La solución no es el endurecimiento de la ley del menor, ni la reforma del Código penal, aunque esto tampoco pueda demorarse. Son sólo parches que intentan vendernos como soluciones, cuando el problema es mucho mayor y se encuentra en el modelo de sociedad que se nos ha impuesto desde la visión progre-materialista de la realidad.
Siempre será más cómodo endurecer las penas para los menores que embridar a los mayores y ponerles frente a la cruda realidad de un modelo de vida que aboca al desastre a las nuevas generaciones. Los datos son escalofriantes: el 34% de los estudiantes andaluces no acaban el bachillerato. ¿Cuál es la solución que se lo ocurre al mameluco de Chaves? Pagar a los estudiantes que continúen sus estudios. Esto es así, por increíble que parezca.
No puede pretenderse que la juventud sea modélica cuando la sociedad que les sirve de modelo está podrida. Se ha desterrado la disciplina de las aulas y de los hogares; se ha abandonado la cultura del esfuerzo sustituyéndola por la del subsidio y el-pase- usted-con-cuatro-suspensos-que-no-pasa-nada; se ha extirpado la religión sustituyéndola por la ideología de género y se fomenta por doquier la deshumanización del sexo a base de repartir preservativos para “coronar rollos”.
Los mensajes que se transmiten por los medios de comunicación son, además, muy poco edificantes, cuando no totalmente destructivos (me viene a la cabeza el anuncio de Ondacero por las mañanas "si tu vida sexual está bien lo demás no importa". ¡Y qué decir de Internet, donde los mayores peligros están al alcance de un ratón!. Pero, ¿Cuántos padres controlan los programas que ven sus hijos? ¿Alguien se ha parado a pensar en la nocividad que para un niño sin capacidad de discernimiento tienen los dibujos animados del estilo Los Simpson, pensados y escritos para adultos? ¿Cuántos limitan y controlan el uso de Internet?, ¿cuántos se preocupan de dónde, con quién, cómo y a qué hora están sus hijos?.
Ya sé que es un verdadero incordio establecer continuamente reglas para los niños, ponerles limitaciones y cortapisas, hablarles seriamente de los peligros que les rodean, exigirles respeto a los mayores y a los demás y corregirles de vez en cuando con algún que otro cachete que escueza cuando deciden explorar las consecuencias de su rebeldía. Pero ellos lo necesitan porque constituyen su propia seguridad y su bagaje para el futuro.
La sociedad necesita enfrentarse con dramas como los de las dos últimas violaciones de menores por menores, para mirarse al espejo y ver el resultado del experimento. La solución no está en llenar las cárceles de niños de catorce años (aunque como parche resulte aconsejable), sino en procurar que a los que hoy tienen cuatro, nunca se les pase por la cabeza cometer semejantes monstruosidades.
LFU
Amigo, ¿y en qué sistema vivimos en occidente desde Cristo?, no será por un casual el capitalista, de mercado, liberal, póngale el nombre que quiera, el que defiende también la Iglesía. Entonces amigo..qué queremos.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
No creo que la crisis de valores de la sociedad actual sea un producto del sistema capitalista, sin más bien de la socialdemocracia y del nefasto 68. La sociedad española de los años 60y 70 estaba mejor equipada moral y culturalmente, entre otras cosas, porque la educación no se utilizaba como arma política al servicio de los partidos y la dura posguerra fue una escuela de sacrificios y renuncias para una sociedad que salió de la autocracia al capitalismo logrando cotas de desarrollo desconocidas hasta entonces.
ResponderEliminarPor otro lado, debo matizar que la Doctrina Social de la Iglesia no defiende el sistema liberal capitalista.
Un saludo
La doctrina social de la Iglesia, me dice, pero y la jerquía, que es la que rige, o no. Usted sabe cual es el esqueleto, el sistema productivsta y consumista impuesto por el sistema, mas allá de revueltas y gobiernos locales, lo que pasa que es un contradicción o cinismo que llevan y le es insoportable. Es que esto es de todo el mundo desarrollado, amigo, no solo de un terruñoi llamado España.
ResponderEliminarEstupendísimo artículo, enhorabuena. Y qué bien que te lea gente como el Sr. Ramoni, enriquece el blog y a lo mejor se le pega algo.
ResponderEliminarGracias Dal. Sería una lástima que sólo nos leyeran los afines.
