La actuación de Garzón, una vez más, resulta inefable. Sus decisiones, lejos de estar amparadas por la búsqueda de la justicia y la defensa del imperio de la ley, desprenden un hedor insoportable a incienso monclovita. Constituyéndose en hermeneuta del artículo 3 del Código civil , ha decidido que "la realidad social del tiempo en que tienen que ser aplicadas"(las normas) es la que decida el Gobierno, en cada momento, en función de sus conveniencias políticas. Hace tan sólo unos meses justificó la vergonzante retirada de la acusación por parte de la fiscalía contra Otegui, alegando que había que tener en cuenta la realidad social -ya no del tiempo- sino del "momento". Ahora, cuando el "Gobierno de España" quiere ponerse a la cabeza de la manifestación contra ETA y su entorno, ha decidido encerrar a la mitad de los miembros de la mesa de HB, (que nadie entiende, por cierto, que lleven tanto tiempo en la calle). ¡Tiemble la Sala a la que corresponda juzgar el caso instruido por Garzón!
LFU
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