"Mi sueño es el de la patria, el pan y la justicia para todos los españoles, pero especialmente para los que no pueden congraciarse con la patria, porque carecen de pan y de justicia.". JOSÉ ANTONIO
9 de febrero de 2011
El discurso del Rey
Como sucede con los libros que enganchan de verdad, «El Discurso del Rey» es una de esas películas que uno desearía que no acabasen nunca. Confieso que no conocía la historia de las dificultades oratorias de Jorge VI y mucho menos la intrahistoria del proceso de superación de las mismas gracias a los buenos oficios del profesor Lionel Logue.
Geniales los diálogos y excelsa la realización en una cinta que mantiene la tensión del expectador ante la angustiosa impotencia del protagonista para expresarse en público, con planos en los que personajes y espectadores bajan la mirada ante lo embarazoso de la situación.
Impecable la ambientación y la caracterización de los personajes, cabiendo resaltar el contraste entre el sentido de la responsabilidad del Duque de York y la enajenación sentimental del Príncipe de Gales, doblegado a los misteriosos encantos de Wallis Simpson.
Y absolutamente insuperable la actuación de ese gigante polifacético de la pantalla que es Colin Firth –Bardem, mejor que ni aparezcas en la gala de los Oscar- y del gran actor Geoffrey Rush en un papel que le viene como anillo al dedo.
Os dejo a continuación un vínculo en el que podréis ver la comparativa del verdadero discurso y del pronunciado en la película, para apreciar fidelidad con la que el Director ha recreado una historia de superación personal y de sentido del deber, que no debéis perderos.
LFU
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3 comentarios:
Ya puestos a ponerle un defecto a la historia (real): tendría que haberle dado un título al logopeda, como le pidió. Nombrarlo caballero, después de lo que tuvo que aguantarle, fue que que quedarse corto.
Buena reseña.
Los ingleses tienen la suerte de tener ese titulo vitalicio intermedio (el de Sir) que sirve para recompensar los servicios al Imperio por parte de plebeyos, sin necesidad de inventarse títulos nobiliarios con carácter hereditario. El problema es que hoy en día el título de Caballero está bastante devaluado -como el premio nobel- pues se lo han dado a gentes como Elton John, de más que dudosa moralidad.
Pero estoy de acuerdo contigo en que para lo que tuvo que soportar el maestro, bien merecía la recompensa.
Ya se está quedando viejo el chiste, pero cuando salió la película me hacía mucha gracia:
- Oye, ¡Me ha encantado El discurso del Rey!
- Pues a mí me ha parecido un rollo, como todas las Nochebuenas.
(Ejem)
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