Fuentes bien informadas me confirman que la fiscal Barrero -que salió ha poco del anonimato como belenicida- no acudió a su puesto de trabajo en la fiscalía el día de Navidad. Se ignora la razón de su ausencia. Lo que parece seguro es que nada estaba celebrando, por lo que la natural coherencia hubiera exigido una conducta consecuente con su actuación iconoclasta anterior. Está muy mal eso de poner a caldo una fiesta cuando te invitan y acudir a ella después como si nada. Es escasamente decoroso.
Pero para que vea Doña Pilar Barrero la esterilidad de su odio invalidante, le confesaré que el día de Navidad recé por ella y las gentes que, como ella, se ofenden con la presencia del niño Dios. Eso es lo que me exige mi amor, un amor que nace de la fe y que es muchísimo más fuerte que su odio.
Un abrazo y feliz año a todos.
LFU
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