2 de febrero de 2010
¡A MÍ LA LEGIÓN! Por José Utrera Molina
(A continuación reproduzco el Artículo publicado hoy en ABC)
CREO que hubiese incurrido en una incuestionable cobardía si hubiese permanecido en silencio ante la última consecuencia de la mal llamada Memoria Histórica, que ha tenido su concreción en el injusto derribo de la estatua dedicada al teniente general Millán Astray.
Arrancar una página de la historia de España que contiene y refiere el heroísmo sin límite de un soldado español, echar abajo un símbolo de una categoría histórica indudable que representa el más formidable sentido del valor, la más alta prueba de gallardía, el más sublime heroísmo, la más completa y fecunda abnegación, me parece no un error ni siquiera un disparate inconfesable. Estimo que se trata de un alevoso crimen contra la identidad de nuestra tradición militar, contra el ejemplo de alguien que supo aceptar el sufrimiento sin protesta alguna y que llevó hasta sus límites más altos el sentido de la milicia.
¿Se pretende borrar de los anales de la historia todo vestigio de dignidad? ¿Qué se intenta, mancillar los nombres más ilustres de nuestro acontecer nacional? Esta vandálica invasión del Gobierno socialista, esta apoyatura indiscutible de todo lo que significa destrucción de valores esenciales, no puede permanecer indiferente ante los que creemos en valores superiores, en el culto al espíritu y en la estimación verdadera de méritos que constituyen las pruebas más altas del honor.
Vivimos un tiempo en el que corremos el riesgo de avergonzarnos de pertenecer a una Nación gloriosa y antigua como ha sido España. Nos duele la resignación, nos hiere el silencio, nos destroza la indiferencia, nos mancha el olvido. Creemos firmemente que no hay nación en el mundo que pueda ofrecer un palmarés de acciones extraordinarias como puede representar España. Concretamente a mí me duele esta trágica expoliación de virtudes esenciales, este asesinato de nuestras tradiciones, esa labor que pisotea la sangre de nuestros muertos, la señal de nuestros heridos, el holocausto de tantos y tantos soldados anónimos que dieron su vida porque España pudiera tener en la Historia un sitio de insobornable dignidad. Confieso que pocas acciones políticas me han afectado tan directamente como ésta que acontece para mayor escarnio en tierras gallegas, donde nació este ilustre soldado. ¿Es que no hay una voz disidente, un grito indignado, una protesta justificada ante tamaño desafuero?
No solamente me duele este silencio, me repugna esta increíble complicidad de los obligados, también, a alzar la voz. Yo al menos, en mi insignificancia, carente de representación política alguna, jubilado por la edad, pero no derrotado en la esperanza, clamo contra esta monstruosa injusticia. Creo que tranquilizo mi conciencia describiendo mis sentimientos. Pienso que no podría conciliar el sueño si permaneciera callado ante esa incalificable fechoría. Hace unos años, la Legión española me distinguió con la única condecoración que verdaderamente he ostentado durante todos estos años con pleno orgullo, al nombrarme cabo honorario. Hago honor a esta distinción y saludo ante su tumba con gesto legionario a quien ha sido un héroe excepcional y un ejemplo para las futuras generaciones. Al grito legionario ¡a mí la Legión!, acudo. Aquí estoy, mi general.
JOSÉ UTRERA MOLINA
Amén.
ResponderEliminarSabias y bellas palabras en una nueva demostración de tu padre de su nobleza y dignidad.
Que se retiren simbolos o estatuas de gente que lo dió todo por España y se mantengan en pie las de Nuevos ministerios dedicadas a 2antiespañoles comunistas me repugna.
ResponderEliminarMuchas gracias a usted por su comentario y enhorabuena por su magnífico blog que no conocía.
ResponderEliminarClamamos en el desierto pero hay que decirlo y dejar testimonio y homenaje a los que han servido a España. Primero se borra la memoria escrita para cambiarla por prejuicios y eslóganes, luego se van tirando estatuas, se van cambiando las calles y se termina como en “1984” de Orwell. “La libertad es poder decir que 2+2 son 4”, y no algo relativo y a medida de las clases dirigentes como nos cuentan ahora.
En fin, un abrazo para usted y para toda la familia.
Mis más sinceras felicitaciones por el artículo.
ResponderEliminarUn abrazo desde Barcelona,
Fco Javier
Mis felicitaciones a tu Padre. Como siempre, brillante y con una honestidad que ahora, desgraciadamente, no es común.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo a los dos.
Muchas gracias a todos, en su nombre. Un abrazo
ResponderEliminarEl general Millán-Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán-Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor."
ResponderEliminar"¡Viva la muerte! ¡Muera la inteligencia!"
Y yo digo:¡A mi la inteligencia!
A mi último interlucutor: Efectivamente, Millán Astray era un inválido. Lo era por haber arriesgado su vida por la patria con un valor y una entrega sin igual. Pero ello no le resta un ápice a su grandeza espiritual ni a su méritos, sino todo lo contrario. Fue un militar mucho más preparado de lo que popularmente se dice y la anécdota de Unamuno se ha utilizasdo ad nauseam sacándola de contexto para ridiculizarla. La última parte de tu comentario es una majadería a la que renuncio a contestar.
ResponderEliminarNo cabe ninguna duda de que el Teniente General Millán Astray era todo un señor, abnegado en el cumplimiento de su deber. No se merece el desprecio que la chusma socialista le hace. Quieren falsear y cambiar la historia para manipular al noble pueblo español y perpetuarse en el poder. Está claro que la chusma socialista no le llega ni a la altura de lo que hizo en bien de España el Señor Millán Astray, ni por supuesto, a la altura de lo que hizo también por el bien de España Don José Utrera Molina, todo un señor y un caballero que admiro profundamente por ser fiel y coherente con sus ideas.
ResponderEliminarNo se preocupen, Don José Utrera y Don César Utrera, que no están solos ni predican en el desierto. Como nosotros también piensan muchos en este país, pero no se deciden a manifestarlo, por desgracia. A mí, afortunadamente, no me sucede esto, soy valiente en manifestarme contrario a lo que está haciendo esta chusma socialista, sobre todo porque la actitud valiente de Don José Utrera me ha hecho tener confianza en mis ideas y poder manifestarlas, cosa que le agradezco sinceramente.
Un saludo para Don José Utrera y para Don César Utrera, si leen este comentario.