Querida Victoria
Hace
algo más de nueve años, cuando ya te intuíamos sin conocerte, visité el
Santuario de Santa María de la Victoria y te encomendé para siempre a la Virgen
anunciándole que si eras niña, llevarías Su nombre.
El día
de tu bautismo elegimos mamá y yo la carta de San Pablo a los Corintios “si no tengo amor, no soy nada”. Quisimos que tu primera entrega a Cristo empezase
con una invocación al amor.
Mañana será un día grande para
toda la familia. Abrirás tu corazón a Jesús recibiendo el sacramento más
importante, el de la comunión, y por eso quiero dedicarte unas líneas escritas
desde el corazón.
Jesús
dijo: "Si uno come de este pan,
vivirá para siempre [...] El que come mi Carne y bebe mi Sangre, tiene vida
eterna [...] permanece en mí y yo en él". No olvides nunca que no hay amor más grande
que el del que da su vida por los demás. Cada vez que comulgues te unirás más a
Jesús, y te harás partícipe de su amor. Es la “poción mágica” de los
cristianos, la que nos hace más fuertes frente al mal que se esconde detrás de
cada esquina. Por eso no olvides nunca que antes de tomarla deberás tener el
corazón preparado para recibirle, como preparamos la casa cuando recibimos a un
invitado.
Hace tres años, tu abuelo Pepe ya
definía a la perfección los rasgos de tu carácter en los últimos versos del soneto
que te dedicó:
Curiosidad
y afán avizorante,
llenan
de gozo tu mirar sereno
descubriendo
la vida a cada instante
Atrevida,
audaz, perseverante,
está
tu corazón de magia lleno
y
te lo llevas todo por delante.
Ansiosa siempre por descubrir el
afán de cada día, hoy estás preparada para recibir por primera vez el cuerpo y
la sangre de Jesús. Cuando pasen los años, la fecha de mañana será de las pocas
que nunca olvidarás en tu calendario. La alegría y la fortaleza que salen de ti
son prueba de que el amor de Dios reina en tu corazón, que debes cuidar para
que sea el mejor portal en el que pueda nacer cada mañana.
Que Él te bendiga mañana y el
resto de tu vida, que deseo feliz y adivino intensa, decidida y arrolladora. Persevera
en tu generosidad y en la facilidad con la que das amor a los demás. Esa y no
otra será la clave de tu felicidad.
Tu padre que tanto te quiere.
Luis Felipe Utrera-Molina
3 comentarios:
Qué artículo tan hermoso:
La memoria de recordar los instantes más importantes de la vida de tu hija, y con qué ilusión y confianza esperaba el matrimonio a Victoria.
El mensaje desbordante de belleza sobre la Acción de Gracias, no sólo por el Amor de Aquél que da la vida, sino por la educación para que prepare su noble corazón.
El Amor de un Padre y de una Madre, que tiene como fruto a las hijas, que vela cada día por su Bien, y el de toda una familia -con la importancia de los abuelos- que se vuelca en la transmisión de la Fe de generación en generación, como el mayor tesoro que pueden dejar como legado.
Y por último, por la personalización tan fina y acertada sobre el carácter de vuestra maravillosa hija: Tiene una personalidad extraordinaria, que vosotros sabéis atender con exquisita devoción, dando ejemplo a todos los que tenemos la gran responsabilidad de ser padres de Amar a los hijos como Dios les Ama: Como si fuesen únicos en el mundo.
Así queréis y amáis a Victoria y a Paloma.
Se lee en tus letras y en los versos del abuelo Pepe, y nosotros queremos unirnos a ese Amor en la Oración.
Que Dios, cuando Victoria y sus compañeras Le reciban, transforme en ese milagro de la alimentación invertida -por el cual, en lugar de asimilar el cuerpo al alimento es el alimento el que transforma al cuerpo que lo recibe- los corazones de estas niñas tan buenas como puras y las proteja siempre.
Muchas gracias por hacer público un documento íntimo y valiente, que contiene la única instrucción para alcanzar la Felicidad: Dar y Recibir Amor:
Esa, y no otra, será la clave de tu felicidad.
Brillante, inspirado, divino.
No tengo palabras, Querido Pepo. Es mucho más de lo que yo merezco. ¡Qué orgullo tener amigos como tú!
Gracias
Te lo he dicho siempre, torpemente sigo el ejemplo de aquellos a los que admiro, en este caso tu.
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