Como dice Enrique García-Máiquez, a menudo mis mejores artículos los escriben otros. He aquí uno de ellos, escrito sin complejos, por alguien que sabe muy bien lo que dice. Podéis leerlo también en su blog.
"Destacan dos cosas en el reciente Mensaje del Rey: primero, el empequeñecimiento y arrinconamiento de la imagen cristiana; segundo: el catálogo de fracasos y carencias de la nación, resumidos, en sus causas, en la falta de unidad y la desaparición del estado.
Se echa de menos, por lo tanto, explicar el porqué de la derrota del símbolo de la Fe común, y la incoherente reclamación de unidad política. Esto no ha podido pasarle por alto a Su Majestad, porque es muy evidente.
El estado, al frente del cual se encuentra La Corona, para que haya sido posible ha exigido un olvido flagrante de solemnes juramentos y que los fijosdalgos de esta nueva Santa Gadea hayan consentido en ello. La alegada necesidad de incorporación a la democracia tenía otros caminos, que ni siquiera se propusieron y explicaron, pero que, en aras del bien común, se pasaron por alto en un vidrioso proceso de renuncias, traiciones y condenas del buen español que fue Franco.
En esta situación es lógico que la Monarquía se vea muy vulnerable, porque cedió ante unas exigencias minoritarias que, puestas en práctica, han conducido a un rechazo radical por los débiles exigentes y al enfrentamiento partidario, basado en falsas ideologías y ambiciones totalitarias y rupturistas.
Este es un modestísimo y brevisimo Mensaje Ciudadano de Respuesta al Mensaje Real de Nochebuena
Rafael Ruiz Gallardón"
No se puede decir más con menos
LFU
2 comentarios:
"La alegada necesidad de incorporación a la democracia tenía otros caminos"
De acuerdo, pero, ¿cuáles?
Feliz Año Nuevo.
La respuesta a tu pregunta requiere café copa y puro en el Hotel Inglaterra, por ejemplo. Soy de los que piensa que el régiimen del 18 de julio desperdició una oportunidad histórica de desarrollar y poner en práctica un sistema representativo alternativo a la partitocracia, definida por Gonzalo Fernández de la Mora como «una oligarquía arbitrada periódicamente por un censo electoral de entidad variable»; «los aparatos de los partidos monopolizan la elaboración de las candidaturas y, por tanto, dictan la reducida lista de personas que pueden ser votadas». Pero dejando aparte la democracia orgánica que pudo y debió ser una realidad, lo cierto y verdad es que los padres de la Constitución erraron gravemente al diseñar un sistema político que implicaba el debilitamiento del estado y de la unidad nacional frente a los entes periféricos a través de dos vías fundamentales: el vaciamiento de competencias claves como la educación y el sistema electoral proporcional que ha multiplicado exponencialmente el poder de las fuerzas nacionalistas. La transición española es el resultado de demasiadas prisas, mucha ambición (Suárez) escasa reflexión y muchos rencores acumulados (véase Torcuato). Hace unas semanas, uno de los padres de la Constitución me reconocía que cometieron muchos y graves errores aunque no era una situación fácil. Lo entiendo, pero nunca debió ceder el Estado tantas competencias a las autonomías, reforzando las fuerzas centrífugas que hoy amenazan seriamente con la desintegración nacional. Pudo y debió hacerse una transición más ordenada, controlada y pausada desde el poder heredado de Franco, previendo las consecuencias de unas decisiones que sólo algunos atisbaon entonces y por ello fueron calificados de profetas de la catástrofe. La presión de la CE era importante, pero la situación de España con el acuerdo preferencial era ciertamente ventajosa. En fín, política ficción, si quieres, pero creo que sobraron prisas y faltó serenidad, algo muy necesario para prever un resultado que se me antoja manifiestamente mejorable.
Muy feliz año nuevo en la confianza de que esta primavera podamos vernos por fín, en Sevilla. Por cierto aquí van unos versos del inefable Antonio Lopera:
El que ha nacido en España
y no ha visto Sevilla en primavera
es un pobre desgraciado
que no importa que se muera
Te abraza
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