28 de mayo de 2009

Garzón y el Auto del Supremo


Por ahora tan sólo es una admisión a trámite, pero cualquier jurista sabe que no es moco de pavo. Si además nos tomamos la molestia de leer el Auto, dictado por unanimidad de los Magistrados, todo parece indicar que ésta vez va en serio y que Baltasar debe estar algo preocupado. Ahora está por ver que el Tribunal Supremo aguante el tirón y acabe de una vez con la inexplicable –o muy explicable- impunidad de la que ha gozado hasta ahora este nefasto juez que ha deshonrado tan noble profesión pasándose por el arco del triunfo el ordenamiento jurídico, cuando no pasa ni media a cualquier letrado que se acerca a impetrar justicia.

La maquinaria de la izquierda y ultraizquierda no ha tardado mucho en poner en marcha una campaña de descalificación del querellante a quien se acusa del crimen nefando de ser “ultraderechista”, para intentar cazar al cazador, pero lo que se ha de enjuiciar no es al querellante sino a una actuación clamorosamente ilegal de un magistrado cuya soberbia y afán de protagonismo mediático, unida a su incompetencia profesional podrían empezar a pasarle factura.

Por el momento le han amargado la final de la “champions”. Y ya puestos, no dejaría de tener su gracia que al final, Franco, como el Cid en Valencia, ganara esta batalla a los treinta y cinco años de una muerte recientemente certificada.

LFU

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