¡Qué ingenuidad la de quienes pensaban de buena fe que la corrupción anidaba en exclusiva en las filas de la izquierda!. Las últimas revelaciones del caso Bárcenas, la instrucción del caso de los ERE, Mercasevilla, Gurtel, Noos, etc.. nos demuestran que para muchos «demócratas de toda la vida» de uno y otro lado, el estado de derecho solamente vale mientras les sirva para mantenerse en el poder o para salvaguardar intereses crematísticos procedentes del cohecho y de la corrupción.
A una y otra orilla del poder anidan la podredumbre y la desvergüenza.
La más absoluta ausencia de valores. Para exigir sacrificios a los españoles
antes hay que dar ejemplo de honradez y limpieza, cualidades que, hoy por hoy, brillan
por su ausencia.
Para colmo de males, hoy los españoles tienen la impresión -sobradamente
justificada- de que el gobierno está en manos de un solo periodista, que se
frota las manos mientras tiembla todo un sistema tras la publicación de cada
titular, esté o no soportado por pruebas fehacientes. Por eso, si el Partido
Popular no anuncia hoy mismo la presentación de una querella contra “El Mundo”
por delito de calumnias por las acusaciones de chantaje que aparecen en su
portada, Rajoy y Cospedal no deberían permanecer en su puesto ni un día más.
¡Qué pena me da España!
LFU
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