Convención Naciones Unidas para la prevención y la sanción del delito de genocidio
Artículo II: En la presente Convención, se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpretados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal:
a) Matanza de miembros del grupo;
b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;
c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial;
d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo;
e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo
El total de asesinatos cometidos principalmente durante los años 1936 y 1937 en España en la zona controlada por el Gobierno de la II República, asciende a 7.937 entre obispos (13), sacerdotes (5.225) y religiosos (2.669), sin contar con los miles de civiles asesinados por razón de su fe durante dicho período.
A esta persecución religiosa, tal vez la mayor de la historia de la cristiandad en número de asesinatos y mártires, sí que cabe calificarla como genocidio, Sr. Garzón. Pero, ¿le contratarían muchas universidades y fundaciones para hablar sobre ello?.
Por cierto, uno de los responsables de dichas matanzas sigue vivo. Tiene 93 años y se llama Santiago Carrillo. Era Consejero de Orden Público del Gobierno de Madrid durante las sacas de Paracuellos del Jarama y Torrejón de Ardoz los primeros días de noviembre de 1936. Los historiadores han aportado hasta ahora numerosas pruebas de ello. Tal vez convendría iniciar unas diligencias de prueba en el camposanto de Paracuellos del Jarama. O tal vez en el cementerio de la Almudena, contra cuyas tapias cayeron fusiladas en la madrugada del 10 de noviembre de 1936, 23 monjas adoratrices, de carne y hueso y ahora en los altares pero cuya historia probablemente nunca veremos en las pantallas de cine (¿os acordáis de 13 rosas?), porque quienes las mataron eran de izquierdas y claro, algo habrían hecho las monjas para que fueran al paredón.....
El día 9 de noviembre de 1936, a media tarde comenzó un terrible bombardeo cerca de la casa. Según costumbre, bajaron al entresuelo donde las acogía su dueña. Un grupo de milicianos irrumpió en el portal gritando: “¡Las monjas!, ¿dónde están las monjas?”. Y a empujones las metieron en un camión. Todo se desarrolló en pocas horas. Fueron arrestadas y llevadas a la checa de la próxima calle Fomento y en la madrugada del día 10, fueron fusiladas las veintitrés hermanas, junto a las tapias del cementerio de la Almudena, en el límite entre Madrid y Vicálvaro.
Una testigo afirma: “todas se fueron poniendo de rodillas delante de Madre Manuela y ésta les repartía una cosa que supongo que era la sagrada comunión”. De hecho, posteriormente encontraron vacía la “cajita de reloj”. También es significativo el testimonio del chófer que conducía el camión que llevó a las Hermanas al lugar del martirio. Lo contaba su esposa: “Ayer llegó mi marido muy impresionado y yo le pregunté qué le pasaba, a lo que me contestó: Vengo impresionadísimo de lo que he visto hoy. Hemos llevado a fusilar mujeres y las he visto morir a todas, y la mayoría eran jóvenes, con la sonrisa en los labios y bendiciendo a Dios. ¡Qué mujeres! ¡Eran monjas Adoratrices!”.
(Texto extraido del libro Quiénes son y de dónde vienen. 498 mártires del siglo XX en España, editado por EDICE de la Conferencia Episcopal Española)
Hasta que la izquierda española no pida humildemente perdón por las masacres cometidas durante la guerra por sus propios antecesores, en lugar de pedir tantas condenas contra el bando nacional, no habrá terminado de verdad, la transición.
Y tú Baltasar, a investigar a los genocidas, que todavía queda alguno por ahí.
LFU
Artículo II: En la presente Convención, se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpretados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal:
a) Matanza de miembros del grupo;
b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;
c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial;
d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo;
e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo
El total de asesinatos cometidos principalmente durante los años 1936 y 1937 en España en la zona controlada por el Gobierno de la II República, asciende a 7.937 entre obispos (13), sacerdotes (5.225) y religiosos (2.669), sin contar con los miles de civiles asesinados por razón de su fe durante dicho período.
A esta persecución religiosa, tal vez la mayor de la historia de la cristiandad en número de asesinatos y mártires, sí que cabe calificarla como genocidio, Sr. Garzón. Pero, ¿le contratarían muchas universidades y fundaciones para hablar sobre ello?.
Por cierto, uno de los responsables de dichas matanzas sigue vivo. Tiene 93 años y se llama Santiago Carrillo. Era Consejero de Orden Público del Gobierno de Madrid durante las sacas de Paracuellos del Jarama y Torrejón de Ardoz los primeros días de noviembre de 1936. Los historiadores han aportado hasta ahora numerosas pruebas de ello. Tal vez convendría iniciar unas diligencias de prueba en el camposanto de Paracuellos del Jarama. O tal vez en el cementerio de la Almudena, contra cuyas tapias cayeron fusiladas en la madrugada del 10 de noviembre de 1936, 23 monjas adoratrices, de carne y hueso y ahora en los altares pero cuya historia probablemente nunca veremos en las pantallas de cine (¿os acordáis de 13 rosas?), porque quienes las mataron eran de izquierdas y claro, algo habrían hecho las monjas para que fueran al paredón.....
El día 9 de noviembre de 1936, a media tarde comenzó un terrible bombardeo cerca de la casa. Según costumbre, bajaron al entresuelo donde las acogía su dueña. Un grupo de milicianos irrumpió en el portal gritando: “¡Las monjas!, ¿dónde están las monjas?”. Y a empujones las metieron en un camión. Todo se desarrolló en pocas horas. Fueron arrestadas y llevadas a la checa de la próxima calle Fomento y en la madrugada del día 10, fueron fusiladas las veintitrés hermanas, junto a las tapias del cementerio de la Almudena, en el límite entre Madrid y Vicálvaro.
Una testigo afirma: “todas se fueron poniendo de rodillas delante de Madre Manuela y ésta les repartía una cosa que supongo que era la sagrada comunión”. De hecho, posteriormente encontraron vacía la “cajita de reloj”. También es significativo el testimonio del chófer que conducía el camión que llevó a las Hermanas al lugar del martirio. Lo contaba su esposa: “Ayer llegó mi marido muy impresionado y yo le pregunté qué le pasaba, a lo que me contestó: Vengo impresionadísimo de lo que he visto hoy. Hemos llevado a fusilar mujeres y las he visto morir a todas, y la mayoría eran jóvenes, con la sonrisa en los labios y bendiciendo a Dios. ¡Qué mujeres! ¡Eran monjas Adoratrices!”.
(Texto extraido del libro Quiénes son y de dónde vienen. 498 mártires del siglo XX en España, editado por EDICE de la Conferencia Episcopal Española)
Hasta que la izquierda española no pida humildemente perdón por las masacres cometidas durante la guerra por sus propios antecesores, en lugar de pedir tantas condenas contra el bando nacional, no habrá terminado de verdad, la transición.
Y tú Baltasar, a investigar a los genocidas, que todavía queda alguno por ahí.
LFU