"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO

10 de mayo de 2012

Las Memorias de Joselito




Anoche terminé de leer un libro ciertamente recomendable, tanto para amantes como para detractores e indiferentes del mundo del toro. Se trata de un libro en el que el torero José Miguel Arroyo, Joselito, narra con especial crudeza y abierta sinceridad una trayectoria vital en la que se aprecian ciertos paralelismos con la vida del gran Juan Belmonte, espléndidamente narrada en su día por Manuel Chaves Nogales.

Confieso que la noche que comencé a leerlo tuve problemas para conciliar el sueño y es que la crudeza descarnada con la que el autor describe su terrible infancia parece sacada de la más inquietante de las pesadillas. Abandonado por su madre y separado de sus dos hermanos, su infancia transcurrió, junto a su padre en una buhardilla de diez metros cuadrados de la calle Cartagena compartida con papelinas, farlopa y hachis que constituían, junto con el juego y la bebida, la principal ocupación de su padre cuyo complejo retrato psicológico resulta paradójicamente benigno a la postre en comparación con el de su madre biológica, que no resiste el menor análisis desde el punto de vista de la moral humana.  

La historia de Joselito es de quitarse el sombrero. Como recalca en reiteradas ocasiones, el mundo del toro fue el que impidió que acabara en la cárcel o muerto por sobredosis como la mayor parte de sus compinches de la Guindalera. Es la historia de una admirable superación personal que le llevó a las cimas más altas del toreo, a base de esfuerzo, ilusión y seriedad, resultando especialmente emotiva la narración de sus grandes triunfos en Madrid.....y en Sevilla, donde hasta entonces le llamaban despectivamente, "Pepito". 

El libro muestra las grandezas y también las miserias de tan apasionante mundo, constituye una espléndida reivindicación de la fiesta nacional. Pero, más allá de esto, impresiona cómo un hombre que careció de infancia –o quisiera olvidarla- a causa de una familia desestructurada, sin un espejo donde mirarse, de espaldas a Dios, va descubriendo poco a poco, a través de sus padres adoptivos, su mujer y sus hijas el valor de la familia, de la vida, del amor y a la postre, de Dios, al que recibió por fin cuando hacía tiempo que había tocado la gloria en la tierra y que sin duda evitó que su historia acabase como la de Belmonte.

Imprescindible.

LFU

1 comentario:

Enrique Vega dijo...

Desde luego que la figura de José Miguel Arroyo debe ser un ejemplo a seguir por los jóvenes de hoy. Y la fiesta de los toros es uno de nuestros grandes patrimonios culturales. Gracias por la referencia al libro.