"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

21 de mayo de 2014

La muerte no es el final


Pilar, la mujer de mi amigo Federico, me llamó hace unos días para invitarme al funeral de su suegra. Llegué antes de la hora y me acerqué circunspecto a dar el pésame a mi amigo con el consabido y mecánico “Lo siento mucho”. A mitad del abrazo, Federico se apartó y con los ojos muy abiertos me pregunto: «¿Por qué? ¡Pero si lo que tienes que hacer es darme la enhorabuena!.  No te imaginas la muerte más bonita que tuvo. Vino la Virgen a llevársela cuando estaba en paz, rodeada de sus siete hijos que rezábamos el rosario junto a su cama. Allí se respiraba alegría –incluso mientras la velaba se me escapaba una sonrisa- porque todos sabíamos cómo había vivido en el amor y lo grande que era la felicidad que le esperaba.»

Aunque una y otra vez leamos el Evangelio, a los cristianos rara vez se nos nota la alegría que debíamos tener cada mañana. Vivimos como si no creyésemos de verdad que al otro lado está la Gloria, como si no fuera más que un consuelo o engañifa con el que mitigar nuestro dolor, como si la muerte fuera de verdad el final.  Federico no es así. Allí por donde pasa se encarga de predicar con su ejemplo la alegría de la resurrección. Y así fue el impresionante funeral de su madre, que comenzó con un impresionante Gloria y acabó con un emotivo y vascongado Agur Jesusen ama. Allí se respiraba alegría, gratitud y mucho amor. Se estaba en la gloria. No había ninguna duda de que allí mismo estaba Dios.

Enhorabuena Federico y gracias, Pilar por no dejar que me perdiese una celebración tan feliz y entrañable.

Laus Deo

LFU


7 de mayo de 2014

A mi hija Victoria, en su Primera Comunión

Querida Victoria

                Hace algo más de nueve años, cuando ya te intuíamos sin conocerte, visité el Santuario de Santa María de la Victoria y te encomendé para siempre a la Virgen anunciándole que si eras niña, llevarías Su nombre.

                El día de tu bautismo elegimos mamá y yo la carta de San Pablo a los Corintios “si no tengo amor, no soy nada”.  Quisimos que tu primera entrega a Cristo empezase con una invocación al amor.

Mañana será un día grande para toda la familia. Abrirás tu corazón a Jesús recibiendo el sacramento más importante, el de la comunión, y por eso quiero dedicarte unas líneas escritas desde el corazón.

                Jesús dijo: "Si uno come de este pan, vivirá para siempre [...] El que come mi Carne y bebe mi Sangre, tiene vida eterna [...] permanece en mí y yo en él".  No olvides nunca que no hay amor más grande que el del que da su vida por los demás. Cada vez que comulgues te unirás más a Jesús, y te harás partícipe de su amor. Es la “poción mágica” de los cristianos, la que nos hace más fuertes frente al mal que se esconde detrás de cada esquina. Por eso no olvides nunca que antes de tomarla deberás tener el corazón preparado para recibirle, como preparamos la casa cuando recibimos a un invitado.

Hace tres años, tu abuelo Pepe ya definía a la perfección los rasgos de tu carácter en los últimos versos del soneto que te dedicó:

Curiosidad y afán avizorante,
llenan de gozo tu mirar sereno
descubriendo la vida a cada instante

Atrevida, audaz, perseverante,
está tu corazón de magia lleno
y te lo llevas todo por delante.

Ansiosa siempre por descubrir el afán de cada día, hoy estás preparada para recibir por primera vez el cuerpo y la sangre de Jesús. Cuando pasen los años, la fecha de mañana será de las pocas que nunca olvidarás en tu calendario. La alegría y la fortaleza que salen de ti son prueba de que el amor de Dios reina en tu corazón, que debes cuidar para que sea el mejor portal en el que pueda nacer cada mañana. 

Que Él te bendiga mañana y el resto de tu vida, que deseo feliz y adivino intensa, decidida y arrolladora. Persevera en tu generosidad y en la facilidad con la que das amor a los demás. Esa y no otra será la clave de tu felicidad.


Tu padre que tanto te quiere.

Luis Felipe Utrera-Molina