Tuve la satisfacción de contemplar cómo el nutrido grupo que nos acompañaba estaba formado por gente sencilla que no hacía más que alabar la obra de Franco. Concretamente recuerdo a tres señoras extremeñas que le agradecían a Franco su colosal obra hidrográfica y la seguridad social, dos de los logros más evidentes del régimen del 18 de julio. Mayor fue mi alegría cuando constaté que el guía que ilustraba la visita dejaba escapar, en su enorme discreción y prudencia, alguna expresión de la que acaso sólo los muy avezados en francología podíamos interpretar como una identificación plena con el Caudillo. Pero todo esto aumentó mi zozobra, pues era evidente que el gobierno no iba a consentir por más tiempo ninguna clase de regocijo nostálgico en un espacio público.
Relaté a mis hijas la emoción que sentí al estrechar la mano del hombre que salvó a España de las garras del comunismo y la situó entre las primeras potencias industriales del mundo. Pude indicarles el sitio que ocupó su abuelo en el Consejo de Ministros y cómo mi recuerdo más nítido de las palabras que me dijo Francisco Franco es el de "sólo te pido una cosa: que seas tan bueno como tu padre".
Finalmente, tras atravesar el pequeño salón y el vestidor con sus uniformes y condecoraciones, la visita acabó con una sonrisa cuando el guía nos hizo ver que la única contribución que Franco hizo al mobiliario que se encontró en el Palacio -que nunca se varió durante cuarenta años salvo el cuarto de baño que se "modernizó" en 1974,- fueron dos horribles flexos de marcada tendencia vanguardista de los 60, que el General pidió para las mesillas de noche, para poder leer mejor en la cama.
Aquí podéis ver la fotografía de una habitación que quizás nunca más pueda ser vista por nadie, porque un gobierno imbécil, cretino y ridículo ha decidido que los españoles no tienen derecho a conocer su historia.
Estoy seguro de que el Fiscal general del Estado ha ordenado ya practicar diligencias por si la actuación de Patrimonio Nacional tiene encaje en los artículos 321 y 322 del Código Penal que trata de los delitos contra el Patrimonio Histórico.....
Como siempre, la oposición se mantendrá silente. No sé que hubiera ocurrido si en vez de hacer esto con las habitaciones de Franco, se les ocurre hacer lo propio con las de Felipe II en El Escorial, aunque en España, amigo, todo es posible.
LFU
4 comentarios:
Formo parte del personal de Patrimonio Nacional y aunque desde hace meses siento auténtica verguenza ajena por las actuaciones que están llevando a cabo a el fin de aniquilar cualquier vestigio de uno de los periodos más prósperos de la Historia de España, las últimos pasos dados en este mismo sentido al impedir que se visiten las que fueran habitaciones del Caudillo, efectivamente me da que pensar que en cualquier momento tendrán que pensar en cerrarár el Palacio Real, y porque no la Plaza de Oriente, ya que durante muchos años no eran pocos los españoles en esta plaza le rendían merecido homenaje.
Reyes
Como empleada de Patrimonio Nacional he venido sentiendo auténtica verguenza ajena, ya que adoro mi trabajo y el lugar en el que lo desarrollo, por las últimas actuaciones que esta institución han ido llevando a cabo en orden a tratar de aniquilar cualquier vestigio de uno de los periodos mas prósperos de la reciente Historia de España. Esta mañana al constatar la última noticia del cierre a la visita de los turistas de las que fueron habitaciones del Caudillo, me ha entrado aunténtica tristeza, y además me da que pensar que cualquier día harán desaparecer el Palacio y la Plaza de Oriente, porque era el lugar en el que muchos españoles durante años le tributaron su más sincera adhesión.
Es increíble que cuando creíamos que ya no cabían más tontos en España, siguen brotando como setas.
Como decía aquel: Cada día que amanece, un tonto nuevo aparece.
Cuidado no te manden a la policía del pensamiento a borrarte tus recuerdos que no son acordes con los legalmente establecidos...
Un abrazo.
Una lamentable y desagradable noticia que debería hacernos reflexionar en el daño que está haciendo a nuestro país el gobierno del infame de La Moncloa. A los ciudadanos de un país como España no se les puede negar el derecho de conocer su propia Historia, por más que no le guste parte de ella al gobernante de turno. Es una medida arbitraria e injusta, propia de un gobierno incompetente y sectareo.
¡Arriba España!
Saludos, LFU.
Un abrazo.
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