si quieres hacer sonreir a Dios, cuéntale tus planes.

En una palabra: imprescindible

LFU

22 de julio de 2010

Monseñor Vives. Otro mal pastor


Con estupor no exento de indignación, recojo la noticia de Europa Press:

«El arzobispo de la Seo de Urgell y copríncipe de Andorra, monseñor Joan Enric Vives, ha expresado su preocupación por el malestar ciudadano que ha provocado la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre el Estatut, así como por la coyuntura económica derivada de la crisis.Ha recordado que la Iglesia y los obispos catalanes, a lo largo de la historia, «han sostenido la causa nacional catalana, con su cultura, su lengua y sus instituciones» y se ha mostrado convencido de que continuarán haciéndolo «como compromiso pastoral» con sus fieles, a quien recordó que deben servir.»

Lo primero que hay que decir es que monseñor Vives es un traidor a su Patria, con todas las palabras, aunque él no debe saber muy bien a lo que me refiero. Monseñor Vives es tan español como yo, aunque le escueza, porque nunca en la historia ha existido una nación catalana, por mucho que se empeñen en fabular la historia a su antojo los nacionalsocialistas amigos de monseñor. Aunque a medida que lo escribo, pienso que más que un traidor es un cobarde, pues la traición requiere de una voluntad decidida, de la que dudo haga gala el obispo en cuestión.

Lo segundo que hay que decir es que monseñor Vives, a pesar de todo el tiempo libre que tiene –pues los seminarios de sus diócesis están vacíos y sus iglesias no digamos- no se ha leído la Sentencia del Tribunal Constitucional, entre otras cosas, porque nunca la entendería. Su inteligencia ya la ha demostrado suficientemente vaciando de feligreses las parroquias y de vocaciones los seminarios. Y, desde luego, no tiene ni la más remota idea de la “preocupación” del pueblo catalán por la meritada Sentencia, cuyos lectores en Cataluña pueden contarse con los dedos de una mano. Sólo sabe repetir mecánicamente lo que ha leído en los boletines escritos y hablados de la dictadura nacionalista.

Es evidente pues, que Monseñor Vives ha fracasado rotundamente en la misión pastoral que le encomendó el Papa, que desde luego no era la de defender la "causa nacional catalana". Tal vez por ello está intentando agradar a los nacionalsocialistas convirtiendo el anhelo de independencia en compromiso pastoral, a ver si en algo puede tener algún éxito y reconocimiento. Es igual que haya más de un 20% de paro entre sus feligreses y que muchas familias pasen necesidad; que la crisis de valores haga estragos entre los jóvenes y los aleje de Dios, porque, en definitiva, el “pueblo” -excluyendo del mismo, claro está a los miles de catalanes que se sienten españoles- no tiene otra preocupación que la sentencia del Tribunal Constitucional.

Resulta evidente que la acción del maligno alcanza a todas las capas de la sociedad, pero algunos –como Monseñor Vives- se lo ponen en bandeja. A los escándalos de todos conocidos aventados por el ateismo militante hay que sumar ahora la siembra de odio nacionalista por parte de pastores de la Iglesia. Monseñor Vives, al igual que antes Monseñor Setién y Monseñor Uriarte no han predicado el amor, sino el odio y la disgregación.

Benedicto XVI ha hecho un gran trabajo en las diócesis vascongadas. Ardua tarea tiene ahora con las catalanas, donde hace falta entrar a saco con escoba y recogedor, para limpiar la Iglesia de tanto inútil indeseable.

Que Dios le perdone, Monseñor, porque no sabe bien el daño que está haciendo.

LFU

21 de julio de 2010

Experiencia cercana a la muerte


Hoy quiero compartir un relato impactante obtenido del Blog del Padre Fortea que le da a uno que pensar......(indicado para tertulias nocturnas del verano que se acerca)

«Me impresionó mucho hace unas semanas cuando un joven me contó una experiencia sorprendente. Me dijo que se tomó una sobredosis de cocaina y cayó al suelo, digamos que muerto.Entonces vio como se abría en el suelo un agujero. Me describió con todo detalle el agujero, pero no vio nada visual, era la sensación que le producía esa puerta del infierno.Me dijo que se aproximaron a él, a gran velocidad, unos demonios que le agarraron. Se acercaron a él como lobos. Pero varios ángeles no permitieron que le arrastraran. De forma que tuvo una segunda oportunidad. Lo que he dicho es un resumen, pero escucharle a él, creedme, resulta muy interesante.»

19 de julio de 2010

La División Azul



Reproduzco a continuación, por su indudable valor la tercera de ABC del sábado 17 de julio firmada por el Comandante General de la Infantería de Marina, D. Juan Antonio Chicharro, Ortega haciendo honor a sus mayores y dignificando su uniforme. Gracias, mi General y un enorme ¡Viva España!

