Produce desazón contemplar como de forma silente pero paulatina,
el “matrix progre”, el “nuevo orden mundial” o como quiera
llamarse eufemísticamente al neo estalinismo
del siglo XXI, avanza sin apenas resistencia en su proyecto de ingeniería
social de extirpar de raíz las tradiciones cristianas que constituyen la médula
espinal de la civilización occidental.
Caído el muro de Berlín y colapsadas las “democracias populares” del bloque soviético, el viejo marxismo ha
ido reconvirtiendo de forma inteligente su agit
prop, fomentando pseudo-ideologías aparentemente inocuas que pretenden
conseguir el mismo fin deshumanizador de la persona preconizado por el
comunismo para construir y moldear a su antojo una sociedad pretendidamente
igualitaria.
Así aparecen primero los movimientos “pacifistas” como
ariete contra la OTAN y los movimientos “ecologistas”, en los que encuentra
acomodo cualquier antisistema con camiseta del Ché Guevara. Más recientemente, movimientos
políticamente correctos como el “multiculturalismo”, el “animalismo” y la
“ideología de género” avanzan por la misma senda relativista con el objetivo
último de destruir los valores y tradiciones más profundamente arraigadas en la
civilización cristiana, que constituyen quizá el escollo más resistente a sus
inicuos propósitos. El hombre sin raíces, despojado de toda tradición y ligazón
con sus ancestros, con una memoria intervenida y sin valores arraigados es materia
fácilmente maleable. Es la nueva “revolución cultural” de Mao en la Europa del
Siglo XXI.
Hay que reconocerles tenacidad y astucia en su empeño que
tiene en la molicie e indiferencia de la mayor parte de la sociedad su mejor
aliado. Como hace poco escribía Ignacio Camacho en su columna de ABC, nada
escapa al diseño preconcebido por los agentes de la policía del pensamiento
único. Primero se interviene sobre la
memoria colectiva imponiendo una visión sectaria de la historia; se actúa sobre
la educación para fabricar un hombre nuevo relativista y permeable, y se
apropian de costumbres y tradiciones desnaturalizándolas hasta que pierden su
arraigo. La última manifestación la hemos visto en la intervención canalla
sobre la fiesta de los reyes magos, la más genuinamente cristiana, por lo que
implica de manifestación pública del nacimiento de Dios, y al tiempo la más
entrañablemente familiar, con lo que se aprovecha para batir dos de los
objetivos favoritos del neo estalinismo: la Iglesia y la familia.
Decía Burke que para que el mal triunfe tan sólo hace falta
que los buenos no hagan nada. Ha llegado el momento de decir basta y poner pie
en pared ante el avance de una fuerza asfixiante negadora de la libertad y la
dignidad del hombre. Nuestra generación se encuentra ante un reto histórico de
primer orden ante el que no puede mirar para otro lado. Si no somos capaces de defender lo que nos
define como civilización, si no tenemos coraje suficiente para resistir ante el
avance del vacío relativista, no merecemos otra cosa que nos tiren de los pies
para justicia y escarmiento.
LFU
ResponderEliminarBASTA DE INDIFERENCIA Y PARASITISMO GENERALIZADO !!
Y acabemos tambien con el FPÖ austriaco, el Frente Nacional francés o Donal Trump en EEUU igual de parásitos son!
ResponderEliminar