Mohamed VI ha demostrado, durante este mes de agosto, ser un avezado discípulo de su padre Hassan II. Éste aprovechó la extrema debilidad de España en plena agonía de Francisco Franco y su buena relación con Estados Unidos para hacerse con el Sahara español en pocos meses. Su hijo, aprovecha la lamentable debilidad de España bajo el gobierno de Rodríguez Zapatero y su desastrosa política de alianzas internacionales para hacer algo de ruido en Melilla y obtener titulares en los medios de comunicación del mundo entero.
Melilla y Ceuta con España, cuatrocientos cincuenta años antes de que existiese el artificial reino de Marruecos. Los melillenses, en un 99,99% quieren seguir siendo españoles y el 99,99% de los marroquíes de las poblaciones que circundan tan queridas plazas españolas, también quieren que Ceuta y Melilla sigan siendo España, por obvias razones económicas.
La defensa de dichas plazas requiere firmeza y determinación, algo que brilla por su ausencia en el gabinete del infame y también una posición respetable en la escena internacional. No pueden hacerse distingos entre provincias españolas, porque eso es dar munición a nuestros enemigos. El Presidente del Gobierno debería visitar de inmediato Ceuta y Melilla y también deberían hacerlo de nuevo los Reyes llevando un mensaje de fortaleza y solidaridad de todos los españoles.
Aznar no dudó en emplear la fuerza en Perejil, entre otras cosas, porque sabía que Bush le respaldaba. Es muy dudoso que un débil e inutil gobernante como el que padecemos tratase de usar la fuerza en un caso parecido, ya que posiblemente sólo Chavez, Morales y Castro acudirían en su ayuda. Pero no deberíamos olvidar que Marruecos, hoy como en 1975 sigue siendo aliado de Estados Unidos, al servir de freno al islamismo radical. Es precisamente esta fuerza y la extrema debilidad de España en el plano internacional los factores que ponen en peligro la españolidad de Ceuta y Melilla.
LFU