13 de abril de 2010

Aquelarre por Garzón en la Complutense

(fotografía tomada de Libertad Digital)

Retomando el hilo de mi anterior entrada, muy difícil se lo están poniendo a los magistrados del Supremo para modificar su criterio tras la vergonzosa mascarada protagonizada hoy por los sindicatos apesebrados UGT y CCOO y lo más granado de la izquierda sectaria y guerracivilista, encabezada por el patético Carlos Jiménez-Villarejo quien, entre otras barbaridades difícilmente igualables, acusó al Tribunal Supremo de ser el órgano de expresión del nuevo fascismo español, de complicidad con la tortura y de favorecer la delincuencia organizada, llegando a afirmar en el éxtasis de su intervención que "es incompatible con la democracia que se puedan aceptar querellas de partidos de extrema derecha" (sic). ¡Y el señor fiscal se ha quedado tan ancho!

Desconocía que el tío de la Trini padeciera trastornos psicológicos tan pronunciados, pero sus familiares deberían procurar reservarle para mejor ocasión, evitando sus desvaríos totalitarios con tanta publicidad.

De los sindicatos, ¡qué vamos a decir a estas alturas! Cuatro millones y medio de parados y se convierten en paladines del nefasto juez, como si su inocencia estuviera entre las principales preocupaciones de los que están pasando hambre y necesidad. Hace falta ser golfos.

La escenografía no podía ser más patética. Gritos de ¡No pasarán!, banderas de la Segunda República y añoranzas de la Escuadrilla del Amanecer, García Atadell, Carrillo y la Checa de Fomento. Sólo faltó que salieran de allí desfilando a tomar la Acorazada Brunete. Y atención al retrato de Garzón a lápiz de diez por cinco metros, con estilo de cartel de guerra de la CNT de los años 30, que pronto nos hartaremos de ver serigrafiados en camisetas, que lo del Ché está ya un poco demodé.

Y es que la cabra siempre tira al monte. El acto de esta mañana es la demostración más palpable del carácter totalitario, antidemocrático y sectario de la izquierda de España. Jamás en los últimos 35 años se ha producido un ataque más frontal, una presión más revolucionaria contra el Poder Judicial. La izquierda, esta izquierda jacobina y cainita, sólo quiere la democracia para lo que le interesa, pero no puede evitar que se le note su ramalazo estalinista que hoy, de nuevo, ha vuelto a reverdecer entre los muros de una Ciudad Universitaria que hoy se ha llenado de cieno, de ridículo y de vergüenza.

LFU

3 comentarios:

  1. Y yo me pregunto: ¿Era esta la democracia que D. Juan Carlos I quería para su pueblo? ¿Para esto desmanteló el régimen franquista, para tener nosotros (los que afortunadamente no congeniamos políticamente con esta gentuza sociata y roja) que soportar la prepotencia canalla de la izquierda y el revanchismo más mezquino y excluyente? La situación política en España está tomando una dirección peligrosa para la democracia que es la intolerancia de la izquierda española, que deriva hacia el stalinismo soviético. Encima controlan gran parte de los medios de comunicación, con lo cual intoxican al pueblo español con su propaganda. Pero afortunadamente, en España, todavía quedamos gente que discrepa con ellos y no nos duelen prendas. Mi apoyo moral para Falange Española.
    Un saludo, Don César Utrera.
    ¡Arriba España!

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  2. Se lo dare a mi hermano de su parte. Muchas gracias y Arriba siempre

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  3. Todo, absolutamente todo es repugnante, pero algo que me hace retirar la vista es la imagen de la bandera tricolor. Republicana o monárquica nuestra bandera es roja y gualda, porque representa a ESPAÑA independientemente de la forma de gobierno que se imponga.

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