7 de mayo de 2014

A mi hija Victoria, en su Primera Comunión

Querida Victoria

                Hace algo más de nueve años, cuando ya te intuíamos sin conocerte, visité el Santuario de Santa María de la Victoria y te encomendé para siempre a la Virgen anunciándole que si eras niña, llevarías Su nombre.

                El día de tu bautismo elegimos mamá y yo la carta de San Pablo a los Corintios “si no tengo amor, no soy nada”.  Quisimos que tu primera entrega a Cristo empezase con una invocación al amor.

Mañana será un día grande para toda la familia. Abrirás tu corazón a Jesús recibiendo el sacramento más importante, el de la comunión, y por eso quiero dedicarte unas líneas escritas desde el corazón.

                Jesús dijo: "Si uno come de este pan, vivirá para siempre [...] El que come mi Carne y bebe mi Sangre, tiene vida eterna [...] permanece en mí y yo en él".  No olvides nunca que no hay amor más grande que el del que da su vida por los demás. Cada vez que comulgues te unirás más a Jesús, y te harás partícipe de su amor. Es la “poción mágica” de los cristianos, la que nos hace más fuertes frente al mal que se esconde detrás de cada esquina. Por eso no olvides nunca que antes de tomarla deberás tener el corazón preparado para recibirle, como preparamos la casa cuando recibimos a un invitado.

Hace tres años, tu abuelo Pepe ya definía a la perfección los rasgos de tu carácter en los últimos versos del soneto que te dedicó:

Curiosidad y afán avizorante,
llenan de gozo tu mirar sereno
descubriendo la vida a cada instante

Atrevida, audaz, perseverante,
está tu corazón de magia lleno
y te lo llevas todo por delante.

Ansiosa siempre por descubrir el afán de cada día, hoy estás preparada para recibir por primera vez el cuerpo y la sangre de Jesús. Cuando pasen los años, la fecha de mañana será de las pocas que nunca olvidarás en tu calendario. La alegría y la fortaleza que salen de ti son prueba de que el amor de Dios reina en tu corazón, que debes cuidar para que sea el mejor portal en el que pueda nacer cada mañana. 

Que Él te bendiga mañana y el resto de tu vida, que deseo feliz y adivino intensa, decidida y arrolladora. Persevera en tu generosidad y en la facilidad con la que das amor a los demás. Esa y no otra será la clave de tu felicidad.


Tu padre que tanto te quiere.

Luis Felipe Utrera-Molina

3 comentarios:

  1. Qué artículo tan hermoso:

    La memoria de recordar los instantes más importantes de la vida de tu hija, y con qué ilusión y confianza esperaba el matrimonio a Victoria.

    El mensaje desbordante de belleza sobre la Acción de Gracias, no sólo por el Amor de Aquél que da la vida, sino por la educación para que prepare su noble corazón.

    El Amor de un Padre y de una Madre, que tiene como fruto a las hijas, que vela cada día por su Bien, y el de toda una familia -con la importancia de los abuelos- que se vuelca en la transmisión de la Fe de generación en generación, como el mayor tesoro que pueden dejar como legado.

    Y por último, por la personalización tan fina y acertada sobre el carácter de vuestra maravillosa hija: Tiene una personalidad extraordinaria, que vosotros sabéis atender con exquisita devoción, dando ejemplo a todos los que tenemos la gran responsabilidad de ser padres de Amar a los hijos como Dios les Ama: Como si fuesen únicos en el mundo.

    Así queréis y amáis a Victoria y a Paloma.

    Se lee en tus letras y en los versos del abuelo Pepe, y nosotros queremos unirnos a ese Amor en la Oración.

    Que Dios, cuando Victoria y sus compañeras Le reciban, transforme en ese milagro de la alimentación invertida -por el cual, en lugar de asimilar el cuerpo al alimento es el alimento el que transforma al cuerpo que lo recibe- los corazones de estas niñas tan buenas como puras y las proteja siempre.

    Muchas gracias por hacer público un documento íntimo y valiente, que contiene la única instrucción para alcanzar la Felicidad: Dar y Recibir Amor:

    Esa, y no otra, será la clave de tu felicidad.

    Brillante, inspirado, divino.

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  2. No tengo palabras, Querido Pepo. Es mucho más de lo que yo merezco. ¡Qué orgullo tener amigos como tú!
    Gracias

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    1. Te lo he dicho siempre, torpemente sigo el ejemplo de aquellos a los que admiro, en este caso tu.

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