ResponderEliminarEn cuanto al Sr. Ramoní, no me consuela, aunque me preocupe, la gobalización del mal. En otras ocasiones más gloriosas, España ha dado lecciones al mundo y debemos empezar por nosotros mismos. Francia se ha dado cuenta antes que nosotros de la crisis del sistema educativo y de valores y ya se ha empezado, por ejemplo, a recuperar la disciplina en las aulas, dotar de autoridad jurídica a los docentes y a exigir respeto a los símbolos nacionales. Su problema fundamental es la hipoteca laicista que arrastra de la revolución francesa, auténtico lastre cuando se trata de combatir una creciente islamización de alguna de sus ciudades. El cristianismo ha sido siempre la religión de la libertad porque es la que mejor defiende el respeto a la dignidad profunda del ser humano.
¿El cristianismo la religión de la libertad? Desde luego que no eel cristianismo de la Iglesia Católica con su pasado de inquisición. Volvemos a lo mismo amgigo, a la raiz, que no es eso sustancialmente, que es el sistema económico al que ustedes no atacan, con una crisis dándole en las narices. También es bueno que el Dal lea a Ramoní para que también se le pegue algo.
ResponderEliminarEspero con fruicción la réplica de DAL a la alusión inquisitorial. Sin embargo, pretender, estimado Ramón, juzgar con parámetros del siglo XXI una institución del siglo XVI, me parece un despropósito. Es deber de los que se acercan a la historia tratar de entender el contexto social en el que se produce el acontecimiento que se analiza y la inquisición en España -mucho más suave, pero más conocida, que la francesa- fue sin duda beneficiosa no sólo para frenar el protestantismo, sino para fortalecer la unidad de España. Que se cometieron excesos e injusticias, ¡qué duda cabe!. Lo cierto es que los testimonios de aquella época no traslucen alarma social, ya que era una institución perfectamente aceptada.
ResponderEliminarEn cualquier caso, creio que nos estamos yendo a otro terreno que no es el de la entrada. No parece justo ni equitativo culpar a la Iglesia de esta situación, ni tampoco de los excesos del Capitalismo, c ontundentemente condenados, nuevamente, en la reciente encíclica Caritas in Veritate, cuya lectura te recomiendo vivamente.
Transcribo: "y en qué sistema vivimos en occidente desde Cristo?, no será por un casual el capitalista, de mercado, liberal, póngale el nombre que quiera, el que defiende también la Iglesía".
ResponderEliminarSr. Ramoní, encantado de leerle y de que se me pegue algo de lo bueno que seguro que tiene, como todo el mundo. Lo que desde luego no es bueno es el cacao mental que acredita con frases como la transcrita.
Se puede odiar a Cristo, a la Iglesia y al cristianismo, ejemplos ha habido y habrá hasta el final de los tiempos. Se puede también odiar al capitalismo y al sistema liberal (por cierto, ahí tendríamos usted y yo algunos puntos de encuentro, aunque en mi caso sin odio). Lo que no resulta de recibo ni cronológica ni seriamente es tratar de vincular unos y otros. El capitalismo y el sistema liberal son mucho más jóvenes y más caducos que el cristianismo, que tiene al menos 1500 años más.
Dios le guarde.
DAL
Buenas replicas LFU y DAL. Un saludo. CUMG.
ResponderEliminarSeñor Dal, quizás yo me haya expresado mal o usted no me haya entendido, marco la época de Cristo simplemente como cronología, obviamente nada tiene ver Cristo con el supuesto libre mercado, que es anterior y que por cierto es el menos libre y más cínico, verdad que lo estamos viendo en estos días, cómo acude al bolsillo de los trabajadores llorando para remediar sus intrínsecas tropelías, que no excesos, pues está viciado de raíz y es la fuente de los males que padecemos.. Yo soy cristiano y católico, amigo. Yo no odio, denuncio, cuando así lo creo oportuno, a un sector de una institución, en este caso La Iglesia Católica, que tiene en su jerarquía y amplios sectores, aunque cierto, no todos, poco de cristiana. Y lo dicen grandes teólogos y muchísimo pueblo creyente.
ResponderEliminarQue Dios le guarde también.
Ignoro qué "grandes teólogos" hayan podido culpar a la Iglesia de los excesos del capitalismo. En cualquier caso, prefiero el capitalismo que a su reacción, el socialismo marxista cuyas terribles consecuencias aún se dejan notar en gran parte de Europa y en parte de Hispanoamérica.
ResponderEliminarEn cualquuier caso, gracias por participar y que Dios le ilumine.
Muy de acuerdo con el artículo.
ResponderEliminarPidiendo perdón por la autocita, dejo la dirección del mío sobre el mismo asunto.
Saludos.
http://blogs.andalunet.com/gonzalo/2009/07/20/educacion-y-ley-del-menor/