Hace una semana que, acompañando a mi padre y a un sobrino mío, fui al cine Palafox a ver la última película de la productora "Contracorriente". Una película políticamente incorrecta, por cuanto refleja la verdad -con crudeza edulcorada- de la terrible persecución religiosa llevada a cabo por anarquistas, socialistas y comunistas durante nuestra guerra civil y socialmente indispensable, pues constituye un testimonio de primer orden del valor, la templanza y el perdón con que los 51 mártires de Barbastro se entregaron a sus verdugos, que los medios de comunicación públicos y privados continúan silenciando de forma vergonzosa.
Lo peor de la película, su excesivo metraje, que rompe en ocasiones el hilo emocional de una historia estremecedora. Su excesiva fidelidad al testimonio de los hechos les ha impedido lograr un desenlace más apretado y emocionante. La falta de medios -el coste de la película no ha superado los 300.000 €- se nota en el sonido, en el abuso de descorados y en la bisoñez de la mayor parte de sus actores, compensada por la espléndida interpretación de la hija de Lolita Flores, Elena Furiase en uno de los mejores papeles de la película y la fortuna de algunas escenas de gran emotividad.
Lo mejor, la ausencia de un excesivo misticismo en la película, que prefiere reflejar la vibrante humanidad de sus protagonistas antes de tomar la palma del martirio, las dudas de algunos ante la terrible tentación de conservar la vida a cambio de una rápida y fácil apostasía, las tentaciones de la carne y la inmensa fuerza de la fe, que les llevó al martirio con la alegría de quien sabe que está a punto de abrazar la Gloria eterna y el abrazo del Padre.
La película es toda una lección de fe y de esperanza para los cristianos y de auténtica memoria histórica en vena para todos. No me extraña que, en más de una sesión alguien se haya levantado al final para gritar con fuerza, como aquellos jóvenes mártires un enorme ¡Viva Cristo Rey!. Y es que uno sale del cine con ganas de proclamar a los cuatro vientos su condición de católico y español. Solamente por eso, nadie debería perderse esta película.
LFU
En el momento que tenga la ocasión la veré (difícil en la región en la que vivo), y si, ¡viva Cristo Rey!
ResponderEliminarAyer vi la película y salí sobrecogido del cine. Pero me dí cuenta que todos quienes vimos la película salimos igual, en silencio, emocionados, algunos secándose las lágrimas, sabiendo que lo que habíamos visto era algo más que una película, era la razón de ser de nuestra España, nuestra fé católica, la que en 1936 unió a tan distintos pensamientos en torno a ese único ideal, Dios.
ResponderEliminar¡VIVA CRISTO REY!
Antonio Vallejo
Ayer vi la película y salí sobrecogido del cine. Pero me dí cuenta que todos quienes vimos la película salimos igual, en silencio, emocionados, algunos secándose las lágrimas, sabiendo que lo que habíamos visto era algo más que una película, era la razón de ser de nuestra España, nuestra fé católica, la que en 1936 unió a tan distintos pensamientos en torno a ese único ideal, Dios.
ResponderEliminar¡VIVA CRISTO REY!
Antonio Vallejo
Ayer vi la película y salí sobrecogido del cine. Pero me dí cuenta que todos quienes vimos la película salimos igual, en silencio, emocionados, algunos secándose las lágrimas, sabiendo que lo que habíamos visto era algo más que una película, era la razón de ser de nuestra España, nuestra fé católica, la que en 1936 unió a tan distintos pensamientos en torno a ese único ideal, Dios.
ResponderEliminar¡VIVA CRISTO REY!
Antonio Vallejo