No ha tardado mucho la dirigente del Pp andaluz en pedir disculpas por haber dicho que el proyecto de su partido, único para toda la nación no era otro que "Arriba España". Imagino la angustia y la tribulación que habrán asaltado a esta pobre criatura tras ser asaeteada por propios y extraños (seguro que no faltó la llamada de la merdellona Villalobos) por pronunciar una expresión tan políticamente inconveniente.
Y es que, al fin y al cabo, comprendo perfectamente la reacción de la dirección de su propio partido. No hay más que recordar las bellas palabras con las que José María Pemán explicaba la síntesis de un grito hoy tan denostado:
“No servimos para cosas bajas, pequeñas o menudas. No servimos más que para las cosas altas y grandes. Por eso cuando decimos ‘Arriba España’, en esas dos palabras, a un tiempo, resumimos nuestra Historia y ciframos nuestra esperanza. Porque lo que queremos es que España vuelva a ‘su sitio’: al sitio que la Historia le señala. Y el sitio es ese: ‘Arriba’. Es decir, cerca del espíritu, del ideal, de la fe… Cerca, sobre todo, de Dios“.
Ese no es el proyecto del Pp, un partido que ha renunciado a defender y reivindicar lo mejor de nuestra historia y, sobre todo, a situarla cerca de Dios. La llamada derecha vive aún secuestrada por el mundo ideológico construido hace decenios por la izquierda española más sectaria, que al no poder derribar a Francisco Franco en vida, terminó identificando a España con el franquismo por puro resentimiento. De ahí la alergia de buena parte de la izquierda hacia los colores nacionales, de ahí la proliferación de tricolores y los eufemismos de "país" o "estado" para evitar pronunciar la palabra España. Una alergia tan contagiosa que ha llevado a una representante de la derecha a pedir perdón por decir Arriba España.
Por esa misma razón, sin complejos ni disculpas que valgan hoy grito muy alto, para que me oigan: ¡Arriba España!
LFU
Hoy más que nunca y desde Cataluña el grito cobra su verdadero significado de ser coreado cuando la Nación se pretende fracturar.
ResponderEliminarSorprende que en una sociedad llena de mensajes de voluntariado y movilización por mil causas, el Gobierno no nos moviliza a los catalano-españoles para nada,salvo para pedirnos su voto.
Los jefes de la insurreccion catalanista si que arrastran a sus masas y a esa locura las han llevado. Los nuestros solo hablan de prudencia,proporcionalidad y ley. ¿Consejo de Ministros o Consejo de gallinas?
Siempre y sin complejos....¡¡¡Arriba España!!!
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ResponderEliminar¿Cúal es la diferencia entre un golpe de estado y una revolución? el éxito que tenga y el punto de vista del que los contempla o los vive.
Naturalmente que fue un golpe de estado el llamado Alzamiento del 18 de julio, pero ese marchamo de origen de un Régimen basamentado en una Guerra Civil no implica inexorablemente que su ilegalidad de inicio se mantuviese hasta su fin.
No reprocharía a nadie la subjetividad la hora de enjuiciar el Franquismo, pues es normal que cada uno lo contemple según le fuese a uno mismo y a los suyos, pero una cosa es el juicio de valor y otra la falsedad a la hora de dar datos , y ello sin creer yo que para salvar el juicio de la Historia sobre el régimen franquista haya que acudir a la contextualización o al relativismo de los acontecimientos y las circunstancias.
Al día de hoy y cuando se cumplen 40 años de su final por la muerte de Franco,exaspera las pocas voces dispuestas a reivindicar los méritos de un régimen político que murió en la cama y no frente al pelotón de ejecución y respecto al que sus últimos parlamentarios asumieron patriticamente enterrar el sistema. 39 años de Dictadura sólo se justifican por la indolencia o anuencia de la mayoría social o porque el nacido como sistema totalitario había dejado de serlo hacía tiempo.
¿Cuantas presuntas rigideces ,durezas o atrocidades se han tenido que magnificar para justificar la permanencia en el poder del Dictador ? naturalmente que había pena de muerte, ¿ y cuantos en la intimidad no la añoran?. Y respecto a las libertades habría mucho que decir, pues yo con 15 años podía hacer una quiniela o comprar una cerveza, y ahora el menor de 18 no puede comprar ni una cerveza.
El sistema político nacido del 18 de julio no puede parangonarse con el Nazismo aunque a sus detractores así les convenga para que su exagerada biografía alcance el falso estatus de haber soportado y sobrevivido al terror. Inmerecida fama a la que no ayuda que el partido en el Gobierno, presuntamente de derechas, y por aquello del complejo de la caverna no esté dispuesto a asumir los méritos del régimen franquista.
¿qué respondería Mariano Rajoy si se le preguntara si asume o acepta el voto de lo que se llamaba el franquismo sociológico? ¿lo representa el PP o de ese segmento ya muy adulto y tachado de cavernario no quiere ni oír hablar de él?
Tener 17 años aquel 20 de noviembre de 1975 y ser en ese momento estudiante de Derecho te hace por muy poco margen poder hablar de aquello como de experiencia vivida. Y habida cuenta de circunstancias personales que son desnudeces con pocas ganas de contar el recuerdo de aquellos años llenos de esperanza y de futuro es superior al tiempo presente,que solo sirve para regurgitar en mi mente la misma palabra pero con otro sentido y con más emotividad.
¡¡¡¡Presente!!!