Aunque de un tiempo a e esta parte -y por exigencias de higiene mental- he decidido restringir al máximo mi exposición a la bazofia televisiva emitida por emisoras públicas y privadas, no he podido evitar, por estar en boca de todos, la contemplación del anuncio del Ministerio de Sanidad sobre el uso de los preservativos, campaña sufragada por todos y a la que auguro muy nefastos resultados.
Primero, porque los jóvenes –como bien argumentaba García-Maiquez el otro día- no necesitan que se les hable en hip hop para entender lo que se les quiere decir, como los niños no necesitan -sino todo lo contrario- que sus padres se dediquen a hablarles en su lenguaje primario del gu-gu-tata pues así difícilmente progresarían. ¿O acaso se pretende que los catedráticos y profesores universitarios estén obligados a bailar en las clases para captar la atención de sus imberbes alumnos?. Por otro lado, no hay que ser especialmente avispado para saber que no todos los jóvenes, ni mucho menos, utilizan el lenguaje de ese anuncio en sus conversaciones cotidianas, por lo que éstos no se sentirán aludidos por el mismo. Desde estos puntos de vista, el anuncio es patético y seguramente será tachado de ridículo por los mismos jóvenes a quienes pretende ir destinado.
Segundo, porque el mensaje que subyace al anuncio es que aquí vale todo con tal de ponerse un condón. El hedonismo, la permisividad y el fomento de la promiscuidad se aceptan como hechos consumados y, en lugar de tratar de educar en valores, se busca únicamente poner parches o gomas que traten de evitar sus nefastas consecuencias, olvidando que en un mundo donde prima la permisividad y el hedonismo, no hay reglas que valgan y los más osados serán quienes “prevalezcan”.
Resulta paradójico que, considerando el éxito que han tenido las campañas publicitarias sobre los accidentes de tráfico, no se haya pensado en utilizar la misma técnica en este caso: Llamar a la responsabilidad. Los jóvenes necesitan referentes, en lugar de parches. Necesitan aldabonazos que les hagan madurar y enfrentarse con una realidad tangible alejada de tópicos y lugares comunes. Necesitan ver de frente los problemas de la vida para aprender a solucionarlos.
Necesitan ver la imagen de una niña de 14 años embarazada, la imagen de un feto triturado y el drama de unos padres atribulados y de familias destrozadas. Necesitan ver la imagen de una niña que alterna los deberes del colegio con el biberón de la noche, las consecuencias de las enfermedades infecciosas... Esa es la verdadera realidad que les rodea y no la desenfadada y evasiva atmósfera que se desprende del maldito anuncio.
Esta es la consecuencia de haber hecho dejación de una educación en valores y de una visión integral y humanista de la sexualidad, tan degradada hoy por un materialismo insensato.
Pronto se verán sus resultados en forma de más abortos y aquí, como siempre, no pasará nada.
LFU
4 comentarios:
Muchísimas gracias por el enlace. Estupenda entrada y muy bien traído el ejemplo de las campañas de tráfico.
Gracias a ti. La tuya tambien lo es.
Acertadísima tu entrada de hoy, enhorabuena. Qué utilicen nuestro dinero para generar esa basura, me parece un delito. Como me decía ayer una humilde trabajadora del palacio, esta no es la España que yo quiero!!!!!!!!!
Es de un mal gusto que hiere cualquier sensibilidad, claro que para eso hay que tenerla. Es estúpido en su forma y fondo, y como bien dices seran jovenes, más o menos liberados en lo sexual pero idiotas a lo mejor no. Y por último lo mas importante, no identifiquemos a nuestros adolescentes con lo que pretenden hacernos ver que son. De ninguna manera. Hay gente joven llena de valores, de principio, de ilusiones a la largo plazo, de ganas de contribuir con esta humanidad. No, esa no es la adolescencia que yo conozco y de la que disfruto viendo como se superan.
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