LFU

La División española de voluntarios en Rusia

Leo con gran satisfacción que el Ministerio de Defensa afirma que los hechos que protagonizaron un elevado número de españoles durante la segunda guerra mundial, encuadrados en lo que se conoció como la División Azul, tendrán cabida honrosa en el nuevo Museo del Ejército que se va a instalar en el Alcázar de Toledo. Es obvio que se podrá estar de acuerdo o no con los ideales que empujaron a tantos jóvenes a luchar allí, pero no lo hubiera sido el no reconocer la valentía y arrojo con el que lucharon en una de las epopeyas más grandes de la historia de España y de nuestro Ejército. También lo fue la que personificaron tantos otros en bandos contrarios. Todos eran españoles y todos lucharon y murieron por sus ideales y todosdeben ser recordados. Es la historia de nuestro Ejército con sus luces y sus sombras observadas éstas desde la perspectiva que cada uno quiera tomar, pero con el común denominador de la nobleza en la defensa de sus creencias. Escribo estas líneas, empujado por el impulso sentido ante las noticias que hablaban de la posible no presencia de la División Azul en el nuevo Museo del Ejército.

Mi padre, Juan y otros tres hermanos José, Luis y Antonio Chicharro Lamamié de Clairac se alistaron en 1941 en la División Azul para ir a luchar en defensa de sus ideales contra lo que entonces era la Rusia soviética de Stalin. Dos de ellos, Luis y Antonio, allí quedaron para siempre sumándose a otros dos hermanos que ya habían caído en la guerra de España; el primero de ellos, Luis, piloto de la denominada Escuadrilla Azul, falleció en combate aéreo, y el segundo, Antonio, soldado de la Cia. antitanques divisionaria, en combate cuerpo a cuerpo con fuerzas muy superiores en la defensa de la posición de Urdanik. Los otros dos, Juan y José, continuaron a la finalización de la campaña en el Ejército alcanzando ambos el Generalato. José fue General de División y mi padre Juan fue ascendido al final de su vida a General honorario precisamente por hechos acaecidos en la campaña de Rusia como bien glosó en el momento de imponerle la faja de General el entonces Jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general Pardo de Santayana.

De los dos supervivientes conocí de primera mano la dureza de los combates que allí libró la División Azul ante fuerzas muy superiores en número, que no en calidad; en unas circunstancias difícilmente imaginables.
Los hombres de la División colocaron el nombre de las armas españolas en un lugar sin parangón cercano a la gloria. No me estoy inventando nada. La bibliografía sobre estos hechos es enorme y no sólo la española afín, sino la que puede leerse de numerosos historiadores extranjeros.

Allí murieron en combate 5.000 españoles y más de 17.000 resultaron heridos. Estos son hechos irrefutables que de ningún modo pueden quedar en el olvido.
Pero hay más. Y es algo a lo que quiero referirme, pues es necesario que se sepa, que al igual que sucede ahora cuando son fuerzas españolas las que combaten o participan en operaciones en el exterior, la particular idiosincrasia del soldado español hace que su fiereza en el combate presente una faceta excepcionalmente humanitaria cuando del trato con la población civil o prisioneros se trate. En el frente de la División Azul fueron numerosísimos los prisioneros hechos al enemigo, quienes una vez en poder de los españoles supieron lo que es el trato digno al enemigo vencido; hasta el punto que es bien sabido que el mando alemán reprobó en numerosas ocasiones al mando español por las atenciones habidas con el prisionero ruso.

Y es en este contexto cuando quiero relatar que mi padre, retirado ya del Ejército, en los últimos años de su vida y siendo Presidente de la Hermandad de la División Azul, no tuvo otra obsesión que volver a la tierra donde luchó cuando tenía 17 años para encontrar los cuerpos de sus dos hermanos fallecidos en combate y darles sepultura. Volvió allí 53 años después y en su recorrido por lo que fue el frente de la División Azul tuvo la fortuna de reencontrarse con los ya ancianos rusos que conoció durante la época de la contienda, no sólo con los que se encontraban entonces en el territorio ocupado sino también con aquéllos con quienes combatió frente a frente y a los que Stalin no permitió su regreso a sus lugares de origen 53 años después; los entonces enemigos se encontraron cara a cara.
¿Qué sucedió? Pues simplemente que la confraternización fue la tónica normal . Hay vídeos que tengo en mi poder de estas «xuntanzas» de viejos combatientes —rusos y españoles— que se enfrentaron 53 años atrás con extremada crudeza pero que sabedores de la locura de lo que fue aquéllo estaban dispuestos a todo porque no se repitiera más. Menuda lección para la nuevas generaciones y en especial para aquéllos que no conocen lo que es la guerra y sus efectos.

