Somos legión los que lo hemos entonado, con emoción, desde hace setenta y dos años, pero pocos los que conocen la historia de los orígenes del himno de la Falange, que tomaría el nombre del principio de la primera estrofa: "Cara al Sol".
Su letra, que nos habla de amor y de guerra; de rosas, primaveras y amaneceres, fue un primer reflejo de la "poesía que promete" de la que hablaba José Antonio en su limpio, fresco y emocionante discurso del Teatro de la Comedia, que venía a servir de contrapunto a la áspera dureza de los himnos y canciones de sus adversarios.
La necesidad de contar con un himno propio rondaba la mente de José Antonio desde poco después de la fundación de la Falange. Pero la primera referencia a su imperiosa necesidad la encontramos a la salida de un multitudinario mitin en el Cine Madrid, que tuvo lugar el 17 de noviembre de 1935, al que habían acudido 12.000 falangistas, cuando Francisco Bravo, jefe de la falange salmantina, comentó con José Antonio la necesidad de contar con un himno para poder cantarlo al final de los actos del movimiento.
Pocas semanas después, el 2 de diciembre de 1935, tras asistir al estreno en el cine de la película francesa "La bandera" protagonizada por Jean Gabin y que ensalzaba los valores de la Legión Española, se reunieron en casa de Marichu de la Mora José Antonio, Rafael Sánchez Mazas, Dionisio Ridruejo y José María Alfaro. Al término de dicha reunión, José Antonio comentó a los demás que al día siguiente los esperaba en la Cueva del "Or kompon" para redactar la letra del himno de la Falange, cuya música había compuesto el maestro vasco Juan Tellería con el título de "Amanecer". "Si falta alguno –dijo socarrón a los reunidos- mandaré que se le administre ricino."
Or Kompon era un restaurante vasco que estaba en la calle de Miguel Moya en Madrid que Foxá describe así en "Madrid de Corte a Checa": "era una especie de cueva vasca, con acuarelas de Guipúzcoa en los zócalos. Carros de bueyes rojos, con la lana sobre el testuz, caseros de boina, frontones, maizales y curas con paraguas, bajo los cielos plomizos de Loyola".
Al día siguiente, se reunieron en el restaurante José María Alfaro, Agustín de Foxá, Pedro Mourlane Michelena, Dionisio Ridruejo, Agustín Aznar, Rafael Sánchez Mazas, el Marqués de Bolarque y José Antonio, en unión del Maestro Tellería. A la puerta del local quedaron montando guardia, Luis Aguilar y Agustín Aznar, Jefe de Milicias de la Falange, según Foxá, para que no saliese ninguno hasta que el himno estuviese terminado.
Tellería se puso al piano e interpretó la música que había compuesto para servir de inspiración al plantel de poetas reunido en torno de la mesa. José Antonio dio la pauta de lo que quería: "Tiene que ser un himno sencillo. Una canción alegre, exenta de odio, pero a la vez de guerra y de amor. En la primera parte debe hablarse de la novia, después de decir que no importa la muerte, haciendo alusión a la Guardia eterna de las estrellas, y luego algo sobre la Victoria y la Paz.". José Antonio leyó los versos que traía compuestos:
"Traerán prendidas cinco rosas, las flechas de mi haz".
Foxá, José Antonio y Alfaro redactaron la primera estrofa
Cara al sol, con la camisa nueva
que tú bordaste en rojo ayer
me hallará la muerte si me lleva
y no te vuelvo a ver.
Foxá se ocupó igualmente de la segunda estrofa que no quedaría como la conocemos hasta el día siguiente.
"Formaré junto a los compañeros
que hacen guardia sobre los luceros
impasible el ademán
y están presentes en nuestro afán."
José Antonio añadió tres versos para enlazar con la tercera estrofa:
que tú bordaste en rojo ayer
me hallará la muerte si me lleva
y no te vuelvo a ver.
Foxá se ocupó igualmente de la segunda estrofa que no quedaría como la conocemos hasta el día siguiente.
"Formaré junto a los compañeros
que hacen guardia sobre los luceros
impasible el ademán
y están presentes en nuestro afán."
