Por mucho empeño que ponga la izquierda en falsificar la Historia y la derecha en ponerse de perfil -y a veces de rodillas- para huir de “hipotecas” del pasado, la verdad siempre acabará abriéndose paso frente a la mentira.
El 18 de julio de 1936 no se produjo en España un golpe de Estado al estilo decimonónico nacido de la voluntad caprichosa de cuatro generales. La legitimidad del alzamiento deriva precisamente de la ilegitimidad de ejercicio de los poderes públicos de la Segunda República que subvirtieron el orden público con un claro e imparable propósito revolucionario que se inició con el golpe de Estado de la izquierda contra el gobierno radical-cedista en octubre del año 1934.
El desorden y el caos reinante en la España de 1936 a raíz del triunfo de las Fuerzas del Frente Popular en las elecciones de febrero, cuyos líderes –hoy honrados indecentemente en toda España- hacían llamadas abiertas a la revolución marxista, y a la dictadura del proletariado (Largo Caballero dixit); los atropellos y la salvaje persecución religiosa alentada desde el propio Komintern; el secuestro y persecución de la prensa hostil y el encarcelamiento (José Antonio) y asesinato (Calvo Sotelo) de dirigentes de la oposición, convirtieron en legítima defensa el pronunciamiento que hoy hace setenta y tres años se inició en las plazas españolas del norte de África y se extendió como la pólvora por el resto de la Nación.
Y para que nadie pueda tacharme de sectario, quiero reproducir aquí las palabras de uno de los socialistas más honestos que tuvo la II República, con quien faltó –todo hay que decirlo- generosidad por parte de los vencedores: Julián Besteiro, responsable del Consejo de Defensa de Madrid. En un memorándum privado, que, reprodujo el diario ABC en su número del 1 de abril de 1963, Besteiro explica en unas pocas pero significativas palabras toda la guerra, desde su gestación (J.M. Martínez Bande, los cien últimos días de la República, Caralt, Barcelona, 1973, Pág. 165):
“La verdad real: estamos derrotados por nuestras propias culpas: estamos derrotados nacionalmente por habernos dejado arrastrar a la línea bolchevique, que es la aberración política más grande que han conocido quizás los siglos... La reacción contra ese error de la República de dejarse arrastrar a la línea bolchevique la representan genuinamente, sean los que fueran sus defectos, los nacionalistas (es decir, el bando llamado “Nacional”, capitaneado por Franco), que se han batido en su gran cruzada anti-Komitern.”
Pese a todo, la verdad es que hoy, setenta y tres años después, merced al odio de Zapatero y a la anuencia de una derecha acomplejada de su propio pasado, España rinde público homenaje en sus calles a los bolcheviques y olvida y expulsa a los que la salvaron del caos, de la barbarie y de la sinrazón.
Pero la mentira no durará para siempre.
LFU
7 comentarios:
Desde marzo del 2004 vivimos en Estado de Golpe con España pasto de los puercos. Y todos tan felices. ¡Que ocasión de callarse perdió Churchill cuando dijo aquella ingeniosidad sobre la democracia!
Como decía Aristóteles, cuando la plebe gobierna la democracia, ésta degenera en tiranía. Y, como muy bien dices, todos tan contentos con el infame como tirano. Nunca nos hemos visto en otra igual
Ya, pero el sufragio censitario está mal visto, auqnue sería una solución. Difícil de parametrizar y explicar, por otra parte
A.J.M.
Pues entonces, querido amigo, no queda sino batirnos...y confiar en la Divina Providencia
O esperar a que de repente nos dé un aire en todo el territorio que despierte las adormecidas neuronas de varios millones de votantes...
O esperar a que la única oposición que hay no sea tan sumamente mala...
O largarnos a otro lado...
O pasar de todo, porque no hay nada que hacer, porque ese viento de cambio no va a llegar y porque no es Nueva Zelanda el país donde más borregos hay del mundo
Por el momento, vayámonos de vacaciones y dejemos de pensar en ellos, por unos días.....
Feliz verano Para Helena y para tí
Igualmente para Paloma y para tí.
Un fuerte abrazo
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