¿ Puede alguien pensar que hechos así podrían haberse dado de no haber sido los entonces divisionarios, amén de los mejores guerreros, un ejemplo de nobleza y caballerosidad?

No, no merecen estos hombres que su gesta sea obviada y es por éso que leí con gran alegría la falsedad de las noticias que hablaban que el Museo del Ejército les podía olvidar.

En cualquier caso, yo, responsable de la preparación moral de mis hombres, no dejaré nunca, cuando de autoestimularme se refiera, de recordar al General Muñoz Grandes cuando, con temperaturas gélidas y despreciando los tiros, se acercaba a los llamados «guripas» para charlar con ellos y compartir cigarrillos; no dejaré nunca, cuando de implementar liderazgo entre mis capitanes se refiera, de recordar al Capitán Ordás, que al mando de su compañía atravesó las aguas heladas del río Ilmen con 200 hombres para acudir en socorro de una posición alemana aislada; no dejaré nunca, cuando de animar al heroísmo se trate entre mis tenientes, de recordar al Teniente Galiana Garmilla, quien con desprecio de su vida cruzó las líneas soviéticas en apoyo de unidades españolas sitiadas; no dejaré nunca, cuando de animar al sacrificio y al cumplimiento de las órdenes recibidas se refiera entre mis suboficiales y soldados, de recordar las penalidades de un sinfín de defensas numantinas cuerpo a cuerpo a más de 40º bajo cero que soportaron con estoicismo legendario.

Las ideas son discutibles y opinables —faltaría más— pero el heroísmo, el sacrificio, la valentía, el honor y tantas otras virtudes militares que allí se derrocharon son de TODOS. Sí, ya sé por qué escribo estas líneas; me lo está pidiendo mi padre desde el cielo.

JUAN CHICHARRO ORTEGA ES COMANDANTE GENERAL DE LA INFANTERÍA DE MARINA

15 de julio de 2010

La última cima




Título original: La última cima
Dirección y guión: Juan Manuel Cotelo.
País: España.
Año: 2010.
Duración: 82 min.
Género: Documental.
Producción: Manuel de Cominges, Antonio Torres y Javier de Silos.
Dirección artística: Raúl E. Recuero.
Sonido: Íñigo Guerrero (Iglú Producciones)
Realizador: Alexis Martínez
Distribuidora: European Dreams Factory.
Estreno en España: 4 Junio 2010.

El hecho de que unas cuantas miles de personas hayan asistido y todavía puedan asistir a una sala comercial de cine para ver un documental sobre un sacerdote, entre otras muchas consideraciones, no sólo es una rareza sino también una pequeña victoria a la hegemonía cultural del nihilismo, a la menguante propuesta cultural progresista e incluso a los productos hipercomerciales yankis.

El documental parte de un hecho concreto. La muerte de un sacerdote produce un interés sobre su vida, y simplemente, la recogida de testimonios de sus allegados, proporcionó material para crear una película que habla de él, de su trayectoria, de sus amigos, de su carrera eclesiástica, pero sobre todo, la película necesaria e involuntariamente trata de la presencia de Otro, en la vida del sacerdote.

Parecería importante hablar de la persona concreta que protagoniza el documental, pero no lo es tanto. Percibí, a través de la catarata de testimonios que el documental sabiamente y con ritmo aportaba sobre él, la presencia indisimulada del Otro a quien el sacerdote decidió seguir. De suerte, que durante cerca de dos horas, escuché con interés, agrado, sorpresa y hasta emoción, según los testimonios ofrecidos por el director del documental, el breve acontecer en la tierra de un sacerdote, pero el interés, agrado y emoción que sentí tenían la fuerza y persuasión del Otro que le llamó, impulsó e hizo plena su vida y que, evidentemente, es coprotagonista del documental.

De lo anterior, parece claro que no es muy preciso hablar de un documental sobre un sacerdote solamente, más bien de una película sobre cómo Cristo actuó en la vida de Pablo Domínguez que se hizo sacerdote de Aquél.

César Utrera-Molina

PD: Es de esperar que algunos de los que siempre tratan de adaptar, suavizar y hacer digerible el mensaje cristiano, sin mucho resultado, tomen nota de la eficacia y potencia con la que en este documental se manifiesta aquél.

Nota de LFU: Mi agradecimiento a mis amigos Antonio Torres y Manuel de Cominges, así como a Javier de Silos, por el enorme valor de su compromiso. Sin duda el éxito inesperado de la película y su valor evangelizador, está siendo su mayor recompensa.