Desde ayer mi corazón está con esos padres que han perdido
de forma tan trágica a tres de sus cuatro hijos en un incendio en Qatar.
Me pregunto qué palabras de consuelo podría decirles y, una
y otra vez, fracaso en mi empeño. Acaso porque sólo sabiendo lo que se quiere a
un hijo puede uno apenas imaginar el colosal desgarro que su pérdida debe suponer.
Como dice un buen amigo, uno se siente un mierdaseca cuando mide sus
preocupaciones ante casos como éste. Y como yo me siento así hoy, no me queda
otra que reconocer mi inmensa pequeñez al tiempo que elevo mi plegaria y pido a
todos los que me lean hagan lo propio para que Dios, que todo lo puede, y
nuestra Madre Celestial lleven su consuelo a una familia que desde ayer tiene
tres ángeles en el cielo, pero que hoy lleva el nombre del dolor.
Mi oración y mi sentimiento, la de mi familia y la de miles
de personas en todo el mundo están hoy con esa familia.
LFU
¡Descansen en paz esos pobres angelitos y que Dios los acoja en su seno!
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