José Antonio añadió tres versos para enlazar con la tercera estrofa:
"Si te dicen que caí
me fui
al puesto que tengo allí".
Ridruejo escribió los dos primeros versos de la cuarta, en la que el adjetivo que acompañaba al "paso" fue primero "fuerte", después "recio" y finalmente, "alegre"
"Volverán banderas victoriosas
al paso alegre de la paz"
me fui
al puesto que tengo allí".
Ridruejo escribió los dos primeros versos de la cuarta, en la que el adjetivo que acompañaba al "paso" fue primero "fuerte", después "recio" y finalmente, "alegre"
"Volverán banderas victoriosas
al paso alegre de la paz"
y José Antonio, los dos segundos, que traía escritos.
"Y traerán prendidas cinco rosas
Las flechas de mi haz".
"Y traerán prendidas cinco rosas
Las flechas de mi haz".
La última estrofa fue obra de Alfaro:
"Volverá a reír la primavera",
"Volverá a reír la primavera",
Pedro Mourlane:
"que por cielo, tierra y mar se espera"
y, nuevamente, Alfaro
"¡Arriba escuadras a vencer!
que en España empieza a amanecer".
"que por cielo, tierra y mar se espera"
y, nuevamente, Alfaro
"¡Arriba escuadras a vencer!
que en España empieza a amanecer".
Cuenta Foxá que, a propuesta de Bolarque, se reunieron todos en torno al piano para entonarlo por vez primera:
"Sonaron los primeros compases. Comenzaron a cantar. La música se hacía densa: eran voces juveniles que invocaban la muerte y la victoria. Se ponían firmes inconscientemente, levantaban el brazo. Y era que estaba allí el himno, arrebatándoles, sorprendiéndoles a ellos mismos, vivo ya, independiente, desgajado de sus autores.
"Sonaron los primeros compases. Comenzaron a cantar. La música se hacía densa: eran voces juveniles que invocaban la muerte y la victoria. Se ponían firmes inconscientemente, levantaban el brazo. Y era que estaba allí el himno, arrebatándoles, sorprendiéndoles a ellos mismos, vivo ya, independiente, desgajado de sus autores.
En los ojos de José Antonio brillaba una luz de entusiasmo velada por una ligera tristeza. Le parecía escuchar en la cercana calleja las pisadas rítmicas de sus camaradas que marchaban hacia un frente desconocido, y que penetraba por la ventana el aire frío de las batallas y de las banderas: Y se imaginó a sus mejores pronunciando, moribundos en la tierra, en el mar y en el aire, aquellas palabras que hacía unos minutos, sobre el papel, no eran nada y que ya no pertenecían a los poetas."
Gracias al camarada Francisco Valencoso López, a quien José Antonio regaló el manuscrito del himno tras acompañarle con su clarinete, sabemos que el Cara al Sol sería entonado por primera vez ante un público reducido en el parador llamado del Zurdo, en el pueblo conquense de Quintanar del Rey el 29 de diciembre de 1935, a la salida de un mitin celebrado en el Teatro Cervantes de dicha localidad:
"De pronto, José Antonio, al que se notaba muy contento sin duda por el feliz desarrollo del acto, preguntó de repente: ¿no hay un músico entre vosotros".
Yo, como verdaderamente lo era, aunque aficionado, contesté: Yo toco un poco el clarinete. Magnífico –dijo él- tráelo enseguida. Mandé a mi primo a mi casa a por el instrumento y al volver y dármelo, José Antonio dijo: "Os voy a enseñar una canción de amor y guerra que hace unos días hemos hecho en Madrid. Por cierto que no se ha cantado aún en ningún acto."
Habría que esperar al 2 de febrero de 1936 para que el Cara al Sol fuese cantado por miles de voces por vez primera, en el mitin del Cine Europa de Madrid.
Desde entonces, millones de gargantas han vibrado con sus notas, con el brazo en alto y la mano abierta a la esperanza de un nuevo amanecer de España.
Escuchemoslo, una vez más: http://es.youtube.com/watch?v=SQcSTGz3XyY
LFU
1 comentario:
HOY MÁS QUE NUNCA,Y PORQUE MÁS SE NECESITA
¡ARRIBA ESPAÑA!
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